martes, 29 de marzo de 2011

LOS "COPAGOS" DE LOS SERVICIOS. INSISTE QUE ALGO QUEDA


EL cacique mayor del cantón de Murcia, ha sido esta vez el encargado de dar un paso más en lo que es el programa oculto de los partidos de la derecha, en cuestión de los gastos sociales;  lo ha lanzado al aire para que, pueda salir alguien de su tribu a desmentirlo de inmediato. Todo calculado. Es un táctica muy manida,  usada de globo sonda, para que automáticamente los analistas de la prensa, que en España son totalmente de derechas, y mucha de extrema derecha –no digamos la basura televisiva que con el TDT el estercolero llega hasta el infinito–, puedan afirmar una y otra vez, como la voz de su amo, que el sistema es insostenible y algo hay que hacer. Lo que  incluso cala entre gente honesta, que de tanto oírselo decir a estos interesados portavoces, acaban por repetirlo en todas partes como dogma de fe.

El señor de Murcia ha dicho que los ciudadanos tendremos que aportar con nuestro dinero al sostenimiento de la Sanidad Pública, la Enseñanza y seguramente hasta por mirar a las estrellas, que como les dejemos privatizarán para que sea sólo privilegio de unos pocos observar la Osa Mayor o las "Cabrillas" en el cielo en noches oscuras.

Porque eso de  que los ciudadanos  contribuyamos  con nuestro dinero para que funcionen los servicios públicos es exactamente lo que hacemos, como no puede ser de otra manera. Somos los ciudadanos los que lo pagamos todo, la Sanidad, la Enseñanza, la Justicia, la Policía, los bomberos y los de la recogida de basura. Todo absolutamente todo. Tanto es así que pagamos los sueldos de los que se creen que son ellos los que nos lo otorgan como una gracia del cacique de turno, como e señor de Murcia, entre tantos, hacia su agradecido súbdito que por ello les estará eternamente agradecido, depositando su voto, del que después hará el uso que le dé la gana. Pagamos  sus coches oficiales, que deciden ellos cuántos y de qué modelo, generalmente con gustos refinados;  pagamos sus "comidas  de trabajo" –que parece que cuando paga otro no se pueda trabajar si no es en una mesa bien provista–, cuando todo trabajador va a comer a su casa, si es que puede, o en su defecto va al bar más próximo, se come el menú, y lo abona de su bolsillo; Y tanto es así que los ciudadanos lo pagamos todo, que hasta cuando a alguno de los que  mandan se les pilla con las manos en la masa en negocios sucios, también pagamos sus golferías, sin que hasta el momento se haya establecido un sistema para que devuelvan lo robado. En última instancia, si la Justicia condena al trincón, lo acaba pagando el Estado, es decir, también todos nosotros. Y nadie de los que nos apremian a pagar  por lo que tenemos derecho, se apresura a enmendar esta aberrante laguna. ¿Por qué será?

Por lo tanto no es la vía que propone el señor de Murcia–como lo hacen otros en la misma tónica depredadora, y no es exclusivo de la derecha nominal, sino de la real aunque se llame de otra forma–lo que debe solucionar el problema del gasto social. La solución está en que paguen más los que más tienen, que como sabemos, en España es escandaloso, a parte del fraude fiscal, el mayor todavía de que las grandes fortunas sean los que menos contribuyan proporcionalmente al sostén de unos servicios mínimamente bien distribuidos. Y naturalmente, empezar a pensarse si ese disparate del reino de taifas, donde cada caciquillo decide por su cuenta, no es precisamente lo que encarece el presupuesto. Se podrían hacer listas completas de  cada una de las burocracias absolutamente innecesarias, como la inflación de "cargos de confianza", en lugar de bajarle el sueldo a los funcionarios, que en su inmensa mayoría cumplen con su trabajo, al tiempo que los de los políticos se mantienen, y se blindan, sin contar con el hecho de que los dos expresidentes  del gobierno sigan cobrando del Estado y de empresas privadas.

Hay mucho campo donde labrar antes de meterle la mano en los bolsillos a los más débiles, haciendo que paguen los servicios dos veces: el Senado, una Cámara que sólo sirve de "cementerio de elefantes", absolutamente inútil, pero muy cara; los 6.000 mil  millones de Euros que le pagamos a la Iglesia católica cada año, seamos o no de ese credo;  los 9. 000. millones que le damos a la monarquía, cuando el Jefe del Estado debiera ganar un sueldo suficiente para  la dignidad de su cargo, naturalmente una vez elegido en las urnas; los millones de euros que nos cuesta la conversión del presidente del gobierno  como ayudante del Shérif,  con su aventura bombardera y belicista en Afganistán, y ahora contra su otrora amigo, el dictador Gadafi, que hasta hace un mes no se habían dado cuenta de que en Libia había un tirano de su pueblo, al que ahora quieren liberar, a golpe de bombas, que naturalmente, sólo matan partidarios de Gadafi, nunca a ciudadanos civiles inocentes, ya que las bombas que caen sobre Trípoli, deben saber quien es cada cual para discriminar su objetivo.

Y muchas cosas más que todo ciudadano seguro que tiene en mente, de su taifa o ayuntamiento, como por ejemplo la cantidad de medios de "agitación y propaganda" de cada jefecillos, con sus carísimos canales de televisión, para explicarnos su última gracieta, ocurrencia,  o inauguración para recabar votos que los mantenga en la poltrona. Como diría el poeta: "Si la juventud quisiera, mis penas se  acabarían, y mis cadenas-"

U. Plaza