miércoles, 19 de noviembre de 2014

LOS "TRILEROS" DEL RÉGIMEN, CADA VEZ MÁS DESNUDOS.


   Los dos partidos oligárquicos  que controlan el régimen desde la llamada transición, en constante desprestigio, cuando intentan tapar sus escandalosas vergüenzas, quedan más desnudos y más en evidencia sus trampas. Y quedan claras las afinidades de ambos partidos, a la hora de defender los mismos intereses. 

   Sólo en cuestiones menores que no pone en entredicho el poder oligárquico que representan pueden aparecer como adversarios. No cuando se trata de pronunciarse por políticas verdaderamente importantes, que haga posible que el voto a una opción u otra se diferencie para atender el verdadero sentido del mismo,  atendiendo a su electorado que los ha puesto en el cargo. Es un hecho que el voto popular al partido que todavía se denomina como "socialista" a pesar de los muchas evidencias de los contrario, a la hora de la verdad une sus fuerzas con el otro partido, el de la derecha pura y dura –con sus apéndices catalán y vasco–, se unen para defender las mismas políticas reaccionarias que interesan a los poderosos. 
  
   Es clamoroso cómo cambiaron la Constitución en el artículo 135 de consuno, sin que apareciera la menor discrepancia entre ambos, sobre todo porque la orden vino de poderes ajenos a los intereses españoles. Un artículo que, miren por donde, semejante cambio va en defensa de los intereses de la oligarquía, los verdaderos mandatarios, sin que los haya elegido nadie, sus verdaderos jefes. 

   Es curioso que ambos partidos, PP y PSOE, nunca se ponen de acuerdo para beneficiar a los más débiles. Por ejemplo blindar la Sanidad publica en lugar de favorecer el negocio sanitario con la vida de los ciudadanos. Tampoco les pasó por la cabeza a los dos principales partidos beneficiarios del  régimen que hace aguas por todas partes rodeado de corrupción, impedir esa vergüenza de favorecer a la banca contra indefensos ciudadanos, con miles de desahucios, sin que eso les quite el sueño. Ni se ponen de acuerdo para evitar la existencia de cientos de miles de familias sin ningún ingreso, con miles de niños desnutridos.  Tampoco les preocupa como estamos viendo, hipotecar el futuro de los españoles ante el flagrante abandono de la investigación científica; que como todo el mundo sabe, menos –al parecer– los jefes de los partidos del régimen, un país que no atiende al desarrollo de la ciencia, a sus científicos, que hoy han de emigrar, es un país siempre empobrecido, dependiente y subordinado a aquellos que sí lo tienen en cuenta. 

    Lo sucedido ayer en el parlamento,  tratando de que parezca que hay transparencia en los gastos de los diputados y senadores –esa Cámara inútil, por lo tanto clarísima–, no es más que otro movimiento de trileros a los que nos tienen acostumbrados, que los deja en evidencia y desnudos ante los ciudadanos. Porque mostraron, una vez más,  que eso de la transparencia del gasto del dinero público, no está en sus proyectos por más que lo anuncien cada día. Y si han decidido ese juego de cambio de bolas de un cubilete a otro como hicieron ayer, para que se publique el gasto total de los viajes, pero no el pormenorizado que es lo que interesa al ciudadano, es por el escándalo que ha supuesto lo de Monago, que ha mentido descaradamente –además de emular al estafador Pujol envolviéndose en la bandera de su cacicato–, ni en sus mejores y escasos sueños regenerativos se les hubiera ocurrido. 

    Es asombroso que ante el desprestigio cosechado por los partidos del régimen, en lugar de hacer algo que limpie  los establos de Augías en que se ha convertido la vida española, prefieran tomar a los ciudadanos por tontos y abunden en el secretismo. Y que lo hagan en unos momentos en que los casos de corrupción son el desayuno diario de todos los españoles. 

