miércoles, 19 de septiembre de 2012

SANTIAGO CARRILLO


  La escena política que hoy padecemos, de corrupción generalizada y gobiernos al servicio de los poderosos, y por lo tanto de pérdida de derechos ciudadanos, la que ha dejado en papel mojado la Constitución –que nunca se aplicó en favor de la mayoría–, los elogios que se le dedican tras su muerte a quienes fueron protagonistas, de lo que se llamó la transición, es sumamente interesada, falsa y envenenada; toda vez que no se corresponden dichos elogios, con la liquidación de la dictadura en lo que dicen fue un cambio modélico, y en en el que fueron protagonistas los ensalzados, tras su muerte. 

  Porque el resultado fue  un trasvase del franquismo, al posfranquismo, para su adecentamiento, un simple lavado de cara; pero en el que todos los resortes de poder de la dictadura (Banca, Iglesia, gran empresariado entre otros) no sólo quedaron intactos, sino fortalecidos, ¡y de qué manera!
  
   La muerte del que fuera secretario general del PCE, Santiago Carrillo, durante 22 años, e incluso muchos más ya que lo venía siendo de facto aunque figurara como tal Dolores Ibárruri, no ha sido diferente. Todo son elogios de entrada, que lo que hacen es hundir al personaje, para los que fueron los suyos. Los medios de manipulación se abonan a todo tipo de navajeo para llevar el agua a su molino, precisamente elogiando aquello que más favoreció que las cosas fueran como fueron y nos llevaran hasta aquí. 

   Conocí a Santiago en París en el verano de 1966, en una comida de despedida que el Secretario general del PCE nos ofreció a tres jóvenes de  la Juventudes Comunistas, dos compañeros, un chico y una chica madrileños y a mí, que procedía de Cataluña, a nuestro regreso de los países socialistas, tras nuestra participación en Sofía, Bulgaria, en la Asamblea de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD), y del posterior viaje por la Unión Soviética. Después volveríamos a coincidir, ya muerto Franco, en un acto en Tarrasa, en la sede local del PSUC y en el Ayuntamiento. 

   El Carrillo que conocí en París, era muy diferente del que conocí después en España. En aquel primer encuentro me pareció un hombre de una inteligencia suprema, con una capacidad enormemente persuasiva con sus interlocutores, muy por encima del resto de los dirigentes del momento que conocí. Eso lo mantuvo toda su vida; pero del que percibí una enorme dosis de voluntarismo sobre la situación real de  España,  en aquel año de 1966. Lo que me hizo dudar, entre si realmente Santiago estaba bien informado de lo que pasaba en el interior de España –que yo había dejado hacía un par de meses–, o si lo que estaba haciendo  el secretario general del PCE era inyectándonos moral a unos jóvenes con escasa experiencia y con mucho tiempo por delante, y sin duda receptivos a sus palabras.  

  Lo que no cabía duda era de que su sola presencia, su socarrona voz y argumentación hacían que nuestras convicciones en la lucha antifranquista se reafirmaran. Prácticamente era Carrillo, él solo la reunión. Los demás camaradas –Ignacio Gallego, y Román que estaban presentes entre otros–prácticamente no intervenían.

   Pero a Santiago Carrillo le conocí otra variante que a la postre fue lo que le dio la fama que hoy elogia la derecha, y que entonces algunos lo vieron como positivo y como gran negociador. Pero había otra, que sin embargo fue lo que constituyó, a mi juicio, lo peor de Carrillo durante aquellos años. Él estaba empeñado en rodearse de  toda una serie de personajes, y afianzarse con ellos, que fue a la postre, lo que llevó al PCE, el Partido por excelencia, a su división, a la hecatombe. 

   Basta hacer un somero repaso de todos aquellos personajes, que entonces compartían responsabilidades en el Comité Central, con Santiago, para entenderlo: la inmensa mayoría de aquellos personajes hoy son furibundos defensores del liberalismo salvaje y criminal que nos está dejando, como apuntaba más arriba, sin derechos. Algunos de ellos pasaron primero por el PSOE de González, principal artífice de la liquidación de una izquierda digna de tal nombre. Entre ellos algunos señeros economistas y algunos periodistas, que hoy arrastra sus culos en los pesebres de la extrema derecha como propagandistas de las virtudes del saqueo neoliberal. Eran, como se suele decir, enanitos  infiltrados, con ideas y tareas muy concretas dentro del Partido.

