sábado, 16 de noviembre de 2013

EL DERECHO A DECIDIR DE LOS QUE SIEMPRE HAN DECIDIDO

La burguesía catalana, la derecha de siempre, la que ahora se alza con la consigna reivindicativa del derecho a decidir, que cual flautista de Hamelin ha logrado que la siga todo el elenco de lo que anteriormente se llamaba la izquierda.

Pero resulta que el derecho a decidir siempre ha estado en las manos de esa burguesía. Y siempre han decidido todo aquello que era bueno para sus ganancias, como clase social explotadora.

Para no remontarnos excesivamente en el tiempo haremos mención sólo a nuestra reciente historia:

La burguesía catalana, la misma de hoy, decidió en su día apoyar el golpe de Estado contra las República. Cuando entraron las tropas fascistas en Barcelona, los muy decididos victoriosos burgueses franquistas las seguían; pues habían decidido ocupar las instituciones vestidos de falangistas para defender el nuevo Estado de terror y fascista (no eran como la propaganda de esa misma burguesía ha querido hacer ver, engañando a las jóvenes generaciones, “fuerzas de ocupación”; ver el libro de Ignasi Riera, Els catalans de Franco, Los catalanes de Franco). 

Así que se sintieron encantados con la dictadura que les permitía una brutal explotación de la clase obrera que había sido despojada de los más mínimos derechos, aterrorizada por la represión, que ellos habían decidido arrebatarles para que sus negocios resultaran aún mas rentables.  

También decidieron en una profunda reflexión de pragmatismo que la cuestión de la cultura catalana carecía de importancia entonces, si con ello sus negocios iban viento en popa, aunque fuera a costa de la miseria del pueblo catalán, y arrinconando la cultura catalana que, como ahora les importaba poco si entraba en contradicción con su negocios. Durante muchos años la cultura catalana quedo relegada, y defendida, curiosamente por los inmigrantes obreros que luchaban en la clandestinidad, a veces sin siquiera comprender la lengua. Durante toda la dictadura, aquella burguesía franquista, que hoy lanza el mensaje de “España nos roba”, decidió que aquella situación represiva contra los ciudadanos y también  de su cultura, era buena para ellos y sus negocios. Así que decidían rendirle pleitesía al caudillo cuando éste les hacía el honor de visitar Cataluña; y hasta lo nombraban alcalde honorífico allá por donde iba en un acto de decisión patriotera y lacayuna, en este caso franquista, más que española. 

En todos esos años en los que ellos tenían poder y decidían  –salvo honrosas excepciones como es lógico–, su adhesión al régimen dictatorial que ellos contribuyeron a crear, fue una decisión sin fisuras importantes.

Cuando se acercaba el fin de la vida del dictador, decidieron que tenían que empezar a soltar lastre de incondicionales franquistas –eso sí, sin poner en peligro ni en lo más mínimo sus privilegios, y siguiendo con las explotación de los trabajadores en sus fábricas como siempre, cada cosa en su lugar–, y empezar a ponerse la piel de corderos  de “demócratas de toda la vida”, y de víctimas del franquismo. 

Para que tal estrategia tuviera el éxito rotundo que auguraban, decidieron congraciarse con algunos de los luchadores antifranquistas de la izquierda –en realidad con los comunistas del PSUC que era el único partido digno de tal nombre, y compuesto de forma aplastante de obreros inmigrantes que llenaban las cárceles–, y que en aquel totum revolutum de lucha por la democracia se creó; permitiéndoles que pasaran de franquistas incondicionales a defensores de la democracia, sin mácula y sin riesgos para ellos y que se les les otorgara el carnet de opositores antifranquista. Y hasta muchos de aquellos luchadores de la izquierda se sintieron agradecidos porque la burguesía decidiera ayudar para traer la democracia. 

