martes, 30 de julio de 2013

LA ADVERTENCIA DE LOS MOSSOS D´ESQUADRA A LOS ANCIANOS


El diario local de Tarrasa, publicó el otro día una muy relevante advertencia. Decía así: “Los Mossos d´Esquadra aconsejan a las personas mayores extremar la precaución a la salida de los bancos”.

  Es relevante la advertencia de la policía a los ancianos. Importante sin duda. Pero incompleta. Muy incompleta. Porque al peligro que supones descuidarse a la salida de los bancos, ocasión que pueden aprovechar los descuideros desalmados, hay que sumar un mayor peligro todavía: el que puede acarrearle a los ancianos, la entrada y la permanencia durante cierto tiempo de descuido en los bancos, sin duda mucho más peligrosa. Los que hayan sido estafados con las preferentes lo saben de buen grado y de primera mano. Además, los desgraciados descuideros de la salida, si son pillados, irán a prisión. Los  aprovechados de la entrada y permanencia, se irán de rositas y hasta contarán con ayudas protectoras añadidas, como estamos viendo. Sea con el apoyo de la Fiscalía, sea por el indulto de un presidente amigo.

  Los descuideros de de la salida, si no provocan daños físicos a sus víctimas, son mucho menos peligrosos que los que  inducen, a los ancianos, o no ancianos, a aceptar lo que no conocen ni están en condiciones de conocer. Y lo hagan aprovechándose de la confianza que el anciano cliente tiene en el empleado de toda la vida. Y sin duda inducido a que estafe, por los que lo hacen desde las mullidas moquetas, sueldos y primas de escándalo. 

  Ya se sabe que por muchos robos de bancos que haya, los principales se suelen hacer desde dentro y por la decisión de los banqueros. Y hasta legalmente. Que ni así les satisface y lo hacen también de forma truculenta. Y con la colaboración de los que debieran proteger el dinero público. Por eso creemos que los Mossos d´Esquadra han hecho una buena advertencia, pero insuficiente, incompleta. Pero claro, eso no es políticamente correcto. El poder es el poder. Hoy, como siempre, los únicos bancos fiables, por desvencijados que estén, son los del mobiliario público. 

Ubaldo Plaza