viernes, 17 de diciembre de 2010

SUS SEÑORÍAS BLINDAN LAS PENSIONES... LAS SUYAS, CLARO


Es desolador comprobar cómo la ética de algunos políticos es tan elástica y variable como les sea conveniente; se puede hacer o decir una cosa y la contraria sin siquiera mudar un gesto sus duros rostros, sin despeinarse. Quizá pensando que la opinión pública carece de criterio para darse cuenta la falta de ética. O de que ésta  aguanta todo lo que le echen sin protestar por escandaloso que sea. Y quizás no les falta razón visto que llevan tanto tiempo sin que los ciudadanos reaccionen de forma contundente.  

Como es frustrante comprobar cómo un señor puede manifestarse junto a los sindicatos el día de la huelga general del 29 de septiembre,  contra las agresiones del  gobierno de un partido que se sigue llamando socialista, y que aplica las políticas de la más salvaje e incivilizada derecha,  y a renglón seguido defender esas mismas agresiones como ministro de trabajo sin que tenga eso visibles consecuencias en su estado mental  y emocional. La elasticidad de la moral de algunos políticos es realmente sorprendente.

También sorprende el poco empeño que la mayoría de sus señorías pone–tanto en las taifas como en el Congreso–para ponerse de acuerdo para solucionar las cuestiones de Estado, que son comunes y de urgente abordaje;  al tiempo en que casi en su totalidad están de acuerdo a la hora de recortar las prestaciones de las pensiones  y los salarios de mil maneras a los ciudadanos; sólo diferenciándose en matices y por pura oportunidad electoral.

Sin embargo es revelador y desolador al un tiempo para el ciudadano que asiste impotente al trágico esperpento del espectáculo, comprobar lo rápido y sin apenas discusión con que esos mismos señorías, se apresuran a ponerse de acuerdo para blindar sus propias pensiones, prebendas y privilegios. 

Los mismos que insisten una y otra vez, que nosotros, los ciudadanos, no ellos, estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, y que  tenemos que apretarnos el cinturón. Y ni tan siquiera aparece en sus caras una sombra de rubor por la vergüenza; hasta esa condición humana parecen han perdido, porque deben considerarse con derecho de casta medieval, que ingenuamente creímos liquidado. 

Y se blindan sus pensiones, al tiempo que exigen aumentar la base de cotización de todos los españoles; los mismos señores que con tanto descaro calientan con sus honorables posaderas los escaños del Congreso –o de los parlamentos regionales, que en eso no se diferencian–, si es que se dignan acudir, porque todos vemos  el espectáculo de los escaños vacíos en los plenarios, cuando la primera puesta en escena de los dos números principales ha acabado, sin tenerle el menor respeto y atención por lo que dicen los oradores de los partidos pequeños, que son cómo mínimo tan respetables como los que que abandonan el escaño.

Todos sus señorías saben el escaso prestigio que tienen ante la opinión pública, ganado a pulso. Pero no parece importarles, visto con que doble moral aplican la ley del embudo, sea para sus sueldos o para blindar sus pensiones con el mínimo esfuerzo para ellos, y el máximo  para todos los demás. No parece ser la ética precisamente  lo que mueve a sus señorías a dedicarse a la cosa pública. ¡Qué lejos estamos de aquella ética republicana!

U. Plaza


jueves, 16 de diciembre de 2010

AMBAS DERECHAS



Nadie en su sano juicio puede negar que el gobierno de Rodríguez Zapatero ha dado un volantazo hacia la derecha de forma escandalosa, poniendose al servicio de la alta delincuencia  de la casta banqueril y ese otro oscuro y depredador  tan letal para el ciudadano, llamado mercado. Pero que el PP, partido  liberal en el peor sentido de la palabra –el que en su programa e intención  lo lleva a la práctica allí donde manda–,  están todo tipo de privatizaciones y de apoyo a los sectores más reaccionarios; los que nunca se preocuparon por las condiciones de pensionistas o trabajadores en las peores condiciones, nos venga ahora con la cantinela , y sean ellos los que una y otra vez se quejen de la rebaja de las pensiones o el recorte de los salarios, es como poco inmoral. 

