viernes, 21 de diciembre de 2018

TODOS LOS PRESIDENTES...ESPAÑOLES



Es evidente que los responsables directos del desastre que vivimos los catalanes, hoy atacados con virulencia por las criaturas creadas por los poderes de la burguesía catalana, camuflados con pomposos nombres de izquierdistas, para combatir a la otrora verdadera izquierda hoy desaparecida, la tienen sus actores directos: la derecha catalana, con las brigadas de talibanes del nacionalismo, animados por sus irresponsables jefes, que ya parece que se les ha ido de las manos. Quienes hayan leído la historia, recordarán que los comportamientos de los falangistas durante la República, contra los partidos obreros, era muy similar, con los evidentes cambios de táctica que los tiempos imponen.

Pero todo esto no habría llegado hasta aquí si los gobiernos de España, sus presidentes, no hubieran renunciado a sus obligaciones, permitiendo que en esta tierra de forma continua y reiterada, se incumplieran las leyes sin que pasara nada durante años; si los presidentes de los distintos gobiernos, por intereses espurios de partido, que casi siempre se mezclan con los personales y caudillistas, olvidándose de que su responsabilidad iba mucho más allá del apoyo para su investidura, o para sostenerse en el cargo, con los votos-chantaje de unos diputados nacionalistas en el Congreso, que en buena lid no les hubieran correspondido de haberse contabilizado su influencia en función de los votos populares, en lugar de por una ley electoral que premia al nacionalismo. La irresponsabilidad de los dos partidos, PSOE y PP, al no cambiar la ley para democratizarla, cuando entre ambos tenían más del 80% de los votos en el Congreso, es de manual. Tampoco es baladí la incompresible actuación de la izquierda española en general, con la burguesía nacionalista.

E incluso, cuando los gobiernos españoles tenían mayoría absoluta, en una incomprensible enajenación, se siguió premiando al nacionalismo, como hizo González cuando estalló el escándalo de Banca Catalana, movilizando sus influencias para que el entonces presunto estafador respondiera ante la justicia como pedía el fiscal anticorrupción, Jiménez Villarejo. Pero es que, además, se le permitió al nacionalismo unas televisiones y unas radios públicos, para uso exclusivo de su propaganda. Medios pagados por todos, verdaderas plataformas goebbelsianas para que desde los mismos se atacara a las instituciones y personas que no son de su cuerda. Algo escandaloso que sería imposible ver en ningún otro país democrático. 

Pero no sólo González; sino que hasta se creó en Madrid una especie de malvada connivencia con la “clase política”, con “el todo Madrid”, absolutamente artificial e irresponsable para contentar al jefe del nacionalismo catalán, alimentando la falsa idea de sus bondades y calidad de "hombre de Estado" de Pujol. ¡Santa Llúcia!, que diría la beata.

Tanto que, hasta un periódico tan reaccionario como ABC lo convirtió en “el hombre del año”. Se trataba de contentar al que minaba la convivencia, entre los españoles, en primer lugar entre los catalanes, a sabiendas de que se le estaba dando munición para que así fuera; cediendo competencias, que eran utilizadas arteramente para su hoja de ruta que nada tenía que ver con el bienestar de los catalanes, sino en los objetivos rupturistas de unos cuantos, algunos que hacía un rato se habían despojado de la camisa azul y empezado a cantar Els  Segadors

Porque, las competencias entregadas al nacionalismo tendrían consecuencias, como  muchos sabíamos ya entonces, aunque los actores quisieran ignorarlo por sus intereses inmediatos. 

Felipe Gonzáles –y sus sucesores en el PSOE– hizo cuanto pudo para que su sucursal en Cataluña nunca ganara unas elecciones regionales, ya que no podía ignorar que el PSC en Cataluña nunca fue visto por las clases populares como un partido socialista, cercano a sus intereses; más bien era visto como una copia casi exacta de la secta que dominaba el clan Pujol, al que todos los partidos catalanes, izquierda incluida, rendían pleitesía, sin otra oposición que la que mostraban de cara a la galería para los suyos, que no era más que puro teatro. 

En realidad todos comulgaban, con más o menos disimulo, con el capo del nacionalismo, que de facto, dirigía la casa común, en la que confluían todos los partidos, en connivencia, pues a todos los unía el reaccionario nacionalismo, siendo esto nefasto para las clases populares, que se quedaron sin referencia de ni partidos de clase. La liquidación del PSUC por los sectores de la derecha del partido, iban por ahí.

Al parecer le era más rentable a González y a los intereses que él representaba –que por supuesto nada tenían que ver con actitudes socialistas–, en lugar de la copia PSC con quien seguro podía tener alguna controversia, llegado el caso, mantener el original de la derecha catalana, CDC en la Generalitat. Lo que dice mucho del supuesto y nunca probado –todo lo contrario– ideal “socialista” de González. No se olvide que González prefirió los votos envenenados de la derecha nacionalista, a los votos de la izquierda para gobernar, una muestra más de lo dejado que estaba del ideal socialista.

