martes, 5 de abril de 2011

DEFENDERSE, O SER ESCLAVOS, ÚNICAS OPCIONES.


Con lo que está cayendo, y sobre todo con lo que caerá por el trabajo sucio preparado a partir de ahora por Zapatero –sumado a las calamidades ya perpetradas contra las clases populares–, más vale que los sindicatos – asociaciones de vecino y sociales–, por lo menos aquellos sindicalistas que aún tengan esperanzas en recuperarse de la maltrecha opinión que los trabajadores tienen de ellos, en gran parte ganado a pulso por su complacencia, se empiecen  a preparar, y sobre todo empiecen a preparar a los ciudadanos. Y no sólo trabajadores, sino a la inmensa mayoría que son víctima de los delirios del derechistas leonés, si los dioses del Olimpo no lo impiden. 

Porque una de las metas de Zapatero, al consuno con los intereses de la derecha a la que ha venido sirviendo en los últimos años, es hacer él todo el desastre impopular, para que, una vez llegada la derecha nominal al gobierno, ésta no tenga problemas; que las víctimas se conformen en pensar que los hachazos los dio, no el gobierno que estará entonces del PP, sino el anterior, con lo que la satisfacción sería completa. Por lo que, de alguna manera, dirán: "nosotros sólo aplicamos lo que ya legislaron los, socialistas, los vuestros". Casi siempre ha sido así: la socialdemocracia cuando está en el gobierno, hace lo que la derecha no se atreve. 

Y es por eso que hay que preparar a los ciudadanos para que, una vez eso ocurra, les importe un bledo quién fue el que sentenció a la pena capital y a quién le toca el papel de verdugo. El resultado es el mismo: el hacha sobre el cuello del ciudadano más débil. Hay que movilizarse para evitarlo. Es cierto que mientras están los llamados socialistas y Zapatero en el gobierno–que no en el poder, como hemos visto hasta la saciedad estos últimos tiempos–, las movilizaciones para defenderse de las agresiones son más difíciles, porque  todavía, por desgracia, hay mucho indocumentado que sigue creyendo que el  PSOE–sus jefes-son de los suyos. Y es evidente que los únicos que pueden hablar en esos términos, de que "son de los suyos", es Botín y el resto del aquelarre monclovita. Sino, ¿a qué viene negarle a los esclavizados por las hipotecas que sea posible que con la apropiación por los banqueros–los que reciben dinero público– de su vivienda sea saldada la deuda? Claro, sería un desaire para el jefe semejante atrevimiento. Y no está en sus cálculos una afrenta que molestaría a los amos. 

Por eso, no le faltaba razón al Banquero del Reino, al considerar que era mejor que Zapatero fuera hasta el final, incluso que se estrellara en las elecciones, para que fuera él y el PSOE, que le seguirá dando el apoyo,  parlamentario–como CiU , PNV y C. Canaria–los que cargaran con todos los atropellos sociales que los multimillonarios le exigen. Después, evidentemente, la paz con Rajoy sería un hecho y Zapatero y su partido–sus barones–quedarían hechos unos zorros, porque  en esto, como en tantas cosas, "Roma no paga traidores".

Así que, desde ya, hay que ir diciéndole a la gente que, o se organizan y se defienden contra toda agresión, venga de donde venga, o seguirán con su hoja de ruta los poderosos, que no es otra que liquidar todas y cada una de las conquistas de los trabajadores, algunas ganadas con cárcel y sangre.

Los sindicatos pueden crear el marco para que así sea, pero de no hacerlo, y tal como van logrando sus propósitos los  depredadores que mandan, un día u otro la desesperación puede llegar a que sea el propio pueblo, sin otro argumento más sólido que el hambre y la impotencia; viendo cómo los esclavizan, como sucede hoy con los  mencionados hipotecados; que en su codicia, los banqueros no les basta con arrojar a la calle a familias enteras, sino que además han de hacer frente al las usuras que permite el poder político, muchas veces de por vida, es decir, esclavizándose. 

U. Plaza