martes, 30 de noviembre de 2010

DE NUEVO, EL MENSAJERO ES EL CULPABLE



El cabreo que la Hilaria Clinton ha mostrado por las revelaciones hechas por Wikilearks, y que no se le ocurre otra cosa que culpar al mensajero, diciendo que es un ataque a la comunidad internacional cuando en realidad ha sido la mejor contribución al conocimiento de los ciudadanos, engañados por su gobernantes, que bajo la apariencia de respetables dirigentes democráticos, en sus salones deslumbrantes, no son más que los desechos de las apestosas cloacas. 

Es importante que Wikileaks haya sacado a la luz las sucias prácticas de estos sujetos para el conocimiento de la opinión pública y que ésta sepa la clase de ganao que decide sus destinos, y la bajeza moral que los envuelve; y que bajo la apariencia de gobernantes preocupados por los destinos del mundo, quede al descubierto que en realidad cualquier banda de matones y maleducados que se pueden encontrar en cualquier parte, son mucho más educados, y por supuesto menos peligrosos para los habitantes del planeta, que esta fauna de caros  empleados políticos que se creen inmunes y por encima de los que les pagan el sueldo. 

Ya han puesto a funcionar la maquinaria, no como debiera ser, para corregir sus inmorales actuaciones y limpiar las cloacas, sino para perseguir a los que han hecho posible que la opinión pública conozca sus indecorosas practicas barriobajeras y mafiosas. 

El que se espíe a otros gobernantes, al secretario general de la ONU, entre ellos; que se trate, como parece ha sucedido en España de evitar que se haga justicia por el asesinato de Couso, y tantas y tantas maniobras, eso no es lo importante; lo grave es que se sepa, que la gente conozca de sus vergonzosas actuaciones. Por eso ya la poderosa maquinaria de propaganda, con el pretexto de que pone en peligro la seguridad de los Estados, van a perseguir a los mensajeros, e incluso habrá legión de periodistas de cámara se se prestarán a ello, como ya se constata en las tertulias;  de entrada descalifican a los que han hecho posible las revelaciones, calificándolo de chafardeo y no periodismo; pero sabiendo que semejante bajeza desinformativa no cuela por burda, enseguida han pasado a calificar de "poco importante" la información. Es  la maquinaria del Gran Hermano puesta al servicio de las oscuras  prácticas de ese Poder, que contra toda lógica se sigue llamando democracia. Poder que cada día se demuestra que no sólo miente y organiza todo tipo de  guerras injustificadas, para expoliar a los pueblos, sin importarle el sufrimiento de millones de persona; apoyan masacres y violan todo tipo de leyes, sino que además entre ellos son verdaderas hienas despellejándose. 

Enhorabuena a los que lo han hecho posible. Los delincuentes no son los mensajeros, sino los que perpetran los delitos. Y la Hilaria, como subjefa del Imperio, lo sabe. Sabe que no es un ataque a la estabilidad internacional, como ha dicho, sino un poco de aire fresco en la putrefacta  cloaca que rige los destinos del mundo, sacando sus desvergüenzas al sol.

U. Plaza

lunes, 29 de noviembre de 2010

PSC: PERSISTIENDO EN EL ERROR

La debacle del PSC, contrariamente a lo que pueda parecer, no es tal; o mejor dicho no es nueva. En realidad el PSC nunca ganó una elecciones catalanas. Y en las que se acaban de celebrar, si bien ha tenido unos pésimos resultados, era más de lo mismo, sólo que al estar en el gobierno eso lo hace mucho más visible y doloroso para sus dirigentes.

Pero desde que hay libertades políticas jamás el PSC ha sabido ocupar su espacio, que debiera haber sido el socialista. Pero en su seno conviven–es un decir–los socialistas con los nacionalistas; y aunque éstos no representan a nadie, o se representan a ellos mismos, en la dirección, a varios niveles del organigrama, tienen un inmenso poder e imponen sus tesis, que son perfectamente intercambiables con el otro gran partido de la derecha nacionalista, CIU, como hemos podido sufrir en las dos legislatura del Tripartito, más incluso en la última.

