sábado, 7 de octubre de 2017

¿NEGOCIAR?



Corren en los dos o tres últimos días informaciones difusas y confusas de que se está negociando para desatascar, dicen, el "problema catalán". 

Las negociaciones siempre sean bien venidas. Hay que negociar  evidentemente para que el inmenso daño hecho por los golpistas de la Generalitat y sus compañeros de viaje, desistan en el empeño en seguir abriendo heridas en una sociedad, la catalana, pero también la española en general, que cada día se siente más indefensa ante los acontecimientos. 

Negociar para que los irresponsables dejen de hablar en nombre de todos los catalanes y que sigamos pagando las facturas de sus aventuras, que siendo mucho nunca será tanto como el daño en división provocado a la sociedad. Debe negociarse que los golpistas instalados en lo imposible, y los jefes lo saben a pesar de que continúan manipulando a cientos de miles de catalanes honestos, vuelvan a recomponer los trozos del desaguisado, devuelvan las competencias  que les usurparon al Parlament, y que a continuación actúen los tribunales para que estos depuren responsabilidades, desde Puigdemont, Junqueras, su gobierno y todos los diputados que colaboraron, con la presidenta al frente, así como los componentes de la Mesa de aquellos miembros de la misma que acompañaron el desafío golpista, algunos que provocan verdadero bochorno por seguir autodenominándose de izquierdas.

Pero, la noticia de los contactos negociadores, huelen a globo sonda para que se acepte que aquí estamos en tablas, y aquí paz y después gloria. Y no es así. Aquí hay muchos responsables –o irresponsables– políticos desde hace décadas, y sobre todo del PP y su presidente en la última etapa, que con toda la información de la que debe gozar un presidente de gobierno dejó que las cosa se pudrieran. Pero los verdaderos responsables del golpe son los que rompiendo las normas democráticas han perpetrado su aventura contra sus propios asesores jurídicos. 

Así que mucho nos tememos que la negociación consista en que, como no han sido capaces de llevarlo a cabo en su plenitud, quedan como están, pero con algunas concesiones más, para quedar mejor situados, para la próxima aventura, que será más pronto que tarde.

Así que los golpistas pueden estar poniendo encima de la mesa para  negociar algunos de los asuntos por los que dieron en acelerón independentista: salvar de los tribunales a toda la pléyade de corruptos de su cuerda, principalmente a la familia Pujol. Familia extensa, más allá de la consanguínea. 

Y también el blindaje de competencias que jamás debieron estar en manos autonómicas, como la enseñanza, caballo de Troya del independentismo desde hace 35 años. 

Si los negociadores aceptan semejante negociación, mirando el cortoplacismo en lugar de mirar al futuro, para quitarse de encima el marrón, y que los gobiernos que vengan después arreen, se habrá hecho un pan como unas tortas, y a no tardar mucho, el efecto demoledor de adoctrinamiento, será imparable. Ver niños de corta edad colocando carteles de los manipuladores, con algunos maestros al frente, debiera hace reflexionar.

También es importante democratizar los medios públicos, como TV3 y Catalunya Radio, militantes a tiempo completo en el despropósito de la manipulación. Y debiera estar encima de la mesa, una vez recompuesta la situación.

Ubaldo Plaza



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