domingo, 28 de noviembre de 2010

EL AYATOLÁ MONTILLA

 



Si las declaraciones que ha hecho José Montilla sobre que prefiere la Biblia a El Capital de Marx, las hubiera hecho un destacado intelectual, sin duda hubieran desatado un debate, por estúpida que sea la comparación; estando de acuerdo o no con las mismas, pero seguramente sí hubiera sido enriquecedor. Pero dicho por Montilla, simplemente es fruto de la más supina ignorancia que no merece mayor atención que por el hecho de que todavía sea presidente de Cataluña, y provoque cierto sonrojo. Es  dudoso que Montilla haya leído, y mucho menos entendido y asimilado El Capital, más allá de alguna de los resúmenes que proliferaban en los años 70. Pero tampoco es creíble que haya leído el libro de mitos a que hace alusión, y tal vez no haya pasado del catecismo de Ripada, y de aquellas afirmaciones teológicas en las que se decía que el Infierno tenía la entrada en un lugar cerca de Valladolid.

Pero de lo que sí estamos seguros es de que, lo mismo que ha logrado que el nacionalismo crezca por su conversión, o asimilación del mismo, por puro oportunismo mal calculado, siendo más papista que el Papa, nunca mejor dicho, por ese camino de aspirante a la beatificación, es posible que pudiera convertir a Cataluña en una taifa teocrática, en la que naturalmente, tampoco sería él quien la encabezara como Ayatolá. Una vez hecho el trabajo sucio para los nuevos teólogos, otro ocuparía su puesto. Igual que ha pasado con su descabellada apuesta por el nacionalismo, cuando debiera haber sido socialista, que otros serán los que usufructuarán los esfuerzos. 

Pero quizá ahora pueda dedicarle tiempo a la lectura de la mitología judeo-cristiana, siendo admitido en el retiro de un convento, que es, al parecer, a lo que puede aspirar tan sesudo personaje.

U. Plaza 


viernes, 26 de noviembre de 2010

El PODER (y II)


Pero como el desarrollo y las relaciones laborales van mucho más aceleradas que la adaptación a las  nuevas  costumbres, hace que aparezcan los conflictos. Los mismos que aparecen en la decadencia del poder a nivel de Estado, que cuando aparece lo que se llama crisis, en realidad lo que sucede es que el poder hasta ese momento santificado, es cuestionado por la propia evolución y desarrollo de la formas productivas; pero se llama crisis precisamente porque estando un poder en retirada, el que lo habrá de sustituir no está en condiciones de tomarlo todavía, es débil para enfrentarse a todo el poder del que hasta ese momento lo ostentaba; y además cuenta con las costumbres, lo atávico de siglos que hace que todo ese pensamiento esté incrustado hasta en los genes de los ciudadanos, que ven como cosa natural que ese poder existan ya sea por decisión divina, ya sea porque "alguien tiene que mandar", e incluso porque "siempre ha sido así y no se puede cambiar". Eso dependerá de cada momento histórico y en qué periodo de desarrollo esté la sociedad y sus formas de producción. 

Si no fuera  así no habría crisis, si no hubiera problema a la hora de modificar la forma de poder, sería un simple traspaso de poderes, al que siempre se niega el que lo detenta, con la represión a su disposición,  hasta tal extremo que la crisis se puede convertir–y de hecho así ha sido a lo largo de la Historia–en un movimiento revolucionario, si la fuerza que ha de sustituirla es consecuente con sus intereses y con el momento histórico que vive. Es lo que hace la burguesía cuando lleva a cabo su revolución contra la ya caduca aristocracia, porque no se corresponde con las nuevas formas productivas. Y, claro, ésta no se queda con las manos cruzadas y utiliza todos los resortes represivos que tiene para evitarlo, cosa que nunca logra. A lo más que llega es a "ralentizar" el proceso, reprimiéndolo duramente. En alguna otra ocasión esta ralentización va ligada a un pacto entre lo antiguo y lo moderno–caso de España  en el siglo XIX, con consecuencias nefastas para nuestro desarrollo futuro, como sabemos. 