Porque todos sabemos, y lo ha adelantado con una de sus muchas vomitadas y exabruptos su presidente honorífico, defensor de lo más impresentable de la derecha extrema, José María Aznar, el de la boda faraónica y servidor de Bush en la guerra de Iraq, que pide, sin el menor rubor, porque eso no es propio de su manera de actutar,  que se le limiten las prestaciones a los trabajadores. Que se elimine lo que ellos llaman el estado de bien estar, porque según él no podemos permitírnoslo. Naturalmente el PP, que se queja de la eliminación de derechos de boquilla, en lo que está pensando es que no podemos permitirnos nosotros, la mayoría de los ciudadanos, porque tenemos que pagar las suyas, incrementadas. 

Esas son en realidad las intenciones, y lo que intentará llevar  la práctica, si los ciudadanos somos pasivos y se lo permitimos, de la derecha del PP. Por lo tanto todas las protestas que una y otra vez enarbola en el parlamento y por boca de sus representantes, por toda la basura televisiva que nos invade. Así que toda la ofensiva del PP y su pretendida defensa de los débiles, no es más que una estratagema para ganar votos. Es increíble que quien pide recortes por, por considerarlos  excesivos  de los derechos de los trabajadores, le preocupe lo más mínimo su situación.

Que el gobierno socialista se haya pasado con armas y bagaje a la derecha, en sus propuestas de liquidar las conquistas sociales para satisfacer a los buitres de los mercados, no debe en modo alguno hacernos caer en el canto de sirena de creer que los que tienen en su formar de entender la sociedad el enriquecimiento de unos pocos en detrimento de la mayoría, vayan a solucionar nada. Todo lo contrario. Aviso para navegantes: Retirarle el voto al PSOE no debe ser para dárselo a los que sin ningún problema aplicarán las políticas que le convengan a los más poderosos.  Debemos buscar otras opciones que no sean no los de derecha gobernante, ni los de ultraderecha en la oposición, que por cierto también gobiernan el algunas taifas, donde no son un modelo precisamente. "Ser más tonto que un obrero de derechas",  se paga. Y muy caro. 

U. Plaza 

miércoles, 15 de diciembre de 2010

LAS ELECCIONES PRIMARIAS EN LOS PARTIDOS


Las elecciones Primarias en los partidos políticos, debieran ser de obligado cumplimiento. Esa práctica haría que la tan devaluada democracia española se saneara, o al menos mejorara y limitara los abusos de las ejecutivas. Pero los cacique de los paridos temen a las Primarias más que a un pedrisco. Saben muy bien que sus convicciones democráticas no llegan a tanto. Están enfrentadas a sus intereses personales o de grupito. Darle la oportunidad a las bases de los partidos,  a los que todo lo dan sin recibir nada a cambio, constituye sin ninguna duda un ejemplo de democracia, pero también un peligro incontrolable para los intereses del caciquismo paritocrático que domina el panorama político español, fraguado con tanto esmero para que no se les escape nada: que lo que digan los jefes sea ley sin la menor discusión. 

Cuando alguna vez se han hecho las elecciones Primarias en algún partido de los grandes, ha sido por una circunstancia excepcional, o de desencuentro entre facciones o personales; a pesar de figurar en las normas internas y estatutarias, de la que los jefes guardan un amargo recuerdo, la norma se elude a veces con elegancia, a veces burda y caciquilmente. Lo vimos con José Borrell, y cómo  el  antiguo falangista González, pensó que las ganarían los suyos, los del aparato; pero resultó que no, que Borrell arrasó, demostrando que las bases estaban hartas del aparato felipista y querían democratizar el partido. Felipe y su poderoso clan, con la actitud de soberbia que lo caracteriza, con su poder omnímodo de entonces, no aceptó la derrota y puso  en marcha el juego sucio.  Sacó a la luz que un colaborador de Borrell, había sido cogido en falso. Y aunque  Borrell no tenía nada que ver con aquello, salvo que él era el responsable político, por coherencia, dimitió. Era lo que el aparato felipista deseaba, por ser el de la Seo de Urgel molesto y no entrar en el juego tan nefasto, a pesar de que muchos lo lamentaron por considerar a Borrell un hombre honesto, y nada inclinado a los pasteleos con los nacionalista, que tanto daño llevan haciendo a la democracia y al propio partido socialista, aunque no a sus privilegiados barones. 