EL PSC, por su propios orígenes, cuando el PSOE permitió que una amalgama de sectores de la burguesía se hicieran con el reciente inventado partido, y por la debilidad en Cataluña del PSOE, hizo que en lugar de crear un partido socialista parieran una especie de híbrido. El invento originario podría haber ilusionado a algunos, pensando que  de esa forma podrían abarcar a un electorado más amplio, con sectores de la burguesía progresista de aquel momento, que hasta se sentía feliz llamándose socialista. 

La idea no estaba mal para una socialdemocracia inexistente, mucha de ella con orígenes del propio franquismo,  que trataba de liquidar lo que quedaba de izquierda en el único partido que había luchado contra la dictadura, y con influencia entre la clase obrera. Presentarse como partido socialista y al mismo tiempo llegar a otros sectores  de la burguesía que nunca votarían al PSUC, era un objetivo perfecto sobre el papel. Para eso profundizaron en los aspectos más nacionalistas y perversos de éste, convirtiendo en la práctica todas sus actuaciones en un partido más de la derecha nacionalista, salvo cuando llegaban una elecciones, que durante quince días colocaban un engañoso tinte rojo–también es un decir–trayendo a los dirigentes del PSOE para que les ayudara a vender la mercancía a los sectores olvidados de los trabajadores, entre campañas electorales. 

Elección tras elección nunca lograban ganar unas lecciones catalanas. Sin embargo cuando eran las generales, cuando los ciudadanos catalanes debían votar al PSOE, era otra cosa. Entonces todas las elecciones las ganaban. No ellos, sino el PSOE, aunque los nacionalistas del PSC sacaran pecho y tuvieran la tentación de exigir un grupo parlamentario diferenciado en el Congreso, haciendo abstracción, o de forma oportunista, de que los diputados catalanes no lo eran por ser del PSC, sino del PSOE.

Pero a pesar de lo tozuda que es la realidad, el PSC, por esa sinrazón de mantener el híbrido, no ser ni una cosa ni la otra, ha ido perdiendo todas las elecciones. Y si llegó al gobierno, fue por el encaje de bolillos anti natura –con los aventureros del ERC, que venció la balanza por oportunismo, ya que la tentación de irse con sus hermanos mayores de CiU, persiste siempre–, llevado a cabo primero por el nacionalista  Maragall y después, en un intento de ilusionar a los votantes de izquierda y charnegos, con Montilla. 

No habían ganado las elecciones, pero habían tenido buenos resultados.  Accedieron a la presidencia de la Generalitat. Pero en lugar de mostrar ante su electorado la cara socialista, sin duda mayoritaria entre éste, mostraron la nacionalista hasta la irracionalidad, para contentar a los de ERC, y en menor medida a ese otro híbrido IC, nacido tras la demolición del PSUC, y ocupados sus cargos por los que la gente llama ecopijos.

Elaboraron leyes incompresibles que sólo aumentaba el enfado de su electorado. Y aunque unos días antes de las elecciones repudiaron el Tripartito, que se mostró como un gallinero donde cada uno hacía la política que le convenía a su tribu, ya no estaban a tiempo de convencer de sus bondades por más que cambiaran el discurso. La gente se le puede engañar, pero no eternamente. Y han vuelto a donde estaban: a su eterna oposición. 

Porque, aunque CiU, por el efecto que ha tenido el hundimiento de ERC, que muchos de sus votantes le han votado al partido de la derecha,  y haya tenido buenos resultados, no hay que olvidar que el PSOE en las generales, obtiene más de 1.600.000 votos, muy por encima de los   de CiU. Y que el efecto multiplicador y la ley electoral le hubiera otorgado la mayoría absoluta a un PSC socialista y volcado en su natural electorado, que en lugar de quedarse en casa manifestando su cabreo, hubiera ido a votar para evitar la llegada de la derecha al gobierno. Pero esos votante saben que durante estos años, el PSC ha sido una CiU-bis,  sino  la ha empeorado por la dependencia de ERC. Así que poco importaba si iban a hacer una política parecida a la pujoliana. Cataluña es mayoritariamente de izquierdas y jamás ganaría unas elecciones la derecha con un partido socialista que ejerciera de tal.