¿Qué sucede con el poder del hombre con respecto a la mujer cuando ésta se incorpora al mundo laboral y ya no depende del sueldo del marido, y además demuestra en muchos casos que es más productiva e inteligente que él, muy a pesar de muchos varones que por las mismas razones atávicas antes mencionadas se niegan a reconocer la nueva situación en este caso,  de una célula social? Pues que aparece la crisis, pero como antes, lo atávico perdura más que el avance de las relaciones sociales. Así  que, si un hombre, rey  y poder de su casa, se ve cuestionado, aparece la represión como lo hace el Estado con las fuerzas que quieren sustituirlo. 

El Estado tiende a pactar cuando no tiene otro remedio con las fuerzas pujantes para no perderlo todo de golpe; pero antes habrá hecho de las suyas reprimiendo, y establecerá algo así como una ficción de democracia que parezca que realmente lo es. El hombre como el Estado preponderante, obcecado y primario, reprimirá primero, y tratará de pactar después, cuando ya generalmente es demasiado tarde para impedir los cambios. Es la única salida: democratizar las relaciones y entender que ese poder debe compartirse, como lo compartirá la aristocracia durante un tiempo con la burguesía, si aquella se viene a razones, y ésta todavía no tiene suficiente fuerza para imponerse, lo que en términos evolutivos se llama, hacer su revolución, la revolución burguesa. Claro en el micro cosmos de una pareja–de una familia, aunque esto es cambiante, dinámico– eso puede suceder con muchas dosis de tolerancia y entendimiento de lo que ha de ser una relación, un pacto social, en el que todo pase por el acuerdo y la tolerancia, entendiendo que aunque se llame "familia", de lo que hablamos es de seres humanos con diferente forma de entender y hacer, siempre complejo y con pretensiones e intereses a veces contrapuestos, aunque parezca duro decirlo. El contrato social que es lo que en definitiva es la familia.

El Estado–macro cosmos–lo que  hace es un pacto entre los poderes, con múltiples trampas de todo tipo para llamar a la nueva situación Democracia. Eso es una ficción, un deseo en todo caso que nace en Atenas, con esclavos y "metecos" sin derechos, obviamente. Lo de hoy es exactamente igual: la democracia es un deseo, una utopía  a  la que el ser humano accede en su imaginario, pero nada más. Ciertamente el inicio en Grecia, aunque más propiamente en Atenas, de la democracia es el principio de lo que la Humanidad, en su afán busca, pero de ninguna manera es democracia en el sentido etimológico de la palabra, y no digamos en estricto sentido social. La democracia no deja de ser la verdadera utopía, que todo proyecto revolucionario y todo humano de proyección de futuro lleva en su seno, dando pasos lentos y logrando que aquellas cuestiones que eran utopías en un momento dado, con el transcurrir del tiempo dejaran de serlo.

U. Plaza





jueves, 25 de noviembre de 2010

EL PODER (I)

Toda relación humana, absolutamente toda, es una relación de poder. Posiblemente, aunque albergo mis dudas,  salvo en los primeros momentos de la infancia de la Humanidad, y si ahondamos un poco,  también; pero considerando que humano, lo que se dice humano quizá no se corresponda con la realidad de ese momento, siempre ha existido una relación de poder entre unos y otros. Somos sometidos por los poderosos de forma implacable durante muchos siglos por poderes absolutos, pero de ahí hacia abajo se mantiene ese mismo poder en la medida en que la pirámide social va bajando: el todopoderoso rey somete a la corte, la corte a sus servidores, sus servidores a sus mujeres y a sus hijos. 

Porque el poder es la razón de la subsistencia.  Durante muchos siglos los roles estaban muy marcados. Cada uno sabía cuáles eran sus tareas sin que nada ni nadie discutiera la función de cada cuál. El hijo del rey estaba predestinado a ser rey o príncipe, el conde, conde  etc. Y, naturalmente el hijo de labriego sería labriego, el del herrero herrero,  porque el poder lo decidía así, el poder estamental. Y cosa muy importante, a eso contribuía de forma absoluta la creación de los dioses, que como es sabido siempre han necesitado de sacerdotes para que interpreten sus deseos. 

En las antiguas culturas los dioses no eran tan poderosos porque intentaban semejarse a sus creadores, los hombres. En las mitologías de invento posterior como la cristinana–muchas veces burdamente imitadas, pero sin la carga poética de aquellas–el dios ya era el no va más. Es decir, el Poder ya era total, absoluto. Pero como esos inventos eran fruto de la manipulaciones de los hombres, el poder quedaba establecido por ellos. ¿Y cómo se inicia esta andadura judeo–cristiana?  Pues culpando de todos los males a Eva, que era la encarnación del diablo, inventado para esos menesteres como terror puesto al servicio del poder, que justificase ese poder absoluto con terrores calculados. Así el diablo se convertía en el mejor aliado del dios todopoderoso, inventado. 

