jueves, 14 de octubre de 2010

RECORTAR DE LOS MÁS DÉBILES

"Cuando los gobiernos de izquierda imitan a la derecha,  ésta acaba ésta sentándose en los consejos de ministros".

Más o menos es lo que le dijo Antonio Gutiérrez a Zapatero, el que fuera secretario general de Comisiones Obreras. Mucho  antes, Gutiérrez había  encontrado su futuro personal en las filas de la socialdemocracia, que ahora critica, desertando de la izquierda y del que fuera su sindicato; se ha visto en a necesidad de decir algo por ser tan nauseabunda la política de Zapatero, en contra de los trabajadores,  que ni el antiguo secretario general de CC.OO.,  puede mirar para otro sitio y necesita tranquilizar su conciencia.

El gobierno, supuestamente socialista, no ha hecho más que seguir las órdenes que le han dictado sus jefes, el FMI y eso tan oscuro y dañino para las clases populares como son "los mercados". Nada nuevo, ha sido siempre la política de la socialdemocracia, disimulada cuando la situación económica ha sido boyante, pero evidenciada con toda crudeza cuando van mal dadas.

El gobierno del PSOE– exactamente igual, sino peor, haría el PP, éstos sin el menor problema de conciencia–, ha congelado las pensiones, lo que equivale a decir que las ha bajado; les ha reducido el sueldo a muchos colectivos de trabajadores, como los funcionarios y a otros que sin ser funcionarios trabajan para la administración; ha reducido las inversiones, que podrían general puestos de trabajo, para recortar el gasto, precisamente en el lugar que más daño hace a la creación de empleo con dinero público.

Al mismo tiempo no le ha tocado un pelo a las grandes fortunas, que debieran ser los que en justicia pagaran más ya que son los que se han aprovechado–siempre–de las vacas gordas, y también cuando hay crisis, ya que aprovechan todo momento para enriquecerse a costa de lo que sea.

Al mismo tiempo el gobierno les ha entregado a los culpables de la burbuja inmobiliarias 90.000 millones de Euros, cuando lo que hubiera sido lógico es disponer de un Banco Público que diera créditos a las empresas susceptibles de crear empleo, así como evitar la vergüenza de que miles de ciudadanos sean desalojados de sus casas por no poder pagar la hipoteca, alentada por una mala gestión insaciable de muchos bancos, propiciando dicha burbuja.

El presupuesto de defensa es de otros 8.000 millones de euros, muchos de ellos gastados en una guerra que sólo favorece los intereses de los Estados Unidos. Sin lugar a duda esos 8.000 millones se podrían rebajar en época de crisis si no fuera por nuestra participación en Afganistán.

También nos  cuesta a todos los españoles 6.000 millones la financiación de la Iglesia católica, cuando hace ya muchos años que España debía haberse desembarazado de ese gasto, que pagamos todos, seamos o no católicos, y que en una sociedad democrática y laica es un despropósito, y más si se tiene en cuanta que es herencia de la dictadura, que tantos privilegios concedió a la Iglesia, por su participación en el golpe de Estado y su incondicional apoyo a la dictadura.

Y para  finalizar, hay que recordar que la Casa Real nos cuesta 9.000 millones más.

Es evidente que a parte de la subvención a la Iglesia, que debiera ser eliminada en su totalidad, el resto no es posible, pero sí rebajar sustancialmente los gastos, en lugar de recurrir a los más débiles, como ha hecho el gobierno que así mismo se llama socialista.  Que sean las prestaciones sociales las que paguen los destrozos de los más ricos, es obsceno y dentro de toda la lógica de la derecha, pero no de un partido y un presidente que, al menos nominalmente, se llaman así mismos socialistas.

En lugar de acudir a que paguen más los que más tienen, muy en su tónica de buenos servidores del gran capital, le hacen pagar la crisis a los más débiles, a los que no son culpables de la crisis del capitalismo y del  desaguisado que ha provocado éste.  Hay donde recortar, pero les es más fácil hacerlo con los trabajadores antes de que las grandes fortunas y la Iglesia, se enfaden, que es la preocupación que parece tener el gobierno y el partido socialista, en lugar de preocuparle la inmensa mayoría de los ciudadanos.

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