Pero a pesar de que estos datos son más que conocidos desde hace tres décadas, no corrigen el tiro y persisten en el el error, en el híbrido que sólo sirve para alimentar una suerte de partido en el que una derecha nacionalista se mantiene en él, haciendo imposible que sea lo que dice ser, un partido socialista que ilusione a los sectores de izquierda y populares; y que dirija sus actuaciones políticas hacia ellos, no pretendiendo, como hasta ahora, contentar al sector nacionalista, que nunca lo votarán masivamente, los únicos que le ven como socialista, como sí lo harían los que votan en las generales al PSOE. Pero para eso este partido, que cuadrando el círculo dice ser socialista y catalanista, debiera deshacerse de semejante dislate, y ser simplemente un partido socialista, catalán en este caso. 

Si tras la debacle, el sector socialista que cohabita en la dirección del partido se hiciera esta reflexión; si empezaran a recomponer, por no decir a crear el partido socialista, sin veleidades nacionalista; se ocuparan de verdad de aquellos que los pueden aupar al gobierno, en las próximas elecciones llegarían al poder. Pero no lo harán porque el sector de la derecha nacionalista sigue dominando, a pesar de que por razones oportunistas permitieron que un charnego  converso ocupara la dirección. 

Y la cosa no es baladí. Porque no se trata sólo de las elecciones a la Generalitat; está en juego la Alcaldía de Barcelona, que muy probablemente caiga en manos de CiU, que será tan catastrófico o más que la perdida de la Generalitat que nunca tuvieron por derecho propio. Barcelona es muy importante. Y ya sabemos lo que representa la conquista por la derecha de la Comunidad y del Ayuntamiento. Madrid está como espejo donde ya ni se recuerda desde cuándo. 

Pero a pesar de que todo esto es sabido, en realidad, es fácil apostar a que lo que harán los dirigentes del PSC, será remar en sentido contrario: ir más hacia el "soberanismo" o nacionalismo, exigir grupo parlamentario en Madrid como forma de afirmar su independencia, desligarse del PSOE para visualizarla, hacerse más nacionalista, hasta las próximas elecciones en que pedirán la ayuda del PSOE para ver si en unos días mueven el voto obrero, y así, de soberanismo en soberanismo, hasta la siguiente derrota. Es la norma del PSC.

U. Plaza




domingo, 28 de noviembre de 2010

EL AYATOLÁ MONTILLA

 



Si las declaraciones que ha hecho José Montilla sobre que prefiere la Biblia a El Capital de Marx, las hubiera hecho un destacado intelectual, sin duda hubieran desatado un debate, por estúpida que sea la comparación; estando de acuerdo o no con las mismas, pero seguramente sí hubiera sido enriquecedor. Pero dicho por Montilla, simplemente es fruto de la más supina ignorancia que no merece mayor atención que por el hecho de que todavía sea presidente de Cataluña, y provoque cierto sonrojo. Es  dudoso que Montilla haya leído, y mucho menos entendido y asimilado El Capital, más allá de alguna de los resúmenes que proliferaban en los años 70. Pero tampoco es creíble que haya leído el libro de mitos a que hace alusión, y tal vez no haya pasado del catecismo de Ripada, y de aquellas afirmaciones teológicas en las que se decía que el Infierno tenía la entrada en un lugar cerca de Valladolid.

Pero de lo que sí estamos seguros es de que, lo mismo que ha logrado que el nacionalismo crezca por su conversión, o asimilación del mismo, por puro oportunismo mal calculado, siendo más papista que el Papa, nunca mejor dicho, por ese camino de aspirante a la beatificación, es posible que pudiera convertir a Cataluña en una taifa teocrática, en la que naturalmente, tampoco sería él quien la encabezara como Ayatolá. Una vez hecho el trabajo sucio para los nuevos teólogos, otro ocuparía su puesto. Igual que ha pasado con su descabellada apuesta por el nacionalismo, cuando debiera haber sido socialista, que otros serán los que usufructuarán los esfuerzos. 

Pero quizá ahora pueda dedicarle tiempo a la lectura de la mitología judeo-cristiana, siendo admitido en el retiro de un convento, que es, al parecer, a lo que puede aspirar tan sesudo personaje.