Desde entonces no se han vuelto a hacer primarias en el PSOE a nivel nacional. Y cuando alguien las propone, enseguida es desactivada la idea. Es muy peligrosa. Y  lo es tanto que como hemos podido ver en Madrid, por más que el máximo jefe quiso imponer su candidata, Trinidad Jiménez, las bases, con el criterio democrático del que carecen los que se benefician del tinglado llamado partido, decidieron votar al que consideraban más cercano, en lugar de al burocrático Aparato, es decir, a Tomás Gómez, que se enfrentó a la soberbia del jefe.

En el Otro partido mayoritario ni siquiera se llega a intentarlo porque ahí todo es piramidal y hasta digital por el dedo del dios del momento, como sabemos. 

Consentir como lógica democrática las Primarias, es tanto como desnudar a los supuestos líderes, que lo son por los mecanismos encorsetados que controlan  las direcciones. Pero los dirigentes se sabes ídolos con los pies de barro. Y si se deja votar a las bases, los ídolos muy probablemente se vendrían abajo, demostrándose que su liderazgo obedece más a circunstancias  puntuales, que a un liderazgo ganado democráticamente, a pulso y con el consenso de los militantes. Por eso se niegan a dar libertad de voto a las bases de los partidos con toda naturalidad estatuaria, y se buscan subterfugios para no hacerlas, como lo del candidato único, consensuado entre ellos,  para hacerlas a su manera que les garantice el resultado deseado. El absoluto control lo permite. Hasta los Congresos, más si cabe por la importancia de los mismos, están milimétricamente calculado su desarrollo y resultado. Cualquiera que conozca el vientre de los partidos lo sabe.  Y cuando algo no sale como se ha previsto, se convierte en un verdadero terremoto– como sucedió en el Vº Congreso del PSUC, hará pronto 30 años–, cuando debiera ser norma democrática su resultado.

Es lo mismo que sucede con las ansiadas elecciones con listas abiertas. De celebrarse de este modo las mismas, se comprobaría de verdad el apoyo popular qué  candidato tiene más consenso entre la ciudadanía para ser diputado, alcalde o jefe de gobierno; pudiéndose dar la paradoja de que aquel que con tanto relumbrón de líder salen a la palestra como intocable y con popularidad, quedara muy por sebajo de otros mucho menos valorados por los Aparatos, pero más por los ciudadanos. Sería admirable que la democracia funcionara de esa forma. Pero como en el caso de las Primarias, las burocracias de los partidos lo saben muy bien, y por nada del mundo consentirán que eso pase. Y para evitarlo, que nadie dude que se pondrán de acuerdo los grandes partidos, tanto a nivel de España, como de las taifas, con los partidos nacionalistas como fuerzas imporantes o mayoritarias en las mismas, en las que toda discrepancia desaparece para asegurarse sus privilegios, acuerdo digno de mejores causas, que la de impedir que se extienda la democracia. 

La democracia en los partidos figura en la Constitución. Pero como tantas otras cosas, que tambien se escribieron en la misma Norma de Normas, no se cumplen. Es más, están para que no se cumplan ¿o no es cierto que figura el derecho al trabajo, a la vivienda, y a la igualdad de oportunidades, por sólo citar algunas de las que no se cumplen de forma escandalosa?

Sin embargo hay millones de parados y al mismo tiempo sueldos escandalosos; La gran delincuencia banqueril desaloja a los ciudadanos de sus casas y los lleva a la desesperación y ningún poder público enarbola la Constitución en su defensa; todo lo contrario.  ¿y alguien puede pensar sin soltar una carcajada, amarga, que en España, al amparo de la Constitución todos tenemos las mismas oportunidades?  ¿O hay que recordar las cada vez más diferencia entre ricos y pobres y cómo el gobierno expolia a éstos mientras permite que las grandes fortunas sigan creciendo? Y así podríamos seguir. 


