sábado, 9 de noviembre de 2013

LA CONFERENCIA DE LA "REGENERACIÓN" DEL PSOE

De la Conferencia del PSOE que tiene lugar este fin de semana están saliendo brillantes ideas. Ideas que pretenden la regeneración y recuperar –dicen– de su condición de partido de izquierdas y de los obreros, alejándose de la nefasta política de saqueo que el gobierno de los banqueros y empresarios esclavistas  sin escrúpulos, viene llevando a cabo.

Sin ninguna duda es algo elogiable. Lo que pasa es que esas  brillantes ideas progresistas, de izquierdas, socialistas y obreras, siempre se les ocurren a los del PSOE cuando están en la oposición, nunca cuando están el el gobierno, que es cuando deben aplicarlas; y si se les ocurre, ni se les nota.

 Quisiéramos equivocarnos; y que si se diera el caso de que volvieran al gobierno, de verdad pusieran en práctica esas ideas tan avanzadas. Pero es que llueve sobre mojado. Veamos. 

Tuvieron ocasión de rectificar cuando tras el fraude del felipato, que siempre estuvo marcado por sus alianzas con las derecha nacionalista, nunca con la izquierda, pudiendo hacerlo. Y todos sabemos que las alianzas están marcadas por el signo de la políticas a aplicar. Y pocas políticas progresistas se podían llevar a cabo, aliándose con la derecha de CiU o con el PNV. 

Sin embargo no rectificó Zapatero –como no creemos que rectifiquen ahora– cuando llegó al gobierno: todo lo contrario, le puso en bandeja a la ultraderecha el BOE para que aplicara las políticas reaccionarias que ya el gobierno “socialista” aplicaba. 

Pueden decir ahora que aquello fue un error que en esta Conferencia desean enmendar. Pero eso es imposible, toda vez que para tal cosa, ese propósito de enmienda tiene que ir acompañado de un cambio de políticas, es decir de comprender que si se juega al juego-trampa de un sistema injusto, antidemocrático, es imposible la regeneración de nada. Porque en la propia génesis del sistema está la trampa. Y hay que cambiarlo. Porque siempre ganan los mismos, aunque cambie de servidores en los puestos de mando.

También dirán que han aprendido la lección y que por lo tanto, como al niño que lo cogen con el bote de mermelada, que no lo volverán a hacer. Nos es muy difícil creerles.

Porque, lo cierto es que aquellos que debieran regenerar el partido son los mismos que llevaron España al desastre –también en al cacicato catalán; no hay más que ver quien gobierna –es un decir– Cataluña y qué políticas de saqueo de lo público aplican–. Porque no hay que olvidar que cuando Zapatero, sin contar con los ciudadanos, ni con el parlamento, ni con su grupo parlamentario, ni con la ejecutiva del PSOE, decidió aquella suerte de golpe de Estado palaciego contra  la Constitución –inmaculada e intocable, se decía– por orden de los poderes –esos siniestros organismos llamados Troika–,  que están llevando a la ruina a millones de ciudadanos europeos, españoles incluidos, sólo se puso Zapatero de acuerdo con el jefe de la derecha, encantado él, poniendo en bandeja el poder para el expolio de las clases populares. 

Entonces, es más que previsible que si por una de aquellas reiteradas amnesias colectivas el PSOE de ahora volviera al gobierno, todas esas ideas brillantes quedarían en el cajón, hasta la próxima etapa de oposición, que volverían a aflorar como ideas nuevas, que seguirían siendo brillantes, para aplicar cuando volvieran al gobernar, y así. 

Porque seas ideas hace muchas décadas que están inventadas y definidas su razones y sus causas: se llama lucha de clases. Y el Partido socialista cuando nació, lo hizo precisamente para acabar con las desigualdades que propiciaba y sigue propiciando un sistema cada vez más injusto. No lo hizo para apuntalarlo, com viene haciendo. 

Así que no nos lo podemos creer, porque obras son amores. Y seríamos los primeros en rectificar si desde ahora, como referente de que lo que dicen va en serio,   reivindicaran y lucharan por la Tercera República sin complejos –entre otros muchos cambios necesarios–, como mensaje a los ciudadanos de que desean un sistema democrático, un cambio real en las estructuras del poder que mejoren las condiciones de vida de los más desfavorecidos, tan apaleados en los últimos tiempos. No dándole una mano de pintura electoral al sistema para que edulcore sus miserias, en una alternancia grotesca, sólo favorable a los de siempre.  


Ubaldo Plaza