domingo, 3 de julio de 2011

COMO SIEMPRE

El PSC, en lugar de enfrentarse a las agresiones que CiU está propinando a la mayoría de los ciudadanos con el saqueo de la Sanidad y la Enseñanza públicas, atendiendo más a los intereses de su chiringuito–maltrecho precisamente por haberse pasado todo su gobierno  queriendo emular a la derecha nacionalista,  rabiosamente ultra–ahora resulta que pretende unirse a los depredadores de lo público, seguramente pensando que como su posible regreso al poder queda ad calendas grecas, por méritos propios, parece que pretendan sacar algún provecho de ese pacto, para ir tirando, sin darse cuenta de que con esa alianza dan carta blanca al fundamentalismo del Govern de ultraderechistas privatizadores desenfrenados. 


Bonita manera de reconocer los errores y de rectificar: uniendose al supuesto contrincante, con lo que la oposición, aunque sea puramente nominal, desaparece, estando todos los partidos catalanes, en un espacio de felicidad donde se podrán repartir prebendas sin ninguna posibilidad de crítica, más allá del consumo interno para contentar al despistado militante y simpatizante de buena fe, o al votante anclado en sus prejuicios que, pese a todo, se siga creyendo que durante décadas ha votado a un partido socialista, o catalanista, cuando en realidad lo ha hecho por los intereses de la derecha, votando por la burguesía de los nacionalistas llamados convergentes, o por la burguesía  de los nacionalistas llamados "socialistas". 

En realidad, con mayor o menor disimulo, es lo que han hecho siempre desde que la derecha catalana  decidiera que había que repartirse el pastel del electorado: un sector  se llamaría nacionalista catalán, con lo que se llevaría una parte de las clases medias e identitaria; y la otra lograría el voto obrero por llevar el pomposo nombre de socialista. Todo quedaba en casa, todo en manos de la misma clase social. La cuadratura del círculo le salió perfecta. Los trabajadores votaban contra sí mismos.


Hoy, cuando lo que les haría falta a los sectores socialistas que cohabitan con la derecha nacionalista en el PSC, en lugar de hacer una profunda reflexión catártica,  hacen una política de suavidad con los ultras de CiU, echando pelillos a la mar en cuanto a oposición, sin siquiera hacer nada efectivo y creíbles contra las terribles agresiones de saqueo a los ciudadanos, o por los de la Plaza Cataluña ordenados por el irascible Puig, y sin pedir una comisión de esclarecimiento sobre los sucesos del Parlament


En realidad la dirección del PSC se apresura a tenderle la mano a los que en realidad son parte de su misma clase. Y la supuesta izquierda socialista, que se supone existe, sigue paralizada y sin tomar decisiones para la regeneración del partido en la dirección correcta, rompiendo con sus origen de aquella mezcolanza de nacionalistas de la derecha catalana, en que los pocos socialistas que había quedaron en minoría, siendo ellos los que más votos les aportaban. 


Hoy, según se vislumbra por los pasos que la dirección del PSC toma, parece que están más por la labor de pactar con los agresores de las capas más desfavorecidas, facilitándole el saqueo, que oponiéndose a él.  Por el bien de los ciudadanos quisiéramos equivocarnos, pero mucho nos tememos que una vez más, fatídicamente acertaremos.


U. Plaza