Todo, desde el primer día –habría que decir desde el mismo 14 de abril del 31–, pero almenos desde las elecciones de febrero del 36 que las ganó el Frente Popular, la derecha catalana, hoy tan patriótica y embaucadora viene decidiendo. Los que no han decidido nunca, y nunca decidirán, son las clases populares, si el proceso de cualquier cambio lo abandera la derecha, y lo hace con la vergonzosa colaboración de los partidos y sindicatos que debieran estar en otro proyecto, el  social, y  no el patriotero con el que los Artur Mas y los ultras de Junqueras, que manipulan a la desinformada población con los medios apesebrados, en especial la corrosiva TV3 del régimen.

Así que lo del “derecho a decidir” ha sido la norma de la derecha; desde decidir apoyar el más terrorífico golpe a las libertades apoyando el fascismo, hasta hoy, que decide expoliar a los ciudadanos de sus derechos sociales, la Sanidad y la Enseñanza públicas y el resto de patrimonio público, vendido al mejor postor. Porque han decidido, una vez más que lo público es un buen negocio para los que siempre deciden, si se privatiza. Así que siguen decidiendo que la Sanidad no es un derecho, sino algo privado, como dijo en inefable representante de la sanidad privada el encargado de que los recursos sanitarios públicos pasen a manos privadas. 

Mientras tanto, los partidos que se siguen llamando de izquierdas en Cataluña, en un alarde de enajenación deciden colaborar también y no molestar, en pro de la paz patriotera –yendo de la mano con la derecha en sus disparates–,  que lo importante es la cosa identiraria del derecho a decidir, como si las decisiones no las tomaran desde siempre los mismos. Y se olvidan de la precariedad social a la que han decidido llevar a las clases populares, y ya, en este fragor de indecencia, hasta a las clases medias. 

Y, lamentablemente, también la izquierda a nivel de toda España, se han dejado seducir por semejante disparate, llegando a considerar que la derecha catalana es menos reaccionaria que la del resto de España, habiendo caído en la trampa de tragarse el mensaje de que también ella, fue víctima de la dictadura, no su principal soporte.


Ubaldo Plaza

viernes, 15 de noviembre de 2013

EL CHANTAJE

Por su propia naturaleza los nacionalista siempre tiene el chantaje como arma. La derecha es así. No hay diferencia entre los que la ejercen desde CDC contra el gobierno central para lograr sus prebendas, con los que estando en otros partidos, ejercen igualmente el chantaje como arma para lograr sus propósitos de capilla y de grupo. Puede ser para unos próstilos limitados o totales. La mayor expresión la tuvimos en el PSUC cuando la derecha nacionalista, desde dentro y desde fuera –la prensa jugó su papel–, logró todos sus objetivos: liquidar a la única fuerza de izquierdas digna de tal nombre, que había luchado contra la dictadura, y que sin duda resultaba molesta para ciertos intereses.

    Es a lo que se enfrenta el PSC de Navarro, que tras el desastre al que esos nacionalistas llevaron al partido, dominado por ellos durante más de tres décadas, ahora chantajean a los que tímidamente han querido regenerar el PSC para intentar salir del marasmo de la UVI  al que lo llevaron y aún permanece.

Pero, a nuestro parecer, el camino elegido por Navarro de paños calientes, tratando de contemporizar con los sectores nacionalistas,  puede ser nefasto, pues es ceder al chantaje. Porque no logrará fortalecer a su partido si cede, sino aplazar el problema, que volverá a resurgir dentro de nada con nuevas  presiones y opciones que son las mismas que hoy representa CDC y hasta la ultraderechistas de  los Junqueras.

Puede parecer doloroso para los dirigente del PSC que su partido se rompa, y que una cuarta parte de sus componentes se adhieran a una escisión, que parece calculada para manejar el propio chantaje como arma arrojadiza y de opresión, más que porque crean que sea factible otro partido nacionalista más. Pero será  mucho más doloroso para el PSC si sigue tolerando  el chantaje y siguen los chantajistas dentro del partido, paralizando cualquier intento de giro hacia la izquierda; lo que en el PSC no deja de ser mera moderación.

