domingo, 24 de octubre de 2010

EL CULPABLE: EL MENSAJERO

Una vez más se ataca al mensajero. El gobierno de Estados Unidos, por boca de la  Hilaria Clinton, así como sus escuderos y fieles servidores de la ya no tan Gran Bretaña, sea los del partido de la derecha llamado tory, como del otro partido también de la derecha, llamado laborista, aunque éste contó con un primer ministros, Toni Blar, digno de estar en la nómina de Hitler, se lamentan de que Julian Assange, fundador de Wikileaks, esa maravilla de denuncia de crímenes, cometidos para que quedaran impunes, haya sacad a la luz todas las barbaridades de una soldadesca y unos mandos militares dignos de las SS, y  que al parecer contó con la capa y el silencio del propio gobierno de Estados Unidos, con un presidente al que la academia sueca otorgó el año pasado el Premio Nobel de la Paz, eso sí, al tiempo que sigue bombardeando Afganistán.  Si no fuera porque los premios de La Paz están tan claros cómo y a quién se les otorga, habría que decirles a los estirados académicos suecos que se lo hicieran mirar. 

No se lamentan los gobiernos de EE.UU. de que esos crímenes–, más de cien mil–, hayan tenidos lugar. Toda la preocupación de la Hilaria y sus conmilitones o servidores es "el daño que pueda hacer" el hecho de saberse por la opinión pública todas esas criminales actuaciones de los chicos yanquis, a la misma soldadesca.

No ha puesto el grito en el cielo exigiendo una investigación para depurar responsabilidades. Todo lo contrario. Han pasado mucho tiempo desde la otra oleada de denuncias, por parte de Wikileaks, tratando de averiguar de dónde han salido las informaciones, e incluso como en al más añejo estilo del viejo Oeste, dar una recompensa millonaria para aquel que lo denuncie. La moralidad del imperio sabíamos que era nulo, sobre todo durante  la brutal invasión y la guerra montada para los buenos negocios de los ricos  yanquis y sus servidores británicos,  guerra del tejano Bush, pero quizá ingenuamente podíamos pensar que, si otra cosa no, por lo menos tratarían de lavarse la cara.

En lugar de eso han intentado desacreditar al mensajero. Cuando en realidad, el señor Julian Assange, lo que debiera se promovido al todos los premios que existan como defensor de la verdad. No perseguirlo.

U. Plaza

sábado, 23 de octubre de 2010

LA CAVERNA

La derecha española siguen siendo igual que siempre, sigue anclada en los mismos postulados reaccionarios de toda la vida, de forma secular. A pesar de que por el cambio de los tiempos parezca que se contenga, para aparecer como "centrista", ese eufemismo que utilizan todos los partidos de la derecha; pero lo cierto es que son cavernícolas  en cuanto a considerar sus ideas como inamovibles y que les asiste la razón, y naturalmente La Razón, el periódico ultra,  por herencia divina y  secular. 

Por eso, en cuanto se descuidan los traiciona el subconsciente. Es lo que le ha pasado al alcalde de Valladolid poniendo de manifiesto lo que de verdad piensa acerca de muchas cosas, en especial sobre la mujer. Porque este sujeto, no ha criticado una acción de gobierno de la ministra Pajín, a lo que tendría todo el derecho como cualquier ciudadano, no. No se trata de eso; se trata de que es una mujer, y en el fondo en su carca ideología, en un momento dado, y rodeado de periodistas de su cuerda, de una emisora ultra, pierde los papeles y la compostura y suelta lo que de verdad piensa. Porque de entre todos los ministros del gobierno ha considerado, en su machismo oxidado,  que una mujer es más vulnerable. El PP y su corifeos desde los medios ultras, ha estado acosando desde el minuto cero a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, mucho antes de que demostrara nada, también por considerar que era un ángulo débil, al margen de su capacidad o no para llevar los asuntos de su departamento.  

La derecha sigue siendo igual que siempre. A las pocas horas de ser nombrado el gobierno, que sotto voce, cuando creían que nadie los oía, confesaron que el gobierno era mejor que el anterior. Sin embargo, en lugar de esperar, al menos unos días a ver cómo se desenvuelve, Felix Pons, sin embargo una de las caras menos desagradables de la derecha en su puesta en escena,  ya anda pidiendo dimisiones y desacreditando todo lo que se mueve.  Demostrando que en realidad el único discurso de esta derecha es ansiar ver pasar el cadáver del enemigo, aunque se hunda el mundo, sin que ellos tengan ningún otro proyecto, por otra parte que sería  parecido al del gobierno, cuando no peor, por lo que no lo muestran, sólo critican.

