domingo, 24 de julio de 2011

CARO CHANTAJE POR UN CADÁVER POLÍTICO

El precio que el gobierno pagará al partido-chantaje de CiU por su apoyo, entre otras muchas cosas, son la entrega de decenas de edificios de la Seguridad Social en manos del gobierno hasta ahora. En sí mismo no es que este hecho pueda considerarse ni bueno ni malo, si de lo que se tratara fuera de hacer funcionar mejor el sistema público de sanitario. 


Pero es que se trata de todo lo contrario, teniendo en cuenta los proyectos saqueadores   de la Sanidad Pública por parte de la banda de CiU en pro de la los negocios de sanidad privada–ahora cogidos de la manita de la cúpula del PSC–, lo que ha hecho el gobierno es comprar el apoyo de CiU; pero no para la mejora de nada de lo público, ya que jamás la derecha catalana–ahora ya ultraderecha descarada– jamás se siente solidaria con nada que no repercuta en sus negocios, sino para que de esta forma los expoliadores dispongan de un  montón de patrimonio, en forma de edificios, de los que antes no disponían, para hacer caja, privatizándolos, con lo que el gobierno ha hecho un pan como unas tortas con lo que es de todos, dándonos una patada en nuestro trasero, pagando muy caro el apoyo de los saqueadores de CiU para su efímera estabilidad como gobierno, en coma y en la UCI. 


Esto es posible, siempre como consecuencia de la falta de una ley electoral democrática, que de haberla, los partidos-chantaje, dedicados al mercantilismo de sus intereses de clanes  no pintarían nada en el teatro político nacional,  por su escaso 3 ó 4 por ciento de votos en el caso catalán, y del uno por ciento, o menos en el vasco.


Pero es que en este caso aún es mucho más relevante, teniendo en cuenta que de lo que se trata es de sostener unos meses a un gobierno por el que ya doblan las campanas. Y no se nos escapa que en el paso adelante dado por de PSC,  para apoyar  el saqueo de sus camaradas de CiU, quitándose la careta de la confusión y el disimulo, algo habrá tenido que ver también con la asistencia, en su lecho de muerte, al gobierno. Rodríguez Zapatero se ha convertido a un tiempo en cadáver político, y en sepulturero de su partido, o por lo menos lo ha dejado a punto de recibir la extrema unción, que veremos hasta cuándo le dura la enfermedad en la travesía del desierto. 


U. Plaza