Pero, con todo, no fue González el que más daño hizo a la democracia en Cataluña cediendo desde el gobierno. Después vino Aznar, el mismo que hoy se rasga las vestiduras y vomita improperios con cara de circunstancias, ante la situación creada, también por él. Porque aunque se recurre siempre a la anécdota de que hablaba catalán en la intimidad, para seguir contentando al mismo capo que contentaba González y el establishment, lo importante fue lo que llegó a ceder ante Pujol como pago por sus votos.

Aznar, desesperado por sentarse en el trono de primer ministro, estaba dispuesto a todo. A ceder en todo, sin reparar en ese fogoso amor a la patria por la que brama hoy con toda la derecha, como buen reaccionario de la extrema derecha que siempre fue.

Le entregó a Pujol la policía, instrumento que el nacionalismo ha intentado manipular, con lo que eso representa para un gobernante desleal y dispuesto a romper la baraja; le entregó la educación de nuestros hijos, algo deseado por cualquier poder –que se lo pregunten a la Iglesia– para que así pudieran, en un espacio de tiempo más o menos largo, sin control, lograr el adoctrinamiento de los niños y jóvenes, que podrían convertirse, llegado el momento, en talibanes fanatizados del nacionalpujolismo. Como sí ha sido. 

Además de poner en sus manos la Sanidad Pública, que destrozaron en beneficio de la sanidad privada, en cuanto tuvieron oportunidad. Porque para esta derecha patriotera y ombliguista, el negoci és negoci. Y la  gente, las listas de espera, es secundario. 

Aznar, contra todo sentido común, aceptó defenestrar a uno de los suyos, Vidal Quadras, al que había logrado mayores réditos electorales hasta entonces. El que fuera el único político del arco parlamentario  en el Parlament catalán, que le hacía sombra y oposición a Pujol. Dialécticamente se lo comía, poniéndolo en sus sitio en cada sesión. Lo que ponía nervioso al capo, que mostró sus mediocridades, cuando alguien con capacidad y no sumiso, le cantaba las cuarenta. Cosa que ninguno de los dirigentes políticos deseaba hacer. 

Para muestra un botón: cuando Anguita criticó a Pujol como “el representante de la peor burguesía”, el burgués Rafael Ribó, secretario general del ya degenerado PSUC, le pidió audiencia para pedirle disculpas al padrone. No es raro que tiempo después el Parlament lo premiara con el título de Histórico de PSUC. ¡Casi nada! Un personaje de la burguesía, que entraría en el partido en el año ’74, justo un año antes de la muerte del dictador, era nombrado “militante histórico del PSUC”. El que, andando el tiempo sería premiado con el de Defensor del Pueblo, y fogoso converso al independentismo que los jefes de su clase, la derecha, proclamaban. 

Históricos en el PSUC había miles, pero la mayoría eran obreros, y charnegos que habían sufrido en sus carnes los rigores de la represión y las cárceles. Pero ninguno podían lucir, para la exquisita pose de la burguesía nacionalista como un hijo suyo. Que además enfangaba el nombre de un partido que luchó contra la dictadura, y contra esa misma burguesía, que no se olvide, fue franquista durante la dictadura. 

Después llegaría Zapatero, desconocedor del nacionalismo, que llegó hasta ofrecerle a los nacionalistas de Maragall –que ya anunciaba que el Estado en Cataluña era residual–, en un acto de euforia, que lo que los nacionalistas aprobaran en el Parlament, él, si llegaba al gobierno, lo aprobaría sin más. Mayor irresponsabilidad no cabía en un aspirante a dirigir los destinos del  país.

Y, en esto llegó Rajoy de la mano de Zapatero que le puso la alfombra por sus políticas reaccionarias, y por ser el artífice del ominoso golpe con nocturnidad veraniega, del articulo 135 de la Constitución. Rajoy seguramente el que pasará a la historia como el peor presidente de España,  en un erial de presidentes y dirigentes de Estado, por su pusilanimidad e incapacidad de abordar las responsabilidades que le imponía su cargo. Rajoy, fue el presidente sesteante. 

Y ojalá hubiera sido así durante todo el Septenio Negro, sin despertarse. Porque cuando, entre sueño y sueño despertaba, se desataba con unas leyes laborales esclavistas, y una ley mordaza, entre otras, que destrozaron la vida de millones de españoles, al tiempo que enriquecía a las grandes fortunas. 