U. Plaza 


viernes, 26 de noviembre de 2010

El PODER (y II)


Pero como el desarrollo y las relaciones laborales van mucho más aceleradas que la adaptación a las  nuevas  costumbres, hace que aparezcan los conflictos. Los mismos que aparecen en la decadencia del poder a nivel de Estado, que cuando aparece lo que se llama crisis, en realidad lo que sucede es que el poder hasta ese momento santificado, es cuestionado por la propia evolución y desarrollo de la formas productivas; pero se llama crisis precisamente porque estando un poder en retirada, el que lo habrá de sustituir no está en condiciones de tomarlo todavía, es débil para enfrentarse a todo el poder del que hasta ese momento lo ostentaba; y además cuenta con las costumbres, lo atávico de siglos que hace que todo ese pensamiento esté incrustado hasta en los genes de los ciudadanos, que ven como cosa natural que ese poder existan ya sea por decisión divina, ya sea porque "alguien tiene que mandar", e incluso porque "siempre ha sido así y no se puede cambiar". Eso dependerá de cada momento histórico y en qué periodo de desarrollo esté la sociedad y sus formas de producción. 

Si no fuera  así no habría crisis, si no hubiera problema a la hora de modificar la forma de poder, sería un simple traspaso de poderes, al que siempre se niega el que lo detenta, con la represión a su disposición,  hasta tal extremo que la crisis se puede convertir–y de hecho así ha sido a lo largo de la Historia–en un movimiento revolucionario, si la fuerza que ha de sustituirla es consecuente con sus intereses y con el momento histórico que vive. Es lo que hace la burguesía cuando lleva a cabo su revolución contra la ya caduca aristocracia, porque no se corresponde con las nuevas formas productivas. Y, claro, ésta no se queda con las manos cruzadas y utiliza todos los resortes represivos que tiene para evitarlo, cosa que nunca logra. A lo más que llega es a "ralentizar" el proceso, reprimiéndolo duramente. En alguna otra ocasión esta ralentización va ligada a un pacto entre lo antiguo y lo moderno–caso de España  en el siglo XIX, con consecuencias nefastas para nuestro desarrollo futuro, como sabemos. 

¿Qué sucede con el poder del hombre con respecto a la mujer cuando ésta se incorpora al mundo laboral y ya no depende del sueldo del marido, y además demuestra en muchos casos que es más productiva e inteligente que él, muy a pesar de muchos varones que por las mismas razones atávicas antes mencionadas se niegan a reconocer la nueva situación en este caso,  de una célula social? Pues que aparece la crisis, pero como antes, lo atávico perdura más que el avance de las relaciones sociales. Así  que, si un hombre, rey  y poder de su casa, se ve cuestionado, aparece la represión como lo hace el Estado con las fuerzas que quieren sustituirlo. 

El Estado tiende a pactar cuando no tiene otro remedio con las fuerzas pujantes para no perderlo todo de golpe; pero antes habrá hecho de las suyas reprimiendo, y establecerá algo así como una ficción de democracia que parezca que realmente lo es. El hombre como el Estado preponderante, obcecado y primario, reprimirá primero, y tratará de pactar después, cuando ya generalmente es demasiado tarde para impedir los cambios. Es la única salida: democratizar las relaciones y entender que ese poder debe compartirse, como lo compartirá la aristocracia durante un tiempo con la burguesía, si aquella se viene a razones, y ésta todavía no tiene suficiente fuerza para imponerse, lo que en términos evolutivos se llama, hacer su revolución, la revolución burguesa. Claro en el micro cosmos de una pareja–de una familia, aunque esto es cambiante, dinámico– eso puede suceder con muchas dosis de tolerancia y entendimiento de lo que ha de ser una relación, un pacto social, en el que todo pase por el acuerdo y la tolerancia, entendiendo que aunque se llame "familia", de lo que hablamos es de seres humanos con diferente forma de entender y hacer, siempre complejo y con pretensiones e intereses a veces contrapuestos, aunque parezca duro decirlo. El contrato social que es lo que en definitiva es la familia.

El Estado–macro cosmos–lo que  hace es un pacto entre los poderes, con múltiples trampas de todo tipo para llamar a la nueva situación Democracia. Eso es una ficción, un deseo en todo caso que nace en Atenas, con esclavos y "metecos" sin derechos, obviamente. Lo de hoy es exactamente igual: la democracia es un deseo, una utopía  a  la que el ser humano accede en su imaginario, pero nada más. Ciertamente el inicio en Grecia, aunque más propiamente en Atenas, de la democracia es el principio de lo que la Humanidad, en su afán busca, pero de ninguna manera es democracia en el sentido etimológico de la palabra, y no digamos en estricto sentido social. La democracia no deja de ser la verdadera utopía, que todo proyecto revolucionario y todo humano de proyección de futuro lleva en su seno, dando pasos lentos y logrando que aquellas cuestiones que eran utopías en un momento dado, con el transcurrir del tiempo dejaran de serlo.

