martes, 21 de enero de 2014

EL PSC, EL HEREJE A DERRIBAR, COMO AYER LO FUE EL PSUC

El PSC debe plantearse la realidad: que nunca en estos treinta y tantos años de su existencia han ganado unas elecciones regionales. Y que,  sin embargo los que lo dirigían –los que hoy saltan como panteras defendiendo las posiciones de la derecha nacionalista–, son los responsables de que haya sido así; eran los que mandaban. Poco les importaba que el PSC no alcanzara el poder, toda vez que su clase, la derecha nacionalista, ya estaba mandando. Los valores  reaccionarios de la derecha que ellos defienden, ya estaban asegurados por CiU. Los que dirigían el PSC en realidad, como clase social eran beneficiarios del poder de la derecha, aunque no sus bases ni mucho menos sus votantes. El PSC era un instrumento funcional para captar votos obreros, para que todo siguiera igual. 

Es muy sintomático –ya es un clásico– que las  tres formaciones de la burguesía nacionalista catalanas, CiU, ERC e ICV-EUiA, hayan aplaudido la ruptura del PSC, justamente en lo único que durante estos treinta y tantos años ha hecho bien, tratando de no imitar, al menos totalmente,  a los nacionalistas. 

En estos momentos, desde todos los sectores del nacionalismo y su pesebre mediático subvencionado con dinero público, están enfilando sus armas contra el PSC. Y entra dentro de la lógica de los que consideran que Cataluña es una finca particular suya, a lo pujoliano. Y se les rompe el juguete con el que estaban acostumbrados a jugar, con el PSC como principal compañero de juegos. Por eso hay que atacarlo, para, si es posible, hundirlo. No por el razonamiento del debate político, sino con las malas artes a que la derecha nacionalista nos tiene acostumbrados: todo lo que no sea lo que manda su Iglesia, es enemigo de Cataluña.  Todo el que no acate los evangelios decimonónicos de esta derecha alicorta,  de sacristía y campanario es un hereje. Por lo tanto hay, primero que deslegitimarlo, para después enviarlo a los infiernos, si es posible con todos los pronunciamientos del Santo Oficio de los santones del régimen, y si es posible previo su paso por la hoguera.

Y ahora los socialistas, que parecen haber recuperado parte del sentido común de lo que dicen ser, y quieren ser otra cosa diferente del nacionalismo, son los enemigos a abatir. Y el papel que antes jugaba suicidamente como hemos visto al final, lo ocupa el sector de la burguesía representado por ICV-EUiA. Éstos han pasado –por el demarque del PSC– a ser primeros mayordomos en lugar de estar relegados a ser segundos, como lo han estado tanto tiempo. Es su oportunidad de subir en el escalafón que les otorga la gran burguesía, al permitirles que los acompañen en sus aventuras si más no, como  pajes de la nueva Corte.

Que te aplaudan tus enemigos, como ha hecho la derecha nacionalista a los desertores de la disciplina del PSC, sin que éstos se sonroje,  que ven peligrar su trabajo en favor de la derecha, no es el mejor cartel para seguir llamándose socialistas. Pero eso importas poco. Basta leer el comunicado de rebelión del sector nacionalista del PSC donde sólo hablan de soberanisme, nació, drets nacionals, etc., pero nada de la clase obrera, nada de los 800.000 parados,  nada de los desahucios, nada del expolio sanitario, nada de la corrupción y de los imputados que se sientan en el parlamento catalán, a los que debieran estar permanentemente pidiendo su dimisión y responsabilidades.  Y se olvidan de que, al menos nominalmente se definen como socialistas.

Es muy posible que debido al acoso y las malas artes, por ahora los del PSC sigan perdiendo puntos, pero si no caen en el terreno de la ambigüedad –y nos tememos que así sea–, y que en lugar de deshacerse del enemigo en casa, hagan un juego de bolillos, un pasteleo,  los dejen dentro del partido, aplazando el problema.  Pero si se comportan como la gente trabajadora espera de ellos, como socialistas, sin duda volverá a ser un partido en el que mucha gente confiará. Eso sí, repito, sin ningún atisbo de ambigüedad. Porque eso de decir que son catalanistas en un disimulo permanente, es un eufemismo vergonzante del nacionalismo, que un partido de izquierdas no puede utilizar. O se es nacionalista, y por tanto de derechas, y a ver si se entera la izquierda en toda España, o se es socialistas. Lo demás es seguir mareando la perdiz, que al final se la comen los que hoy nos dejan sin derechos sociales en Cataluña: la derecha nacionalista corrupta.

