martes, 26 de octubre de 2010

UN FANTASMA RECORRE EL MUNDO...

Un fantasma recorre el mundo. Una ola de salvajismo  depredador recorre todos los lugares de todos los países del mundo; todas las fuerzas salvajes del crimen se han confabulado para cometer el mayor genocidio   social de la historia. 

Los salvajes y criminales dirigentes de las grandes corporaciones de millonarios  de todo el mundo están empeñados en la tarea de liquidar las conquista que  los ciudadanos fueron logrando durante siglos, con sus luchas y padecimientos, con represiones, sangre y muerte. 




Un fantasma recorre el mundo: Oscuros criminales, a nivel planetario,  situados en todos los lugares estratégicos, como una plaga devastadora. No sólo cuentan con sus naturales verdugos de las bandas de depredadores llamadas de la derecha, salvajemente adoctrinados para perpetrar su criminal cometido de morder a los más débiles. También han logrado que los propios ciudadanos apoyen a otros no menos depredadores, aunque tan indignos como aquellos, o más, porque son considerados propios, de los suyos, gracias a los medios salvajes de manipulación en manos de las bandas aniquiladoras.


Hoy, esos salvajes, esos grandes delincuentes sin rostro para la inmensa mayoría de los ciudadanos, también  cuentan con las bandas de esos otros gobernantes, ya incondicionalmente puestos a su servicio para la traca final de  hacer retornar la civilización a épocas de grilletes y  cadenas, aunque éstas no sean visibles, pero que están presentes, como tantas veces manifiestan añorar, aunque lo digan con el eufemismo de "mejor reantabilidad". 




Durante los últimos 20 años hemos ido viendo cómo lentamente, de forma calculada, sin prisa, pero sin pausa, iban dando pequeños "retoques" a la tuerca del retroceso social, al tiempo que trataban de  convencernos, y en no pocas ocasiones lo han lograbado, de lo necesario que eran los "reajustes para la sostenibilidad del sistema", haciendo que muchos ciudadanos, incluidos los que debieran ser los mayores defensores en su mantenimiento y mejora, sindicatos y partidos, así mismos considerados de izquierda, sin que se sepa muy bien por qué,  entraran al trapo de su aceptación, no poniendo en cuestión el crimen como tal, sino la forma de perpetrarlo con ciertas dosis de anestesia momentánea, para que fuera  digerida más fácielmente. 



Mientras tanto, ya perdido todo respeto hasta por las formas, sin el menor disimulo, los grandes delincuentes con el apoyo de su empleados los gobernantes de todo pelaje, que son alimentados como lo eran los capataces de los esclavistas, con una ración más abundante de rancho para que dieran los latigazos con mayor brío y convencimiento, colaboran ya sin ningún tabú en la ejecución de crimen; y afirman como sus amos, que es necesario apretarse el cinturón, "para hacer sostenible el sistema"; en realidad porque lo ordenan los que nunca se lo han apretado. 


Las grandes fortunas ni tocarlas, que para eso los han empleado, para eso les pagan y les permiten que figuren como si fueran los amos, cuando no son más que sus sumisos servidores. 

El objetivo es que cada día seamos más conscientes de que no es posible  seguir viviendo en la abundancia, esa que jamás ha alcanzado a la inmensa mayoría, pero de la que unos pocos han disfrutado desde siempre. 




Un fantasma recorre el mundo: La gran delincuencia, esa que pisa mullidas moquetas en los consejos de administración de los bancos y las grandes corporaciones del crimen mejor organizado que nunca, y que sin embargo no se mancha las manos de sangre directamente; la que vive en grandes mansiones. Esa que decide sobre la vida y la muerte de millones de seres humanos llevándolos a la desesperación con una decisión suya tomada por sus empleados, firmando decretos; decisiones que toman sin que les tiemble el puso, porque los grandes criminales no tienen pulso más que para afinar el tiro contra la sociedad; y millones de crímenes simplemente son una estadística para ellos, y son buenos o malos si repercute en sus finanzas; esas que consideran necesario para equilibrar el gasto publico, para que sea privado, y para hacer más pobre a los pobres entre los  más pobres. Los mismos a los que, si les conviene, organizan terroríficas guerras para lograr mejor rentabilidad a sus negocios. 




Un fantasma recorre el mundo: El fantasma de la liquidación de los derechos que como seres humanos hemos conquistado a lo largo de la historia. Pero un fantasma real y más peligroso es el del fatalismo que corroe a cada  uno de nosotros: El fantasma de la desesperación, la inacción ante tanto crimen calculado y planificado, para que consideremos que no se puede hacer otra cosa que aceptarlo pasivamente. E incluso que consideremos que somos nosotros, las víctimas, los culpables de la situación que han creado los grandes criminales.




Un Fantasma recorre el mundo: El fantasma del conformismo, el arma más eficaz con la que cuentan las bandas de criminales y sus colaboradores que calculan y organizan nuestra postración y sumisión. 




U. Plaza