jueves, 23 de junio de 2011

LAS TRAMPAS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

"NO hay sistema electoral perfecto"


Aseveración de "los expertos"  de uso de emergencia por los poderosos. 






Los  medios de manipulación ya se están moviendo al servicio de sus señoritos. Ya empiezan con "sesudos estudios de cualificados estudiosos"–en realidad mercenarios–, a trabajar para hacernos comprender que los sistemas electorales son todos imperfectos. Y que, por lo tanto, a lo más que se puede llegar es a unas ciertas mejoras, unos retoques que "equilibren algunos posibles desajustes".  Tal afirmación es corrosiva e inmoral, sobre todo viniendo de tales mentes supuestamente privilegiadas. Pero se les ve el plumero. Y tanto se les ha ido viendo cómo se agachaban, sin decir esta boca es mía ante sus señoritos y sus tropelía a favor de los banqueros, que cuanto más se agachaban más se les veía el culo. Y difícilmente cuelan ya su "sabios" consejos. 

Están trabajando a marchas forzadas para sus amos, que andan preocupados porque una de las reivindicaciones del único foco democrático existente hoy en  España, sean los que se han movilizado, logrando el gran éxito en tan poco tiempo, entre otras muchas cosas para que haya una ley electoral democrática.  Lo que les preocupa sobremanera, ya que de ser así sin trampas, los resultados electorales serían los reales, los que la ciudadanía realmente quisiera, sin correcciones supuestamente eficaces y operativas. Sin trampas añadidas.

Porque de lo que tratan estos amoldados "sabios" no es nuevo. Es cambiar una mentira por otra que lo parezca menos.  Porque no hay que ser un lince para saber que lo democrático es que  cada voto de cada persona mayor de edad, viva donde viva, piense como piense, valga igual.  Pero los tramposos mercenarios tienen que vestir la trampa con "argumentos de equilibrios, proporcionalidades territoriales" o cualquier otra mentira que permita que parezca que algo han cambiado.

Porque basta aplicar lo antes dicho, y convertir en circuancripción única toda elección. Es decir si las elecciones son al parlamento español, todos los votos de los ciudadanos de toda España se distribuirán entre las distintas candidaturas. Y quien más votos tenga, que sea quien gobierne o trate de crear alianzas. Naturalmente sin falsas trampas con arreglos que distorsiones el verdadero deseo del electorado como pasa hoy. Ni con topes de tantos por ciento, ni nada que desdibuje el verdadero deseo ciudadano. Si un grupo de ciudadnos decide votarle a un partido, que resulta que en todo el territorio determinado no alcanza más que para un diputado, pues se tendrá que conformar. Pero lo que no es lógico que ese partido tenga miles de votos y porque se distribuye por provincias, se quede sin nada, cuando sumados todos tendría representación. Y si son tan pocos que no alcanza al reparto, pues será porque otros han sido muy pocos los votantes que han confiado en esa opción. No como ahora, que pueden haber milones de ciudadanos a los que les haya sido robado su voto, por la trampa antidemocrática del tope de 5% o por el sitema d´Hondt, que falsea la democracia.

También, estos iluminados de mesa camilla de usar y tirar  de los políticos, dirán que aquellas provincias poco pobladas, no estarán representadas  con un sistema puro  y democrático. Pero sin embargo afirman, y así lo escribieron en la Constitución, que "todos y cada uno de los diputados representan a todo el territorio". Esas afirmaciones son parte de la trampa, porque el hecho de que un diputado proceda de uno u otro territorio no garantiza que se preocupe más del mismo. Es más, hoy que se supone es así, es falso que se atienda mejor a ningún territorio. Lo que sí hay que establecer son mecanismos democráticos para que las personas, no los territorios, de todo el país tengan los mismos derechos y oportunidades. Y eso no se logra con una ley electoral en la que millones de ciudadanos no estén representados, por que son de minorías, excluidos porque no han llegado a un arbitrario tanto por ciento. 

También, los medios manipuladores y sus "sabios", arrodillados ante sus amos, esgrimen que un parlamento excesivamente atomizado, se hace más difícil manejar. Y es ciero, pero de lo que se trata es precisamente de eso, de evitar que se puedan "manejar". Y que para aprobar leyes se tenga que contar con las mayorías y con  minorías. Que no les sea tan fácil a los mayoritarios aprobar leyes injustas, como pasa hoy, que vemos que partidos con pocos votos populares, pero inflados por una ley injusta, tienen la llave del expolio ciudadano y se convierten en partidos-chantaje. Mientras otros con muchos más votos, no pueden hacer valer su peso popular.

Las injustas leyes aporbadas por el gobierno de Zapatero y el PSOE contra los más débiles,  bajándo las pensioens, rebajando sueldos apoyando los desahucios  de los delincuentes financieron, no hubieran sido posibles con un Congreso de los Diputados elegidos con un aley electoral democrática. El PSOE y el PP no hubieran podido ponerse al servicio de Estados Unidos apoyando guerras; ni  se hubiera participado en los bombardeos de Libia, que como todo el mundo sabe los que mueren son los inocentes, por más que el gobierno nos quiera convencer de que están allí para establecer la democracia, cuando en más de 40 años han apoyado al dictador Gadafi, si eso les reportaba beneficios.

Como tampoco, con un ley electoral democrática, el panorama del Parlament de Cataluña sería el mismo. Y no podría CiU junto con el PP, expoliar y repartirse el expolio entre ellos, como  la Sanidad Pública, ni favorecer a la escuela privada en detrimento de la pública, como ahora. Y, ni de lejos un personaje como Felip Puig hubiera accedido a la conselleria de Interior, y de haberlo hecho, inmediatamente hubiera sido cesado. Pero es que, además con una ley electoral democrática, al haber un parlamente plenamente democrático según los deseos ciudadanos, las fuerzas de orden público también serán educadas en la democracia y en el respeto al  ciudadano. Y jamás un apersona sin esos requisitos sería admitida para tal función. E incluso si un ministro de Interior o conseller diera una orden como la que dio Puig en Plaza Cataluña, sería rechazada y denunciada como antidemocrática por los mismos mandados a ejecutarla, por considerarla impropia. 


Así de importante es una ley electoral democrática, no es baladí, es fundamental porque es la esencia de que el parlamento sea, o no, democrático y la sociedad confíe y defienda sus instituciones sin ningún resquemor, además de ser ella misma, la sociedad cada vez más democrática. 


Además de todo eso, una buena ley electoral,  propicia que se considere que la democracia también y sobre todo, estribe en la participación ciudadana en todos los ámbitos en los que el ciudadano interviene; promocionando leyes y mejoras sobre múltiples cuestiones que le afectan en el día a día inmediato, así como otras de ámbito nacional en las que convenga intervenir, primero debatiéndolas  y después votándolas en referéndum. 


No seremos  tan ingenuos en pensar que  una ley electoral  "pura" y perfecta en sí misma sea la panacea. Pero lo que que no se puede aceptar es que para una supuesta eficacia parlamentaria, se quiera en definitiva cargarse la democracia misma; porque eso y no otra cosa en lo que sucede hoy; no les sería tan fácil a los poderosos depredadores de lo público, hacer leyes injustas como las que nos vienen imponiendo, sin que haya mecanismos de control eficaces para evitarlo.


U. Plaza