miércoles, 15 de junio de 2011

TENTACIONES AUTORITARIAS DEL ULTRADERECHISTA ARTUR MAS

Artur Mas, el jefe del gobierno ultraderechista de Cataluña, con el verbo ligero e insultante de la derecha más reaccionaria conocida,  hasta ahora oculta y disimulada con una pretendida FALSA formación nacionalista transversal y progresista, está dando pasos agigantados para utilizar  cada vez más, métodos de caire fascistoide. El primer acto lo vimos con la agresión de su muy reaccionario Felip Puig, que no ha sido destituido, por lo que Mas comparte sus hazañas.

Dice Mas, que "dentro de unas horas" podría utilizar el arsenal represivo que los ciudadanos ponemos en sus manos para que nos defienda, para agredirnos, usando, dice, "el uso legítimo de la fuerza". El ultra Más, beato de misas frecuentes, que como todo el mundo sabe el cargo le viene demasiado ancho por su mediocridad manifiesta, llama legítimo el uso de la represión. Que es a lo que se refiere con semejante eufemismo. Y sin embargo, Mas,  no considera legítimo que los ciudadanos se indignen por la mayor agresión que los catalanes sufrimos   por parte de su casta  de privilegiados financieros y políticos, corruptos muchos de ellos, y porque nos indignemos por que quieran privatizar la sanidad pública, despedir a un montón de sanitarios, convertir la escuela en inoperante, y que las públicas hagan negocio.  Tampoco le parece  mal, al señor Mas que los muy ricos–sus amigos– hayan sido  excuídos de pagar unos impuestos, un montón de dinero que solucionaría muchas de las agresiones que su gobierno ultraderechista asestará a la ciudadanía más pobre.  Eso no le parece mal al mediocre Consegliere en capo

La inmoralidad de considerar legítimo lo que los poderosos hacen, e inmoral lo que los hacen ciudadanos, ante la falta de cauces democráticos–llamar democracia a este régimen de financieros y lacayos políticos es un insulto hasta para el diccionario–es un puro disparate. Los ciudadanos deben legítimamente luchar por sus derechos. Y al no tener otros medios que salir a la calle, porque las instituciones están bajo la batuta de la casta a la que pertenece Más y sus amos financieros que les dan las directivas por dónde deben dilapidar, es de todas legítimo que lo hagan. Cuando haya democracia, cuando las instituciones se correspondan con los deseos del pueblo, entonces sí se podrá esgrimir razones correctoras si algo se sale de los cauces democráticos, ahora  no tiene ninguna. 


El único argumento es la represión, como cuando la dictadura. Por más que digan que han sido elegidos. Todos sabemos que lo ha sido, Mas y el resto de la casta, por una ley electoral antidemocrática, y por el apabullante control de los medios de manipulación, que no de información que controlan. Baste ver la televisión suya, la de TV3, para comprenderlo. Y en esa tónica están la inmensa mayoría, aunque algunos con más descaro que otros.

U. Plaza





Estos son los "manifestantes violentos". Recomiendo su visión, no tiene desperdicio hasta dónde se puede llegar para manipular y mentir.


http://youtu.be/YcmvzRvsf8g

A BONO SE LE DISPARAN LOS GENES

A José Bono se le han vuelto a disparar sus genes de hijo de falangista.  Este hombre pierde las formas cuando debiera callar, pero no lo puede evitar, es lo natural en él. Lo mismo iza una kilométrica bandera para exhibir su estúpido patrioterismo de nacionalista español, contra otros no menos estúpidos patrioterismos  nacionalistas  periféricos, para demostrar que él la tiene más grande;  que reprocha a un viejo republicano que ondee su bandera tricolor, por la que luchó defendiendo la libertad con, en un acto con años de retraso, que debiera haberse llevado a cabo  muchos años antes, de reconocimiento, a los que fueron masacrados por aquel golpe de Estado que acabó con la democracia. El señor Bono, sin duda es un ejemplar insólito, digno  seminarista trepista,  de la casta de privilegiados políticos. Y que se ve en la necesidad de expulsar de su cuerpo todas las culebras que va reteniendo, para seguir defendiendo sus privilegios.