Ah, pero a la hora de hacer frente al desafío de la burguesía nacionalista, en lugar de asumir sus responsabilidades, prefirió que fueran los jueces los que defendieran al Estado, mientras él anunciaba, una y otra vez, que tal o cual acción, ilegal anunciada por el separatismo, no se produciría; lo que los hechos desmentían. Un verdadero desastre. !Y tenía mayoría absoluta cuando Artur Mas el Tijeras  empezó el desafío! Mayoría que aprovechaba para ignorar al Parlamento, pero no para imponer la ley donde se incumplía por los representantes del Estado en Cataluña.

No seré yo quien se lo niegue, Pedro Sánchez tiene voluntad de mejorar la horrible situación en la que vivimos los catalanes. Pero cae en el mismo error que sus predecesores. Ignora que negociar sólo se puede negociar con gente razonable democrática y que quiere construir, en lugar de destrozar. Y a la vista está que Puigdemont y su marioneta Torra no lo son. Que no se puede negociar con aquellos que animan, como jefes, a una especie de algarada permanente. Con los mismos que impiden que la policía, los Mossos, cumplan con su obligación, y hasta piden purgas entre ellos.

Es de desear que esta situación insostenible llegue a su fin. Pero eso no se hace cediendo y permitiendo todo tipo de irregularidades. Eso es lo que han hecho a lo largo de los años todos los presidentes de todos los gobiernos de España. Que dicho sea de paso, aunque no es cosa menor, olvidándose de más de la mitad de la población catalana, ignorada, no sólo por los gobiernos, sino por los partidos supuestamente de izquierdas, que cuando vienen a Cataluña, sólo ven y se reúnen, con los que le destrozan la vida a las clases populares. Eso lo hace Pedro Sánchez, y, hasta con más fe y entrega si cabe, Pablo Iglesias, en sintonía con los representantes de la derecha independentista.

Aumentar las competencias a las autonomías, es positivo, siempre que hablemos de responsables leales al proyecto común. No como ha venido sucediendo desde que nacieron las autonomías, que sólo es dar munición para atacar la democracia. No olvidemos que la proyectada República, sin haber llegado a ella, ya anuncian una dictadura, es decir nada de separación de poderes. En la que los jueces serían elegidos por el presidente. Ese es el futuro que tienen en mente los promotores. Además de que no debe olvidarse las ideas racistas y xenófobas  de Torra, plasmadas en numerosos artículos. 

Además que le da gasolina para los incendiarios discurso de Casado y su ventrílocuo, Aznar.

Ubaldo.


jueves, 13 de diciembre de 2018

CUANTO PEOR, MEJOR


El incendiario de Flandes, desde su cómodo sofá de la carísima mansión de escándolo y vergüenza, llama a protestar a los catalanes, con motivo del anunciado Consejo de Ministros en Barcelona, el 21 de diciembre, calificado por algunos de la derecha catalana echados al monte, de “provocación”. 

El cobardemente huido expresidente de la Generalitat, designado a dedo por Artur Mas el Tijeras,  está en línea de considerar Cataluña de su exclusiva propiedad. 

El expresidente, más atento a sus intereses de personaje desahuciado, y ya como agitador e irresponsable, cómodamente situado como observador sin riesgo,  obvia que las protestas de los catalanes ya se vienen desarrollando; pero no las que desea el fugado Puigdemont, como incendiario, apoyando a sus muchachos de la gasolina,  como diría otro personaje a olvidar, hijos de la burguesía, convertidos en revolucionarios de salón, dándole ordenes a su vicario Torra, para que la tensión siga  creciendo.

Las verdaderas protestas tienen lugar en nuestra tierra, movilizando a médicos, bomberos, profesores, estudiantes y amplios sectores de la población; y ayer mismo los Mossos d´Esquadra, víctimas de las políticas de los  recortes llevados a cabo por  la gente de la derecha que representa el huido. 

Llamar a protestas para tratar de ocultar su fracaso político de aventureros irresponsables, no deja de ser una cortina de humo, pero que los ciega, considerando lo realmente importante para la gente, como secundario, como muy bien dejó claro el no menos irresponsable que su jefe, Eduard Pujol, cuando afirmó que lo de las listas de esperas en la Sanidad no debían distraerlos.  Que lo importante para ellos era la independencia. 

Tampoco debe ser importante para estos reaccionarios de los partidos de la derecha nacionalista, la ayuda a la dependencia, los atrasos de las pagas o la de poner al día sus sueldos. Entre otras muchas cosas porque ellos sí los tienen resueltos. 

Para el ventrílocuo de Waterloo, los problemas reales de los catalanes, los verdaderos, son secundarios y cuanto peor mejor. Sólo así se entiende sus irresponsables actuaciones, de él y de los que, sabiendo el desastre, no cortan amarras y hacen política para todos los catalanes. Pero eso, pedírselo a unos personajes instalados en un mundo irreal, es perder el tiempo.


