domingo, 14 de noviembre de 2010

ALARMANTES NOTICIAS DEL GENOCIDIO LLEVADO A CABO POR LA DICTADURA MARROQUÍ CONTRA EL PUEBLO SAHARAUI










Las noticias que con cuentagotas nos llegan del Sahara son alarmantes. Tras el asalto y masacre llevada a cabo por fuerzas de la gestapo marroquí y por delincuentes  y pistoleros al servicios del reyezuelo y nuevo Hitler de Marruecos. El hecho de no permitir que la prensa que no esté al servicio de la dictadura pueda acceder e  informar, debiera despertar la alarma por el extermino y geneocidio que se puede estar produciendo a manos de los matones del régimen medieval. Y Francia, como abanderada de la ética republicana debiera intervenir.

Y sobre todo por el papel vergonzoso que está teniendo el gobierno español con su presidente, cobardemente callado ante tanto crimen, a la cabeza. No es posible que a estas alturas todavía la ministra de asuntos exteriores siga mintiendo y diciendo que necesita "saber qué ha pasado", como si se cayera del nido, tratando de poner en la misma balanza a los criminales de la dictadura de Mojamed con los asesinados. 


Rodríguez Zapatero no pasará a la historia por su buen gobierno. Eso queda descartado. Sobre todo después de ponerse al servicio de los delincuentes de los grandes bancos y los culpables del saqueo de las finanzas, y haciéndose lo pagar a los más pobres con la agresión que ha propinado a los más débiles con sus recortes sociales. Pero seguramente lo que sí recogerá la Historia es la humillación a la que ha llevado a España haciéndose tácitamente cómplice de los crímenes del sátrapa marroquí contra el pueblo saharauhi. 


Muchas cosas se olvidarán por la sepia del tiempo si llegan otras de bonanzas económicas. Pero lo que ninguna persona de bien podrá olvidar nunca es la nula ayuda prestada a las víctimas de la dictadura nazi de Marruecos. Eso quedará marcado a fuego en la memoria histórica de las gentes de bien.

No olvidamos los crímenes de la dictadura de Franco y a sus necesarios colaboradores; tampoco olvidamos a los que hicieron posible el Holocausto de Hitler, cuyos hechos, como los de ahora, nunca hubieran sido posible si mucha gente, los gobiernos,  no hubiera mirado para otro lado para no molestar a la bestia nazi. 

Tampoco en el caso del geneocidio de los saharauies lo olvidaremos; a ellos, a la banda de asesinos, pero también a los que no han movido un dedo para evitarlo, también para no molestar a la bestia de Rabat.  Lo único que cabe esperar es que hechos tan graves les perturbe el sueño por su insensibilidad ante el crimen masivo que ante nuestros ojos comete el caprichoso vecino asesino.

U. Plaza

LUIS GARCÍA BERLANGA



Ha muerto Luis García Berlanga. Ha muerto uno de nuestros mayores insignes obreros del cine que supo hacer, no sólo una obra de calidad en una situación de miseria moral, de oscurantismo en una España de intolerancia fascista, de cárceles y exilio donde se señoreaban los bandidos que la dominaban a sangre y fuego. 

García Berlanaga supo mostrar la realidad de aquella España tétrica de injusticias con la suficiente inteligencia para que pareciera que eran obras menores con una comicidad desenfadada, que los censores eran incapaces de entender o de justificar sus delirantes cortes o prohibiciones. Nos mostró en obras maestras como el Verdugo, quizá la que mejor representaba a la España de delincuentes que gobernaban España y que  imponían sus caprichos; mostrando lo sórdido que es el asesinato legal  con la pena de muerte, en una España donde estaban a la orden del día los asesinatos desde el poder. Donde yacían en las cunetas o en fosas comunes decenas de miles de recientes asesinados, (todavía, tras tantos años de libertades políticas sin solucionar, por falta de voluntad política).

Berlanga supo mostrar con aparentes tintes folclóricos la miseria moral de la dictadura en Bien venido Mr. Marshall, cuando fueron los Estados Unidos quien salvaba a los delincuentes de la debacle.

Luis García Berlanga, junto a Bardem, supieron hacer un cine que nada tenía que ver con lo que mostraban los titiriteros al servicio del golpista  galán del NODO. Un cine imposible de hacer en una España dominada por la chulería de  matones falangistas, y por la presión idiotizante de la beatería de aquella Iglesia medieval, la que necesitaba a los pobres un día señalado a su mesa, como nos muestra en Placido. La misma cuya  jerarquía  hoy sigue aferrada sus privilegios

García Berlanga nos deja una obra para su permanente visión para que no olvidemos por dónde pasó España, sus miserias y la capacidad de sus gentes  para salir adelante en una de las peores épocas de su historia.

García Berlanga ya está en el Olimpo junto a los grandes dioses. Los bandidos de aquella época seguro que  están en el noveno círculo del infierno, junto a los papas, como señalara Dante.

U. Plaza.