Claro, este invento de la Eva tampoco era nada original. No deja de ser una imitación mucho menos poética y, en definitiva, menos científica, de Pandora, porque como nos enseña el mito, establece no sólo los males por todo el Orbe, sino que queda–ése es para mí la carga poética fundamental de la vida–la Esperanza; lo que los terroríficos agentes de la nueva religión, deciden que es el Infierno, alejado del Hades de No Vivos, pero no martirizados como en el invento de los padres de la Iglesia, aunque también a los sufrimientos a los que el humano esta abocado.

Pero como no bastaba  con considerar a Eva inicio de todos los males, era necesario convertirla en maligna en todos los sentidos, al mismo tiempo que se iba creando la idea de su inferioridad para comprender los arcanos de la vida y de la muerte–hubo papas que discutieron en sínodos de sesudos varones, más cercanos a la demencia que a la razón, si la mujer tenía alma, como hicieron respecto a los indios americanos siglos después cuando fueron a "civilizarlos"–, con esa posición se trataba de apoyar al Poder–. Y eso se hace porque el que tiene el poder–el hombre– teme perderlo y ha de crear las bases para que eso no suceda. En realidad, en cuanto a lo de Eva o Pandora que para el caso  tanto da, lo que demuestran los inventores del mito,  el griego como el, en definitiva copiado por lo judeocristiano, sólo que como Poder absoluto en éste último; por lo tanto mucho más cruel, es la propia inferioridad de los creadores del mito  al dejar sentado que fue Eva la que dio el primer paso hacia la liberación del dios–el Gran Poder– y tratar de vivir su propia vida sin tutelas. 

Pero sus mentes, las mentes de aquellos primarios padres de la Iglesia, de todas las religiones, no debieron dar para más y así lo dejaron, suponemos que como Darwin y Marx no había nacido, eso de la evolución no estaba en sus mentes de que las cosas podrían evolucionar. Pensaron que lo que ellos habían decidido que quedara estanco, así sería para la Eternidad, porque para eso desde ese momento contaban con el dios que los avalaría, que para eso lo crearon, pues como todos sabemos, el Hombre creó a dios, no al revés.

Transcurridos los siglos las cosas casi seguían en el mismo sitio, porque los cambios apenas eran perceptibles para la corta vida humana. La Iglesia–todas las Iglesias– era la principal vía de idiotización hacia todos, en especial hacia la mujer que debía obediencia a lo establecido, es decir al Poder que aquella–la Iglesia– representaba. Y, si éste no era de mucho calado, sin duda lo era para el marido que tenía como punto de referencia de "su poder", a la mujer y a sus hijos. (Digamos entre paréntesis que en el mundo griego los hombres carecían de voluntad, porque todo cuanto sucedía era "Voluntad de los dioses"; en el mundo judeocristiano se repetía igualmente que era, en este caso la voluntad de dios, aunque mucho peor porque era poder absoluto que era lo que necesitaban para seguir atemorizando.

Si recordamos que en el mundo griego y romano la mujer carecía de derechos, ya que siempre dependía del varón,fuera el marido,  su padre o fuera su hermano, eso queda muy claro.  Incluso si la mujer quedaba viuda volvía a depender del padre o hermanos, es decir volvía a la situación anterior, sin la menor posibilidad de liberarse al quedar viuda.

 Lo que pasa, hablemos en presente, porque lo único que ha cambiado son las formas, el escenario, no la obra,  es que todo ese poder emana de la necesidad que tiene el esclavo de ser alimentado. Podemos llamarlo "asalariado", pero en el fondo es lo mismo, aunque no lo parezca y haya quien se crea vivir en un mundo democrático, donde existe la ficción de que decide el ciudadano porque cada equis años deposita una papeleta en una urna, porque previamente otros han escrito el guión del que difícilmente se puede nadie separar.

Como todos sabemos el Poder cuenta con numerosos medios para lograrlo, y si lo puede hacer haciendo que nos lo creamos, tanto mejor, si no, utilizarán los medios que sean necesarios para que se haga tal como ellos, el Poder, desea. No confundir poder con gobiernos, aunque muchas veces pueda parecerlo. Los gobiernos son poder, sin duda, pero no el PODER.  Esa dependencia que el esclavo tiene lo hace inactivo en cuanto a su liberación, hasta que se da cuenta  que, efectivamente es una esclavo y que el Poder ha establecido que lo sea. 