Las Primarias en los partidos, contrariamente a lo que algunos pudieran pensar, no es sólo de la incumbencia de  los militantes de los mismo, sino de todos. Porque es la primera condición para sanear la vida pública tan emponzoñada; hacer que el ciudadanos tenga los resortes para acabar con los corruptos, e incluso que no lleguen a ocupar cargo alguno, por actuar el militante de base como primer dique sanitario. Situaciones como las de Cataluña con lo de Pretoria o Palau, así como lo de la Comunidad valenciana, y en tantos y tantos ayuntamientos, serían impensables con partidos democráticos, que las elecciones primarias hacen posible. Y la triquiñuela de lograr que sólo haya un candidato, es el principio del caciquismo en los partidos.

U. Plaza.


martes, 14 de diciembre de 2010

EL PATRIOTA AZNAR



El Patriota
La derecha española, y la extrema derecha con mayor énfasis, suele exhibir su patriotismo, que como se sabe coincide con sus intereses de clase y hasta personales. 

El Emperador de "Pucherazo"

                                  


El patriótico ex presidente del gobierno, José María Aznar, no tuvo el menor empacho en ponerse al servicio de una mente atrofiada y criminal y seguir sus pasos en una guerra ilegal, con falsedades, por  tal de hacerse simpático a su ídolo el emperador, que lo fue por "pucherazo", el tejano Bush. Los intereses de Aznar nada tenían de patrióticos, pero él nos lo quiso vender así, sacando pecho junto al desquiciado ultra yanqui. Todos sabemos el resultado de esa  guerra abominable y los cientos de miles de personas que murieron para satisfacer las insaciables ansias de las compañías petrolíferas de de Estados Unidos, por apropiarse del petróleo, así como las constructoras, que primero destrozaron un país, para después justificar su reconstrucción, con lo de dividendos que eso les aportaba. También sabemos el resultado en el incremento del terrorismo que ha tenido y tiene en el mundo aquella decisión imperial.
El sustituto digital (del dedo de Aznar)
                                                    

La miserable actuación de lacayo de Bush, Aznar, no reportó a España nada bueno. En todo caso nos puso en el ojo del huracán, como vimos con los atentados de Madrid en los que murieron cerca de 200 personas y un sinnúmero de heridos con consecuencias de por vida. Ese fue el resultado del patriotismo de un personaje, que en buena lógica debiera–, como el otro lacayo, Toni Blair y el jefe Bush–, ser puesto ante un tribual  por crímenes de guerra. Pero ya se sabe, los poderosos siempre eluden la justicia.

Este personaje tan patriótico él, anda desde que perdió las elecciones, porque las perdió él que era el presidente del gobierno, no su digital candidato, Rajoy, largando por esos foros de lo más reaccionario del mundo, contra el presidente del gobierno español, por una enfermiza ojeriza, sin sentido. Porque lo que él anda diciendo por todas partes, debiera estar en el código penal como sedición y traición a los intereses de España. Cada vez que suelta una vomitada, hace que se ponga en entredicho la solvencia de España, sus finanzas y su tejido empresarial e industrial; y hasta nuestro propia condición de ciudadanos laboriosos, para satisfacción de los buitres, con los que tan bien se lleva Aznar, de eso que llaman mercados, y que la gente llama Gran Delincuencia Mundial, dedicada al expolio de los más pobres.

Alguien debería decirle al edecán de Bush, y debiera ser Rajoy si es que se siente capaz de hacerlo,  que se calle. Que  cada vez que suelta algún improperio, no es Zapatero ni el PSOE quien lo paga, sino todos los españoles. Además de dar una imagen pésima de España. La crítica la puede hacer un ciudadano normal, anónimo. Pero uno que ha sido presidente del gobierno y que además nos cuesta un dineral sus devaneos, no. Además de pagarle otro  montón de dinero para su laboratorio de ideas ultra fachas, las FAES –¿Falange Española?–,no es posible tolerar que, como cualquier matón de verbena, vaya por esos mundos hablando mal de quien le da de comer, y le paga sus eternas vacaciones !y en qué cuantía! El patriotismo de la derecha, en este caso extrema del ex presidente del gobierno, queda de manifiesto por enésima vez. 