    Llevan tanto tiempo despreciando a la opinión pública, que desde sus torres de marfil creen que no hay problema, que la gente lo aguanta todo y que nada les afecta. Y todo esto cuando  cada día el  régimen se hunde más y más. A la vez que el Estado va perdiendo autoridad, porque sus gestores la han perdido hace mucho tiempo.  Porque desde el mismos Estado se subvierte la ley, sin que lo evite quien tiene los instrumentos para hacerlo.  

Ubaldo Plaza 


  



sábado, 15 de noviembre de 2014

UN ABRAZO VALE MÁS QUE MIL PALABRAS


   Cuando hace dos años los de la CUP lograron entrar en el parlamento catalán, muchos, que aun estando ideológicamente en las antípodas de los que decían defender, en cuanto a cuestiones sociales, lo consideraron positivo. Por primera vez –se decía– una mosca cojonera iba a romper ese baile de amiguetes que constituye la política catalana. Casi todos con el mismos discurso monocorde de fondo,  que no pone en cuestión nada que no esté previsto en el guión marcado por el régimen. Todo lo contrario: hacen la representación del papel que les toca, e inmediatamente sus afinidades patrioteras vuelven al encajar. Unos con mayores tintes reaccionarios; otros para justificar su existencia, con algún grito de falsa protesta sobre la situación social.  Renunciando  de hecho a combatirla, dedicándose por entero a lo que mueve sus afinidades: la cosa reaccionaria identitaria y el "derecho a decidir". Abandonando a millones de personas de las clases populares, que los han puesto donde están con sus votos, que no tienen la oportunidad de decidir nada, contrariamente a los que lo han decidido y lo deciden todo, contra esas clases populares.

    Poco duraron las expectativas de los cupidos de las sandalias y la camisetas –única "innovación" parlamentaria aportada por ellos–. En la primera exhibición del representante de la CUP quedó todo meridianamente claro.  En lugar de hacer un discurso reivindicativo y "rompedor" con el régimen de expolio que la derecha catalana estaba llevando a cabo –y está, ahora con la ayuda de la extrema derecha de ERC– en los servicios sociales fundamentales, nuestro flamante diputado David Fernández, se ofreció al que en teoría debía ser su mayor enemigo político, a acompañarlo en aquellos propósitos en los que está embarcado el jefe de la derecha catalana. Y lo hizo de tal manera que  provocó sonrojo y eso que llaman vergüenza ajena. Incluso entre aquellos que nunca tuvieron intención de votarle, por el bochornoso espectáculo servil, del de la camiseta y las sandalias, para con el que no debía haber pasado de vendedor de camisas y corbatas del Corte Inglés, el aventurero de la derecha, Artur Mas !Qué tierno encuentro! Un "antisistema"  de indumentaria con otro que se carga el sistema sanitario y el patrimonio publicó para hacer negocios privados. 

  Y hasta en un alarde, suponemos que incontrolado, por el momento cumbre que los dioses le habían otorgado de tener contacto con el gran jefe supremo de la cosa, reconociéndose inferior y acomplejado –amontillado–, se mostró sumiso acompañante del jefe; y casi pidiendo perdón por sus orígenes: "soc un català de Zamora" (Soy un catalán de Zamora); como diciendo, "no soy auténtico catalán, pero haré lo posible por complacer a los verdaderos catalanes, para ganarme el  favor de ser admitido, aunque sea como actor secundario o como mayordomo; no os defraudare, pero dejarme que asista a vuestras orgías aunque sea para servir las copas".  Lo que no coincide con el supuesto pensamiento que van vendiendo a incautos, no ya de la izquierda, sino simplemente de gente con sentido común democrático.