Ya entramos en un punto en el que aparece la eterna pregunta sobre lo que somos y adónde vamos. Y cuando eso sucede ya las cosas dejan de ser igual. Porque se da cuanta el escalvo–asalariado, hoy–de la realidad  de quién alimenta a quién. Y de que era–es– precisamente todo lo contrario de lo que le había hecho creer el Poder. 

Simplificando, aunque se puede pormenorizar al detalle: la mujer, víctima de ese poder, por razones de la modernidad, la necesidad que tiene otro supra poder que está por encima del marido, de aprovechar su capacidad para su explotación, empieza a ser parte de la plusvalía–directa, porque antes también lo era a través de su trabajo no remunerado–con lo que se sitúa al mismo nivel que el poder que a ella la oprimía por el oprimido de su compañero. Con lo que ya está la esclava preguntándose quién mantiene a quién. 



U. PLAZA

miércoles, 24 de noviembre de 2010

M.A.F.O. Y SU LÓGICA


Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ese personaje que es  Gobernador del Banco de  España, con pinta de tendero de barrio, y  con aspecto de buena persona si lo viéramos tras el mostrador y mantuviera la boca cerrada, o hablando de los productos del día en el mercado –hortalizas u otros productos, no de los gansters y especuladores–; el mismo que es martillo demoledor contra el debilitado yunque pensionista que le pide los mayores esfuerzos, a los que quisiera eliminar por la vía del llevarlos a más miseria, hambre y a la desesperación, aunque no lo diga con esas palabras; este personaje que a pesar de todo sigue sin renunciar a una parte de sus oficialmente sueldo de 90.000 euros; el gran defensor de los ricos, de ideología reaccionaria por lo que vemos; el mismo que no supo ver desde su atalaya a los grandes especuladores, para cortar la alegría con que los mismos nos llevaban al precipicio a los ciudadanos mortales, no a los millonarios que como todo el mundo sabe, cada día son más ricos, precisamente porque la mayoría de los ciudadanos cada vez son más pobres. Este personaje con poder inmenso, a pesar de que posee la ideología inmoral de la derecha salvaje, atendiendo a su pensamiento, en una cosa tiene razón.

 Dice que hay que hacer menos ruido. Que se dejen de hacer los políticos declaraciones que como todo el mundo sabe son para el consumo interno y para sus trapicheos políticos del disimulo, la hipocresía y el engaño de incautos. Que cualquier declaración hecha por cualquiera de los caciques  de  las taifas–, esa suerte de reparto que ha hecho que sólo les interese a cada uno su cortijito particular, en realidad, fuera de España nos ven como un todo, no deferencian. 

Y cuando un Rajoy, un Mas o cualquier otro de los que lanzan sus diatribas o vomitadas, con la única intención de desgastar al gobierno, a sabiendas que ellos lo harán igual o peor, ya que el mismo no hace  más que lo que le mandan sus amos del FMI. En realidad los que nos miran con lupa desde ese centro abstracto  de gran delincuencia llamado Mercado de buitres,  lo que ven es que aquí no hay un corpus coherente, y ven nuestras debilidades. Cuando un personaje como Puigcercós o Mas hablan de independencia con lo que está cayendo, los especuladores no consideran la bufonada de estos personajes de opereta como un producto para el consumo de sus fans, que es de lo que se trata,  y ellos lo saben muy bien, sino como un desmadre de inestabilidad del que ven la posibilidad de aprovecharse. 

Que Rajoy, o su bien pagá secretaria digan que el sistema bancario español es inmejorable, y que a renglón seguido afirme que lo malo es que el gobierno nos lleva al precipicio; o que el Jarrón Chino de Taiwan y antiguo servidor de Bush en sus aventuras de Hazañas Bélicas, José María Aznar, suelte lo que le viene a la boca cuando algún irresponsable periodista le pone un alcachofa junto al bigote;  a estos personajes les parecerá el no va más de  la altura de sus pensamientos, pero lo que desde fuera de España ven es el circo que los políticos tienen y el nulo sentido de  Estado que los mueve.

