martes, 9 de julio de 2013

EL PROTAGONISMO DE LA MUJER EN LA LUCHA CONTRA LA AGRESIÓN DE LOS PODEROSOS


  Una de las más aleccionadoras y positivas experiencias que se viene observando en los últimos tiempos, desde que empezó la estafa financiera, es la cada vez más creciente participación de la mujer en la organización de la lucha contra los monstruos financiero–empresariales y sus servidores de los gobiernos –tanto del central como los de las taifas y cacicatos–,  del ultrarreaccinario  PP como de CiU, con ERC que  sostiene a éstos.

   La lucha organizada a través de las plataformas como la PAH para la defensa de sus viviendas, expoliadas por  los bancos que se ceban contra los más desamparados. Y que contra toda lógica los gobiernos apoyan, enviando a miles de familias a la calle, sin importarles  que en las mismas haya niños, ancianos o enfermos –las más de las veces para que el piso se quede vacío–. 

   Mientras que rescatar a los bancos de sus malas prácticas, cuya generosidad con ellos por parte del gobierno –del PSOE de Zapatero primero, y ahora del PP del gaseoso Rajoy– nos ha costado ya a cada español más de 850 euros, sin que nos hayan pedido opinión para hacerlo. Y que cuando dichas plataformas ciudadanas apoyan a las personas que van a ser expulsadas de sus viviendas, el gobierno que ha alcanzado el poder con mentiras, envía a la fuerza pública contra las víctima, no contra los estafadores. Al tiempo que las criminaliza sin el menor pudor utilizando a sus altavoces de los medios  pesebristas que controla.

  En esas luchas cada día, y con más brío y conciencia, participan miles de mujeres, que hasta hace poco eran anónimas, desconocidas en su ámbito,  como personas capaces de enfrentarse a los poderosos para defenderse de los depredadores financiero-empresariales insaciables y sus servidores políticos.

   La necesidad de defenderse de las agresiones del poder, ajeno a los ciudadanos,  ha llevado a miles de mujeres a la primera línea de lucha. Primero como participantes naturales para arroparse con los demás de forma solidaria.  Después como verdaderas organizadoras con claridad de los pasos que han de darse, ayudando a otras muchas a incorporarse a la lucha. Mujeres que en  el combate mismo contra los enemigos poderosos de los ciudadanos, las que han tomado conciencia y  saben que son ellas junto al resto de las personas, agredidas o no en ese momento, pero que sin duda lo pueden ser en un próximo futuro, las que deben coger en sus manos la dirección de la defensa de sus intereses, de los interese ciudadanos. 

 Y otro tanto pasa en los hospitales que los gobiernos mercantiles consideran que hay que sacarle rentabilidad económica y hacer negocio del dinero público, con la salud de la gente, sin importarle las consecuencias que semejante agresión tendrá sobre las personas. La inmoralidad de semejante actuación no es menor que la de los bancos y sus servidores, colocando al frente del expolio sanitario a personajes que no se ocultan que defienden los intereses de la sanidad privada con dinero de todos, muchos de ellos que después pasan a ser asalariados de tales corporaciones, si es que no lo son en ese momento.

  Aquí también las mujeres han demostrado ser las más combativas, tanto en el terreno profesional desde los mismos centros sanitarios, como desde los barrios, en la defensa de la sanidad pública, movilizándose y movilizando a sus vecinos contra las agresiones de los mercaderes, que ven el jugoso pastel  del que pueden apropiarse. Y sin importarles  la situación de los ciudadanos, que muchos de ellos morirán aguardando una intervención en la lista de espera, porque para los mercaderes no es rentable.

  La mujer está recuperando en la lucha el papel que le corresponde, y se lo gana a pulso con su predisposición a defender lo que es de todos y nos están arrebatando para que unos cuantos puedan seguir engrosando sus cuantas corrientes. Defenderse de las agresiones del régimen que  padecemos, que respira corrupción por todas las costuras que ya se van deshilachando, es tarea de todas las persona víctimas del mismo, hombres y mujeres. Pero qué duda cabe  de que éstas cada día adquieren mayor peso en la lucha. La Segunda República dio pasos agigantados para la igualdad de la mujer. La Tercera  debe ser la definitiva que le haga recuperar el lugar que le corresponde. Hoy, miles de mujeres están demostrando que no sólo es posible, sino que el actual régimen no podrá evitarlo.

Ubaldo Plaza