   Pero si había alguna duda de la entrega del "catalán de Zamora" a los intereses del frustrado vendedor de El Corte Inglés –¡lo que hemos perdido los catalanes en esta frustración!– pudimos volver a abochornarnos ante aquel abrazo en el que se fundieron ambos personajes, celebrando que una cuarta parte del cuerpo electoral –según las propias cifras controladas por entregados incondicionales a la causa del talibanismo patriotero, había dicho sí a los deseos de la derecha catalana sobre la independencia. Los que no se sintieron interesados en la aventura decimonónica de esta burguesía de campanario, más del triple, no cuentan. De eso se encargan los goebbelsianos medios de manipulación subvencionados con dinero público, sin que los poderes públicos se preocupen de semejante despilfarro, al tiempo que se cierran camas de hospitales y se deja de pagar a las farmacias. 

   Sesudos tratados políticos y hasta antropológicos, no hubieran sido tan clarificadores de las verdaderas intenciones ideológicas y políticas de ambos actores.  Un abrazo entre el jefe de la derecha que nos empobrece día a día Mas, y un supuesto izquierdista de salón lo dejó todo muy claro. Un abrazo vale más que mil palabras. ¡Enhorabuena! Ahora a ganarse la confianza como presidente de la comisión sobre el estafador ex honorable. No es extraña la elección.

Ubaldo Plaza


  

sábado, 26 de julio de 2014

EL OTOÑO DEL PATRIARCA


Aquellos que no  están en la "religión" de la casta catalana –por otro lado tan igual a la del resto de España en golfería– sabían que todo estaba podrido en el cacicato catalán. Que el estanque era plácido sólo en la superficie, y que un milímetro bajo sus aguas, eran putrefactas. Y que todos lo sabían, pero todos se apuntalaban los unos a los otros, por intereses de clase, la clase poderosa, con sus medios de manipulación subvencionados y goebbelsianos, que silenciaban a todos los malos "patriotes".

   Ni a Mas ni al patriarca Pujol ni a su abundante prole le ha importado nunca la independencia. Ni una Cataluña que no rindiera dividendos, como es propio de la burguesía, por otro lado. Como tampoco a toda la derecha catalana, más allá de sus proclamas interesadas por sus negocios, le importa la independencia.  Pues no es un secreto que ya la tienen, la han tenido siempre.  Les iba de fábula ser víctimas y beneficiarios a un tiempo de "retruc". 

  Y resulta extraño que desde supuestos planteamientos de izquierdas y progresistas en toda España, se  apoye la misma hoja de ruta que la casta catalana en la cuestión del derecho a decidir, sin comprender que apoyan lo mismo que los que han decidido siempre.

 Sonaba extraño la fuga hacia adelante, hacia el abismo en que tanto Mas como el "hereu" de la finca", y por supuesto el patriarca que siempre había vendido su falsa moderación, fueran los abanderados del disparate independentista, apoyándose en sus eternos contrincantes, la extrema derecha de ERC. 
  Era un camino hacia ninguna parte, toda vez que las puertas de Europa se les cerraban, por más que sus televisiones y sus propagandistas dijeran lo contrario, para consumo de "patriotes" movilizados. 
   Pero tenían que seguir para ver si lograban hacer avanzar el "prusés", y poderlo utilizar como moneda de cambio para que el hasta entonces "Molt Honorable", quedara al margen de lo que después se ha sabido de su propia boca: que ha delinquido con Hacienda. ¡desde hace más de 30 años! Y que, mira por donde, no ha tenido tiempo el hombre tan ocupado, en tan largo periodo para regularizar su situación. Ni tampoco se sonrojaron ni  el expresi, ni el presi, que se sepa, ante el grito de "España nos roba". Grito para principiantes, o muy espabilaos.
  
  Pero los acontecimientos  se fueron acelerando y los hijos del patriarca habían aprendido el oficio. Y tan impunes  se debieron creer, por ser quienes eran, que creyeron, que no iba con ellos, que se destapó el tarro. Y en esas estamos. 
  