En eso, MAFO, ateniéndonos a la lógica de lo ilógico e inmoral   que es el capitalismo salvaje, sin duda tiene razón.

U. Plaza

lunes, 22 de noviembre de 2010

LA DILAPIDACIÓN DEL CAPITAL POLÍTICO DEL SEÑOR MONTILLA


El señor Montilla, el todavía Presidente de Cataluña, podría en estos momentos estar a punto de ganar las elecciones catalanas si no hubiera dilapidado todo el capital político que en parte los ciudadanos catalanes depositaron en él hace cuatro años.

El señor Montilla fue visto hace cuatro años  por muchos trabajadores  y clases populares que siempre le dan el voto al partido socialista, al PSOE, en las elecciones generales, pero no al PSC, como alguien diferente a todos los candidatos que hasta la fecha se presentaban representando al partido socialista, pero que en realidad los veían como  parte de la burguesía, y con poca diferencia con los otros de la derecha nacionalista de CDC. 

Por esa razón una parte del electorado socialista, le dio su voto, pero no masivo, con expectativas de ver cómo se comportaba. El hecho de que un andaluz de clase baja rompiera el corsé y se colara entre los elegidos del selecto club de la política, que los nacionalistas  consideran propio, ya era un hito. 

Se esperaba de él que pusiera un poco de racionalidad en la disparatada política catalana del victimismo, utilizado permanentemente como arma política por los sectores de la derecha catalana, a sabiendas de que mienten y manipulan a los ciudadanos.

Pero resultó todo lo contrario: Montilla se dedicó desde el primer momento a hacerse querer y a hacerse simpático a un sector que jamás le votará, pero que sí ha sabido utilizar sus complejos para sacar provecho y situarse en mejores condiciones para quitárselo de encima, y alejándose el presidente  de sus naturales votantes. Pero él no se daba cuenta y se creyó el gran redentor porque le doraban la píldora cuando hacía el gran esfuerzo, loable, de hablar catalán, a pesar de sus dificultades.

De no haberse sentido acomplejado, Montilla, como presidente de todos los catalanes, hubiera hecho un discurso y una política acorde con lo que se supone debe ser un presidente de todos,  pero con una determinada ideología, la socialista. Porque los otros, Pujol, aplican sin complejos la suya de derechas, como la aplicará Artur Mas si es presidente. Porque para eso es para lo que se supone existen los partidos. Y no como ha venido haciendo el presidente Montilla que ha sido una mala copia  del adversario, defendiendo sus postulados ideológicos.

Montilla, como presidente de los catalanes, debiera haberse despojado de todo intento de manipulación de sus compañeros nacionalistas de su partido; de sus adversarios y de todo aquel que en realidad quería que llevara el agua a sus molinos, y no al de la inmensa mayoría, de sus votantes, pero también de los ciudadanos. 

Sin ningún tipo de complejos debiera haber defendido ambas lenguas, catalán y castellano, con afán y decisión; hablar indistintamente en cualquiera de ellas en el parlamento, sin hipotecas, sin hipocresías demostrando que era él quien decidía sus actuaciones y no los demás que lo vigilaban de reojo por si se excedía en su supuesto  españolismo. Hasta creó la ficción de enfrentamientos con el PSOE, con el mismo al que ahora pide que le envíen comandos salvavidas para ver si convence a los abandonados votantes, de que  esta vez sí hará de socialista. Esta vez será auténtico, con el mensaje de los dirigentes de un maltrecho Zapatero y Rubalcaba, sobre todo después del papelón que han hecho, con su silencio cobarde con la dictadura marroquí masacrando a los saharauis.

Tan lejos llegó Montilla con su síndrome de Estocolmo nacionalista, que los demás lo dejaron que se ahorcara políticamente dándole cuerda, cuando contra toda lógica en un gobernante, convocó, desde la institución que representa, una manifestación que derivó en exaltación del nacionalismo patriotero, por no decir algo peor, donde incluso fue agredido por algunos amamantados desde el extremismo independentista, cercano a sus socios.

