miércoles, 10 de noviembre de 2010

LA INCOHERENCIA DE LA MINISTRA.



Es indignante comprobar, una vez más, la sumisión del gobierno español ante la actitud criminal y chulesca de la dictadura marroquí. Y lo es no sólo por la gravedad de los hechos que están sucediendo en el Sahara, sino porque la señora ministra nos toma el pelo a los españoles sin inmutarse. 

No sólo el gobierno español no ha dado en paso firme que se sepa para denunciar en los foros internacionales como la ONU o la Unión Europea,  la salvaje actuación de la banda que dirige el reyezuelo medieval, sino que "insta" al mismo gobierno que ha perpetrado la masacre y ha asesinado, herido y detenido a decenas de ciudadanos saharauis, a que "se haga una investigación". Mayor incoherencia no cabe.

Y se lo pide a los que han dado la orden, es decir al rey y sus lacayos de incivilizados servidores, de arrasar un campamento pacífico, con miles de personas, mujeres y niños incluidos.  Se lo pide la señora ministra a los mismos que además de utilizar a su policía y ejército corruptos, utilizan a bandas de colonos  matones  propios  de la Alemania Nazi, para que asalten las casa de los saharauis, con el beneplácito de los mandos del ejército, como lo hemos podido ver.

La tolerancia hacia la dictadura de Mohamed VI, digno de su antecesor, debiera tener un límite. Y tanto el gobierno español como  los países de Europa, que con tanto énfasis hablan de derechos humanos en otras latitudes, debieran pararle los pies para que cese lo que no es otra cosa que el intento de liquidar a los saharauis como pueblo, y así tener la vía libre para adueñarse de todos los recursos del territorio ocupado, como ya viene haciendo, pero sin la  molestia de la presencia de sus verdaderos dueños.

Pedir, como hace la ministra, seguro que por orden del pusilánime Zapatero, que sean los mismos criminales los que hagan una investigación sobre sus propios  crímenes, a parte de ser un dislate, como  si le pidiéramos a Franco que investigara sobre los crímenes cometidos por él, es una tomadura de pelo al  pueblo español, que sí se siente solidario con el sufrimiento de los saharahuis. Y sobre todo teniendo en cuenta que lo que debe estar pasando en el territorio ocupado debe ser mucho más grave de lo que que nos llega, por lo cual la dictadura impide la entrada de periodistas y de otras personas que puedan dar testimonio de la masacre. 

Lo que sí es necesario es que el gobierno español inste a la ONU, no a los criminales, a que tome cartas en el asunto, envíe tropas a la zona para impedir el genocidio que trama la banda marroquí, y de una vez por todas obligue a que se celebre el referéndum que desde hace más de 35 años debiera haberse celebrado, pero que el dictador marroquí ha impedido, naturalmente con el beneplácito de los Estados Unidos, que considera a la dictador alahuita uno de su mejores aliados y servidores. 

U. Plaza