  Es sintomático que la extrema derecha de Junqueras y sus muchachos que acaban de salvar el saqueo sanitario ayudando a CiU, guarden silencio. ¡Menuda tropa si tuvieran a su cargo una "nació" que explotar.  Y habrá que ver qué hacen los iniciativos, que contra toda lógica de su electorado, y de lo que dicen ser, apoyaron sin rubor los pasos de CiU-ERC, a sabiendas de que era una cortina de humo para tapar las protestas por el desastre del desgobiernos de CiU-ERC, contra lo recortes, de lo que somos abanderados los catalanes. 

   Ahora sabemos que, además, había que tapar cuentas en Suiza. Y falta ver qué hay de lo del otro Jordi, y el frustrado president, Oriol, en manos de los jueces. Y es aquí que, como buen padre cristiano, se ha tirado al vacío para salvar a su prole.  A nivel familiar, le honra, a nivel institucional, las cosas han quedado más claras: nada era lo que parecía en el cacicato catalán desde que llegó la restauración de la Generalidad. Aunque muchos lo sabían, hoy tiene la oportunidad de saberlo todo  el mundo: nos han estado timando. Y al patriarca le ha llegado  su otoño. 

U. Plaza


miércoles, 9 de julio de 2014

LA PROPUESTA DE ICETA, PARA SALIR DEL POZO

No es creíble la propuesta y la afirmación de que el PSC es el partido de los trabajadores, a pesar de que en Cataluña no existe ningún partido de izquierda, todo los que así se definen, son nacionalista. 
   Lo primero que tendría que hacer para que  fuera  creíble es considerarse socialista; alejarse como de la peste de lo que ha anulado al partido estos últimos 33 años. Echar a la derecha nacionalista de un partido que se dice socialista –que seguro que muchos militantes lo son, pero no tienen mando– limpiando el partido de infiltrados, o que creen que se puede ser dos cosas a la vez–; y tener un discurso inequívocamente de izquierdas; incluso socialdemócrata, naturalmente alejado de lo que ha acabado con la socialdemocracia, es decir, los que son una copia exacta de la derecha. 

   Pero Iceta eso no lo va a hacer.  Porque tiene en los genes eso que él y otros como él que lo han sido todo desde que se inventaron el partido, el catalanismo. Que es un eufemismo vergonzante para no decir que son nacionalistas, y vender que son socialistas "locales", o amantes de su tierra, como si los socialistas internacionalistas, no amases su tierra. Esa postura es falsa. Porque se es socialista o no se es. Con todos los matices de moderación que se quiera, pero nunca un socialista puede ser nacionalista, ni catalanista, ese es su error, o lo que es peor, una ambigüedad calculada que al PSC le ha salido muy cara. El único "ista"  de un partido socialista es el social, el SOCIALISTA, no el patriotero que expide un tufo fascistoide, como todo lo patriotero, sea lo español, o lo catalán, cuando se utiliza políticamente como hace la derecha. 

  No caben medias tientas. Y eso será lo que acabe con esta formación, la ambigüedad. Pero si desde mañana mismo hicieran un discurso firme, sin rémoras de los Castell, los Tura, los Nadal y todo los enterradores e imitadores de la derecha nacionalista; y si al cabo de un tiempo de verdad, en la vida política cotidiana, dijeran no al pujolismo –a la derecha de la que han ido a remolque, e incluso siendo más papista que el papa, (léase Montilla y otros charnegos acomplejados)–, y reivindicara lo único que Ciudadanos les ha podido arrebatar para atraerse a gran parte de su electorado: la defensa de la igualdad de las dos lenguas oficiales que hoy perjudica a su electorado, tal vez en tal caso, el PSC de Iceta recuperara lentamente su puesto, su electorado tan apaleado. Que ve atónito, cómo son ellos, los del PSC, los que en los ayuntamientos, y allí donde han tenido presencia,  han aplicado con efe de fanáticos la limpieza lingüística que impulsaban CiU-ERC. Y apoyando las políticas segregacionistas de la derecha, y de todos los que impropiamente se siguen llamando "progresistas".