A veces en un cuerpo enfermo no hay más remedio que aplicar la cirugía para atajar el mal. Y es precisamente lo que el PSC necesita para que lo extraño de ese cuerpo,  lo estirpe el bisturí y cicatrice la herida, no que se cierre en falso y que dentro de poco la infección mate el cuerpo definitivamente. Lo que por otra parte no es extraño que sea la meta. No es nuevo,

Un partido político es eso, partido. Y no puede tener más que una determinada política, no dos o varias; porque lo que pasa a la larga es que todos quedan descontentos. No se puede servir a dos amos a la vez. Ser un partido que defiende los postulados de la derecha nacionalista, al tiempo que se proclama socialista, acaba como ha acabado el PSC, que los sectores populares de los obreros, poco a poco le han retirado su apoyo, al sentir que el PSC durante mucho tiempo estaba más cerca de lo que defendía la derecha de CDC y ERC que de un partido con sensibilidad obrera y popular. Así que, como era de esperar, los sectores nacionalistas optan por los originales, no por la copias. 

Lo mejor que puede pasarle al PSC, si de verdad quieren regenerarlo en un partido, más o menos de sectores populares y de izquierdas, es ponerle puente de plata a los chantajista, y no ceder ni un ápice en sus pretensiones. Porque en realidad lo que desean es seguir donde están, pero aplicando sus nefastas políticas, que son las aplicadas por CDC y hasta por los ultras de los Junqueras. De salir del partido acabarán –algunos ya lo han hecho atentos a la oferta de prebendas– en CDC, o haciendo de aguantacirios de Junquera avalando sus disparates.

De ceder Navarro a las pretensiones de la derecha nacionalista del partido, el problema resurgirá, no dentro de un tiempo, sino que será tarea permanente tratar de contentarlos, lo que no logrará Navarro, porque el nacionalismo, la derecha al fin y al cabo, lleva en sus genes la contradicción con la democracia. Y tarde o temprano volverá a incordiar para hacerse notar y reivindicar sus posiciones.

Navarro y los dirigentes del PSC debieran saberlo por propia experiencia, además de mirando lo que desde siempre viene haciendo CDC y el resultado: siempre vuelven los problemas de su mano. Contentar hoy al sector que ha sido responsable del desastre, es apostar por seguir en él.

Ubaldo Plaza






sábado, 9 de noviembre de 2013

LA CONFERENCIA DE LA "REGENERACIÓN" DEL PSOE

De la Conferencia del PSOE que tiene lugar este fin de semana están saliendo brillantes ideas. Ideas que pretenden la regeneración y recuperar –dicen– de su condición de partido de izquierdas y de los obreros, alejándose de la nefasta política de saqueo que el gobierno de los banqueros y empresarios esclavistas  sin escrúpulos, viene llevando a cabo.

Sin ninguna duda es algo elogiable. Lo que pasa es que esas  brillantes ideas progresistas, de izquierdas, socialistas y obreras, siempre se les ocurren a los del PSOE cuando están en la oposición, nunca cuando están el el gobierno, que es cuando deben aplicarlas; y si se les ocurre, ni se les nota.

 Quisiéramos equivocarnos; y que si se diera el caso de que volvieran al gobierno, de verdad pusieran en práctica esas ideas tan avanzadas. Pero es que llueve sobre mojado. Veamos. 

Tuvieron ocasión de rectificar cuando tras el fraude del felipato, que siempre estuvo marcado por sus alianzas con las derecha nacionalista, nunca con la izquierda, pudiendo hacerlo. Y todos sabemos que las alianzas están marcadas por el signo de la políticas a aplicar. Y pocas políticas progresistas se podían llevar a cabo, aliándose con la derecha de CiU o con el PNV. 

Sin embargo no rectificó Zapatero –como no creemos que rectifiquen ahora– cuando llegó al gobierno: todo lo contrario, le puso en bandeja a la ultraderecha el BOE para que aplicara las políticas reaccionarias que ya el gobierno “socialista” aplicaba. 