Ubaldo

martes, 11 de diciembre de 2018

LA HUELGA DE HAMBRE DEL "NOSTRE PRESIDENT", Y SUS MUCHACHOS DEL "APRIETE"



Quim Torra,  ese extraño personaje que se va al monasterio independentista de Montserrat, al parecer para hacer huelga de hambre en solidaridad –dice– con algunos de los políticos presos; y que al parecer hará  dicha huelga  entre el desayuno y el almuerzo; para reemprenderla hasta la cena. Tras la cual la volverá a reiniciar, ¡hasta la mañana siguiente!. No es poca cosa.  Porque no sería ético levantarse ha tomar un tentempié.

Eso sí, el insigne personaje contará con las debidas revisiones médicas, no sea que entre butifarra amb seques (butifarra con judías) y un pa amb tomàquet amb pernil del bo, las Aromas de Monserrat para una buena digestión; no sea que tras los rezos reglamentarios del lugar, las meditaciones sobre su república del 3% y demás preocupaciones, al hombre le dé un yuyu, por algún acto de brujería de algún mal catalán descontrolado, y tengamos que lamentar la ausencia, durante unos días de tan insigne dirigente; y la patria quede sin nadie como él, que recibe órdenes directas de su dios-jefe huido a Flandes, desde el sofá de la mansión de Waterloo.

Ante la agresión del presidente de gobierno del “país del costat”, Pedro Sánchez  –que como se sabe son gentes primitivas y con el ADN distorsionado, como ya advertía el capo  Pujol en los años sesenta, y tantas veces lo advierte en sus escritos nuestro hombre–, al enviarle unas cartas el gobierno, pidiendo explicaciones por la actitud de la policía, els mossos, a sus órdenes, sin que tales órdenes se cursaran, para restablecer la normalidad que interrumpían un centenar de esos chicos que nuestro president tanto cuida; y a los que anima a apretar

El President, por delegación, pero President al fin, ha dicho, con toda la sabiduría que lo caracteriza; quizá insuflada por vía telepática desde Waterloo por su jefe, que no es cierto cuanto dice la carta. Que la policía actuó siguiendo el protocolo, decidido por los responsables policiales, en los que el poder político no entra.  Como para cualquier mal político, la culpa no es suya. En este caso es de la policía.

Convirtiéndonos tras dichas explicaciones a todos en verdaderos idiotas; a los catalanes en primer lugar. Porque todos sabemos la bronca que le echó Torra al Conseller de Interior, pidiendo las cabezas de los responsables policiales, de que sus muchachos del apriete, fueran molestados en Tarrasa y en Gerona. 

Pero es que a continuación, cortaron durante 15 horas la AP7; y acto seguido levantaron las barreras de las autopistas, con presencia policial, sin que tampoco entonces llegaran las órdenes pertinentes, que era lo que el ciudadano normal, hubiera deseado. 

Y que no venga nuestro ilustre huelguista solidario,  con el cuento, de que esas decisiones se hacen valorando los pros y contras de la actuación policial. Incluso alguno de los responsables –es un decir– de la Generalitat, ha comparado esos hechos con la huelga y el bloqueo de la ciudad por miles de taxistas. 

Olvidando que los que cortaron la autopista y levantaron las barreras, eran unos pocos, según informó un mosso, portavoz de uno de sus sindicatos, eran unos 150 activistas, enmascarados. Por sólo esta razón debieran haber actuado los mossos, identificándolos, de haber tenido órdenes para hacerlo. 

Así que el ilustre huelguista de hambre en etapas y en diferido, y con el tiempo acotado, que piense un poco en que esas afirmaciones son un insulto a la inteligencia de los propios catalanes, víctimas de sus muchachos y de él mismo y sus compinches. 

Y, aunque sabemos que la gente del país opresor del costat, no son tan inteligentes, por aquello de la distorsión del ADN, que los sitúa en inferioridad, muy por debajo del nivel de los patriotas auténticos como él, la mentira es tan burda, que hasta ellos la perciben. 

Esperemos que algunos de los que siguen montados en el procés de la república talibana del 3% de la burguesía catalana, la de los negocios, corrupciones y recortes sociales, también perciban el engaño.  Porque a la hora de aplicar dichos recortes en la Sanidad Pública, sí somos iguales si somos catalanes de las clases desposeídas. Los de las tijeras, suelen tener  mutuas privadas y colegios trilingües, que por supuesto les pagamos todos. 

Ubaldo




viernes, 7 de diciembre de 2018

SÁNCHEZ, ¿SE ALEJA DEL NACIONALISMO?




Ante el fracaso electoral en Andalucía, el Partido socialista de Pedro Sánchez, plantea un cambio de rumbo, un alejamiento de los nacionalistas. Parece mentira que gentes que cuentan con tantos asesores, politólogos y analistas de todo pelaje, no las vieran venir. Porque no es un fenómeno nuevo, que no conozca la izquierda interesada en saberlo. 

