lunes, 15 de noviembre de 2010

PUIGCERCÓS: OTRA VOMITADA

El boicot al cava catalán pasa factura a las ventas

Codorniu denuncia la caída de su negocio. Un bodeguero de Valladolid agradece su incremento de ventas a Carod, quien llama al PSOE ‘acojonado’.   15 /12 de 2005 (20 minutos)











Al fundamentalista Joan Puigcercós parece que se le ha calentado la boca llevado por el entusiasmo con sus partidarios en un akelarre de la campaña de las elecciones catalanas. Entusiasmo nada razonado porque según las encuestas serán los que más votos perderán. 

Este señor ya puesto en harina no ha dicho, como debiera haber hecho, que en España, Cataluña incluida, no pagan impuestos los ricos porque tienen medios de eludir a Hacienda con mil maneras, cosa que no pueden hacer los trabajadores. No, ha soltado  que  "en Andalucía no paga ni dios". Así sin siquiera despeinarse el tupe, cosa que es a todas luces falso y él lo sabe o debiera saberlo ya que pretende que le paguemos el sueldo durante cuatro años. Otra cosa es que existan otros desequilibrios a los que haya que referirse y exigir si conviene.



Esta zanconada más propia de un matón bronquista de verbena que de un político que se considere apto para   dirigir los destinos de todos los catalanes, no sólo de sus amigos; y que debiera medir las palabras, no es raro. Ya su antecesor al mando de la secta aventurera que capitanea, antes de que lo despellejara políticamente y le quitara el mando el actual amo de la cosa, el aragónés converso, Cardod-Rovira, soltó una bocanada de hiel parecida, en otras circuantancias que pagaron y siguen pagando todavía las empresas catalanas. 

El llamamiento del irresponsable maño independentista catalán, que hizo al boicot a las Olimpiadas de Madrid, por unos hechos como eran las selecciones deportivas que no tenía nada que ver la decisión de España, sino que fue decisión de un organismo extrajero.  Su gracia, o su irresposablidad en otro momento irreflexivo, nos costó a los catalanes muy caro. Sobre todo porque propició  que también se emprendiera otro irresponsable boicót por gente del otro extremo, pero a productos catalanes, al cava por ejemplo, del que todavía no se ha recuperado. 

Eso lo saben muy bien los fabricantes catalanes que se han encontrado con el rechazo de algunos productos  por la  irracional repuestas de gente que se sintió molesta por afirmaciones incivilizadas como aquellas del aragonés. 

Y Joan Puigcercón ahora acaba de hacer lo mismo. No es bueno que se juegue con esas cosas. Porque es la manera menos  coherente de comportarse.  Porque cuando se lanza semejante  vomitada, uno no sabe cómo puede acabar. La gente puede tomar decisiones individuales, tan viscerales como las de Puigcercós y Carod  como respuesta, sin reflexionar que lo que un personaje determinado ha dicho, lo hace en un momento de calentamiento de boca. Pero ya se ha lanzado el cubo de agua a la calle y es muy difícil de volver a recoger. Y mucha gente que se sienta aludida perfectamnete puede volver  a responderle de la misma forma irresponsable con que el verbenero independentista lo acaba de hacer, fastidiándonos a todos los catalanes, y sobre todo a aquellos trabajadores que lo hacen en aquellos lugares boicoteados, y cuyas empresas se vean afectadas. "La construcció de Catalunya", como tanto les gusta decir, es precisamente el camino contrario.

Así que el resultado puede ser que muchas empresas catalanas, que no tienen nada que ver con el circo en que se ha metido este señor, piedan ventas. Y lo mismo puede pasar a la inversa, con lo que ya está el esperpento en marcha porque gentes que debieran dedicarse a otra cosa, se crean llamados a decidir los destinos de los ciudadanos.

U. Plaza