Pueden decir ahora que aquello fue un error que en esta Conferencia desean enmendar. Pero eso es imposible, toda vez que para tal cosa, ese propósito de enmienda tiene que ir acompañado de un cambio de políticas, es decir de comprender que si se juega al juego-trampa de un sistema injusto, antidemocrático, es imposible la regeneración de nada. Porque en la propia génesis del sistema está la trampa. Y hay que cambiarlo. Porque siempre ganan los mismos, aunque cambie de servidores en los puestos de mando.

También dirán que han aprendido la lección y que por lo tanto, como al niño que lo cogen con el bote de mermelada, que no lo volverán a hacer. Nos es muy difícil creerles.

Porque, lo cierto es que aquellos que debieran regenerar el partido son los mismos que llevaron España al desastre –también en al cacicato catalán; no hay más que ver quien gobierna –es un decir– Cataluña y qué políticas de saqueo de lo público aplican–. Porque no hay que olvidar que cuando Zapatero, sin contar con los ciudadanos, ni con el parlamento, ni con su grupo parlamentario, ni con la ejecutiva del PSOE, decidió aquella suerte de golpe de Estado palaciego contra  la Constitución –inmaculada e intocable, se decía– por orden de los poderes –esos siniestros organismos llamados Troika–,  que están llevando a la ruina a millones de ciudadanos europeos, españoles incluidos, sólo se puso Zapatero de acuerdo con el jefe de la derecha, encantado él, poniendo en bandeja el poder para el expolio de las clases populares. 

Entonces, es más que previsible que si por una de aquellas reiteradas amnesias colectivas el PSOE de ahora volviera al gobierno, todas esas ideas brillantes quedarían en el cajón, hasta la próxima etapa de oposición, que volverían a aflorar como ideas nuevas, que seguirían siendo brillantes, para aplicar cuando volvieran al gobernar, y así. 

Porque seas ideas hace muchas décadas que están inventadas y definidas su razones y sus causas: se llama lucha de clases. Y el Partido socialista cuando nació, lo hizo precisamente para acabar con las desigualdades que propiciaba y sigue propiciando un sistema cada vez más injusto. No lo hizo para apuntalarlo, com viene haciendo. 

Así que no nos lo podemos creer, porque obras son amores. Y seríamos los primeros en rectificar si desde ahora, como referente de que lo que dicen va en serio,   reivindicaran y lucharan por la Tercera República sin complejos –entre otros muchos cambios necesarios–, como mensaje a los ciudadanos de que desean un sistema democrático, un cambio real en las estructuras del poder que mejoren las condiciones de vida de los más desfavorecidos, tan apaleados en los últimos tiempos. No dándole una mano de pintura electoral al sistema para que edulcore sus miserias, en una alternancia grotesca, sólo favorable a los de siempre.  


Ubaldo Plaza 

jueves, 7 de noviembre de 2013

LOS INICIATIVOS, SIN FRENOS Y DESBOCADOS

El sector de la burguesía que liquidó al PSUC, esa cosa gaseosa, incolora, insípida pero en modo alguno neutra, parece que está llegando al clímax en sus delirios y orgasmos políticos apoyando la convocatoria de un referéndum por la brava, tal com proponen los cupidos junto a sus hermanos de la ultraderecha de ERC. Van sin frenos y desbocados 

Cada vez se van desplazando más hacia las posiciones más reaccionarias propias de grupos ultras. No es sorprendente toda vez  que desde antes de la liquidación del PSUC, en su proyecto estaban las ideas reaccionaria de la burguesía nacionalista, sólo que entonces no lo decían tan descaradamente. Hoy, arrastrados por los talibanes de la nueva ultraderecha, con nominación equívoca de izquierdas, dan un paso más hacia la meta que emprendieron hace ya tantos años acabando con el partido comunista, el PSUC.

