domingo, 14 de noviembre de 2010

LUIS GARCÍA BERLANGA



Ha muerto Luis García Berlanga. Ha muerto uno de nuestros mayores insignes obreros del cine que supo hacer, no sólo una obra de calidad en una situación de miseria moral, de oscurantismo en una España de intolerancia fascista, de cárceles y exilio donde se señoreaban los bandidos que la dominaban a sangre y fuego. 

García Berlanaga supo mostrar la realidad de aquella España tétrica de injusticias con la suficiente inteligencia para que pareciera que eran obras menores con una comicidad desenfadada, que los censores eran incapaces de entender o de justificar sus delirantes cortes o prohibiciones. Nos mostró en obras maestras como el Verdugo, quizá la que mejor representaba a la España de delincuentes que gobernaban España y que  imponían sus caprichos; mostrando lo sórdido que es el asesinato legal  con la pena de muerte, en una España donde estaban a la orden del día los asesinatos desde el poder. Donde yacían en las cunetas o en fosas comunes decenas de miles de recientes asesinados, (todavía, tras tantos años de libertades políticas sin solucionar, por falta de voluntad política).

Berlanga supo mostrar con aparentes tintes folclóricos la miseria moral de la dictadura en Bien venido Mr. Marshall, cuando fueron los Estados Unidos quien salvaba a los delincuentes de la debacle.

Luis García Berlanga, junto a Bardem, supieron hacer un cine que nada tenía que ver con lo que mostraban los titiriteros al servicio del golpista  galán del NODO. Un cine imposible de hacer en una España dominada por la chulería de  matones falangistas, y por la presión idiotizante de la beatería de aquella Iglesia medieval, la que necesitaba a los pobres un día señalado a su mesa, como nos muestra en Placido. La misma cuya  jerarquía  hoy sigue aferrada sus privilegios

García Berlanga nos deja una obra para su permanente visión para que no olvidemos por dónde pasó España, sus miserias y la capacidad de sus gentes  para salir adelante en una de las peores épocas de su historia.

García Berlanga ya está en el Olimpo junto a los grandes dioses. Los bandidos de aquella época seguro que  están en el noveno círculo del infierno, junto a los papas, como señalara Dante.

U. Plaza.

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