De siempre se ha sabido: ("Los nacionalismos contra el proletariado”, de Emilio Madrid, haciendo referencia a textos de Marx y Engels y también de Lenin), que el nacionalismo, pensamiento político reaccionario, de derechas, de la peor derecha posible, que desemboca, si los vientos les son favorables por las crisis del capitalismo, en lo que desembocó en Italia, Alemania, Japón…y en tantos sitios con mayor o menor intensidad, según las adhesiones o rechazo encontrado en su discurrir, y la capacidad de las fuerzas democráticas para ponerles freno.

Por eso, lo raro es que los partidos de izquierdas, desde la llegada de la democracia no hayan elaborado un discurso alejado de esa derecha nacionalista. Todo lo contrario, han pretendido ser aliados suyos a pesar de las coces recibidas, por una supuesta oposición a la otra derecha del resto de España; olvidando que, en esencia, son idénticas. Repásese en las hemerotecas las veces que CDC y PP –a veces también con el PSOE–, votaban juntos, tanto en el Parlamento español, como en el Parlament. Siempre si se trataba de legislar contra las clases populares. Es algo que los partido de izquierda no debieran olvidar. 

Bienvenida la decisión del PSOE, si sirve para colocar a la derecha en su sitio, y la izquierda empieza a entender quiénes son sus enemigos de clase. En el PSOE dicen que se quieren alejar de los nacionalistas, cuya cercanía, connivencia y coqueteo, les ha salido muy cara en Andalucía. 

Lo que no dicen, es que donde primero le salió cara fue en Cataluña. Pero  una cosa es lo que dicen que van a hacer y otra muy distinta lo que realmente hagan. Porque el PSOE tiene una asignatura pendiente desde hace casi 40 años, que incomprensiblemente se niega a abordar: ser una opción socialista, o socialdemócrata, en Cataluña. Aceptando que el PSC no lo es, por más que estos lo proclamen. 

Porque siempre va por delante en las proclamas de los dirigentes del PSC la coletilla de catalanista; y en un partido socialista no hay más “ista” que la que lo define.  Lo demás es vender el artículo del nacionalismo, envuelto en celofán con nombre socialista. Y a la larga la gente, los trabajadores, lo descubren. El PSC ya hace décadas borró el nombre PSOE de su logotipo, para que no lo identificaran, suponemos, los nacionalistas con el PSOE español, que tanto molesta al nacionalismo, de ayer y, al echado al monte de hoy independentista, ya sin careta, de la secta amarilla.

Por lo tanto una cosa es que Sánchez y el PSOE “prediquen” que se quieren alejar de los nacionalistas, de forma a todas luces táctica y electoralista, y otra muy distinta que “den trigo” socialista, entendiendo de verdad el daño que eso hace a la izquierda, y a las clases populares.

Y esto sirve igual para los otros partidos, como IU y Podemos con sus respectivas marcas catalanas. Los primeros ya debían haber presentado candidaturas en Cataluña hace muchos años, tras el asesinato del PSUC, para que sus votantes votaran sin taparse la nariz, sabiendo que sus votos, muy probablemente irían junto a los votos nacionalistas, de una u otra forma. (El caso del madrileño Romeva es de escándalo. Lo votaron gentes de izquierda y un minuto después ya había traicionado a los votantes y ha acabado con la derecha talibana de la burguesía).

Los de Podemos, quizá aún más abducidos por los cantos de sirena democráticos, de los independentistas, que consideran a sus presos, por haberse saltado las leyes, presos políticos. Exactamente igual que hacen los tres partidos de la derecha independentista, brigadas de asalto incluidas.


Ubaldo

jueves, 6 de diciembre de 2018

¿LA CONSTITUCIÓN , O LOS QUE LA APLICAN SEGÚN SUS INTERESES?



La Constitución del ´78, como todas las constituciones por consenso, ni es la estafa que dicen algunos, ni mucho menos la panacea que nos quieren vender otros. Depende de la aplicación con uno u otro sentido de clase que se le dé. 

La Constitución que como todo el mundo sabe se hizo con una enorme carga de renuncias por parte de los demócratas, muchos recién salidos de las cárceles, para que fuera posible recuperar las libertades y salir del túnel en que unos traidores nos metieron, liquidando la democracia republicana; y que tras una guerra civil, con fuerzas desiguales, desembocó en el terror de la dictadura, apoyada por lo más negro y retrógrado de las clases dominantes, que trataban de parar la rueda de la Historia; con el apoyo imprescindible de la Iglesia, reaccionaria por antonomasia, con la complicidad de las democracias europeas, a las que interesó más, mantener la dictadura que devolverle la libertad al pueblo,  una vez derrotado el nazismo en Europa; pueblo que fue el primero que se levantó contra el fascismo, que después sería nuevamente traicionado; fascismo que acabarían padeciendo todos.