 Ése fue a mi juicio el peor papel que jugó Carrillo, a pesar de que estoy seguro de que lo hizo creyendo que fortalecía el Partido en unos momentos difíciles y de crecimiento, pero con una idea patrimonialista del mismo. Los acuerdos con los que llegó con Suárez los decidía él sin contar con el Partido ni con el resto de la Dirección –si acaso con los que propiciaron su hundimiento, pero no con los dirigentes obreros–.  Tuvo más confianza en esos personajes, que no eran sino parte de la derecha, que en los trabajadores, en sus dirigentes obreros y en la organización –algunos ciertamente seducidos por él y que después acabaron dando pasos hacia el abismo cómodo de sus intereses personales–,  con los que habían hecho del Partido en el interior la gran organización de lucha y el intelectual colectivo que fue. 

   Todos aquellos personajes en realidad estaban en el Partido para liquidarlo –en el PSUC se hizo algo paralelo, con el resultado de una formación de  derechas nacionalista–, ya fuera por la vía de convertirlo en un instrumento inservible para las clases populares, o bien dinamitándolo directamente desde dentro con los mismos objetivos. 

   Después, en esa ola de alegrarle los oídos a los sectores más reaccionarios, hasta hizo elogios desde Estados Unidos hablando de la liquidación  del leninismo –otra metedura de pata–, lo que empezó a crear recelo entre la militancia, de forma burda y poco inteligente, por parte de un hombre que lo era sumamente, dejando un mensaje demoledor dirigido a unos militantes que habían sabido convertir el viejo partido en uno moderno, pero que habían sido educados en unos principios a los que no estaban dispuestos a renunciar, aunque  Carrillo y algunos otros nos lo vendieron como un acto avanzado y de inteligencia política. 

  Así el partido, es decir sus militantes, cayeron en un estado de incertidumbre y de luchas internas, que fueron aprovechadas por la derecha ya colocada en cargos de responsabilidad en el Partido, con el preciado apoyo de los medios, que apostaron por los sectores de la derecha, que movían el cotarro, al tiempo que desprestigiaban a los comunistas. Y entramos en barrena, liquidando o anulando la única fuerza política digna de tal nombre, durante la dictadura.

  Y lo que muchos militantes de la época no llegamos a comprender, fue que Santiago Carrillo, una vez expulsado del partido, por los mismos que él alimentó y mimó, en lugar de tratar de hacer un análisis de la situación con muchos militantes, que sin estar de acuerdo con él y sus últimas derivas, eran sus camaradas, sin embargo, y podían enderezar la situación; y que se dedicara a crear más divisiones, creando otra formación si pena ni gloria, y en la práctica liquidando lo que quedaba de aquel gran Partido de la clandestinidad. 

   Si alguien tiene dudas de lo que digo, respecto a lo nefasto que fue aquel enamoramiento con aquellos personajes por parte del secretario general,  yo invito a que los aficionados a escarbar en los acontecimientos de la época en el PCE,  recuperen los nombre de muchos de aquellos que se llamaban, eurocomunistas  y que estaban en la Dirección –en el Comité Ejecutivo y Comité Central, y hasta en el Secretariado–, y vean qué recorrido hicieron, dónde están ahora, dónde acabaron. Es muy aleccionador. 

   Santiago Carrillo en sí mismo es un gran trozo de la historia de España, al que hay  tener en cuenta y rendirle el merecido homenaje tras su muerte. Pero Carrillo era lo que era, porque en la España de la dictadura, muchos hombres y mujeres crearon con su sacrificio, con su abnegada lucha, una organización fuerte, tolerante y democrática; y que al final fue dinamitada por fuerzas diversas y ambiciones, ajenas, pero también  interiores,  cuando llegó lo que creímos iba a ser una democracia y no un lavado de cara de la oligarquía, la que apoyó el golpe franquista, para aparecer como democrática. Hoy vemos los trágicos resultados para las clases populares.

