miércoles, 5 de octubre de 2011

¿GIRO A LA DERECHA, O RETORNO A CASA?

"ERC da un giro a la derecha"


Con este titular algún periódico por falta de deseos de denunciar la situación con  otras noticias más escandalosas, como por ejemplo el estado de  la Sanidad  y la Enseñanza públicas catalanas, por el saqueo emprendido por la banda de CiU, para distraer a personal de lo que verdaderamente importa:  que la están privatizando para hacer negocio con la salud y la vida de los ciudadanos. La prensa del pesebre siempre está atenta a las necesidades del sus amos.

Porque lo del derechismo de ERC no es nada nuevo. Este partido nació como la expresión política de la pequeña y mediana burguesía catalana, de esa burguesía siempre ambivalente y que en los momentos históricos, cobardemente decide vencer la balanza hacia un lado u otro, pero generalmente, o con absoluta seguridad del lado de la derecha más reaccionaria. Esa burguesía, timorata y cobarde, en realidad a quien le tiene miedo es a las clases populares, aunque sabe muy bien que su verdadero enemigo es  la oligarquía, la gran derecha, aunque por sus intereses se disfrace de patriotera, como llevamos viéndolo en CiU. Pero es incapaz de comprenderlo. Y esa pusilanimidad le hace, una y otra vez, a lo largo de la historia, fundirse con la gran burguesía, para machacar a las clases populares, o si más no, para impedirles que avancen en la sociedad en sentido democrático y conquista de sus derechos, o como sucede ahora, evitar que los liquiden.

Cuando se celebraron las primeras elecciones al parlamento de Cataluña, en aquella ocasión en que estaba como jefe de la formación Heribert Barrera, que pudo haber vencido la balanza hacia la izquierda, prefirió hacerlo en favor de la CDC de Pujol, es decir la derecha más reaccionaria revestida entonces  de populista, cuyas consecuencias en el deterioro de las clases populares son evidentes.  


Cierto que el partido socialista,  resultó tan de derechas y nacionalista como CDC, por cuyo motivo nunca fue capaz de ganar unas elecciones catalanas, pero eso entonces no lo sabíamos; aunque podíamos haberlo intuido por los personajes que lo dirigían, esto es, un sector la burguesía catalana. Pero de todas formas ERC optó por la derecha más reaccionaria y evidente, antes que intentar abrir un camino progresista a las aspiraciones populares, largamente pisoteadas, por la misma burguesía, otrora franquista.

Ahora, tras el desastre y fragmentación del partido que tiene más generales dispuestos a dirigir la tropa que tropa propiamente dicha, vuelve por sus fueros a la casa madre, para ver si de esta manera logran afianzarse aunque sea a nivel personal de sus dirigentes, que a otra cosa no podrán aspirar porque serán fagocitados por su poder económico, objetivo largamente acariciado por los oligarcas convergentes. 


Ya sucedió con el inefable Seis Alas, Àngel, Colom i Colom, que siendo un casi ultra izquierdista de pose y boquilla, no tuvo problemas en bajar la cerviz e integrarse en el partido que unos días antes había puesto de vuelta y media; y lo hizo para enjugar sus deudas. Y habrá que ver que dicen al final los tribunales de sus fidelidades y relaciones con el saqueador del Palau,  Félix Millet, el que le echó una manita para solventar sus problemas, cuya acción no parece ajena a la Casa Gran de la derecha. 

Una vez desahuciada ERC de la primera línea, muchos de los antiguos jefes–algunos hasta abandonando el partido con una jubilación dorada que jamás pudieron soñar– aparece en escena un personaje con menos tablas políticas que la jaula de una canario, como jefe de los restos del naufragio. Y como era de prever, también vuelve a casa, a la casa de la derecha pura y dura. Y lo hace en el  momento en que esta derecha se ha quitado todas las caretas y complejos y aplica las políticas más reaccionarias en favor de los especuladores. De haberlo hecho en otra época habría quedado algo disimulado con el disfraz de patriotero.

Y como era previsible, no sabemos sin de buen grado o por obligación, han aceptado pasar por las horcas caudinas de tener que aceptar sin rechistar el saqueo que sus nuevos socios, por no decir jefes, están llevando a cabo contra la Sanidad y la Enseñanza públicas, y contra el patrimonio  público acumulado.

Así que en realidad no es que ERC haya dado un giro a la derecha. Es que siempre fue un partido de una parte de la derecha, pero que trató de venderse como izquierda, ,pretendiendo que algo tan reaccionarios como el patrioterismo casara con los intereses populares. Y hasta algunos ingenuos se lo llegaron a creer, como si el hábito–el nombre– hiciera al monje. Ahí está el PSC para desmentirlo, que hasta se llama socialista.


U. Plaza