Nada nuevo. Lo único sorprendente es que, a día de hoy, Izquierda Unida siga manteniendo el más mínimo contacto con ellos, apoye sus desvaríos y se involucre en los mismos delirios que la lleve a apoyar sus propuestas, alejadas de los verdaderos intereses de los trabajadores y las clases populares, entrando en la ciénaga  que fraguó siempre la burguesía nacionalista, para que los trabajadores olvidasen sus reivindicaciones sociales y defendieran los intereses de los que siempre mandaron;  ahora y en la dictadura –es la misma clase social explotadora que apoyó al franquismo–, como se demuestra con el expolio de lo público a favor del negocio privado, en particular la Sanidad Pública.  A Izquierda Unida no le queda otra si no quiere ser cómplice de semejante maniobra de la derecha, que desmarcarse de esas políticas y presentar listas en Cataluña, en tanto que formación de izquierdas.  O, a la corta o a la larga, también los trabajadores del resto de España le harán pagar su complicidad con la deriva nacionalista de los iniciativos.

Ubaldo Plaza

miércoles, 30 de octubre de 2013

¿ALGO SE MUEVE ENTRE BASTIDORES?

Se comenta por algunos mentiremos políticos del cacicato catalán del virrey Artur (Mas), que algo se está moviendo en torno a cierto tipo de acuerdos entre el desbarrado president y el plasmado primer ministro Rajoy, que ante las presiones que crecen, aunque soterradamente, parece que ha despertado de la eterna cabezada en la que permanece desde que llegó al gobierno. 

Se cree que la intervención de algunos muy notorios y grandes empresarios –catalanes y del resto de España– han empezado a mostrar su alarma ante el caótico estado de la casta política catalana gobernante –es un decir–, porque sus negocios, que es lo que de verdad marca su profundo patriotismo y no otra cosa, pueden tener cierta merma si las cosas siguen por el barrizal en el que ha metido a Cataluña irresponsablemente Mas, de la mano del ultra Oriol. Y ¡hasta ahí podíamos llegar! Que el negoci es el negoci, no fotem

Hasta ahora los grandes empresarios han dejado que Mas se divertiera con el juguete que lo convertía, o él se lo creía, en el gran timonel que conduciría la barcaza a Ítaca, tras los cantos de sirena, que sin ser precavido al no colocarse los tapones de cera en los oídos, que le llegaban de lleno de la subvencionada prensa, su propio onanismo y el talibanismo independentista; todo si eso no repercutía en las ganancias de la gran burguesía, y si no estrellaba contra las rocas la barcaza llamada Cataluña. 

Y en esa tramoya, pudiera darse el caso de que CDC o la parte inteligente de ella, decida librarse de Mas para no acabar de hundir la barcaza;  y tratar modificar las rutas por aguas menos tormentosas, tratando de que no se note que lo hacen. Es decir, manteniendo al iluminado al frente, pero tomando otros las decisiones.  O simplemente que sea el propio Mas al que  convenzan de su soledad. Y trate de gestionar el fin del desastre que él provocó, para convertir su derrota personal en una victoria, por pírrica que sea, antes de retirarse y dejar de dividir a los catalanes entre buenos y enemigs de Catalunya.

De darse esta situación, quienes saldrían beneficiados momentáneamente serían los de ERC, para volver a bajar en intención de voto al cabo de un tiempo (ERC es un partido asambleario de los que se llaman “ascensor” ).

Pero los que de verdad se quedarían con la brocha en la mano al retirarles la escalera que han construido en los últimos tiempos junto a la derecha más salvaje del nacionalismo catalán, serían los iniciativos y su incomprensible  soporte, EUiA que siguen miméticamente las mismas políticas reaccionarias del nacionalismo; así como el PSC, del que mejor no hablar después de lo sucedido en el Congreso el día de ayer. 