  Como hombre de izquierdas, no me cabe más que rendirle mi humilde homenaje a un hombre que con todos sus aciertos y errores, es parte de la historia del movimiento obrero. Pero los elogios que estos días le prolifera la derecha, no lo dejan en buen lugar. A parte de que el que fuera republicano, se olvido arteramente de la República, aceptando la monarquía como algo natural, de forma humillante para los miles de españoles que cayeron luchando por la República.

U. Plaza


lunes, 17 de septiembre de 2012

LA ENCRUCIJADA DE ARTUR MAS


      La encrucijada en la que se encuentra el valido del reino  de la Generalitat, por cesión temporal del creador de la dinastía de Pujol–, que como es obvio desea entronizar en el cargo a su vástago, el Príncipe del Paralelo, como continuador de esta monarquía–, se ha metido en un verdadero berenjenal, aunque  todavía sea titular de la corona, de la parte norte de la Plaça de Sant Jaume.

     Ante las embestidas de la familia Pujol y su Corte, con el ultra reaccionario Felip Puig, Conde de Plaza de Cataluña y Lugares de Protesta, como pretoriano de sus majestades, que controla el reino y a los monárquicos convergentes, el cada vez más arrinconado rey Artur, (Mas) no ha tenido más remedio que dar un paso adelante y radicalizarse él mismo, con la intención de que todos aquellos fundamentalistas del reino de la independencia, lo vean a él, y no a l´hereu–al menos todavía–, como el verdadero garante de ese futuro prometedor, de convertir  el reino La Catalonia, en el próspero y democrático Montenegro o Kosovo, estos atomizados de la antigua Yugoslavia, modelos muy sugerentes para el inventor de la cosa.

    En realidad, lo que se está disputando, como en los antiguos reinos godos,–en los que sólo la mitad de sus reyes murió en la cama–, son ambiciones de familias, de intereses, sobre todo intereses, es quién se coloca la corona, para lo cual, poco importan los métodos utilizados. Y los actores en litigio movilizan a sus huestes de fanáticos para su particular cruzada, sus príncipes de condados descontentos con el rey presente, con la promesa de nuevas aventuras, en cuyas conquistas los hiciera más poderosos a ellos, aunque sea a costa de tener el reino más pobre de todos los reinos de Europa.

     La división existente en la casta convergente hay que verla en ese espacio de sucesión, en la que, el que ciñe la corona no está dispuesto a ceder, a pesar del escaso apoyo con el que cuenta entre su ejército, ya que éste es tan voluble como diverso, que pasa de un frente a otro, sin demasiados problemas, si el rey les garantiza diezmos y primicias, sobre todo fruto de las conquistas, con las espada del  decreto en mano, ya sea con el botín  de  la sanidad o en la enseñanza públicas, o por vías arcanas de palacios musicales o similares vehículos en revisión.

Ante el descabellado talibanismo del creador de  la dinastía que esperaba que el valido dejara el puesto en cuanto se lo pidieran,  y negarse éste, para contentar a los más ultras, al Rey Artur no se le ha ocurrido otra cosa que imitarlos, con una fuga hacia adelante, creando un monstruo que se le puede ir de las manos, y perecer–políticamente–en el intento. 

    Porque, dígase lo que se diga, ruedas de prensa y declamaciones para los oídos de los ultras de la estelada de cachorros convergentes, Mas no es un independentista irredento, como no lo fue Pujol mientras reinó, sino posibilista, y claro, chantajistas a corto y medio plazo, para lograr sus objetivos políticos inmediatos; y mientras tanto seguir con la corona y el reparto de títulos nobiliarios–o inmobiliarios–y todo lo que eso representa. 

