martes, 27 de agosto de 2013

EL CUENTO DEL HUÉSPED INCÓMODO

   Se narraba en un cuento  que un señor de otra familia llegó a una casa de unos amigos, a su vez de otros amigos, para pasar unos días. Y parece que le gustaron los guisos que se hacían y el hombre con muy buen criterio de aprovechado, decidió alargar su estancia. Al principio todo fueron alabanzas. Pero pasaba el tiempo y no se decidía a volver por donde había venido. Los dueños de la casa empezaban a cansarse de tan pesado huésped. Y continuamente le decían 

  –¿Tienes previsto marcharte hoy? 
 –¡No!, contestaba, aquí se está bien; se come de fábula y además es gratis, decía como bromeando, lo que a los dueños les sentaba como un tiro. 

  Los dueños aunque iban perdiendo los nervios no querían incomodarlo a la espera de que tomara la decisión de marcharse por sí mismo para no quedar mal con los que lo habían recomendado. Pero la marcha se alargaba; y en lugar de ayudar en la casa, cuando se levantaba lo dejaba todo manga por hombro. Pero sí se acercaba a ayudarles a los vecinos que eran sus competidores en los negocios. Además de más que huésped, se consideraba parte de la familia y suplantaba al dueño, hasta con malos modos para reprocharle a la señora de la casa que el guiso no era del todo de  su agrado, conminándola a que mejorara su arte culinario. Y se lo iba contando a los vecinos, con los que los dueños de la casa no mantenían especial relación por la competencia que le hacían.

  Por más indirectas que le soltaban a cada momento, él no se sentía aludido. Y cuando ya toda la familia al borde del suicidio decidieron volverle a preguntar ¡que cuándo puñetas pensaba marcharse!, él como de nuevas, con aire de ofendido respondió:

   –¡Si alguien piensa que sobro en esta familia que lo diga!

   La señora de la casa, ya hasta la coronilla de tanta deslealtad para con los que lo habían mantenido durante mucho tiempo le respondió:

–Pues mira, sí. Sobras. Porque tú no eres de esta familia, sino que trabajas para nuestros rivales.  Sin ti esta familia se desarrollará más feliz y con menos problemas.

  Algo así parece que le sucede al nacionalista del PSC, Joaquim Nadal. Que también ha dicho "si alguien cree que sobro en este partido, que me lo diga".  Pero por más que haya oído que efectivamente sobra en un partido que no es el suyo, por ideología, y porque publicita como en el cuento, el producto del vecino –si es que este partido aspira a regenerarse–, Nadal sigue sin enterarse. Lo que falta es que el jefe de la casa,  o la familia, como en el cuento, le diga: 

   –Pues mira, sí, Sobras porque tú no eres de esta familia, y en buena lid, no lo has sido nunca, piensas como el vecino.  Y sin ti será mucho más fácil y  efectivo para el camino que deseamos. 
  Si es que realmente es así, claro. De no ser así, hay que dejar que el huésped acabe de arruinar la casa.

Ubaldo Plaza