Lo grave es, más que por lo dicho por el cacique alcalde de Valladolid, por el comportamiento de la dirección del partido al respecto, que debiera hacerlo dimitir, dando ejemplo, en lugar de recurrir a "y tú más". Es lo normal; tampoco han hecho nada por enderezar a tanto imputado, que casi podrán hacer las asambleas en las dependencias judiciales.

En definitiva, la derecha española no ha cambiado un ápice y sigue anclada donde ha estado siempre, desde  don Pelayo: en la caverna. 

U. Plaza

jueves, 21 de octubre de 2010

PELIGROSAS PRACTICAS

La falta de una cultura política democrática en España hace que alcaldes corruptos u otros cargos diversos de la política, sean reelegidos por los ciudadanos, no sólo sin que sean castigados en lo más mínimo, sino  incluso de forma entusiástica; la mayor de las veces porque el partido en cuestión, en lugar de atenerse a los hechos juzgados por los tribunales, desde el minuto inicial del escándalo, empiezan las acusaciones contra la policía, los fiscales o los jueces, naturalmente acusándolos de colaboradores de sus contrincantes políticos, del gobierno. Luego ponen sordina, pero aquellas críticas quedan en el ciudadano. Los votantes, que por esa falta de cultura política democrática, enseguida se ponen al lado del corrupto, defendiendo a los que consideran los suyos, y acaban justificando el enriquecimiento rápido de los encausados. Es decir, lo que debieran ser una losa insuperable para cualquier cargo público,  que lo obligara a dimitir de forma inmediata y repudiados por los ciudadanos, acaba siendo beneficioso para seguir mangoneando con toda tranquilidad.

Lo mismo parece ocurrir con algunos partidos que utilizan la xenofobia como elemento electora. Independientemente de los problemas que acarrea la emigración en zonas muy castigadas por la pobreza, en un contexto de crisis económica, el discurso fácil de echarle todas las culpas a los emigrantes y atribuirle todos los males y  conflictos–algunos reales–, entre otros habitantes de los barrios en peor situación.  Es una forma muy peligrosa de desviar la atención sobre los verdaderos problemas que aquejan a la sociedad, y sobre todo dejar de lado a los verdaderos culpables, que naturalmente viven en zonas mucho más cómodas y al abrigo de cualquier conflicto y con muy saneadas economías.

Es lo que está pasando con el  señor Albiol, representante del PP en Badalona, que ha abierto la caja de Pandora, no sólo en Badalona, sino en Cataluña y veremos si no se extiende a toda España, si sus conmilitones se dan cuenta de que en este momento le es rentable, precisamente por la situación por la que pasan muchos ciudadano. La rentabilidad electoral, recurriendo a los más bajos instintos humanos. 

El señor  Albiol, cuando ha sido requerido para que declare por su presunta prácticas racistas, en lugar de ir con la lógica preocupación ante el juez, ha contado con el apoyo incondicional de la cúpula de su partido, y ha convertido dicho acto en un valor añadido. Y ha concentrado, como si de un mitin electoral se tratara, a la gente en su apoyo, en lugar de ser visto por los ciudadanos como algo ajeno a la democracia, y con la normalidad de una actuación judicial.

Los ciudadanos se quejan de actitudes de algunos emigrantes y la dificultad para su adaptación, pero hay que decir que la culpa de que se haya llegado a esta situación es de los poderes públicos que de forma poco responsable, en momentos de euforia económica y de mano de obra barata, no tuvieron en cuenta la situación que podría crearse. Es eso lo que se tiene que armonizar, no utilizarlo de forma artera para lograr votos de los ciudadanos que sufren también la situación de insolidaridad que el capitalismo salvaje, con sus buitres en los centros de poder, nos han llevado hasta aquí, naturalmente con el apoyo de sus empleados los políticos. 