      Porque de lo que se trata, es de que con una mano se sea independentista para contentar a los ilusos que se lo creen, comprando el reino de Utopía, y votando, y con la otra que ese amplio sector de catalanes centrados que se sienten catalanistas,  e incluso sin serlo, pero sin riesgos ni abismos inciertos–que son mayoría–, también los vote. Este sector ya ha mostrado su inquietud y nerviosismo por la deriva de CDC, que pude llevarse  por delante la federación de la derecha, con UD, que por boca de Durán, se dice federalista. 

   Pero como las ambiciones de poder son de difícil control, ambos sectores se han enzarzado en una disputa, dándonos patadas en nuestro culo, para ver cuál de él coloca a su candidato en el trono en la próximas cortes del reino, que Artur no quiere convocar aún, pero sí la Casa Real, con el rey Pujol a la cabeza, para colocar a los suyos. 

    Y como las ambiciones también ciegan, Artur Mas, en lugar de serenarse y hacer un discurso de tranquilidad y de confianza a todos sus súbditos, con barretina o sin ella, ha  equipararlo (el discurso) al del contrincante, que tan bien les suena a los oídos de los ultras, que constantemente les calienta el Príncipe del Paralelo y su destronado padreque ya se ve con la testa coronada

Difícil salida la del rey Artur. 

U. Plaza


martes, 11 de septiembre de 2012

EL ONCE DE SEPTIEMBRE , SIN FALSOS MITOS BURGUESES, QUE LOS TRABAJADORES SÍ HAN DE RECORDAR





"SEPAN USTEDES QUE MUCHO MÁS TEMPRANO QUE TARDE, DE NUEVO ABRIRAN LAS GRANDES ALAMEDAS POR DONDE PASE EL HOMBRE LIBRE PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD MEJOR" 

Salvador Allende,

Hoy, once de septiembre, pero de hace 39 años se cometió uno de los crímenes más horrendos contra un pueblo, alentado, propiciado y llevado a cabo por el terrorismo de Estado de los Estados Unidos, utilizando a traidores, mercenarios del ejército chileno, que se pusieron al servicio de los intereses económicos y políticos extranjeros y de la casta parásita del propio Chile. 

Miles de torturados y asesinados; miles de exiliados que se vieron obligados a huir de su país para salvar sus vidas; millones de chilenos que pasaron de una esperanza democrática de futuro, al más criminal oscurantismo fascista. Ese fue el balance de aquella barbarie del gobierno vecino del Norte, que no admitía que los ciudadanos de los pueblos  decidieran sus destinos sin la tutela de las grandes corporaciones de Estados Unidos, que hacen y deshacen a capricho, de forma colonial, imponiendo a los pueblos la más absoluta dependencia; pueblos que ellos consideraban. y aún siguen considerando, su patio trasero. "América para los americanos"...del Norte, claro, y de las castas privilegiadas. 

Como dijo el  artífice del golpe de Estado,  el genocida Kissinger–al que la Academia sueca, con una miopía reiterativa sospechosa, otorgó el premio Nobel de la Paz– ante el hecho de que los chilenos votaran a Allende y a la Unidad Popular: "no podemos permitir que un pueblo vote equivocadamente", es decir, en contra de los intereses de los amos. 

Hoy, tantos años después, hay que recordar aquel once se septiembre como una de las salvajadas del terrorismo de Estado de los Estados Unidos, de la llamada  "democracia" yanqui, para que los pueblos no olviden quiénes son sus enemigos. Y para que los ciudadanos del mundo miren hacia adelante. Hoy, cuando la barbarie del sistema capitalista que está llegando al fin de su ciclo, pero que precisamente por eso es mucho más peligroso y letal, porque es capaz, como estamos viendo, de llevar el hambre a los pueblos, a todos los pueblos, incluso a aquellos que se creían a salvo, por la explotación más inhumana que se ejerce contra los pueblos colonizados del llamado Tercer Mundo. 

Hoy, la insaciable ansia de ganancia atoda costa, hasta de la supervivencia de la propia Humanidad como especie, ha llegado a extremos impensables sólo hace un lustro. Hoy los grandes exterminadores han ocupado todos los resortes del poder en el mundo, liquidado las apariencias de democracia, y se han quitado la careta; están dispuestos a cometer todo tipo de genocidio global, imponiendo el retroceso social en todo el mundo, al tiempo que las fortunas se van concentrando cada vez en menos manos. 

