viernes, 1 de septiembre de 2017

POLICÍAS, NO PORTAVOCES DEL "GOVERN"


En la primera rueda de prensa tras el atentado de Barcelona me sorprendió que fuera el jefe de los Mossos d´Esquadra el que tomara la iniciativa para explicar los sucesos del terrible atentado terrorista en las Ramblas, en lugar del Conseller.  Me sorprendió, pero lo atribuí a la premura de querer dar información inmediata, en tiempo casi real, que tranquilizara a la población. 

También se podría comprender que el jefe de los Mossos tomara la palabra, visto el poco desarrollo verbal del Conseller y su incapacidad para transmitir un mínimo de claridad y confianza, cuando dijo que sólo había un muerto y todos los medios ya habían publicado desde hacía horas la terrible noticia de que se elevaban a 13.

Pero lo que no entendí es que en las sucesivas ruedas de prensa siguiera siendo el jefe de los Mossos el que reiteradamente siguiera informando, tarea que como todo el mundo sabe corresponde al jefe político, no al policía, que debe estar al margen de los manejos no siempre limpios, y debe ser el político quien asuma toda la responsabilidad de los fallos; y también de los aciertos, independientemente de que toda la ciudadanía sepa que han sido los policías los que han hecho posible evitar un atentado, o minimizar sus causas.

Pero lo que nunca, a mi entender debe asumir la policía es la responsabilidad de “quemarse”, alterar su prestigio –el suyo y el del resto del Cuerpo– convirtiéndose en portavoz del gobierno que los manda. Esa no es su tarea. Porque entonces no hablamos de un policía, sino de un portavoz del gobierno, de un político. Y no se olvide, que el político se va, cambia, y el policía queda, porque es un funcionario público.

La rueda de prensa para desmentir lo publicado por un periódico, era un acto político que debía asumir el Conseller, no el policía, y menos encararse con el director de  la publicación; que, además,  al final no desmintió nada, sino que lo confirmó, aunque dijera que no era de la CIA la fuente, lo que también parece que hoy confirma el mismo periódico y otros muchos medios. A estas horas el Conseller de Interior ya debiera haber dimitiodo o cesado, pero ya sabemos que eso no pasa por la cabeza de los políticos, españoles, ni tampoco de los que dicen no serlo, pero en eso son tan iguales, como en tantas cuestiones.

Como muy bien dijo un cargo de la policía, “lo importante no es de donde viene el aviso,  la fuente,  sino que hay que investigar su veracidad”.

Creo que el señor Trapero ha caído en la trampa de seguir la ruta que le marcan los políticos, concretamente el Conseller d´Interior, el mismo que, aprovechando que el Llobregat no pasa por Alcanar, utilizó sus delirios talibanos independentistas para hacer campaña, en algo tan sensible como un atentado criminal, distinguiendo entre víctimas española y catalanas.

Los fallos que han habido, seguramente no hubieran impedido el atentado, no lo sabemos. Pero una vez sucedido y no cuestionado el trabajo de los Mossos, lo que cabía era decir la verdad de inmediato, reconocerlo y que sirviera para próximas actuaciones. Nadie en su sano juicio hubiera culpado a los Mossos de malas prácticas, porque la seguridad total no existe.

Pero al dejarse arrastrar –voluntariamente o no– al terreno de los políticos de la Generalitat,  inmersos en el delirio independentista, se ha hecho un flaco favor al  Cuerpo de los Mossos, a la ciudadanía, y de las fuerzas policiales en general.

No entro en el error cometido tras la explosión de Alcanar y la advertencia de la jueza, de que aquello parecía algo más que un mero accidente doméstico o manipulación de drogas. Aunque de haberlo tenido en cuenta en lugar de decir como se dijo en una comparecencia, que lo de Alcanar no tenía nada que ver con el atentado de Las Ramblas, quizá las cosas no hubieran sido tan graves. Pero eso es una incógnita.

Pero lo que debiera inquietar, pasado lo de la Rueda de prensa para desmentir a un medio, es que un jefe de policía no debe erigirse en portavoz del gobierno.  Y el grueso de los Mossos, que son los que se han de enfrentar al terrorismo, no debieran estar muy contentos con semejantes practicas.