miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL 11 DE SEPTIEMBRE.

El 11 de septiembre es una fecha que toda persona decente, las capas populares, y sobre todo los trabajadores de todo el mundo, debieran de tener presente. Es una fecha en la que se mancilló los deseos de un pueblo que aspiraba a desembarazarse del yugo que los oprimía y lo sigue oprimiendo.

Me refiero, obviamente, al 11 de septiembre de 1973 cuando el golpe de Estado dado por los Estados Unidos en Chile, por los militares traidores y sin honor ni  principios, (de eso los españoles sabemos mucho por desgracia), vendidos a los intereses norteamenricanos; golpe preparado por un genocida, al que para mayor burla, habían dado el Premio Nobel de la Paz, Henry Kissinger.

   Y viene a  colación precisamente ahora, cuando otro Premio de la Paz (otra burla de la Academia sueca) pretende agredir a Siria, causando muchos muertes inocentes, como todas las guerras, con la peregrina excusa de las armas químicas, que dice han utilizado el gobiernos sirio.  Obama pasaría a engrosar la nómina de criminales de guerra y el primer negro que lo hace para defender los intereses de los multimillonarios blancos. Esperemos que la oposición de mucha gente, en los propios Estados Unidos, logre impedirlo la matanza planificada.  

   Recordemos que quien más crímenes ha cometido con ese tipo de armas químicas, pasandose por el forro el derecho internacional, ha sido precisamente los Estados Unidos: por ejemplo en Vietnam, donde lanzaron millones de toneladas de Gas Naranja, cuyas consecuencias todavía las sufre ese pueblo, que siguen limpiando lo contaminado, y que sufren hasta los que siguen naciendo a día de hoy, con malformaciones.

   Que yo sepa, en ningún momento ningún pistoleros internacional a lo Bush o a lo Obama propuso que fueran bombardeados los Estados Unidos por aquellos horribles crímenes cometidos por sus gobiernos, como ahora proponen los jefes de Obama que haga éste, es decir los multimillonarios, para controlar la zona, por los muchísimos intereses que tienen en ella, junto a Israel, y no por razones humanitarias, lo que queda fuera del ámbito moral de los que durante toda sus existencia han masacrado a los pueblos que explotaban.

  El 11 de septiembre chileno es un punto de referencia para que los pueblos sepan quiénes son sus enemigos. Cuando muchos chilenos fueron asesinados, incluido su presidente Allende, que en nada se parecía a los colaboradores con el imperialismo que usurpan el noble nombre de socialista, que hoy se prestan a colaborar en semejante atrocidad, algunos con sueldos millonarios y que privatizaron empresas para enriquecer a los amigos. Ese es el 11 de septiembre que debe ser recordado, por cierto y trágico.

   No los 11 de septiembres mitológicos  y folclóricos que la burguesía sabiendo que miente y manipula la historia, conmemora con la colaboración vergonzosa de los que debieran desmitificar el saqueo al que esa burguesía somete a las clases populares, en lugar de colaborar con ella. 

   El 11 de septiembre chileno debiera ser el que marque  la verdadera pauta  de la solidadridad entre las clases populares;  no el falso invento. Sólo basta un lectura somera de la verdadera historia para desmontarlo. Y que los que lo saben y colaboran con la farsa desde una perspectiva de supuesta izquierda no lo hagan, y sigan ayudando   a mantener la mentira en la procesión en la que cada año  desfilan para llevar ofrendas al nuevo santo de la nueva religión, San Rafael de Casanovas, lo que demuestra es que tal izquierda se ha suicidado, o ha traicionado sus principios sociales. 

Ubaldo Plaza