U. Plaza


lunes, 13 de diciembre de 2010

INCONSISTENCIA IDEOLÓGICA Y OPORTUNISMO



La diarrea mental resultante de la inconsistencia ideológica es  demoledora en algunos personajes. Les puede llevar a la esquizofrenia política; a hacer o decir una cosa y la contraria al mismo tiempo. Un estado mental cambiante sin apenas una reflexión, con bulla, y tratando de justificar cada paso en falso que dan, reafirmándose en el error anterior sin apenas darse cuenta, para a continuación  volverlo a repetir.

Es lo que le ha pasado al señor Montilla este fin de semana, que aunque ha reconocido su culpabilidad por el desastre en las elecciones,  en seguida ha repartido responsabilidades a los demás, sin  percatarse de que la responsabilidad es suya, y solo suya, y no sólo "por no haber sabido vender el producto" y haber dejado–hay que ser cándido–el aparato de propaganda que es TV3 en manos de los enemigos. 

Porque durante los cuatro años de mandato, ha ejercido de nacionalista furibundo, para hacerse simpático a la derecha, y a sus socios, permitiéndoles todos los disparates que se les antojaba, como si  tres gobiernos, y no uno, decidieran sobre los más variados temas. El mismo Montilla  renegó del tripartito nada más convocadas las elecciones, sin apenas darse cuenta de que echaba por tierra todo lo que había hecho, que por otra parte decía haber sido el mejor gobierno. 

Se ha pasado la legislatura haciendo todo lo posible para que se vieran de forma ostensible, sus discrepancias con el PSOE y el gobierno de España, al más puro estilo nacionalista, incluso independentista, postura que nada tiene que ver, no con un partido socialista que gobierna, sino con un poco de sentido común, ya que  hubiera sido más favorable para el PSC que los trabajadores susceptibles de darle su votos, hubieran visto lo contrario, que el partido socialista era uno. Mientras tanto en la derecha nacionalista convergente, encantados. No necesitaban esforzarse, el trabajo se lo hacía el capataz. 

Cometió uno de los errores más incompresibles que un gobernante pueda cometer: rebelarse contra una sentencia de Tribunal Constitucional. Por más que se discrepe de las sentencias han de ser respetadas. Cualquier ciudadano puede manifestar sus discrepancias, pero un gobernante no está en condiciones de hacerlo. No se puede tener una responsabilidad política de ese calado y no respetar las leyes. En todo caso que intente cambiar la Constitución. Aunque de ser así, debiera ser en sentido contrario del que provoca su enfado, si persiste en decir que es socialista.

Pero para el presidente Montilla no fue suficiente semejante barbaridad, sino que desde la presidencia, convocó una manifestación contra dicho Tribunal, lo que demuestra no sólo que él es incapaz de comprender las consecuencias de sus acciones, lo que lo inhabilita para el cargo, sino que ni siquiera supo rodearse de asesores que le dijeran que semejante actitud iba contra toda lógica y contra todo lo que es lícito y politicamente aceptable. Más bien parece lo contrario: que esos asesores, mucho más capacitados que él, pero  furibundos nacionalistas, en realidad lo empujaron a hacerlo, arrimando el ascua a su sardina,   para que se estrellara. 

Como sabemos, la manifestación fue una exaltación del independentismo, y hasta con tintes fascistoides, en la que el propio presidente se convirtió en objetivo, en el enemigo a batir, hasta llegar a la agresión. Lo que se desprende de esa fuga hacia adelante, apoyando a lo más reaccionario de la clase política catalana, es que en realidad Montilla, con la indeseada ayuda de los asesores nacionalistas de sus partido, se convirtió en el tonto útil, incapaz de comprender la  trascendencia de sus actos, que pagaría muy caro.