    Pero eso no lo van a hacer, ni Iceta ni nadie del PSC. Y no lo van a hacer porque en el fondo los que dirigen el partido o lo que quede de él, son tan nacionalistas como la derecha de CDC y la ultraderecha que la apoya en todos sus recortes sociales, ERC. Que la llevan a cabo en pro de esa idea reaccionaria que persiguen, como forma de que la gente se distraiga y se olvide de que la están dejando sin servicios sociales, mientras ellos, los que mandan, se envuelven en la "estelada".  Porque el negoci es el negoci. En eso la derecha no ha cambiado, es la misma de siempre. Porque los del PSC –como los otros que se dicen "progres" con mucha iniciativa para lo del derecho a decidir lo que han decidido otros–, en el parlamento no dicen ni Mu. Como no dicen nada de que un representante de los negocios de la sanidad privada sea el artífice de esa destrucción de la Sanidad Pública. Cuando debieran estar permanentemente pidiendo su dimisión.  Y pedir que al Colegio de Médicos su expulsión del  mismo por dedicarse al negocio con la salud de los ciudadanos, en lugar de a mejorar ésta. 

   También debería el PSC denunciar constantemente la presencia de imputados en el parlamento catalán. Y denunciar todos los escándalos que afecta a los miembros de familia Pujol. Sería un paso que este PSC nunca podrá dar. Porque hacen falta los instrumentos humanos, que existen, pero no están dirigiendo el partido. Y  sobre todo la voluntad política para ser un partido socialista, y sólo eso, que no es poco. 

U. Plaza

jueves, 29 de mayo de 2014

F. GONZÁLEZ Y LA REPÚBLICA BOLIVARIANA

Felipe González, el que fuera presidente del gobierno de España; del que mucha gente se tragó el anzuelo prefabricado de que era socialista.  El mismo González que hoy es  asalariado de lujo de una multinacional, y que se sienta en su consejo de administración –lo que seguramente es legal, aunque nada ético–,  para alguien que se sigue llamando socialista. Y es legal tal comportamiento porque las leyes están hechas para los que se las trabajan. Y Gonzáles, como Aznar, como tantos  otros de menor relumbre, sin duda se las ha trabajado.

  A este personaje que da sus opiniones con el logotipo a sus espaldas de La Caixa, símbolo como se sabe, socialista donde los haya, no le gusta la nueva formación política Podemos. Y la califica de “bolivariana”. Naturalmente en el mismo sentido peyorativo, que viene haciendo la derecha más rabiosa y expoliadora. Opinión con la que al parecer González coincide y se siente tan cómodo. 

  Seguramente a Felipe Gonzáles la Venezuela que le gusta es aquella que dirigía su amigo y según se decían entonces maestro, Carlos Andrés Perez, más conocido como CAP. El que en realidad era el capataz de las multinacionales de los Estados Unidos. Aquel que también como González, se decía “socialista” y mantenía una tasas de pobreza, analfabetismo y  miseria impresionantes en aquel país, sin que al "socialista" CAP, le importara en lo más mínimo. De hecho para el jefe de aquella Venezuela la gente de abajo, los pobres, no contaban. 

 Aquel sujeto que gobernaba teledirigido desde el Norte, le garantizaba a los yanquis la producción petrolera, sin que el pueblo venezolano sacara provecho de tales recursos. 

   Pero como las ansias permanentes de los poderosos en lograr beneficios rápidos no tiene límites,  provocó lo que ha pasado a la Historia de la lucha de los pueblos como el "Caracazo". Una protesta popular contra la subida de precios del transporte, entre otros,  que el amigo de González que dirigía el gobierno de aquella Venezuela que no era bolivariana, sino yanqui, sofocó a sangre y fuego. Resultado: unos 3000 muertos, naturalmente de la gente más pobre.  