U. Plaza





jueves, 25 de noviembre de 2010

EL PODER (I)

Toda relación humana, absolutamente toda, es una relación de poder. Posiblemente, aunque albergo mis dudas,  salvo en los primeros momentos de la infancia de la Humanidad, y si ahondamos un poco,  también; pero considerando que humano, lo que se dice humano quizá no se corresponda con la realidad de ese momento, siempre ha existido una relación de poder entre unos y otros. Somos sometidos por los poderosos de forma implacable durante muchos siglos por poderes absolutos, pero de ahí hacia abajo se mantiene ese mismo poder en la medida en que la pirámide social va bajando: el todopoderoso rey somete a la corte, la corte a sus servidores, sus servidores a sus mujeres y a sus hijos. 

Porque el poder es la razón de la subsistencia.  Durante muchos siglos los roles estaban muy marcados. Cada uno sabía cuáles eran sus tareas sin que nada ni nadie discutiera la función de cada cuál. El hijo del rey estaba predestinado a ser rey o príncipe, el conde, conde  etc. Y, naturalmente el hijo de labriego sería labriego, el del herrero herrero,  porque el poder lo decidía así, el poder estamental. Y cosa muy importante, a eso contribuía de forma absoluta la creación de los dioses, que como es sabido siempre han necesitado de sacerdotes para que interpreten sus deseos. 

En las antiguas culturas los dioses no eran tan poderosos porque intentaban semejarse a sus creadores, los hombres. En las mitologías de invento posterior como la cristinana–muchas veces burdamente imitadas, pero sin la carga poética de aquellas–el dios ya era el no va más. Es decir, el Poder ya era total, absoluto. Pero como esos inventos eran fruto de la manipulaciones de los hombres, el poder quedaba establecido por ellos. ¿Y cómo se inicia esta andadura judeo–cristiana?  Pues culpando de todos los males a Eva, que era la encarnación del diablo, inventado para esos menesteres como terror puesto al servicio del poder, que justificase ese poder absoluto con terrores calculados. Así el diablo se convertía en el mejor aliado del dios todopoderoso, inventado. 

Claro, este invento de la Eva tampoco era nada original. No deja de ser una imitación mucho menos poética y, en definitiva, menos científica, de Pandora, porque como nos enseña el mito, establece no sólo los males por todo el Orbe, sino que queda–ése es para mí la carga poética fundamental de la vida–la Esperanza; lo que los terroríficos agentes de la nueva religión, deciden que es el Infierno, alejado del Hades de No Vivos, pero no martirizados como en el invento de los padres de la Iglesia, aunque también a los sufrimientos a los que el humano esta abocado.

Pero como no bastaba  con considerar a Eva inicio de todos los males, era necesario convertirla en maligna en todos los sentidos, al mismo tiempo que se iba creando la idea de su inferioridad para comprender los arcanos de la vida y de la muerte–hubo papas que discutieron en sínodos de sesudos varones, más cercanos a la demencia que a la razón, si la mujer tenía alma, como hicieron respecto a los indios americanos siglos después cuando fueron a "civilizarlos"–, con esa posición se trataba de apoyar al Poder–. Y eso se hace porque el que tiene el poder–el hombre– teme perderlo y ha de crear las bases para que eso no suceda. En realidad, en cuanto a lo de Eva o Pandora que para el caso  tanto da, lo que demuestran los inventores del mito,  el griego como el, en definitiva copiado por lo judeocristiano, sólo que como Poder absoluto en éste último; por lo tanto mucho más cruel, es la propia inferioridad de los creadores del mito  al dejar sentado que fue Eva la que dio el primer paso hacia la liberación del dios–el Gran Poder– y tratar de vivir su propia vida sin tutelas. 

Pero sus mentes, las mentes de aquellos primarios padres de la Iglesia, de todas las religiones, no debieron dar para más y así lo dejaron, suponemos que como Darwin y Marx no había nacido, eso de la evolución no estaba en sus mentes de que las cosas podrían evolucionar. Pensaron que lo que ellos habían decidido que quedara estanco, así sería para la Eternidad, porque para eso desde ese momento contaban con el dios que los avalaría, que para eso lo crearon, pues como todos sabemos, el Hombre creó a dios, no al revés.

