lunes, 31 de enero de 2011

LAMPEDUSA AL ACECHO



Llevaban decenios, tanto Estados Unidos Como Europa, sin que les importara a sus  gobiernos  lo más mínimo  la situación de los pueblos de los países árabes, siempre que sus dictadores  garantizaran sus intereses en la zona; nunca pareció importarles que los ciudadanos fuera privados de libertad, encarcelados, torturados y hasta asesinados en sus siniestras cárceles. Nunca les pidieron moderación a dictadores servidores de esos países. Porque decían que a pesar de ser unos impresentables que oprimían a sus pueblos, les garantizaban  "estabilidad en la zona".  Que traducido quería decir que les garantizaban sus intereses de potencias neocolonialistas. Y añadían que eran un freno para el islamismo fundamentalista, cuando es todo lo contrario: lograban  que los pueblos vieran a Occidente como sus enemigos, siendo  caldo de cultivo del fanatismo religioso ante la desesperación que los llevan sus gobernantes despóticos por se  susceptible de caer en las redes de ese extremismo irracional, yendo  hacia regímenes  como los que pretenden combatir, pero con componentes de fanatismo e irracionalidad.

Han tenido que ser los pueblos los que se alcen contra la injusticia para que los gobernantes occidentales caigan en la cuenta de que están sosteniendo a salvajes dictaduras, y, aunque en los primeros momentos intentaron seguir apoyándolas, ante el cariz que toman los acontecimientos se empiezan a dar cuenta de que sus servidores ya no les son útiles, y les piden que "reconduzcan con moderación" los procesos. Que en realidad lo que quieren decir es que hay que salvar lo que se pueda para seguir contando con los próximos mandatarios que surjan del proceso para que siga garantizándoles sus intereses. Les piden la moderación que no les pidieron a los dictadores. Una moderación que hubiera impedido que la situación llegara al límite que ha llegado, para que hayan sido los propios pueblos, sin dirección política alguna, los que se hayan lanzado a la calle a la desesperada para decir que no quieren vivir bajo sanguinarias dictaduras, que quieren vivir en libertad. 

Ahora, que no quepa duda, los que sostuvieron a las dictaduras, maniobrarán de mil maneras para arrebatarles a los pueblos su protagonismo. Y apoyarán y harán entrar en escena personajes de sus confianza, con caras más amables, que intentarán limitar el alcance de las perdidas, frustrando en lo posible los deseos de las amplias capas de la población. Y una vez calmados los primeros empujes al alza de la revolución espontánea, la cubrirán con todo tipo de  "necesidad de que las cosas se normalicen", para que todo cambie para que todo quede igual. Si esos pueblos que han dado un ejemplo de querer acabar con los dictadores no toman conciencia de que son ellos los protagonistas, y  dejan que se lo arrebaten,  el futuro será parecido al pasado. 

Los cantos de sirena de los gobiernos que han apoyados a los dictadores, no son garantía para la democracia de esos pueblos si no dan muestras inequívocas de ello, dejando de apoyar a otras dictaduras como la de Marruecos. La única solución es apoyar los cambios hacia la libertad para que los ciudadanos vean más ventaja en la tolerancia democrática que en el fanatismo religioso que los lleve a la irracionalidad. 

U. Plaza