Se convocan la elecciones, y hete aquí, que lo primero que hace es hablar por primera vez en su lengua materna, en castellano, lo que no había hecho durante toda la legislatura de forma oficial–otra cosa era en los mítines de Gavá donde la mayoría eran charnegos como él– con el ojo puesto en todos aquellos que durante su mandato no contaron para nada. Y empieza a desmarcarse del tripartito, hace venir a los dirigentes del PSOE a Cataluña pidiéndoles ayuda para ver si  consigue darle la vuelta a las encuestas, recuperando el discurso que se parezca algo al del PSOE. Pero con tanta torpeza por su inconsitencia ideológica, que sigue queriendo contentar a la derecha nacionalista que corroe su partido, con ese discurso imposible de "catalanista y socialista". O se es socialista o catalanista. Ambas cosas imposible. 

A pesar de todo durante la campaña hizo venir a todos los grandes espadas del PSOE, compartiendo abrazos, y apoyos mutuos de hermanos del mismo partido. En esos momentos, ni por un instante se les ocurrió al trepa Montilla, considerar que los del PSOE o el gobierno, con Rodríguez Zapatero a la cabeza, fueran culpables de nada de lo que días después acusaría.

Perdidas las elecciones, y ya con las relucientes y engrasadas  navajas encima de la mesa,  y en el Consell Nacional lanza culebras contra el PSOE, al que hace referencia como si de un partido extraño para él se tratara, al que hace responsable de su mediocridad y de su incapacidad para saber dónde está y, al menos en teoría, de que él no preside un partido nacionalista, sino un partido socialista. Lo hace con la misma disparatada metedura de pata, que cuando compara un libro de historias mitológicas como la Biblia, con El Capital, sin apenas comprender lo que dice, suponemos que para hacerse simpático a un sector que jamás le votará, por mucho que se ponga de rodillas y simule rezos.

Montilla no sólo tiene una diarrea mental en cuanto a no saber qué significa cada cosa, en qué consiste una ideología u otra, de la que evidentemente carece, sino que además ni siquiera ha tenido el olfato político  de saber qué carta quedarse y qué le convenía.  Aunque fuera de forma oportunista. Seguramente creyó que apuntándose a lo mismo que domina a las castas políticas catalanas, es decir la cosa identitaria, y por lo tanto reaccionaria,  le iba a ser rentable. Que haciéndose simpático a la derecha de su partido, y al resto de la derecha pujoliana, le iban a perdonar su pecado de charnego, e  iban a considerarlo de los suyos. Pero ya se sabe: cuanto más se agacha uno, más se le ve el culo. 

En realidad ha estado remando en su contra durante toda la legislatura. Si Montilla hubiera tenido claro cuál era su ideología, de haberla tenido, hubiera actuado de muy distinta manera. Pero incluso ahora, cuando ya la catástrofe es un hecho, en lugar de reflexionar y ver adónde lo ha llevado su sumisión, trata de abundar en el error, cuando ya es un cadáver político. Pero precisamente  por carecer de guía ideológico, es incapaz de entender qué le ha pasado. Aunque por todo eso, quizá le importe poco.

U. Plaza


domingo, 12 de diciembre de 2010

LA CULTURA DEMOCRÁTICA INEXISTENTE


Sin ninguna duda el desprestigio de la fauna política, según todas las encuestas y lo que se percibe en la calle,  es por méritos propios. Es un hecho que cuando sale a la luz un escándalo de corrupción y de tanto calado como el caso Gürter o Pretoria, ocupa las primeras páginas de los periódicos y los informativos de todos los medios. Se dan todo lujo de detalles a pesar de que contra el sentido común se emplea el legal titulillo de "presuntos", que la más de las veces suscita risas cuando no indignación, por más correcto que se considere por la ley. 

