jueves, 13 de diciembre de 2018

CUANTO PEOR, MEJOR


El incendiario de Flandes, desde su cómodo sofá de la carísima mansión de escándolo y vergüenza, llama a protestar a los catalanes, con motivo del anunciado Consejo de Ministros en Barcelona, el 21 de diciembre, calificado por algunos de la derecha catalana echados al monte, de “provocación”. 

El cobardemente huido expresidente de la Generalitat, designado a dedo por Artur Mas el Tijeras,  está en línea de considerar Cataluña de su exclusiva propiedad. 

El expresidente, más atento a sus intereses de personaje desahuciado, y ya como agitador e irresponsable, cómodamente situado como observador sin riesgo,  obvia que las protestas de los catalanes ya se vienen desarrollando; pero no las que desea el fugado Puigdemont, como incendiario, apoyando a sus muchachos de la gasolina,  como diría otro personaje a olvidar, hijos de la burguesía, convertidos en revolucionarios de salón, dándole ordenes a su vicario Torra, para que la tensión siga  creciendo.

Las verdaderas protestas tienen lugar en nuestra tierra, movilizando a médicos, bomberos, profesores, estudiantes y amplios sectores de la población; y ayer mismo los Mossos d´Esquadra, víctimas de las políticas de los  recortes llevados a cabo por  la gente de la derecha que representa el huido. 

Llamar a protestas para tratar de ocultar su fracaso político de aventureros irresponsables, no deja de ser una cortina de humo, pero que los ciega, considerando lo realmente importante para la gente, como secundario, como muy bien dejó claro el no menos irresponsable que su jefe, Eduard Pujol, cuando afirmó que lo de las listas de esperas en la Sanidad no debían distraerlos.  Que lo importante para ellos era la independencia. 

Tampoco debe ser importante para estos reaccionarios de los partidos de la derecha nacionalista, la ayuda a la dependencia, los atrasos de las pagas o la de poner al día sus sueldos. Entre otras muchas cosas porque ellos sí los tienen resueltos. 

Para el ventrílocuo de Waterloo, los problemas reales de los catalanes, los verdaderos, son secundarios y cuanto peor mejor. Sólo así se entiende sus irresponsables actuaciones, de él y de los que, sabiendo el desastre, no cortan amarras y hacen política para todos los catalanes. Pero eso, pedírselo a unos personajes instalados en un mundo irreal, es perder el tiempo.


Ubaldo