Cuando convocó la elecciones, y le vio las orejas al lobo convergente, quiso rectificar, apelando a los olvidados electores, que lo habían apoyado; pero no fue lo suficientemente contundente, ni mucho menos creíble. El síndrome continúa y ni siquiera en el debate de la televisión, donde bien pudo hacer un guiño a su electorado, defendiendo que en Cataluña hay dos lenguas, ambas no sólo oficiales, sino reales, contra ese discurso engañoso de la derecha nacionalista, de que la lengua de Cataluña es el catalán, como dijo el delfín del Pujol, sino ambas. Porque  las lenguas no las hablan los países, las tierras, las ciudades o montañas, sino las personas. Y la realidad es la que es, no la que se quiere imponer con delirios o inventándose la Historia. Y, está demostrado, que la peor manera de defender algo, es imponiéndolo,  y menos con sanciones. Otra cosa es que se haga lo posible para fomentarlas allí donde sea necesario y al nivel que se necesite, o deseen los ciudadanos.

En estos momentos, de haber hecho la política que interesa a la mayoría de los ciudadanos, a Montilla no habría quien le mojara la oreja, y menos por un partido de la derecha, partido millerado o pretoriado por el Palau de la Música entre otros; partido que aplicará la política ya añeja y reaccionaria de su inventor, Jordi Pujo, y que por o tanto, de cambio, nada de nada. Será más de lo mismo, a peor. 

Porque todo hay que decirlo, a pesar del desastre del tripartito, más atribuible a sus dos socios, nacionalistas e independentistas, y sobre todo a ERC, que Montilla no supo o pudo evitar, muchas cosas las ha hecho moderadamente aceptable. Pero lo más visible ha sido su disparatada política de sanciones, propias de ideologías reaccionarias y el abandono de su base electoral, pensando que la gente se olvidaría del desastre. Y parece que lo va a pagar. Sobre todo porque al no rectificar de forma contundente los errores, lo que perciben sus desertados electores, es que si vuelve a ganar, aún sería peor la conversión al nacionalismo del señor de Iznájar. Ya se sabe que el peor creyente es el converso. Y que para ese viaje, no hacen falta alforjas ya que entre una copia nacionalista y un original–deben pensar–, mejor éste último, ya que así podrán criticarlo, por no haberlo votado ellos. Así que se quedarán en casa, repitiéndose por enésima vez, que cuando la izquierda hace políticas de derechas, es ésta la que acaba decidiendo. Es algo que persigue a la socialdemocracia, e incluso a la mayoría de la izquierda.

U. Plaza

sábado, 20 de noviembre de 2010

35 AÑOS Y LA SOMBRA DEL DICTADOR ESTÁ PRESENTE


Hace 35 años del  día en que aquel  bandido-dictador pasó, de vivir en el Pardo, al Noveno Círculo del infierno, tras casi cuarenta años de muerte, cárceles, torturas, exilio; rezos y establecimiento de la superstición contra la razón.

Parece mucho tiempo, y lo es, sin duda para la vida de las personas. Pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que durante todo este tiempo de ciertas libertades políticas, que no democracia, no confundamos. Y que habiendo gobernado veinte años, de los 32 desde la Constitución, el reinventado partido socialista, desaparecido durante los cuarenta de dictadura, salvo horosísismas excepciones, todavía se percive la siniestra mano de tan sangriento personaje. Muchas de las cosas que impuso siguen v¡gentes. En España, dígase lo que se diga seguimos tutelados desde el infierno por sus decisiones; no sólo porque impuso a su sucesor, contra toda  lógica democrática, que dice que todos los cargos han de ser electos, sino porque muchas de las decisiones que tomó, se siguen aplicando al pie de la letra, para nuestra vergüenza y sobre todo para la del partido del Gobierno, que se dice, para mayor escarnio, socialista. 

Sigue  la supremacía de la Iglesia católica y  su jefe sigue  amonestándonos, porque la sociedad quiere avanzar y no seguir en la Edad Media, que fue adonde nos trasporto el golpe de Estado del bandido y sus pistoleros. Pero además, seguimos regalándole a la misma Iglesia que apoyó a la dictadura, que paseó bajo palio al dictador y bendijo sus crímenes, más dinero que nunca–unos 6.000 millones de euros al año–, utilizados, parte de ellos, para atacar las decisiones de la sociedad civil, sin el menor respeto por ella.

Y seguimos sin una  ley de Liberad Religiosa, que haga del nuestro un país libre de tutelas vaticanas, a lo que se ha prestado, otra vez, el gobierno socialista. 

Y seguimos con una Ley de Memoria Histórica, raquítica sin que el Estado devuelva la dignidad a los asesinados, por defender la libertad y la legalidad democrática contra los felones que la traicionaron y que acabaron con ella; y siguen siendo   los familiares de los asesinados, y no el gobierno, quien se cuida, con toneladas de voluntarismo, de buscar, desenterrar y clasificar a los asesinados en las cunetas, para darle la sepultura como se merecen. 