Una vez pasada la ola, más periodística que otra cosa, entra en un terreno de cuasi silencio. Se dice que son los jueces los que están trabajado. Sin duda eso debe ser así. Pero es que en cuanto han pasado unos días del escándalo, todo parece, sino haber pasado al olvido, sí entrar en un terreno que no justifican los primeros síntomas de alerta con los que nos informaban de la trama de corrupción. Pronto la prensa nos ¿informan? de que lo que todo el mundo consideró un gran delito de unos políticos o sus periféricos, resulta que no era tan grave, se consideran faltas. Es decir que lo desinflan en gran parte; y como aquel que dice pasan, debido a una campaña de sus partidos, nada interesados en limpiar los establos de la políticas de corrupción, de ser unos delincuentes como todo apuntaba, a víctimas del celo de los contrincantes, de la policía y del fiscal que obedecen lo que dicen éstos para desprestigiar al  honorable, personaje pillado con las manos en la masa, que al parecer los millones no se los llevaba, sino que sólo los miraba, o quizá los contaba por pura distracción. Y hasta se piden responsabilidades políticas –que como es sabido rara vez se llevan a cabo- antes de que se pronuncien los jueces. Se trata de salvar al corrupto por los medios que sean. 

Esa falta de decisión y  mirar para otro lado de los máximos responsables políticos,  es lo que hace que la ciudadanía vea la escasa voluntad para acabar con la corrupción, por lo que lleva a considerar en las encuestas a esa casta de privilegiados como lo más impresentable.

Pero es una paradoja que esa misma ciudadanía carezca del suficiente criterio y educación democrática para  hacer lo que en buena lógica debiera: hacérselo pagar en las urnas. Una forma posible para el ciudadano, en los estrechos y controlados resortes del sistema de libertades políticas, en el que lo único que se permite es el derecho al pataleo. 

Sin embargo no sucede nada de eso. A lo sumo lo que hace el ciudadano en quedarse en casa y aumentar la abstención, desentendiéndose de  todo, como ha sucedido recientemente en Cataluña, por lo que el PSC ha perdido estrepitosamente las elecciones, aunque en este caso ha tenido que ver el rechazo de muchos  catalanes por la desastrosa política identitaria llevada a cabo por el Tripartito. 

El caso Gürter en Valencia con ramificaciones por media España, y el caso Pretoria en Cataluña –y se podría extender otras taifas y a numerosos ayuntamientos, cuyos alcaldes están implicados en procesos judiciales– en buena lógica democrática, debieran haber hecho que los partidos a los que pertenecen los implicados, por la nula acción de éstos contra la corrupción, se quedaran tras las elecciones en su mínima expresión en cuanto a apoyos populares. 


Sucede todo lo contrario. En Cataluña, a pesar del caso Pretoria en el que están implicados altos cargos del tinglado pujoliano; del escándalos del Palau cuyos desvalijadores incomprensiblemente siguen burlándose de los ciudadanos al disfrutar de plena libertad– han ganado las elecciones de forma indiscutible. Los votantes no  han tenido en cuenta ni la financiación ilegal o irregular del tinglado de la derecha catalana, con aquellos dos pesos pesados del pujolismo, Alavedra y  Prenafeta implicados. 

¿Y qué decir del gobierno del PP y del presidente Camps, de la Generalitat valenciana, que a pesar de todo cuanto se sabe, todo indica que los ciudadanos valencianos no sólo volverán a votarlos, sino que incluso pueden aumentar su poder electoral?

 Al igual que pasa con el PP a nivel nacional, que a pesar de seguir sin tomar carta en el asunto para acabar con ese monstruo  de la corrupción, ganará las elecciones generales, aunque en este caso sea más  porque el trabajo se lo está haciendo, ¡y de qué manera! el gobierno y el partido socialista a la derecha. 

La falta de cultura democrática de los españoles, en gran parte porque arrastramos el pacto entre clanes políticos de la Transición, donde todos, franquistas y oposición, muchos llegados a ésta en el último cuarto de hora, aún con los tubos hospitalarios atados al dictador presentes, hicieron que ese llamado pacto entre caballeros, lo tapara todo. Eso arraigó de tal manera, que aunque en el circo del disimulo que montan parezca que están a matar, en realidad no está en la intención de nadie sacar los trapos sucios de los demás, más allá de ese teatro: "No nos haremos daño, ¿verdad doctor? como dice el famoso chiste.