La apuesta que han hecho estas formaciones, que de nombre se siguen llamando de izquierdas, siguiendo la ruta que ha marcado Artur Mas, para tapar la desastrosa gestión de su gobierno; con el expolio sanitario, entre otros desvaríos, y que se olvide con la cortina de humo que los ha cegado –también a ellos–, los puede dejar como los únicos que sigan defendiendo la política que interesa a la burguesía. Tampoco quedaría muy bien parada IU, al decidir ésta su apoyo a los iniciativos, alejándose de las clases populares catalanas, cuando lo suyo sería establecerse como IU en Cataluña, territorio carente de opciones de izquierdas. 

Los iniciativos, los que siguen usufructuando la lucha de los trabajadores y miles de militantes del PSUC, que liquidaron, pueden quedar en solitario defendiendo la ideología más reaccionaria posible: el nacionalismo. En todo caso junto a los ultras de ERC y esa cosa llamados cupidos. Permanecer cogidos a los faldones de CDC, puede estrellarlos contra la pared, si estos deciden dar un giro brusco, al más puro estilo carrillista. Veremos.

Ubando Plaza 



domingo, 27 de octubre de 2013

LA INDIGNACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

Comprendo la indignación de las víctimas del terrorismo por la sentencia del Tribunal Europeo, que ha anulado la llamada Doctrina Parot. Y lo comprendo por que la pérdida de unos seres queridos no es fácil de asumir; y porque en esas cuestiones pueden más los sentimientos que los análisis políticos y decisiones judiciales. Las víctimas de los asesinados tienen todo el derecho del mundo a estar enfadadas y manifestarlo de la forma que lo consideren, ¡faltaría más!

Pero quien no puede manifestar esas opiniones contra el Tribunal, sino limitarse a acatarla la sentencia, es quien tiene una responsabilidad de gobierno, como ha hecho el presidente y algunos de los muy relevantes miembros del gobierno y del  PP, de forma artera para no perder apoyos entre las víctimas, utilizadas sin embargo contra otro gobierno cuando les ha convenido. 

El presidente del gobierno debió mantener la cabeza fría y acatar las sentencias sin más comentarios. Todo ciudadano está en su derecho de estar de acuerdo con la sentencia o rechazarla: excepto el presidente, su gobierno o las personas con altas responsabilidades de Estado o de gobierno. Con su pronunciamiento  rechazando por “injusto” el fallo del Tribunal Europeo, Mariano Rajoy ha demostrado –una vez más– que el cargo le viene grande, y no daría la talla ni para portero del Congreso, que seguro son más comedidos y capaces. Su mediocridad no le ha permitido separar sus opiniones personales de su responsabilidad. Y ha sido incapaz el presidente plasmado de imponer mesura, no a las víctimas, que repito tienen todo el derecho a expresarse como quieran, sino a los miembros de su partido, que se han desparramado insultando al Tribunal, olvidándose de que la doctrina Parot estaba sentenciada de antemano por la aberración jurídica retroactiva que representaba. 

Es fácil comprender cómo se sienten las víctimas del terrorismo, ante el hecho de que los asesinos salgan de la cárcel. Porque es muy doloroso saber que te puedes encontrar con alguno de ellos en cualquier parte y recordarte permanentemente que tu hijo, tu marido, tus hermanos o tus amigos fueron asesinados por él. Nadie con un mínimo de conciencia dejaría de sentirse solidario con las víctimas.

Así que  figúrense lo que deben sentir las víctimas de los cercas de 114.000 personas que todavía yacen en las cunetas, víctimas del terrorismo golpista, del terrorismo de Estado de una dictadura. Estas otras víctimas, numéricamente inmensamente mucho más grande. 

Sin querer hacer comparaciones, porque los asesinados hay que reconocerlos uno a uno, es evidente la diferencia. Pero no sólo en eso. Sino que mientras las víctimas del terrorismo etarra contaron con el reconocimiento oficial, como era lógico, las víctimas de las cunetas estuvieron silenciadas por el terror franquista durante los cuarenta años de dictadura, y algunos más y olvidadas por los demócratas de nuevo cuño tras la llamada Transición. Sin reparar moralmente a los que hoy ya son sus nietos y hasta sus biznietos; sin que el Estado asuma la responsabilidad de resarcirlas y reconocer que fueron asesinadas por defender la legalidad democrática, asaltada por aquellos terroristas; a los que contrariamente a lo que cabría pensar, se les siguen homenajeando.  