Otra vez, como era previsible, el señor Bono nos ha dado una lección de intolerancia contra los que pagamos su abultado sueldo. Y lo ha hecho poniendo al día sus genes de hijo de falangista, engrasando sus instintos patrioteros de señor de orden del viejo régimen–ese orden que es un desorden para la mayoría– y ha pedido que actúen las fuerzas represivas–¿como en los mejores tiempos, señor Bono?–contra los ciudadanos indignados precisamente contra personajes como él, que representan lo que representa él,  contra el status que él defiende y que tan bien le va a los de su casta. Lo ha hecho contra el legitimo derecho de los ciudadanos a defenderse de  gente como él. 

Porque el señor Bono ha pedido que actúen las fuerzas represivas, esas que pagamos todos, en teoría  para que nos defiendan, contra los ciudadanos que protestan delante del parlamento de Cataluña, porque en ese lugar se estaba cometiendo el mayor genocidio social que se ha conocido tras la muerte del dictador, por CiU y sus recientes encamados amantes del PP, aunque todos sabíamos que mantenían relaciones incestuosas desde siempre, entre parientes ideológicos de la derecha más cavernícola  a la que ambas familias pertenecen, por más que en pujolandia  lo hayan querido disimular. 


Y al señor Bono le parece "intolerable" que se les diga a los políticos lo que se piensa de ellos y sus marrullerías golfantes; pero no que éstos ejecuten el mayor hachazo a los derechos de las clases populares; eso no le parece mal al señor Bono. Ni que la casta política  defiendan a los culpables de la crisis, a los bancos, como lo demostraron ayer en el pleno del Congreso, propiciando–su tribu y la del PP, pero con la abstención del partido-chantaje de CiU–que los ciudadanos desahuciados sean esclavizados con deudas de por vida, e incluso que la misma la tengan hasta sus nietos por la hipotecas.

Bono pide represión–él lo llama, repitámoslo, orden,–porque su genes reaccionarios no le permiten entender otra forma de hacer las cosas. Y seguramente es que no las hay, porque esas otras formas, las que piden los indignados, quebraría sus privilegios insultantes de casta. Así que se comprende a la legua, que el privilegiado Bono rechace métodos democráticos y pida métodos clásicos y contundentes, que son los que han utilizado siempre las viejas castas decadentes, incluso cuando estaban al borde del abismo, con pretensiones de permanencia,  de etenizar hasta donde sea posible, sus privilegios.

A estas alturas del desvarió de la casta de privilegiados políticos, no sabe uno que es peor: que este señor de la derecha profunda, de la España profunda de rezo, cirio y genuflexión ante los obispos, de olor a incienso,  esté militando en un partido que tiene el nombre de socialista; o que ese partido siga teniendo tal nombre; o, el por qué sus bases militantes, tan expoliadas como el resto de ciudadanos por sus dirigentes,  no se rebelan indignados, aunque algunos ya empiezan tímidamente ha indignarse. Se comprende que no lo hagan los caciques y caciquillos, que mal que bien tengan algún hueso que roer, pero  los honrados militantes de base debieran responder a las agresiones. 

Decía hace poco el polémico Antonio Romero, el que fuera diputado por Málaga por IU, ante una de las  ocurrencias del hijo del falangista, sobre Cayo Lara y la Cipriana–que Romero dice es la Tomasa– que todo en Bono era falso, hasta el pelo. Estoy bastante de acuerdo, porque a la vista está que de socialista nunca ha tenido nada, por lo tanto, falso; y me inclino a creer que por mucho exhibición de meapilas que enarbole, tampoco se ajusta a la verdad. Ya que seguiría los postulados de la Iglesia de Rouco, la más auténtica, la eterna, la del polaco y la del pastor alemán –por ejemplo la ley del aborto y el matrimonio homosexual–. Pero eso le costaría el cargo; y es evidente que prefiere el cargo aunque se condene al fuego eterno. Debe pensar que vale más cargo aquí que beneficios celestiales cada vez más dudosos en el más allá.  Todo es falso en este hombre, dice Antonio Romero. Menos sus genes, creo yo, de intolerante. Que, estudios genéticos quizá los exculpen, por ser eso, genética, la herencia. Uno no es culpable de sus genes, ni de los que desarrollan la intolerancia, aunque haya quien los emplee para seguir trepando o manteniéndose en la cúspide.

U. Plaza