Hay actitudes de algunos políticos/as que sonrojan y provoca eso que llamamos "vergüenza ajena". Es lo que cabe pensar de las palabras de la política de Coalición Canaria, Ana Oramas, que se ha volcado en elogios al presidente del gobierno, cuando todo el mundo lo ha criticado por su giro hacia la servidumbre con los amos financieros. Una vergüenza vamos.
Se comprende que los que pertenecen al grupo del presidente lo elogien en público, aunque lo maldigan en privado, porque les ha hecho perder muchas de sus prebendas a muchos de ellos y sus amigos. Pero prietas las filas han logrado la apariencia, sólo la apariencia, de normalidad en el patio del segundo partido de la derecha española, que haber cuando se deciden cambiarle el nombre, o cambian de políticas. Pero elogios o no, se lo han quitado de encima y le han obligado a decir que no se presentaría de nuevo. Claro que, al fin y al cabo ha sido el presidente el que les ha asegurado buenos sueldos y una jubilación escandalosa, es decir que tenía en sus manos la llave del cajón del pan...muy sabroso de beneficiosos cargos. Así que están justificadas las salvas.
Pero que lo haga una supuesta opositora, o es ni de lejos, lógico. O es que sintoniza con el presidente en sus agresiones, con sus políticas a los ciudadanos más pobres, o es que la política canaria o no se entera de lo que ha hecho Rodríguez Zapatero para beneficiar a los más beneficiados, o es una cuestión digna de Freud. Pero no se comprende ni se explica en una tribuna parlamentaria.
U. Plaza
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