Transcurridos los siglos las cosas casi seguían en el mismo sitio, porque los cambios apenas eran perceptibles para la corta vida humana. La Iglesia–todas las Iglesias– era la principal vía de idiotización hacia todos, en especial hacia la mujer que debía obediencia a lo establecido, es decir al Poder que aquella–la Iglesia– representaba. Y, si éste no era de mucho calado, sin duda lo era para el marido que tenía como punto de referencia de "su poder", a la mujer y a sus hijos. (Digamos entre paréntesis que en el mundo griego los hombres carecían de voluntad, porque todo cuanto sucedía era "Voluntad de los dioses"; en el mundo judeocristiano se repetía igualmente que era, en este caso la voluntad de dios, aunque mucho peor porque era poder absoluto que era lo que necesitaban para seguir atemorizando.

Si recordamos que en el mundo griego y romano la mujer carecía de derechos, ya que siempre dependía del varón,fuera el marido,  su padre o fuera su hermano, eso queda muy claro.  Incluso si la mujer quedaba viuda volvía a depender del padre o hermanos, es decir volvía a la situación anterior, sin la menor posibilidad de liberarse al quedar viuda.

 Lo que pasa, hablemos en presente, porque lo único que ha cambiado son las formas, el escenario, no la obra,  es que todo ese poder emana de la necesidad que tiene el esclavo de ser alimentado. Podemos llamarlo "asalariado", pero en el fondo es lo mismo, aunque no lo parezca y haya quien se crea vivir en un mundo democrático, donde existe la ficción de que decide el ciudadano porque cada equis años deposita una papeleta en una urna, porque previamente otros han escrito el guión del que difícilmente se puede nadie separar.

Como todos sabemos el Poder cuenta con numerosos medios para lograrlo, y si lo puede hacer haciendo que nos lo creamos, tanto mejor, si no, utilizarán los medios que sean necesarios para que se haga tal como ellos, el Poder, desea. No confundir poder con gobiernos, aunque muchas veces pueda parecerlo. Los gobiernos son poder, sin duda, pero no el PODER.  Esa dependencia que el esclavo tiene lo hace inactivo en cuanto a su liberación, hasta que se da cuenta  que, efectivamente es una esclavo y que el Poder ha establecido que lo sea. 

Ya entramos en un punto en el que aparece la eterna pregunta sobre lo que somos y adónde vamos. Y cuando eso sucede ya las cosas dejan de ser igual. Porque se da cuanta el escalvo–asalariado, hoy–de la realidad  de quién alimenta a quién. Y de que era–es– precisamente todo lo contrario de lo que le había hecho creer el Poder. 

Simplificando, aunque se puede pormenorizar al detalle: la mujer, víctima de ese poder, por razones de la modernidad, la necesidad que tiene otro supra poder que está por encima del marido, de aprovechar su capacidad para su explotación, empieza a ser parte de la plusvalía–directa, porque antes también lo era a través de su trabajo no remunerado–con lo que se sitúa al mismo nivel que el poder que a ella la oprimía por el oprimido de su compañero. Con lo que ya está la esclava preguntándose quién mantiene a quién. 



U. PLAZA

miércoles, 24 de noviembre de 2010

M.A.F.O. Y SU LÓGICA


Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ese personaje que es  Gobernador del Banco de  España, con pinta de tendero de barrio, y  con aspecto de buena persona si lo viéramos tras el mostrador y mantuviera la boca cerrada, o hablando de los productos del día en el mercado –hortalizas u otros productos, no de los gansters y especuladores–; el mismo que es martillo demoledor contra el debilitado yunque pensionista que le pide los mayores esfuerzos, a los que quisiera eliminar por la vía del llevarlos a más miseria, hambre y a la desesperación, aunque no lo diga con esas palabras; este personaje que a pesar de todo sigue sin renunciar a una parte de sus oficialmente sueldo de 90.000 euros; el gran defensor de los ricos, de ideología reaccionaria por lo que vemos; el mismo que no supo ver desde su atalaya a los grandes especuladores, para cortar la alegría con que los mismos nos llevaban al precipicio a los ciudadanos mortales, no a los millonarios que como todo el mundo sabe, cada día son más ricos, precisamente porque la mayoría de los ciudadanos cada vez son más pobres. Este personaje con poder inmenso, a pesar de que posee la ideología inmoral de la derecha salvaje, atendiendo a su pensamiento, en una cosa tiene razón.