   Aquella matanza, entre otras muchas cosas, fue lo que hizo que las fuerzas sociales tomaran conciencia, se organizaran y reagruparan para quitarle el poder a la oligarquía asesina, y cuya cabeza del movimiento fue  Hugo Chávez, como sabemos. 

   Se entiende perfectamente lo que dice el hoy satisfecho González. El que según sus propias palabras se aburre en esas tediosas reuniones, como parte del Consejo de Administración. Y eso le sucede a pesar de los 126.000 euros anuales que cobra, aparte de las acciones que pueda tener, según se ha publicado. Esto le sucede a este "prócer" del hoy obsoleto régimen de 78,  en  una España en la que hay millones de personas  que no se aburren. Entre otras cosas porque el hambre y la miseria, el paro, los salarios de supervivencia de los que logran un trabajo precario, los desalojos, la falta de perspectivas de los jóvenes por la políticas que González defiende, no dan pie al aburrimiento. Sí para la indignación, que es en realidad lo que preocupa a González y a los poderosos amigos.

    No es preocupante lo que diga este señor, caricatura de sí mismo. Toda vez que lo que hace es defender los intereses de los que le aseguran su bienestar y privilegios. Eso en un socialista provocaría un choque mental y renunciaría a ser un privilegiado; en González, no. Él prefiere criticar a aquellos que, con errores y aciertos, tratan de enmendar la situación de desespero de millones de españoles timados.

   Lo que sí es realmente preocupante es que en el partido socialista, nadie le haya recriminando su comportamiento, nada socialista. Y que el partido lo mantengan como referente. Es más, el aún hoy secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba defendió tales prácticas como lógicas  y naturales en TV, precisamente frente a Pablo Iglesias, que criticaba y recriminaba las "puertas giratorias". No sabemos si pensando en sí mismo. 

     Ahora, tras el muy ganado a pulso varapalo de los lectores del PSOE, el partido que sería irreconocible por el otro Pablo Iglesias –porque en realidad nada tienen que ver aquel PSOE de antaño con el invento ex-novo "del clan de la tortilla" de González– bueno sería que entre otras cosas, en lugar se jugar a los "trileros" cocinando un congreso a lo Lampedusa, como diría Ignacio Escolar, llevaran a cabo profundas renovaciones. Entre las que debiera estar una preocupación por la ética de sus dirigentes, actuales y anteriores. Y si el partido y sus dirigentes se llama socialistas, que lo sean de verdad. Socialistas con todos los matices que se quiera, pero sobre todo, éticos donde no quepan personas  que hablen como socialistas desde los consejos de Administración de una multinacional con escandalosos sueldos, y nos quieran dar lecciones descalificando a quien, les guste o no han logrado más de 1.200.000 votos, sin entregarle al alma a los banqueros.      González antes de condenar una situación como la de la Venezuela bolivariana, que propaganda a parte de los medios internacionales,  ha bajado el nivel de pobreza,  recuerde cómo era la Venezuela de CAP, y en beneficio de quién se gobernaba.  

  De todas formas las críticas de González –como las del PP y la derecha en general contra Podemos– consigue el efecto contrario al que él pretende por su desprestigio. Porque aunque el consejero o asalariado de la multinacional se crea que su palabra es de autoridad, su trayectoria provoca todo lo contrario: Podemos, IU y aquellas fuerzas que luchan por acabar con el estado de cosas que ha provocado la casta, a la que asegura pertenecer González, se revisten de mayor autoridad. 
Ubaldo Plaza


sábado, 24 de mayo de 2014

EL DIFÍCIL VOTO



   Soy catalán. Y vivo en Cataluña. Pero si yo viviera en cualquier otra parte de España, sin ninguna duda mi voto sería para Izquierda Unida. A pesar de que pueda tener discrepancias en algunas cuestiones; como por ejemplo su apoyo –no sé si forzado– al disparate de la consigna de los partidos de la derecha catalana –CiU y ERC–, para contentar a los "iniciativos", tan abanderados y parte activa de dicho disparate, que nada tiene que ver con las necesidades de las clases expoliadas por la derecha, en este caso catalana.