Tras la muerte del dictador, las propias fuerzas de la derecha franquista sabían que no podían alargar mucho su dictadura y les era necesario hacer un cambio, lo más lampedusiano posible, que les permitiera mantener los privilegios que habían expoliado al pueblo español a lo largo de su dictadura.

Evidentemente el paso para lograr que los intereses de los franquistas quedaran asegurados, no lo hicieron sólo ellos, sino que contó con el control de los americanos, y otros países interesados de que la futura España democrática no fuera más allá de sus intereses; y contó con mucho cómplice que, de la noche a la mañana se enfundaron el traje de luchadores por la libertad y la democracia, aunque algunos de ellos durante la dictadura, o no existían, o existían de forma nominal y nadie sabía de su existencia. O simple y llanamente había colaborado con el dictador; incluso algunos seguían cantando las glorias de la dictadura, ya muerto éste. Basta buscar en las hemerotecas para comprobar, cuánto demócrata de  entonces, y hasta converso posterior hoy al independentismo, elogiaban al dictador. ¡Cuánto alcalde franquista, se unió al invento de la derecha encabezada por Pujol!

Con los mimbres que había entonces era evidente que la Constitución estaba condicionada por la inferioridad de los demócratas, sobre todo porque durante todo el periodo Constituyente los militares franquistas exhibían la amenaza del golpe permanente, que todo hay que decirlo, era utilizada por los políticos franquistas como espada de Damocles. Y también, la memoria colectiva de los españoles, temerosos de una vuelta atrás, que nos pudiera devolver a épocas más negras, estaba presente .

A pesar de lo cual, se hizo una Constitución suficientemente abierta para que pudieran gobernar, tanto la derecha franquista conversa, como la colaboradora de ésta, autotitulada de izquierdas, para poder vestir mejor el muñeco democrático, sin romper el juguete de lo intocable.

La Constitución, tal como salió, servía lo mismo para un roto como para un descosido. Dependiendo de quién decidía.  Muchas veces se ha atacado a la Constitución olvidando que son las decisiones de los políticos que sirven intereses espurios,  las que la pueden hacer mejor o peor. 

De tal manera que si había voluntad de los mandamases –es decir los poderes económicos, no los gobiernos que al fin y al cabo están al servicio de aquellos–, podían tener, en algunos de sus artículos, tintes progresistas, o aplicarlos de forma progresista. Pero también toda la carga reaccionaria que en un momento dado les interesara a esos poderes. Si esos artículos progresistas se cumplieran, se podría decir que la Constitución era para todos. La Constitución española ha sido aplicada en sus artículos favorables a las clases populares, de forma muy restrictiva; mientras que los que favorecen a las clases dominantes, son de amplio desarrollo. 

Los primeros años, debido al atraso social que padecía España en todos los sentidos, se pusieron en marcha mejoras indiscutibles que acercaran a España un poco a los países del entonces Mercado Común. Objetivo prioritario de las clases dominantes, ya que sabían que lo que después se llamaría Unión Europea iba a ser un club de mercaderes, con leyes reaccionarias e impuestas a los pueblos, que beneficiaba a la banca y a depredadores, al capital financiero y especulativo, en definitiva, a costa del deterioro de las condiciones sociales, como veríamos muy pronto. 

También, para esto, hubo complicidades escandalosas de gente que se llamó progresista. Como hubo quien lo denunció como una sumisión a los intereses del capital, sin demasiado éxito, por cierto.

Para que todo saliera según deseaban, era fundamental introducir la mentira, para que los españoles tragáramos la Organización Terrorista del Atlántico Norte (OTAN), cuya misión le fue encargada a algunos de esos disfrazados de demócratas y hasta de socialistas, de reciente creación; que nada tenían que ver con los socialistas de antaño. Fue un partido ex novo, pero con la carga histórica suficiente para que los nuevos vendieran el producto de las bondades de la Organización militar, a la que se oponía la inmensa mayoría de los españoles

El analfabetismo político –y el general– de nuestro pueblo, tras cuarenta años de dictadura y ayuno democrático, pudo hacer posible el mayor engaño de los tiempos modernos: un partido que se decía republicano y que  se mostraba contrario a la OTAN, acabó siendo el principal impulsor del ingreso en la organización militar al servicio de los Estados Unidos; al tiempo que dejaban lo de la República y se convertía en monárquico, de facto, como demostrarían los hechos. Y, pasado el tiempo, uno de sus más destacados dirigentes, que acudía con trenka de progre a las manifestaciones anti-OTAN, dirigiría esta organización militar, con  destacado protagonismo en los bombardeos de Yugoslavia.

Ubaldo

martes, 4 de diciembre de 2018

LA CARTA DE GARZÓN A IU Y LOS ANTECEDENTES



Alberto Garzón, en una carta dirigida a los militantes de Izquierda Unida, se queja de los resultados cosechados en Andalucía para la coalición con Podemos Adelante Andalucía. Y acaba reconociendo que el acercamiento a la derecha catalana –él no lo dice así, pero esa es la realidad–,  les ha hecho  mucho daño.  Y plantea autocrítica y reflexión.