Es necesario que los ciudadanos del mundo, en un 99% ya víctimas de las grandes corporaciones, a las que sirven lacayunamente los gobiernos locales,  tomen conciencia de que lo que se está haciendo es un Golpe de Estado Mundial, como el que tuvo lugar en Chile hace 39 años, cuyo único objetivo, como lo fue aquel, es imponer una férrea dictadura sobre la mayoría, cada vez indefensa. 

Puede parecer más silencioso por estar siendo llevado a cabo espaciado en el tiempo, pero con resultados demoledores para todos los ciudadanos del mundo. Se trata de liquidar todos las ventajas que ha logrado la Humanidad en su permanente desvelo y lucha, y regresar a la esclavitud, que sólo formas aparentes las diferencian, como vemos hoy con la eliminación de los derechos laborales, que poco a poco van liquidando, con sueldo de hambre, y utilizando la represión sin el menor disimulo.

El Once de septiembre que hay que recordar, fuera de mitos interesados de la derecha saqueadora de todo pelaje, y sus servidores, es el de Chile, que afectó y afecta a todos los trabajadores del mundo y clases populares. 

U. Plaza

sábado, 8 de septiembre de 2012

LAS CORTINAS DE HUMO, Y LAS MENTIRAS DE LOS MALOS GOBERNANTES TRAMPOSOS

Los malos gobernantes siempre necesitan buscarse un enemigo exterior para justificar sus fracasos y echarles las culpas. Lo hacía Franco cada vez que lo necesitaba, envolviéndose en la bandera, diciendo que atacaban a España; convocando a sus huestes de fanatizados patriotas, que gritaban como energúmenos en la Plaza de Oriente, contra los países que nos envidiaban por todas las virtudes patrias y de raza, de las que por supuesto carecían los extranjeros. 

Todo se completaba con una eficaz campaña propagandística, que los medios del Movimiento Nacional llevaban a cabo durante el tiempo necesario. A pesar de lo cual, y como sucede siempre,  cifras de asistentes falseadas a parte, no dejaba de ser una ínfima minoría los que acudían a aquellos eventos organizados desde el poder, muchas veces por el paseo gratis a la capital, bocadillo incluido. La inmensa mayoría de los ciudadanos bastante tenían con tratar de salir adelante como podían, del desastre del régimen, para tratar de paliar el hambre.

También lo utilizó Jordi Pujol durante sus tedioso, pésimo y estéril mandato patriotero, cuando tuvo problemas con los asuntos de Banca Catalana, envolviéndose en la senyera,  acusando a los demás–a la Justicia y a Madrid–, no de que quisieran esclarecer el oscuro asunto, sino de que atacaban Catalunya. Y como Franco, trataba de identificarse con el país, para salir airoso. Entonces Pujol no fue tan lejos como ahora en sus delirios, cuando tenía responsabilidad de gobierno. Ahora, como el viejo Cebolleta, reverdece viejas batallas que él no hizo, para que los fanatizados del Frente de Juventudes de la Estelada, imberbes y moldeados chicos de institutos, en fanatismos de películas que ya hemos visto en otros escenarios trágicos. 

Es lo que hace ahora Artur Mas. Tras prometer "un gobierno de los mejores", que quedó en una caricatura mediocre y sin norte,  con algún tránsfuga que nadie serio hubiera admitido sin entrar en barrena en el desprestigio de los políticos, ya en estado de descomposición; en una campaña de mentiras–después lo emularía Rajoy–en la que prometió una gestión que mejoraría el desastre amontillado, que imitó a la derecha y sus delirios patrioteros–, lo que no era muy difícil mejorar–, empezó el saqueo de la sanidad y la enseñanza públicas, cuando había prometido lo contrario. 