  Pero es que resulta que mi humilde voto iría a parar a los iniciativos que ni siquiera en este caso han tenido la deferencia de colocar las siglas de IU en las papeletas de voto. Supongo que es para que quede claro su “hecho diferencial” que tanto esgrime la derecha catalana (ya sabemos que cuando alguien dice que es diferente, lo que está afirmando es que es mejor que el otro).

   Así que me lo han puesto verdaderamente difícil para votar la opción que desearía (IU). Sí, ya sé que en esta elecciones europeas todos los votos de toda España que van a un partido, se juntan. Y que si estuviera en otro lugar de España, también contribuiría a que los acompañantes del disparate secesionista de la derecha, obtendrían la cuota parte de mi voto. Pero no sería igual. Porque entonces no tendría la sensación de que, más que de haber tirado el voto, haberle votado a los que se alían con los enemigos de los trabajadores, a quien no deseo votar, por razones obvias.

   Porque la distancia haría que no percibiera que también habría votado contra mi deseo. Ya se sabe: el desconocimiento que la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles, y sobre todo los políticos,  tiene de lo que hacen de verdad los partidos que se siguen llamando de izquierda en Cataluña. A pesar de que todos saben que van de la manita con la derecha. Habiendo logrando ésta que todas las protestas por la desastrosas políticas de CiU-ERC, se hayan escondido en parte, tras la cortina de humo del derecho a decidir, lo que ya han decidido ellos, y vienen decidiendo desde simple: explotar a los más débiles, si es posible con el apoyo de quienes debieran estar en contra.

 Además, aún tengo en la memoria cuando IU, sus votantes, le consiguieron un diputado al parlamento europeo a los incitativos.  Y le faltó tiempo al personaje para irse a otro grupo parlamentario, ajeno al que se integró IU. Y lo lamentable es que IU no parece haber aprendido la lección de aquella traición. Y ese personaje al que hicieron eurodiputado los votos de IU, hoy es uno de los "talibanes" del independentismo que promueven los partidos de la derecha catalana, al que se ha adherido ICV, con la incomprensible guinda de EUiA, con desaforada fe de conversos de algunos de sus dirigentes.

  Así que, como le viene pasando a tanta gente en Cataluña en reiteradas convocatorias electorales, tampoco en esta yo podré votar con la satisfacción de que mi voto haya ido a la opción deseada:  a un partido de izquierdas –inexistente en Cataluña–. 

   Y haciendo un repaso de las opciones nuevas que se proclaman de izquierdas, resulta que todas ellas han sido "abducidas" por el mensaje de la derecha nacionalista, del "derecho a decidir"; y hasta llegan a considerar menos reaccionaria a la derecha catalana, a CiU-ERC, que el PP. A pesar de que, como hace éste en todas partes, aquellos nos están dejando sin servicios públicos, exactamente igual que la derecha española. En eso no hay diferencia. CiU vota en el parlamento todo aquello que perjudica a las clases populares, junto al PP. E incluso van mucho más allá, pues los catalanes tenemos el triste récord en recortes, especialmente en el sistema sanitario. 

Ubaldo Plaza





viernes, 2 de mayo de 2014

LAS CARTAS MARCADAS



“LOS SINDICATOS PIDEN AL GOBIERNO QUE CAMBIE SU POLÍTICA DE AUSTERIDAD, PORQUE HA FRACASADO”.

   Cuando los partidos obreros entran en un parlamento dirigido por la burguesía, saben –o debieran de saber–, que las cartas están marcadas. Y que todos sus reglamentos, procedimientos y hasta lo más cotidiano, están hechos para que todo se desarrolle a favor de esa burguesía, la clase dominante, que detenta el poder. Por lo tanto caer en la trampa de concederle el título de democráticos a esos parlamentos, ya es un error monumental. Y creerse que es posible modificar el sistema sólo con el parlamentarismo, una elucubración. Sí, naturalmente hay que utilizar todos las rendijas posibles para denunciar las injusticias del sistema. Pero no con la vista puesta en los servidores de la oligarquía del parlamento, sino dirigiéndose a sus víctimas, los ciudadanos. 