Tengo profundas divergencias con el PSC, precisamente por sus posiciones nacionalistas, entre otras muchas. Pero ante los brutales ataque que está recibiendo por parte de toda la fauna defensora reaccionaria del régimen, por decencia, no hay más remedio que ponerse al lado de la víctima. Me recuerda  la actitud de la derecha para ayudar a los que liquidaron el PSUC hace ya más de 30 años, que dejaron a Cataluña sin partidos de izquierda. El PSC, junto al resto del nacionalismo  también jugó esa baza abriendo sus puertas a muchos del PSUC, y dándoles aliento. Al final lo liquidaron desde dentro, pero con la ayuda de fuera. Hoy son los iniciativos los que parece que les ofrecen la gloria a los disidentes del PSC. La historia se repite, aunque en campos diversos. 


Ubaldo Plaza 

viernes, 17 de enero de 2014

SE ACABÓ LA FICCIÓN


Los que hicieron todo lo posible para liquidar a la única fuerza política que de verdad luchó contra la dictadura franquista –el PSUC–, muy en la lógica de la derecha, han acabado siendo los mamporreros de Mas, olvidándose de que con esa actitud se les ha acabado  la gallina de los huevos de oro de las apariencias.

Mientras los socialistas del PSC, que eran los que se habían convertido en una copia casi exacta de CiU, apoyando los disparates del nacionalismo, con un permanente harakiri –nunca ganaron unas elecciones por imitar a CiU–, se bajan del tren, (al que los subieron los díscolos que hoy reciben parabienes de la derecha por votar con ella), los iniciativos eran sus más fervientes defensores.

Si bien desde que decidieron que el Partido de los comunistas catalanes era un estorbo para la burguesía, y por tanto ya entonces defendían los intereses de ésta, a la que pertenecen, durante muchos años han utilizado eso que en Cataluña llamamos fer la puta i la Ramoneta, para seguir engatusando a muchos electores que se creían de verdad que votaban a una opción, si ya no de izquierdas,  porque eso era obvio, sí al menos lo parecía por estar en un terreno confuso, aparentemente popular; de hablar de izquierdas mientras se pergeñaban acuerdos con la más impresentable derecha en Cataluña.

Hoy los iniciativos ya han quemado todas sus naves y se han quitado la pintura del camuflaje; y se han subido por entero al carro del ultra Junqueras y de su títere desbocado, Artur Más. 

Todos aquellos trabajadores, comunistas incluidos,  que aún seguían prestando oídos a la dirección de ese sector de la burguesía, han podido enterarse de que, en realidad a los iniciativos se les ha acabado el discurso progresista al apoyar a la derecha. Pretendían que el PSC siguiera por la misma senda que ellos, sin duda para así enmascarar mejor su verdadera cara de servidores de la derecha, o parte de ella. Y a pesar de que en un principio se subieron al tren que conduce Junqueras, y Mas alimenta su caldera, los del PSC se han dado cuenta de que sus desgracias han venido por su indefinición ideológica durante tantos años. Y de que si seguían por ese camino su desaparición como fuerza importante era inminente. Se lo dijeron sus electores. Y se apearon del tren suicida. Y los iniciativos se quedaron solos, junto a los representantes del régimen, visiblemente cabreados por no saber dar marcha atrás y no poder desdecirse de un discurso nacionalista.

Lo malo no es que defiendan a los suyos, su clase, la burguesía –lo hicieron desde siempre–,  sino que al tiempo que iban de progres, reclamaban su condición de izquierdas. Y eso les funcionó. Hoy esa ficción se ha diluido para todo aquel que quiera mirar y ver. 

En los últimos tres años hemos asistido a la mayor agresión a las clases populares por parte del gobierno –es un decir– de CiU y de Mas. Pero los iniciativos estaban demasiado atareados con  la cosa identitaria, como para denunciar la corrupción, de forma efectiva, no con la boca pequeña,  y el saqueo de lo público; estaban en  otra cosa. La cortina de humo que CiU con  Junqueras y Más a la cabeza, para que muchos se olvidarán del expolio también ha funcionado.  Pero ayer, a los iniciativos,  con su alineamiento con los aventureros de la derecha nacionalista catalana, se les acabó la farsa. IC, y también los de EUiA, han acabado con la ficción. Hoy todo el mundo sabe que son parte del régimen, del cacicato de la derecha, en nombre de la idea más reaccionaria posible, el nacionalismo. Eso sí, ahora se toca con barretina, pero siguen siendo tan reaccionarios como todos los nacionalismos, el español incluido. 

Y, lamentablemente hasta sectores de la llamada izquierda alternativa, le dan cancha en el resto de España y se  creen el izquierdismo, no tanto de IC-EUiA, sino hasta de ERC. Y hasta se muestran "comprensivos" con el aventurero Mas y su jefe Junqueras. Y hay que preguntarse ¿IU, el señor Lara y otros dirigentes no ven en todo esto, que están alimentando un monstruo que se ha comido a la izquierda catalana, hoy inexistente y que puede también devorar a toda la izquierda española, y lo que es peor a todos los ciudadanos, porque ya hay en Cataluña un manto de silencio, desconfianza y miedo, que recuerda otras épocas? 

Ubaldo Plaza