lunes, 18 de octubre de 2010

EDUARDO MENDOZA

Desde que hace ya veintitantos  años leí "La ciudad de los prodigios, donde retrata una Barcelona en pleno desarrollo de la evolución de la ciudad,  he seguido leyendo a Eduardo Mendoza, fue la obra con la que lo conocí.  Quizá es el autor que mejor ha sabido retratar aquella Barcelona ascendente, compleja y contradictoria, en la que se desarrolló  una burguesía constantemente en alza, a la vez creativa y también salvajemente reaccionaria y deshumanizada; la Barcelona que crecía moderna y desigual, en una lucha de clases en la que no faltaba el pistolerismo patronal,  propiciado por aquella burguesía que no dudaba en echar mano a poder central–criticádolo cuando le ha convenido, pero siempre defendiendo sus ganancias contra los trabajadores como hizo durante la larga dictadura franquista–, para que le resolviera los problemas de reivindicaciones laborales de su clase obrera, con métodos criminales, a los que respondían las organizaciones sindicales defendiéndose con actos terroristas, por no dejarles otro camino.  

Mendoza  se recrea en una Barcelona que no está tan lejana como pudiera parecer hoy,  –pretoriana o millerada–. Han cambiado los métodos, no los fines de enriquecimiento rápido e ilegal. Si acaso, la de ahora no es tan culta y creativa. Es más pragmática y pocas obras de arte se recordarán dentro de 150 años, como ocurre hoy que admiramos el modernismo que propició, y que convirtió Barcelona una ciudad bella.

 Recrea una Barcelona  creciente que albergaba  virtudes y sus miserias, con bandolerismo y pillaje, con buena gente y miserables que se enriquecían a costa de la miseria de muchos. Aunque evidentemente han cambiado los métodos, ahora son vías institucionales y políticas las que mejor posibilitan con los tantos por ciento. Mendoza retrata aquella Barcelona con la explotación desenfrenada de una clase obrera llegada de muchos lugares de España llamada por el desarrollo  industrial  que  la ciudad adquiría.  

Mendoza merece mucho más que el Planeta, pero bien está que se lo hayan dado aunque sea un premio que aunque según se dice, "es por encargo",  tiene méritos sobrados para que  le hubiera sido dado hace mucho tiempo. Porque en este caso, en realidad es el Premio más que el premiado el que sale ganando. Es el premiado quien da prestigio al Premio.

U. Plaza 

domingo, 17 de octubre de 2010

LOS "REFERÉNDUMS" EN CATALUÑA


 En un ejercicio sin el menor sentido de la realidad, en el que sólo creen unos cuantos que lo utilizan como palanca para seguir en el machito, justificando así los privilegios y disimulando delirios, los llamados referéndums soberanistes, que son vistos por la inmensa mayoría de los ciudadanos sin otro sentido que el que unos cuentos hacen una fiesta para ellos y su tribu, sin que esa  mayoría, a pesar del despliegue,  lo considere nada serio. 

Sin embargo, a pasar de que los ciudadanos con su ausencia a semejantes circos, les vienen diciendo "no es així, no es aixó el que volem", ellos siguen con sus pantomimas reivindicando el siglo XVIII en pleno siglo XXI. Los poderes públicos les permiten que lo hagan a pesar de ser a todas luces un disparate, estar alejado del deseo aplastantemente mayoriatario de los ciudadanos, por una mal entendida libertad de expresión y utilizando los recursos que el poder que tienen les otorga. Pero estoy de acuerdo que lo puedan hacer, ya que de no ser así se alzarían como "víctimas de la represión". Buscarse enemigos exteriores para justificar errores propios es muy recurrente, así como inventarse o reescribir la historia si conviene.

Pero cabe una pregunta: suponiendo que en un momento dado la mayoría de los ciudadanos catalanes nos volviéramos enajenados mentales y el referéndum determinara el sí, aunque sólo fuera con el 50 + 1 por ciento de los votos del censo, que lógicamente exigirían su aceptación "democrática" por el resto, es decir por la otra mitas menos uno de los ciudadanos en este caso, ¿volverían los tan democráticos impulsores de estas mascaradas a convocar un nuevo referéndum, pongamos por caso, al cabo de diez, quince o vente años para volver a saber la opinión de los ciudadanos, por si las generaciones recientes habían cambiado de opinión, o se reafirmaban en ella? Sería lo democrático, ¿no? ¿O se aferrarían a que ya se hizo una vez y con eso basta?

