martes, 14 de febrero de 2012

HACIA UNA ESCLAVITUD PLANIFICADA

El hachazo que los amos del dineros y sus servidores, los gobiernos, acaban de asestar a los trabajadores, a las clases medias y a todo el que no está en la cúspide social, con la Contra Reforma Laboral, que elimina derechos conseguidos con mucho sufrimiento en la lucha, cárcel y vidas de los trabajadores, no es algo circunstancial, temporal, como dicen los  mercenarios de sus amos. Ya que  es el sistema el que está en crisis y no tiene salida; es imposible porque  ha agotado todas sus posibilidades, y ha de morir para que nazca otro sistema, como cualquier cuerpo vivo; como en su día las agotó el feudalismo, a la sazón sustituido por la burguesía, entonces revolucionaria, y hoy obsoleta y negativa no sólo como un cuerpo social injusto, que eso lo fue desde el principio, sino hasta para la propia supervivencia de la Humanidad. 

Pero intentan alargar su agonía. Y para lograrlo han de liquidar toda conquista, no sólo material de los trabajadores, de la mayoría de la sociedad, sino hasta cualquier atisbo de humanismo. Se ha acabado el disimulo y aparece la cara más reaccionaria–que siempre tuvo la derecha gobernante, pero que era frenada por las luchas de los trabajadores y sus organizaciones sindicales–, cuando éstas respondían a los intereses de los trabajadores y  no caían en los cantos de sirena, y, no sólo combatían, sino que los organizaban en la toma de conciencia para estar preparados para cualquier eventualidad de agresión, que es una acción permanente de los amos del poder, y mucho más  como la agresión de ahora.  

La lucha sindical, era la razón por la cual durante muchos años la derecha se tentaba la ropa antes de agredir de forma tan salvaje a los trabajadores, y no por falta de ganas ni por que se hubieran civilizado, humanizado; y ahora hasta a la inmensa mayoría de los ciudadanos que se creían libres de semejantes agresiones, ven cómo su status, que creían ascendente, queda hecho añicos y convertidos, no sólo en proletarios, desposeídos, sino que integran el ya insoportable ejercito de reserva de parados, igual que los millones de trabajadores, sin distinción.

Con la Contra Reforma Laboral salvaje de los insaciables depredadores sociales se ha liquidado de un plumazo la lucha de por lo menos 150 años de crímenes de la derecha, torturas y explotación. Ante semejante atropello de unas formas  de fascismo ya descarado–por ahora no es necesario el paso de la oca, pero ya veremos, porque el capitalismo es salvaje en toda su esencia y utiliza cualquier medio para sus fines–, sólo cabe luchar contra las mafias que han dado golpes de Estados financieros y han liquidado hasta la apariencia de democracia. Ya ni eso existe. La elecciones sólo sirven para que el teatro tenga todavía posibilidades de engaño, pero no responden los elegidos a los intereses de los electores. De inmediato se ponen al servicio de los amos financieros, e incluso dándoles nuestro dinero, al tiempo que nos liquidan nuestros hospitales, escuelas y patrimonios, porque son nuestros, porque los hemos pagado todos nosotros, incluso los escandalosos sueldos de los liquidadores, así como las fuerzas represivas que utilizan  contra los ciudadanos que se resisten a ser sumisos.

De no hacer nada, de aceptar la sumisión porque las agresiones son calculadas en sus efectos y el el tiempo, los depredadores sociales se envalentonarán más para seguir aplicando sus salvajes métodos; ya hoy, con la Contra Reforma Laboral, prácticamente nos pueden hacer a los trabajadores lo que se les antoje, desde echarnos a la calle sin ningún derecho, hasta, como quien dice, ponernos los grilletes junto a la máquina, que aunque todavía no son físicos, pero todo se andará, que calculadores lo son,  y echarnos la comida  en un cuenco, rápido y acelerado, para que no paremos, para que podamos seguir produciendo. 

Esto va camino de la esclavitud sin ninguna retórica. Es más, hay que preguntarse si ya han planificado, aunque seguro que pensarlo lo han pensado, por la inmoralidad que los guía, en la forma de quitarse de en medio a aquellos trabajadores que ya no les sean rentables. De esa manera no necesitaremos hospitales: del tajo a la tumba. Los únicos centros sanitarios que mantendrán serán los que necesiten ellos. Y así, sí serán rentables. Porque esa casta de depredadores todo lo contabiliza en rentabilidad económica, y de forma rápida. 

Un  servicio sanitario de lujo para las elites detentoras del poder, y quizá temporalmente para sus servidores–que también serán echados del paraíso  cuando dejen de  serles útiles–, será  suficiente; los demás cuando ya no sean rentables, y los amos  consideren que el cuenco de comida que les ponen junto a la máquina es demasiado caro para lo que ellos, en sus frías  mentes en cifras de mercaderes, los despedirán y que se mueran si no encuentran cómo vivir. 

Los esclavos de la antigüedad estaban más protegido que ahora, ya que el amo tenía la obligación de mantenerlos. Hoy, con la leyes que han aprobado, bastará que le quiten la cadena del cuello–física o de miedo–  y lo pongan en la calle para que se muera de hambre "por su cuenta". Así se crearán muchos empleos, ya que será trabajar por nada, por un poco de comida; Pero sólo porque si la gente no come se muere y no produce. 

Porque, cuando el trabajador ya esté agotado, no les será rentable.   Que nadie piense que es demagogia o exageración. Lo pude parecer todavía hoy. Pero basta echar la vista atrás y ver lo que hemos perdido en derechos en pocos años. E iremos a más si no lo impedimos con nuestra entera decisión de no dejarnos esclavizar. Las intenciones de los financieros y sus servidores están a la vista. Lo harán poco a poco, aunque están poniendo el pie en el acelerador, vista la escasa respuesta social, colándolo hasta convencer a muchas de sus víctimas de que son culpable de lo que pasa. El esclavo se va amoldando. De que son ellos, los ya semi, pero muy pronto esclavos, los que han vivido "por encima de sus posibilidades", sin parase a pensar–para eso ya tienen a la caja de las mentiras de TV, la radio y sus mercenarios tertulianos, que cada día, los que mandan, los financieros, se embolsan miles de millones de la forma más descarada. Con corrupciones o legalmente, porque la ley, como la Reforma Laboral, las hacen ellos para su uso y disfrute. Cada día en los últimos años de saqueo, a lo que llaman crisis, las diferencias entre los que no tienen nada y los que los tienen todo, se ha disparado a niveles de crimen. Mientras hay mucha gente hurgando en los contenedores por si encuentra algo que comer, los millonarios lo son más, y los artículos de lujo son lo único que que ha aumentado. Mientras, se siguen echando a la calle a cientos de miles de familias de sus viviendas, con leyes inmorales, expropiando de hecho a los pobres para enriquecer a los especuladores financieros. Y las leyes que permiten eso, las han hecho, como la Contra Reforma Laboral, los mismos que nos piden el voto, pero que están al servicio de los amos del dinero.


Es una aberración que los medios de producción estén en manos privadas, por lo que se produce en función, no de las necesidades sociales, sino  de los intereses egoístas y mercantiles de una minoría insaciable e inhumana. 


La agresión que el pueblo griego está recibiendo de los amos del mundo, es algo planificado para llevar el hambre a todos los rincones. Y sólo con la solidaridad de todos los ciudadanos, podremos impedir que los poderosos nos suman en la más absoluta miseria. Los trabajadores griegos debes sentirse respaldados por sus hermanos de Europa, tal víctimas como ellos del salvajismo financiero-político.


U. Plaza