 Dice que hay que hacer menos ruido. Que se dejen de hacer los políticos declaraciones que como todo el mundo sabe son para el consumo interno y para sus trapicheos políticos del disimulo, la hipocresía y el engaño de incautos. Que cualquier declaración hecha por cualquiera de los caciques  de  las taifas–, esa suerte de reparto que ha hecho que sólo les interese a cada uno su cortijito particular, en realidad, fuera de España nos ven como un todo, no deferencian. 

Y cuando un Rajoy, un Mas o cualquier otro de los que lanzan sus diatribas o vomitadas, con la única intención de desgastar al gobierno, a sabiendas que ellos lo harán igual o peor, ya que el mismo no hace  más que lo que le mandan sus amos del FMI. En realidad los que nos miran con lupa desde ese centro abstracto  de gran delincuencia llamado Mercado de buitres,  lo que ven es que aquí no hay un corpus coherente, y ven nuestras debilidades. Cuando un personaje como Puigcercós o Mas hablan de independencia con lo que está cayendo, los especuladores no consideran la bufonada de estos personajes de opereta como un producto para el consumo de sus fans, que es de lo que se trata,  y ellos lo saben muy bien, sino como un desmadre de inestabilidad del que ven la posibilidad de aprovecharse. 

Que Rajoy, o su bien pagá secretaria digan que el sistema bancario español es inmejorable, y que a renglón seguido afirme que lo malo es que el gobierno nos lleva al precipicio; o que el Jarrón Chino de Taiwan y antiguo servidor de Bush en sus aventuras de Hazañas Bélicas, José María Aznar, suelte lo que le viene a la boca cuando algún irresponsable periodista le pone un alcachofa junto al bigote;  a estos personajes les parecerá el no va más de  la altura de sus pensamientos, pero lo que desde fuera de España ven es el circo que los políticos tienen y el nulo sentido de  Estado que los mueve.

En eso, MAFO, ateniéndonos a la lógica de lo ilógico e inmoral   que es el capitalismo salvaje, sin duda tiene razón.

U. Plaza

lunes, 22 de noviembre de 2010

LA DILAPIDACIÓN DEL CAPITAL POLÍTICO DEL SEÑOR MONTILLA


El señor Montilla, el todavía Presidente de Cataluña, podría en estos momentos estar a punto de ganar las elecciones catalanas si no hubiera dilapidado todo el capital político que en parte los ciudadanos catalanes depositaron en él hace cuatro años.

El señor Montilla fue visto hace cuatro años  por muchos trabajadores  y clases populares que siempre le dan el voto al partido socialista, al PSOE, en las elecciones generales, pero no al PSC, como alguien diferente a todos los candidatos que hasta la fecha se presentaban representando al partido socialista, pero que en realidad los veían como  parte de la burguesía, y con poca diferencia con los otros de la derecha nacionalista de CDC. 

Por esa razón una parte del electorado socialista, le dio su voto, pero no masivo, con expectativas de ver cómo se comportaba. El hecho de que un andaluz de clase baja rompiera el corsé y se colara entre los elegidos del selecto club de la política, que los nacionalistas  consideran propio, ya era un hito. 

Se esperaba de él que pusiera un poco de racionalidad en la disparatada política catalana del victimismo, utilizado permanentemente como arma política por los sectores de la derecha catalana, a sabiendas de que mienten y manipulan a los ciudadanos.

Pero resultó todo lo contrario: Montilla se dedicó desde el primer momento a hacerse querer y a hacerse simpático a un sector que jamás le votará, pero que sí ha sabido utilizar sus complejos para sacar provecho y situarse en mejores condiciones para quitárselo de encima, y alejándose el presidente  de sus naturales votantes. Pero él no se daba cuenta y se creyó el gran redentor porque le doraban la píldora cuando hacía el gran esfuerzo, loable, de hablar catalán, a pesar de sus dificultades.