   Igualmente pasa con el lenguaje. Adoptar el que nos impone la clase dominante es entrar en sus juegos y aceptar como normal lo que es una aberración  de la sociedad: el capitalismo.

   La frase que encabeza este artículo lo demuestra: los sindicatos han aceptado como normal las políticas de los representantes  de sus enemigos de clase. Porque las políticas de austeridad no han fracasado, ni mucho menos. Todo lo contrario. Y cuando los dirigentes sindicales dicen semejantes dislates están dando por bueno que las intenciones de los gobiernos de la oligarquía habrían sido para que las cosas fueran bien para la mayoría de la población, en especial para la clase trabajadora. Y eso es de una ingenuidad mayúscula, por no decir algo peor.

   Parece que los dirigentes sindicales tanto han perdido la perspectiva de en qué sociedad viven, que se han olvidado de la lucha de clases. Porque las políticas llamadas de austeridad –que debiera llamarse de expolio–, así como la ley esclavista de relaciones laborales,  no es un fracaso.  Porque es evidente que no les ha fracasado a los que la están llevando a cabo: La oligarquía, los banqueros y los grandes, más que empresarios, especuladores esclavistas, han logrado llevar a la pobreza a millones de trabajadores, pagar salarios de hambre, tener un enorme ejército de reserva de millones de trabajadores, que les permite todo tipo de injusticias, tal como  la oligarquía ha deseado siempre.  Además de ir liquidando los servicios públicos para enriquecerse con la miseria, desesperación y muerte de muchos ciudadanos, que debieran contabilizar como crímenes de lesa Humanidad. Sin olvidar la impunidad de los grandes delitos, ya tan cotidianos como el respirar.

   ¿A esto le llaman los dirigentes sindicales “fracaso de las políticas de austeridad"? ¿O es que las cúpulas sindicales de los sindicatos mayoritarios están tan impregnados de eso que se ha dado en llamar “sindicalismo de negociación”, en lugar de sindicalismo de lucha –que no excluye la negociación, obviamente–, que han considerado que era positivo aceptar el discurso de la oligarquía como mal menor, "para ayudar a solucionar sus crisis?

   Si durante tantos años, en que los dirigentes sindicales, en lugar de ser tan "contemporizadores" con sus enemigos de clase,  hubieran tenido como horizonte de lucha, la realidad de la lucha de clases, seguramente ante la brutal agresión de los gobiernos –también de los, que debieran ser autonomías, pero que se parecen más a cacicatos–, de la oligarquía, hubieran estado en mejores condiciones de movilizar a los trabajadores con mejores resultados. Entre otras razones porque ante semejante embestida del capitalismo salvaje de hoy, los trabajadores hubieran tenido claro que el único paraguas de defensa a las agresiones del gobierno y sus amos,  eran los sindicatos. Agresiones de los de aquí y  de los de la Troika. Y posiblemente los agresores, tampoco se hubieran atrevido a poner en táctica semejante devastador expolio contra la población.

    No. Sin duda “la política de austeridad del gobierno”, no ha fracasado. Y lo que debe enseñar esta amarga experiencia, es que los trabajadores, con sus sindicatos al frente, deben de estas alerta, organizándose, en todo momento. Bajar la guardia creyendo que ayudando a los depredadores, a los banqueros, a los insaciables esclavistas que piden más y más miseria para la población, en esta antidemocrática sociedad capitalista, se puede ir de la mano para “ayudarles a repartir  las cargas para salir de su crisis”, es entrar en su juego, aceptando sus cartas marcadas. 

Ubaldo Plaza