Y sigue siendo posible que a un juez que ha querido hacerlo, utilizando la ley, la justicia y el sentido común, que otros jueces que debieran haber sido depurados por la democracia, con la vista puesta en aquel miserable traidor, que los dioses confundan, los que lo impiden; y lo hagan sin que los que tienen que hacer las leyes, el Parlamento, legisle para impedir que semejante esperpento se sigan produciendo. Que mientras en todos los países donde se señorearon dictaduras, el elogio a las mismas esté penado, mientras aquí se admita que se conviertan en víctimas los herederos del dictador.

Han pasado 35 años de su muerte, pero queda mucho que andar para que España sea una democracia, más allá de depositar una papeleta a la endogámica partitocracia, y deje  de tener su sombra  siniestra  sobre los españoles, por falta evidente de voluntad política. Mientras esa situación no se dé, la democracia no se podrá alcanzar. Y por el camino que vamos, es todo lo contrario lo que se percibe. El faraónico monumento de Cuelga Muros, debiera ya ser a estas alturas un recordatorio y museo de los horrores. Y, si no, su demolición simplemente. No es posible que siga siendo refugio de un clero que sigue haciéndole homenajes al dictador muerto sin que el gobierno, insisito, supuestamente socialista, haga nada para evitarlo.

U. Plaza

viernes, 19 de noviembre de 2010

ERC: NO TAN D´ESQUERRES


Esquerra Republicana de Catalunya, a pesar de su nombre nunca fue un partido de izquierda, ni siquiera cuando se fundó, aunque muy diferente a la actual, que fue la expresión de una pequeña burguesía, timorata, la que como es sabido  siempre  inclinada  a vencer la balanza que más le conviene, y normalmente hacia la derecha. Lo vimos en las primeras elecciones catalanas que el inefable xenófobo Heibert Barrera prefirió a Pujol antes que una alianza con la entonces más de izquierdas, a socialistas y comunistas del PSUC. En realidad su anticomunismo ha sido enfermizo.

Ahora la cosa puede repetirse. ERC ya ha puesto sobre la mesa que retira sus aventureras propuestas del referéndum independentista, pal de paller de sus supuesta ideología, para hacer posible su pacto con la derecha, CiU. 

En realidad a los jefes del tingladillo independentista, lo único que les interesa es seguir mojando en las mieles del poder, que es lo importante, y es lo que completa todas sus satisfacciones. Y ante la catástrofe que auguran las encuestas, intentan, como la zorra del la fábula, decir que está verde– el referéndum–, y puede esperar sin con eso se pueden enganchar alguna Conselleria.  Y para ese objetivo lo mismo da que sea del brazo de un partido tan variopinto como el PSC, con una dirección nacionalista– y por ende de derechas,  como CDC–, pero que recibe su poder de los trabajadores del cinturón industrial, mayormente de la antigua emigración. 

Da lo mismo. Así que no es nada extraño este nuevo intento de enrolarse en la bandera de la burguesía, a la que por otra parte pertenece. Y si las cosas fueran peor de lo que ya auguran los pronósticos, nada extrañaría que algunos dieran un paso más, aunque fuera a nivel individual, que es a la postre lo único que les importa, y acabaran en el CDC. No sería nada nuevo, ya lo hizo el millerado del Palau de la Música Àngel Colom i Colom, conocido como "seis alas" por confluir en él tan angélico nombre y apellidos. El furibundo otrora independentista y d´esquerres, cuando vio que perdía sus nada desdeñables posibilidades de seguir en el machito, se le quitaron todas las brumas y aceptó un cargo de la derecha pura y dura. Fue una entrega total. La ERC de otros tiempos no tiene nada que ver con aquella de Lluís Companys ni con la de Tarradellas, es otra cosa. Si alguien tiene dudas que repase un poco la actitud de aquellos dirigentes con la España republicana y verá que los de ahora están a años luz de aquellos ciudadanos. Para ellos España es la enemiga, no la oligarquía, que obviamente también es catalana. Y la última rectificación de Puigcercós, no es más que responder al meneo que se ha producido entre sus conmilitones. Pero llegado el momento, Conselleries son amores.

U. Plaza