De no haberse sentido acomplejado, Montilla, como presidente de todos los catalanes, hubiera hecho un discurso y una política acorde con lo que se supone debe ser un presidente de todos,  pero con una determinada ideología, la socialista. Porque los otros, Pujol, aplican sin complejos la suya de derechas, como la aplicará Artur Mas si es presidente. Porque para eso es para lo que se supone existen los partidos. Y no como ha venido haciendo el presidente Montilla que ha sido una mala copia  del adversario, defendiendo sus postulados ideológicos.

Montilla, como presidente de los catalanes, debiera haberse despojado de todo intento de manipulación de sus compañeros nacionalistas de su partido; de sus adversarios y de todo aquel que en realidad quería que llevara el agua a sus molinos, y no al de la inmensa mayoría, de sus votantes, pero también de los ciudadanos. 

Sin ningún tipo de complejos debiera haber defendido ambas lenguas, catalán y castellano, con afán y decisión; hablar indistintamente en cualquiera de ellas en el parlamento, sin hipotecas, sin hipocresías demostrando que era él quien decidía sus actuaciones y no los demás que lo vigilaban de reojo por si se excedía en su supuesto  españolismo. Hasta creó la ficción de enfrentamientos con el PSOE, con el mismo al que ahora pide que le envíen comandos salvavidas para ver si convence a los abandonados votantes, de que  esta vez sí hará de socialista. Esta vez será auténtico, con el mensaje de los dirigentes de un maltrecho Zapatero y Rubalcaba, sobre todo después del papelón que han hecho, con su silencio cobarde con la dictadura marroquí masacrando a los saharauis.

Tan lejos llegó Montilla con su síndrome de Estocolmo nacionalista, que los demás lo dejaron que se ahorcara políticamente dándole cuerda, cuando contra toda lógica en un gobernante, convocó, desde la institución que representa, una manifestación que derivó en exaltación del nacionalismo patriotero, por no decir algo peor, donde incluso fue agredido por algunos amamantados desde el extremismo independentista, cercano a sus socios.

Cuando convocó la elecciones, y le vio las orejas al lobo convergente, quiso rectificar, apelando a los olvidados electores, que lo habían apoyado; pero no fue lo suficientemente contundente, ni mucho menos creíble. El síndrome continúa y ni siquiera en el debate de la televisión, donde bien pudo hacer un guiño a su electorado, defendiendo que en Cataluña hay dos lenguas, ambas no sólo oficiales, sino reales, contra ese discurso engañoso de la derecha nacionalista, de que la lengua de Cataluña es el catalán, como dijo el delfín del Pujol, sino ambas. Porque  las lenguas no las hablan los países, las tierras, las ciudades o montañas, sino las personas. Y la realidad es la que es, no la que se quiere imponer con delirios o inventándose la Historia. Y, está demostrado, que la peor manera de defender algo, es imponiéndolo,  y menos con sanciones. Otra cosa es que se haga lo posible para fomentarlas allí donde sea necesario y al nivel que se necesite, o deseen los ciudadanos.

En estos momentos, de haber hecho la política que interesa a la mayoría de los ciudadanos, a Montilla no habría quien le mojara la oreja, y menos por un partido de la derecha, partido millerado o pretoriado por el Palau de la Música entre otros; partido que aplicará la política ya añeja y reaccionaria de su inventor, Jordi Pujo, y que por o tanto, de cambio, nada de nada. Será más de lo mismo, a peor. 

Porque todo hay que decirlo, a pesar del desastre del tripartito, más atribuible a sus dos socios, nacionalistas e independentistas, y sobre todo a ERC, que Montilla no supo o pudo evitar, muchas cosas las ha hecho moderadamente aceptable. Pero lo más visible ha sido su disparatada política de sanciones, propias de ideologías reaccionarias y el abandono de su base electoral, pensando que la gente se olvidaría del desastre. Y parece que lo va a pagar. Sobre todo porque al no rectificar de forma contundente los errores, lo que perciben sus desertados electores, es que si vuelve a ganar, aún sería peor la conversión al nacionalismo del señor de Iznájar. Ya se sabe que el peor creyente es el converso. Y que para ese viaje, no hacen falta alforjas ya que entre una copia nacionalista y un original–deben pensar–, mejor éste último, ya que así podrán criticarlo, por no haberlo votado ellos. Así que se quedarán en casa, repitiéndose por enésima vez, que cuando la izquierda hace políticas de derechas, es ésta la que acaba decidiendo. Es algo que persigue a la socialdemocracia, e incluso a la mayoría de la izquierda.

U. Plaza