Que a nadie le quepa duda de que en tal caso no sería así. Los muy minoritarios independentistas sí podrán una y otra vez, machaconamente, insistir, probar, ensayar en esa lotería si comprar el billete, sin arriesgarse a nada, sin que el sentido común del rechazo ciudadano y del respeto a las leyes, los disuada de seguir haciendo el ridículo y dejar a nuestra tierra, otrora considerada  la más moderna y europea de España, en el hazmerreír provinciano en el que estos disparates nos convierten. 

Porque una vez logrado por ellos su meta, las imposiciones de sus puntos de vista unilaterales  y dictatoriales serían anatemas. Todo aquel que osara discutirlos quedaría excluido del reino de los cielos nacionalistas, como enemigos patrios, sin la menor posibilidad de intentarlo, ni una sola vez. Y no es una hipótesis, ya sucede ahora: o eres del pesebre o no eres nadie, o lo que es peor, ni siquiera existes.

U. Plaza




sábado, 16 de octubre de 2010

LOS PARTIDOS CHANTAJE Y LOS PRESUPUESTOS


Que los presupuestos más importantes de España dependan de un partido como el PNV que en buena lógica no debiera tener representación parlamentaria en las Cortes por su escaso voto popular, ya que tiene entre el 1 y el 1, 5 por ciento del apoyo electoral, ya es en sí un disparate y una distorsión de la democracia. 

Pero que además los presupuestos y todo el armazón económico de España dependa de ese partido-chantaje, en cuyo ideal tiene dinamitar las estructuras del Estado, es todavía más grave. Y que esa decisión se tome para mantener con respiración asistida a un un gobierno que se presentó como socialista y más o menos de izquierdas, pero que  ha abrazado la políticas más reaccionarias de la derecha,  es esperpéntico, y contra toda lógica; cuando además es un misil a la linea de flotación de su supuesto compañero, el lehendakari Patxi López.

Que los dos partidos mayoritarios de España, que cuentan con más del 80 por ciento del electorado, se empecinen en despreciar la democracia y se opongan a hacer una ley electoral democrática, en la que todos los votos de los ciudadanos valgan igual, demuestra que nuestra supuesta democracia ha entrado en barrena hacia el desprecio de los ciudadanos, y que poco les importa, prefiriendo el mercadeo de apoyos con concesiones disparatadas. Y eso que muchas veces son estos partidos mayoritarios, como pasa ahora,  los que se ven chantajeados por esas minorías periféricas carentes de votos, pero que por esa ley, hecha para impedir que haya otros partidos que les hagan sombra al caciquismo partitocrático,  y puedan modificar sus autocráticos proyectos bipartidistas, ya que España no lo es. 

Todos sabemos que un diputado a I.U o de UPyD o de cualquier otro partido a nivel de toda España, les cuesta entre siete y diez veces más votos que a uno   del PSOE o del PP. Y al PNV, CiU o ERC, BNG, con un puñado de votos, multiplican sus escaños. Sin embargo, se siguen llamando demócratas, y a España una democracia, a pesar de que impiden que cerca de tres millones de ciudadanos tengan representación en el parlamento. 

Y la mayor responsabilidad es del PSOE, que debiera ser el que tuviera la iniciativa y el interés en poder pactar con la izquierda, que de tener ésta los diputados que le corresponderían por sus votos, no tendría que acudir a los partiodos-chanctaje de la derecha como PNV o CiU para sacar los presupuestos, y además hacerlos más progresistas. Pero esa no es la intención del gobierno ni del PSOE. Recordemos que cuando el inefable González estaba en el gobierno, prefería, como buen defensor de los  intereses de la derecha, pactar con CiU, que con el PCE o con partidos progresistas. 

Ahora vemos el resultado de hacer trampas antidemocráticas: el gobierno tendrá que ceder al chanteje de un partido de casi nula representación ciudadana en España, a cambio de seguir en el gobierno por un año más. Lo que nos costará, no sólo mucho dinero, sino que es un paso más en las ya diferencias entre  españoles, como las pensiones.