A buenas horas mangas verdes, como diría el castizo, porque es de sobra conocido, por propia experiencia que el nacionalismo es un cáncer para la izquierda en particular y para las clases populares en general. No se puede decir que les haya pillado por sorpresa. Estaba cantado que esas alianzas antinatura, esas connivencias y coqueteos con la burguesía catalana, les pasaría factura, no sólo en Cataluña, sino en toda España, llegado el momento.

Siguen sin entender que la derecha catalana es de la misma catadura inmoral que el resto de derecha española. Y en Cataluña con más carga de fanatismo  salvaje. No es nada extraño, que los devaneos con los reaccionarios de los recortes en Cataluña, acaben teniendo resultados desastrosos, como lo hemos visto en Andalucía. 

Pero es que, además, IU y Podemos, lo pudieron comprobar en las últimas elecciones regionales  Catalanas, que las ganó un partido de derechas, porque fue el único que se enfrentó al nacionalismo, aunque sea con muchas dosis de demagogia; y resulta amargo para el pensamiento de izquierdas comprobar que en todos los municipios donde la clase trabajadora es mayoritaria, Ciudadanos fue el primer partido, o segundo, con 1.100.000 votos. Sólo quedaron más atrás los de Ciudadanos en la Cataluña beata y profunda, del carlista Puigdemont y su valido; la del fanatismo decimonónico, donde este tienen mayor asiento. 

Esos votos de los trabajadores, por lógica, debían haber ido a los Comunes, aliados de IU y a Podemos, además de  a los socialistas. Pero esos votantes se sintieron abandonados por ellos, con el mismo discurso del “dret a decidir” de los tres partidos de la derecha nacionalista, CDC, ERC y la Cup.

Siendo esa derecha que lo decía, los que siempre han decidido. Ya fuera en democracia, o en la dictadura. El negoci no tiene otro amigo que sus cuentas corrientes.

Tras esa debacle, que pasó sin demasiados aspavientos, no se les ocurrió corregir el rumbo. Ni al PSOE ni a IU y Podemos. Todo lo contrario, se mantuvieron en el error de dar apoyo, a veces con indisimulada sordina, al talibanismo de la burguesía, con visitas al beato Junqueras, que no se sabe bajo qué análisis o arcano político, consideran a ERC de izquierdas; escenificando, por si había alguna duda, esa alianza de facto con unos personajes fuera de la Historia en sus planteamientos.

Los que hemos vivido muchos años en la dictadura, sabemos que los de ERC jamás dieron un paso para defender los intereses de los trabajadores. Jamás estuvieron apoyando una protesta obrera o una huelga. Pero IU, y Podemos, ignoran  esos hechos incontestables.

El jefe de ERC, a la sazón Heribert Barrera –xenófobo personaje–, fue el que con su voto hizo posible que un nefasto Pujol accediera a la presidencia de la Generalitat en las primeras elecciones regionales, para que hiciera lo que hizo. Y le rindieran pleitesía todos los partidos, incluido el ya desnaturalizado PSUC; y poco  después, una vez asesinado éste, sus herederos, con ese nombre tan nacionalista y desclasado, como Iniciativa per Catalunya. El mismo discurso nacionalista que la derecha. Pero nutriéndose de las luchas del PSUC obrero de otros tiempos de clandestinidad.

Durante Todos estos años, lo que debieran haber hecho IU, y también el PSOE, era presentar candidaturas propias, alejados de los nacionalistas, que es en realidad la esencia, tanto del PSC como de IC, para recuperar la izquierda desaparecida en Cataluña; o lo que es peor todavía, secundando los disparates de la derecha catalana, a pesar del desastre que día tras día la asolaba. Secundando  la secta amarilla, como vemos en el Ayuntamiento de Barcelona, con gigantesco lazo en la fachada..

Es un suicidio político, porque los talibanes del procés, por mucho que los Comunes se acerquen a ellos para contentarlos, jamás les votarán, y jamás estarán contentos, como vemos a la hora de no votarles algunas de sus propuestas. Y con ese chalaneo lo que logran es que los votos que debieran ser naturales de los Comunes, emigren o vayan a la abstención. Como pasó en las elecciones catalanas ganadas por Arrimadas. 

No se olvide que el PSOE, en las elecciones generales arrasaba en Cataluña, porque la mayoría trabajadora les votaba. La misma que ignoraba al PSC. Creo que es tarea del psicoanálisis averiguar por qué razón el PSOE prefería perder todas las elecciones catalanas, y no presentarse con sus siglas que eran ganadoras, y sí con las del PSC, que salía de perdedor.

