domingo, 7 de abril de 2013

LA AGRESIÓN A LOS CIUDADANOS, SU CRIMINALIZACIÓN Y LA ESCLEROSIS DEL PSOE

    A la inmoralidad que representa que el gobierno esté al servicio de banqueros y grandes empresarios, contra su propio pueblo que paga sus privilegios, utilizando los resortes represivos contra él, se suma la campaña  que tanto desde el gobierno–los gobiernos, también desde las taifas y cacicatos–como desde el partido de la derecha más salvaje del PP vienen realizando contra los que se defienden de sus agresiones, criminalizándolos y equiparándolos  a los violentos y hasta a terroristas. 

   Tienen la desvergüenza de decir  que señalar a los que deciden votar contra la dación en pago, y por lo tanto están de acuerdo con la injusticia, son agredidos. Sin considerar, porque parece que sus códigos morales no llegan para tanto, que echar a miles de familias de sus casas por unos banqueros a los que el gobierno les ha dado miles de millones del erario público, sea violencia, cuando es un crimen, que sólo en una sociedad dirigida por salvajes mercaderes, se podría explicar. Y todo, con una corrupción que alcanza a todas las instituciones, sin que hagan nada para solucionarlo. 

  La desafección de los ciudadanos hacia los dos partidos principales del régimen, hace prever que ya no funcionará el turnismo canovista, que han estado llevando a cabo hasta ahora. Según las últimas encuestas entre ambos partidos no llegan al 50% de los votos, cuando tenían más del 80%. Además de que por primera vez se puede dar el caso de que haya menos votantes que abstencionistas, o casi; habiendo unos 22 millones se desentiendan de las urnas, como forma de protesta.

   Y hay que preguntarse: ¿Como es posible que ante la extensión de movimiento de los que luchan por evitar ser echados de sus casas por el PP, que da soporte a los banqueros y no a los ciudadanos víctimas de estos, el PSOE no sólo no remonte en las encuestas, sino que siga bajando en intención de voto a la par que el PP?

  A parte de otras consideraciones de más hondo calado ideológico de deriva hacia el liberalismo que lo iguala al PP, y la deriva nacionalista del PSC que lo ha situado en la UCI; así como la propia inconsistencia del liderazgo del partido, lo que no hay que olvidar, es que el PP es el partido que hoy le arruina la vida a miles de desahuciados. Pero que el inefable Zapatero se opuso a la dación en pago, con el valioso soporte del PP. Y que en el gobierno Zapatero, con Rubalcaba de vicepresidente, fueron llevados a cabo más de 70.000 desahucios.

   Con estos mimbres heredados de ellos mismos es imposible que los del PSOE puedan hacer cestos y levantar cabeza. Cualquier intento del partido socialista en discutir la salvaje política del PP está llamada a fracasar. Porque es muy fácil para el PP hacerles callar con sus mismos argumentos. Sobre todo porque quienes aplicaron semejante política antisocial y a favor de los especuladores financieros, son los mismos que ahora dicen ser solidarios con los agredidos. Y eso los ciudadanos lo saben muy bien.

   De ahí la importancia que tiene que el PSOE –si es que en él anida, aunque sea remotamente, la idea de diferenciarse de la derecha con la que ha compartido programa en lo fundamental–, haga una catarsis que incluya la total renovación de sus cargos; que de una vez se defina  su verdadera ideología y sobre el modelo de Estado y defienda la República, ante el agotamiento del régimen y sus instituciones, al fin y al cabo heredadas del franquismo. Y que no se olvide, en 22 años de gobiernos del PSOE, fueron incapaces de desmantelar  por falta de voluntad política. Y que hoy el PP va recuperando  en muchas de sus actuaciones autoritarias y políticas regresivas en la enseñanza y en sanidad y en la manipulación con mentiras.

  De no hacerlo, de no llevar a cabo la necesaria renovación de forma clara y contundente, no con paños calientes para que parezca, pero que no sea, para que no se les escape de las manos a los que mandan, el pueblo español sufrirá mucho más defendiéndose de las agresiones. Pero a la larga éste los arrollará con sus acciones de defensa por pura necesidad de supervivencia.  Y los arrinconará hacia el estercolero de la Historia, por no haber, querido verlo cuando estaban a tiempo. Porque cuando todo indica la necesidad de una revolución social, un cambio de modelo democrático – el actual data de la revolución francesa, hace más de 200 años–, más participativo,  los viejos partidos, y el PSOE, con sus esclerosis se aferran al pasado, o siguen emulando a la derecha cuando están en el gobierno, y se quejan cuando están en la oposición.

U. Plaza