Claro, hay otras opciones: que los dos partidos mayoritarios pacten lo que de verdad deben ser cuestiones de Estado, para que los partidos chantaje no se aprovechen; o convocar elecciones, previa modificación de la ley electoral, que recupere la democracia. Pero eso no sucederá. Ahora es el PSOE quien cae en la trampa de los partidos que lo chantajean, con un puñado de votos. Y cuando suba al poder el PP, hará lo mismo, como hizo Aznar con CiU, demostrando el escaso sentido de Estado que tienen nuestra fauna política.

Llevamos así muchos años y se va repitiendo la historia, pero es tan poca la fe democrática de los dirigentes de ambos partidos mayoritarios, que prefieren seguir así, antes que dar un paso adelante, regenerar la democracia y que los ciudadanos se sintieran  comprometidos, viendo que su representación en las instituciones, realmente se corresponderían con el voto emitido, y no como ahora que partidos de escasa representación, y en un ámbito reducido, que debieran tener vetado su presencia en las Cortes si no se presentan en un determinado número de provincias, y que sacaran en ellas una representación, no del 5, sino  del 3 por ciento, para no ser cicatero. Con esa medida se acabaría el permanente chantaje o cambio de cromos, que más sirven para los intereses de partido que a los ciudadanos. Porque los diputados de esos partidos no es que, como dice la Constitución, representen a todos los españoles; a ellos sólo les interesa su cortijo o su taifa, con lo que les importa poco o nada, el resto de los ciudadanos que no sean de sus parroquias.

U. Plaza



viernes, 15 de octubre de 2010

DÍAZ FERRÁN

Gerardo Díaz Ferrán, ese personaje  de lo peor del empresariado español, y de nula solvencia moral, no solamente se ha desacreditado así mismo, sino que ha dejado en muy mal lugar a la organización que representa, que si bien no es que sea la panacea de  moralidad, sin duda entre su empresariado, los hay que en silencio y trabando cada día, llevan adelante sus empresas sin las vomitadas de este personaje más propio para un espectáculo de la televisión basura, que tanto prolifera en nuestro país, que para una organización a la que se le debiera suponer seriedad. Entre otras muchas cosas porque Días Ferrán es la antítesis de un buen empresario que cumple con sus obligaciones, como todos sabemos con el resultado de sus empresas, incumpliendo sus compromisos y dejando en la estacada a sus clientes y lo que es peor, dejando en la calle y sin cobrar a muchos de sus trabajadores. 

Este personajillo, que para vergüenza de muchos empresarios españoles fue elegido como presidente  del sindicato patronal, ha hecho unas declaraciones, que dichas por alguien moralmente solvente, se podría o no estar de acuerdo, pero serían legítimas dentro de su ideología y propósitos como empresario: que hay que trabajar más y cobrar menos.  

Pero lo ha dicho quien debiera callar, si no fuera porque le gusta los exabruptos. Y para argumentarlo dice que cuando llegó la democracia, en España se trabajaban 48 horas–ha obviado que en realidad la explotación era bestial, gracias a la dictadura, y que en realidad eran muchas más por las horas extras–, y que ahora se trabajan 40 e incluso menos. Para Díaz Ferrán el progreso social debe quedar limitado a las ganancias de los malos empresarios como él, aunque sea a costa de jornadas inamovibles y agotadoras para siempre. 

De todas formas hay que agradecerle al todavía presidente de la gran patronal que no haya dicho, aunque tal vez sí lo haya pensado y lo deje para más adelante, que lo mejor sería que los trabajadores fueran encadenados con grilletes a pie de máquina, que se le reparta una rancho para que no se mueran de hambre mientras sean útiles, y no tengan necesidad de perder tiempo en ir a comer a sus casas y dejen de producir. También hay que agradecer a Díaz Ferrán, aunque tampoco sabemos si lo deja para más adelante y como consecuencia del resto de sus medidas, que no haya propuesto que se imponga la disciplina por medio del látigo, para poner en línea a aquellos que osaran contravenir sus proyectos.

Quiero creer que hay muchos dirigentes de empresas que repudian los métodos de este pésimo empresario y que pronto los sustituirán por alguien con sentido de la  responsabilidad, porque no está reñido defender sus intereses, con hacerlo sin espectáculos deplorables como los que exhibe este hombre que parece añorar otras épocas. Sin duda querer retrotraernos al siglo XIX en cuanto a derechos sociales. Parece que hay muchos que se han conjurado para conseguirlo, si los ciudadanos no lo evitamos.

U.Plaza