Llegando a la incompresible situación de que la gran mayoría de los ciudadanos, en lugar de castigar a los partidos condescendientes con la corrupción, les dan su apoyo. Parecen decir: como todos son iguales, de corruptos, votaremos a los nuestros, que son corruptos pero nuestros. 

Quizá para acabar con esta situación lo urgente fuera cambiar la ley electoral; listas abiertas, que permitiera al ciudadano elegir a los mejores o a los menos malos, no a los que deciden los clanes políticos que dominan. Pero eso no lo harán porque no les interesa ya que perderían en inmenso poder que tienen a la hora de decidir el reparto de prebendas, con las que se aseguran las suyas. Así que la democracia en España seguirá enferma y secuestrada por los jefes de los clanes políticos, salvo que haya un revulsivo ciudadano, que desmonte el tinglado en el que están instalados los jefes. 

U. Plaza








jueves, 9 de diciembre de 2010

LA PERSISTENTE CHULERÍA DE LOS AEROPIJOS



Evidentemente los aeropijos, como todo ciudadano tienen derecho a no declarar. Y además dicen que la Audiencia de Madrid no es competente. Eso lo determinarán los tribunales. Pero los ciudadanos, teniendo en cuenta el daño que han hecho y  en la catástrofe en la que sumieron al país, esperaban de ellos que tuvieran unos gramos de humildad y se olvidaran de la chulería de matones que vienen exhibiendo desde hace tantos años. Estos días, viéndoles las orejas al lobo, han simulado un súbito arrepentimiento, un mea culpa, diciendo que piden perdón y aceptando que la salvajada de señoritos fue un acto irresponsables. Se ha visto que era falso.

Porque, como vemos, todo es eso, una estrategia para tratar de enmendar en algo la condena de la opinión pública a un colectivo dispuesto a poner de rodillas al Estado, y a sus sufridos ciudadanos. En realidad con esta actitud vuelven a las andadas. No son conscientes de que han perdido. No sólo con el gobierno, sino con la opinión pública que no olvidará fácilmente que todo el chantaje se debió a un cálculo de ricos, que querían serlo más y tener más privilegios de los que ya tienen, incluso tratando de liquidar una decisión tomada por el Congreso, ya que la noche del viernes, querían que todo volviera al punto de partida. Y el gobierno se negó.Y decidieron seguir con los ciudadanos secuestrados.

Siguen siendo los mismos aeropijos y sin el menor atisbo de humildad. Digámoslo  una vez más: no estamos ante un colectivo de trabajadores, estamos ante un colectivo,  excesivamente bien pagado, pequeño que nos chantajea a todos; y eso había que cambiarlo. Si se tratara de un colectivo de trabajadores, de los que llevan mucho tiempo sin cobrar, que los hay; o por defender un convenio para mejorar sus condiciones de míseros salarios, entonces estaría justificada la huelga, por muy ilegal que fuera, y por muy salvaje que se considerara, porque sería cuestión de justicia. Pero no es eso. Parten con sueldos escandalosos y quieren más. Y han tenido poder para lograrlo hasta que se ha dicho ¡Basta! Y, aunque pensemos que debía haberse hecho antes, es preferible esto, que volver a las andadas dentro de unos días, en plenos días  de navidad, en los que seguro tenían previsto volver a estar enfermos.  Porque una huelga lo que se dice una huelga, nunca la han hecho. Han utilizado los medios que tienen  parar el servicio, diciendo que no estaban el huelga, que estaban enfermos. Y es que les debe hacer tal repelús compararse con los obreros, que lo de la huelga era algo que no entraba en sus cálculos. Preferían otros métodos como el de ponerse enfermos de forma colectiva: el chantaje.


Negándose a declarar, no hacen sino, ponerse todavía más en contra a los ciudadanos que les pagan el sueldo, los que para ganar lo que ellos en un año, suponiendo que tengan trabajo, necesitan diez años. Tienen derecho a negarse a declarar y establecer su defensa. Eso en los tribunales les servirá, pero ante millones de españoles, quedan por los suelos, más todavía, si es eso posible.

U. Plaza