Algunos malintencionados decían que era así porque su clase social, la de algunos dirigentes, ya estaba muy bien representada por Pujol. De hecho, años después, pudimos ver a muchos de esos dirigentes de alta responsabilidad en el partido socialista catalán que ya había retirado el nombre de PSOE de su logotipo, suponemos que para contentar al nacionalismo o por puro complejo, que hasta entonces se habían llamado socialistas, desfilaban atropelladamente para entrar en la CDC, de Artur Mas el Tijeras, al que sustituiría el Carlista Puigdemont y su valido el agitador.

No sé si esta reflexión de Garzón e IU tendrá alguna base de rectificación. Pero mucho me  temo que, pasados los primeros sofocos, seguirán en las mismas, junto a los nacionalistas, perdiendo elecciones como en Cataluña, y ahora en Andalucía; manteniendo entre sus filas a descarados independentistas o camuflados. Mientras se abre el camino para opciones que demagógicamente tienen un discurso facilón, primario y xenófobo. Pero, el discurso defendiendo a las clases populares, en exclusiva, en Cataluña brilló por su ausencia. Y así les fue, así nos va.  Y, al final  lo pagan los mismos. 

La enajenación mental de los dirigentes de la izquierda sólo se explica por el abandono de los principios de clase, olvidándose de a qué clase representan unos y otros, y quién es el verdadero enemigo. La derecha, nacionalista catalana y española en general, lo tiene muy claro. La izquierda parece que menos, vista su trayectoria en las últimos años; décadas, diría. Desde la llamada Transición andan obnubilados por los nacionalistas, es decir por la derecha. 

Ver cómo Iglesias hacía de anfitrión del jefe de los reaccionarios catalanes, Puigdemont, provocó vergüenza ajena y sofoco en no pocos trabajadores, víctimas del personaje invitado por el secretario General de Podemos. No creo que rectifiquen. Pero la Esperanza sigue en el fondo del Ánfora. 

Ubaldo

sábado, 1 de diciembre de 2018

LA HUELGA DE HAMBRE DE LOS BURGUESES



Los presos de la derecha catalana, la del golpe del procés, anuncian una huelga de hambre para protestar porque no los han puesto en libertad. 


Los señoritos de la derecha, la de los recortes, los que han arruinado la vida de millones de catalanes, ante las protestas habidas por el desastroso desgobierno de Mas, Puigdemont y su valido, parece que han decidido anunciar una huelga de hambre; que más se ve como una manera de llamar la atención, una maniobra de propaganda, que otra cosa. Una huelga de hambre es una cosa muy seria, si realmente se hace y se lleva hasta las últimas consecuencias, y no veo a estos señoritos en esa tesitura. Y la hacen personas desesperadas y sin otra salida, que no es, ni de lejos, el caso. 

Las huelgas de hambre las llevaban a cabo en España los verdaderos presos políticos, obreros en su mayoría, encerrados en Burgos y otras prisiones, de la dictadura franquista, con la que muchos de los ancestros de estos burgueses coincidían. No se olvide ese detalle, por razón de clase. 

Estos de la derecha privatizadora, lo que sí tendrán lo que no tenían aquellos: un gigantesco despliegue de propaganda por los aparatos públicos  al servicio del régimen. Posiblemente veremos algunos de los presentadores/as, o locutoras, de los medios de propaganda que pagamos todos –pero que los utilizan ellos en exclusividad–, con camisetas con los retratos de los presuntos huelguistas de hambre. Pero la huelga no creo que vaya más allá. Yo, en principio, no me la creo.

También veremos a alguna de las habituales y bien pagada  conocida propagandista, chillona, con la cantinela. Ya sabemos, la derecha cuando se pone, se pone...a tergiversar la realidad. 

Los señoritos no hacen huelga de nada, y menos de hambre; no están acostumbrados a esas cosas de escaseces que se las reservan ellos para las víctimas de sus recortes, como muy bien sabemos.  

En esta presunta huelga de hambre contarán con todos los pesebristas, para airearlo a los cuatro vientos y seguramente dirán "lo que están sufriendo" por culpa del Estado español". Y ya hemos visto que hasta la marioneta del ventrílocuo de Flandes, la apoya, ¡faltaría! Todo calculado. 

Se intuye que es para ver si logran que se le ponga sordina a las protestas de amplios sectores  de la población, víctima de esta derecha de los recortes, que los ha pillado por sorpresa, porque viven en un mundo irreal; sectores hartos ya de tanto dedicar recursos a delirios imposibles, mientras el día a día de los ciudadanos, es desesperante; que, como sabemos porque lo ha dicho uno de sus mayores portavoces sin el menor sonrojo, "lo de las listas de espera es secundario, y no debe distraer". Otro objetivo no se ve, a parte del chantaje puro y duro. En definitiva, que no es creíble.

Ubaldo