miércoles, 7 de diciembre de 2011

CiU-PP: HIEROS GAMOS

La ultraderecha catalana, CiU, ha descubierto ante todos las verdaderas cartas con las que quiere jugar, que no son ya sólo la bandera tan explotada durante tanto tiempo, de Catalunya, la Nació y toda la palabrería inventada para el consumo idiotizante de muchos honestos  ciudadanos que se lo siguen creyendo, aunque cada vez les cuesta más tragar semejante rueda de molino –visto el saqueo de lo publico que están llevando a cabo–  y que con tanto arte utilizó el inventor de la cosa, que muchos incluso llegaron a mitificar y a considerarlo un  equilibrado gobernante con capacidad, cuando a la vista estaba que no daba para mucho, salvo que por una ley electoral antidemocrática, le permitía ciertas licencias de apoyos a los partidos gobernantes, incapaces de democratizar dicha ley para acabar con  semejante disparate de que unos pocos votos decidieran la política de todos.

Ahora, sus herederos, ya despojados de toda vestimenta de partido centrado, equilibrado y con mucho seny,  que nunca tuvo más allá de hacer de la necesidad virtud, se apresura  a dejar por el camino muchas de las teatralidades de antaño por no necesitarlas; cuando todos los partidos catalanes se unieron, porque así convenía al guión, para aquel Pacte del Tinell, onanista, con el que quedaron orgiásticamenente satisfechos todo los partidos nacionalistas. Todos, sin excepción, en una práctica antidemocrática, por no llamarlo con palabras más gruesas.  

Pretendiendo excluir al PP, con la peregrina idea de hacer creer a la ciudadanía que éste era otra cosa diferente, extraño  y que no formaba parte también de la Cataluña real;  donde existen unas clases sociales explotadoras y otras–la mayoría– explotadas;  y que precisamente la misma clase explotadora  a las que pertenece el PP, es la de CiU, sin ninguna diferencia, ¡ninguna!  

Pero es que, en sus delirios de exclusión no se daban cuenta de que algunos de los acompañantes de los auténticos catalanes, porque esa era la excusa de la exclusión, en ese fraude democrático, recogían muchos menos votos populares que el enemigo de Cataluña. Cuando, cuanto menos,  deberían haber analizado de qué Cataluña estaban hablando unos y otros. Porque si se referían a la Cataluña obrera y popular, a las clases medias  y laboriosas,  tan enemigos de esa Cataluña eran–son– los peperos como CiU por razón de clase, con los que pactaban semejante aberración que pasará a la historia de las infamias, como Pacte del Tinell. Porque al PP hay que combatirlo, si se consideran de izquierdas, con las mismas armas ideológicas, con las mismas razones políticas, que a CiU; pero, claro para eso hay que quitarse la venda de esa sin razón, liquidar ese oximorón, de querer ser de izquierdas y nacionalista a un tiempo. 


Porque lo que  es  realmente sorprendente para el ciudadano  es que en esa parodia participaran los partidos que así mismo y contra lógica por sus cotidianas prácticas políitcas, se siguen llamando de izquierdas, tratando de aislar al PP, mientras pactaban con la ultraderecha catalana de CiU, la que ahora los aísla a ellos, uniéndose, naturalmente, por la misma razón de clase con el PP. Y de nada les servirá proclamar que ellos también son patriotes catalans, porque CiU, ya ha quemado esa etapa, a cuya quema asistieron como pardillos, en el Pacte del Tinell, que creyeron suyo, cuando en realidad sólo asistían a su propias exequias y como asistentes de CiU.

Todo eso ya es historia y todos los que vergonzantemente apoyaron el pacte-salvo CiU que sabía que le favorecía– han quedado con el culo al aire; y ven como toda la parodia antipepera de CiU, con declaración notarial incluida, queda sin valor alguno ante el matrimonio natural, divino, del PP y CiU, y regresaban al poder tras el paréntesis sin razón, de que gobernara una izquierda a la que no le pertenecía, ya que los dioses le tienen encomendada esa tarea a ellos; toda vez que no hizo otra cosa que emular a la derecha. Y  en con ese  hieros gamos  divino consuman la unión de  la ultraderecha  sin complejos, de CiU con el PP. 

Porque la realidad es que no hay diferencia alguna entre ellos, porque es la razón de clase la que los une; los intereses económicos y la oportunidad de hacer grandes negocios. Todos los ascos que la ultraderecha catalana le hacía a la del resto de España, al PP, era pura táctica, sólo eso. Porque al fin y al cabo, se trata de negocios, de una clase explotadora, la misma, nada más. La razón de clase que debiera hacer reflexionar a los partidos que se llaman de izquierda, y ponen por delante sus delirios patrioteros nacionalistas, en lugar de hacer lo que hace la derecha, pero en sentido inverso: defender sin complejos los intereses de la mayoría, sin tantos juegos de cama identitarios, sin tanto mover la cola haciendo como que se protesta, pero  considerándose parte de la tribu, único estandarte al que todos los partidos catalanes se cogen, acabando todos siendo de la misma Cataluña, la de la derecha.

U. Plaza