sábado, 21 de julio de 2012

¡QUE SEAN ELLOS LOS !QUE SE JODAN!

Salta a la vista de que el gobierno de Rajoy, incluido su presidente, no está compuesto precisamente por lumbreras–lo que por otra parte no es ningún secreto, tanto en los gobiernos de los cacicatos de las taifas, como en el los de España–. Y si su presidente, que accedió al gobierno con mentiras, con promesas que  no tenían otro objetivo que alcanzar el la Moncloa, que de otra forma no hubiera logrado, era obvio que Rajoy  no podía rodearse él, que era el supuesto  jefe designado por Aznar, de nadie con clase, inteligencia y capacidad de gestión, para lo que se suponía era un cambio de gobierno–al menos así lo creyeron millones de ingenuos–,  para mejorar el desastre y el fraude de un Zapatero, que traicionó a las clases populares que lo habían votado, poniéndose  de rodillas ante los saqueadores de eso que llaman los mercados, que es el robo a los ciudadanos, pero a lo macro, a lo grande, y de su abanderada la inefable jefa con rebeca del IV Reich, que está aplastando a Europa, con los colaboracionistas de los gobiernos locales. 

Así que Rajoy, para no quedar más deslucido de lo que ya en sí mismo es el pobre hombre, se rodeo de personajes inferiores, de escasa valía que no le hicieran sombra, lo que no era muy difícil, de la opacidad de un Montoro, el risitas en los entierros y Cenizo Mayor de la monarquía, que nos hunde más y más cada vez que abre su boquita; de un Guindos que no da pie con bola y que sólo sirve para que los caricatos le saquen punta a sus puestas en escena de ahogos amistosos de algún compinche europeo, que se tornan en tragedia  para los españoles; una ministra de Sanidad que recurre a los brujos y a las hierbas para que se curen los enfermos, y si no se curan !QUE SE JODAN!,–los enfermos, no ella y los suyos que con nuestro dinero puede seguir con la medicina normal–; al tiempo que otra de su estirpe e inteligencia, fía todo la solución de los problemas, con el regocijo de la fundamentalista medieval  y muy rica Conferencia Episcopal Española, a una tal Virgen, sin que en ningún momento que se sepa, se haya sonrojado por semejante brillante idea, en el siglo XXI. Aunque se comprende  que con esas ideas medievales de rezos y rogativas, que la investigación no sea lo que quita el sueño a este gobierno, el que ha asestado, como a todo–menos a la Iglesia, claro–, un hachazo de muerte, lo que nos sumirá en un atraso como país, ya secular. 

Pero es que si se hace un somero repaso sobre algún otro de los restantes ministros, uno se queda atónito ante el hecho de que un antiguo tertuliano de los chafardeos de las televisiones embrutecedoras, Wert, lo hayan hecho nada menos que ¡ministro de Educación, Cultura y Deporte! El mismo que, como sus colegas, sin el menor sonrojo le da un montón de millones nuestros a los Toros, y se lo quita a otras partidas como Educación.

Uno no puede creer que tanta mediocridad junta sea fruto del azar, una casualidad. Y eso sirve tanto para los gobiernos de las taifas como para los del Gobierno central. En Cataluña, que siempre hemos tenido gobiernos malos y todos de derechas y al servicio de las clientelas, también tenemos el peor posible, para nuestra desgracia. Más se inclina uno a pensar que está todo muy meditado para arruinarnos la vida a todos los españoles, sin que les importe. 

Quizá, quien mejor ha resumido esas intenciones no confesadas, pero sí evidentes demoledoras para llevar al hambre a millones de familias, sea la muy educada señora Fabra–educada, suponemos según los cánones de la santa madre Iglesia–, diputada  del PP, con su sincero exabrupto contra las víctimas de sus medidas, los parados, y por extensión a millones de españoles: ¡QUE SE JODAN!. ha dicho la elegante diputada de la caverna.

Esperemos que las crecientes movilizaciones de los ciudadanos contra el saqueo de lo público, le amarguen de alguna manera la fiesta a estos señoritos y caciques de sueldos y prebendas de escándalo–también a los  de CiU, tan cercanos como clase en esos manejos a los del PP–, y de una vez por todas sean ellos los que tomen la cicuta y sean los QUE SE JODAN, una minoría, en lugar de que NOS JODA esa minoría a todo el pueblo como están haciendo ahora. 

U. Plaza