Ninguno de aquellos terroristas ha respondido ante la justicia, ni simbólicamente como reparación moral. Ni un solo día han pasado en a cárcel. Los etarras que asesinaron y causaron tanto dolor, muchos de ellos han pasado más de treinta años entre rejas. La diferencia en notoria. Y a muchos que condenamos la violencia y el terrorismo, nos gustaría que todos comprendieran un dolor y otro. Porque los asesinados deben ser todos iguales, así como sus familiares. Algunos llevan esperando más de 70 años la justicia que se les debe. A ellos y a todos los españoles de bien, sin lo cual nunca se podrá mirar al futuro con franqueza. Los muertos, los asesinados deben ser enterrados por sus herederos como merecen. Ninguno de los familiares pide venganza, sí reconocimiento para poder emprender el olvido que esta democracia les viene negando. Porque fueron asesinados por  ser demócratas y aspirar a una vida mejor.

Ubaldo Plaza






miércoles, 23 de octubre de 2013

QUO VADIS, PSC?

Al PSC de Navarro que está en caída libre –Como CiU– y casi desahuciado por su política nacionalista y el olvido de los que realmente le hacían ganar las elecciones, las clases populares, no se le ha ocurrido otra cosa que unir sus votos a la derecha y a la ultraderecha catalana –la nacionalista con barretina, (y también a la de boina de la caverna del PP), que como vemos cuando se trata de defender intereses  de clase se apartan los desvaríos medievales y talibanes–, para  rebajarle en un 10%  los impuestos a los CASINOS. No para apoyar que se acaben los desahucios, por ejemplo, no.

Bonita manera tiene Navarro de hacer política de izquierdas –si es que sabe lo que significa eso, en consonancia con las vomitadas de Zapatero: “bajar impuestos es de izquierdas”– ayudando a Artur Mas y a su jefe ultra, Oriol Junqueras para que los ricos puedan pagar menos. Mientras tanto el PSC parece mudo –como el resto de la supuesta oposición– ante todas las salvajadas y hachazos que vienen  asestándole a  la Salud Pública por parte del desgobierno catalán, que un día sí y otro también hace el ridículo. Lo que con tanto énfasis  Tarradellas advertía, que era lo que un político no podía –no debía– nunca hacer. Aquí,  en el cacicato catalán de iluminados oráculos  mesiánicos, está a la orden del día.

Por ese camino es evidente que los dirigentes actuales del PSC, junto a los nacionalistas anteriores  –que hoy están en las filas del talibanismo o cercano a él–, que lo han llevado a la inanición, completarán la faena para el entierro definitivo del partido. Al menos como instrumento útil de las clases populares, que era por lo que los que le votaban, lo hacían, aunque los dirigentes no se enteraran más allá de la celebración del Día de la Rosa.

Cuando parecía que intentaban hacer un discurso que acabara con el desastroso recuerdo que la gente tiene del zapaterato en toda España y el montillato en Cataluña, justamente vuelven a meterse en la peor faena apoyando un disparate como ese, para favorecer a la derecha para que los muy ricos paguen menos. Desconocemos qué tipo de cambio de cromos está a la vista, pero nada bueno, seguro.

Es evidente que cuando alguien se quiere suicidar, los dioses antes lo vuelve loco. O así lo parece. Unir los votos socialistas– porque los que les votaron así lo creyeron– a los de la ultraderecha, no es manera de enmendar el camino, sino de ir hacia el abismo de la mano de los responsables del actual desastre que sufre tanto Cataluña como el resto de España. ¿Adónde vas, PSC?


Ubaldo Plaza