Cuando la corrupción  que cerca al partido de la derecha catalana, más ultra que nunca, aliado del PP que sostiene su gobierno; cuando los niveles de la enseñanza están bajo mínimos con fracasos escolares tercermundistas, que no son más bajos porque han bajado el listón para enmascararlos, y que irán a peor por el saqueo en la enseñanza, y que sólo los supera los de Valencia. Cuando las protestas de los ciudadanos, en sanidad, la docencia, el funcionariado de todos los sectores se multiplica por doquier, el pésimo gobernante Artur Mas, recurre al mismo truco que de siempre: La culpa es de los otros.

Y para eso, anticipándose a su fracaso manifiesto, puso en marcha todo el aparato propagandístico del régimen, que en Cataluña está totalmente a su servicio, con escasos medios independientes, por no decir ninguno, en una nueva fuga hacia adelante, convirtiéndose en partido independentista, para contentar a lo más reaccionario de los sectores rancios de la sociedad catalana, olvidándose de que gran parte de sus electorado de la pequeña y mediana burguesía catalana, es catalanista, no independentista, nada aventurera.

Artur Mas, en sus pugnas dentro del propio partido de la derecha, contra el clan Pujol,  que controla el ultra Felip Puig, con la ayuda del jefe del invento, se ha visto abocado a ir más allá, convocando desde el poder y los pesebres tan mimados por estos pagos, una demostración independentista y patriótica a la antigua usanza, involucrando a muchos sectores que inconscientemente se han creído el discurso, sin pararse a pensar que están, una vez más, siendo utilizados por el poder en su beneficio, del clan familiar convergente. 

Sin medir las consecuencias de lo que hará el día 12. Porque la inmensa mayoría de ciudadanos, cada vez más súbditos en esta especie de monarquía de CDC, hereditaria como no puede ser de otra manera para no desentonar, ni se preocupará de otra cosa que de sus asuntos. Pero incluso los participantes, una vez que los efluvios del fanatismo patriotero se hayan calmado; cuando la gente con la estelada en ristre regrese a la dura realidad del saqueo sanitario, del despido de miles de trabajadores y profesionales, del repago sanitario y de las medicinas; de la expulsión de miles de ciudadanos de sus casas para favorecer a los banqueros que han llevado al desastre a la sociedad; y los ataques  que proyectan saquear en un inmediato futuro, tendrán que vivir en el permanente acoso que el mal gobernante Artur Mas les impone, favoreciendo a las grandes fortunas, a las que se niega a subir impuestos. Y se darán cuenta que todo fue una cortina de humo, y que son tan víctimas como el resto de los catalanes, del engaño, incluido de los que a río revuelto, desde las otras familias nacionalistas de la burguesía–ERC y los iniciativos, que culminan aquella traición que llevaron a cabo al "asesinar" al PSUC. Hoy los iniciativos se han quitado la careta y se muestran parte integrante de la derecha. La pregunta es ¿qué pintan los de EUiA junto a estos personajes de la derecha?

Porque la adrenalina que insuflarán a los incautos, la cruda realidad la hará desaparecer de inmediato. El paro creciente, los comedores sociales, el rebuscar de miles de personas entre los contenedores para poder dar de comer a sus hijos, aunque sea una vez al día; la corrupción galopante  y los privilegios de los de siempre–las 400 familias que lo dominan todo–(Millet), seguirán disfrutando de sus privilegios, sin importarles el griterío, mientras los manipulados ciudadanos hablan de la independencia, sin darse cuenta de que de quien hay que independizarse, es precisamente de ellos, de los privilegiados, que también estarán en la manifestación, porque la dirigen ellos, porque son los beneficiarios. 

Toda esta realidad, no ilusiones, seguirá ahí el día 12. Y que el trilero Mas no  cambiará nada. Y, aunque en los últimos días ha tratado de rebajar el listón, por algún toque de atención de la gran burguesía catalana, a la que importa un bledo lo que no sea sus cuentas corrientes, que les aseguran sus empleados del gobierno; y según Durán "ya no es una manifestación independentista, sino catalanista",  lo cierto es que la irresponsabilidad de un mal gobernante se ha inventado un monstruo que después no podrá dominar. 

Y, en esta aventura, casi todos los partidos, de lo que no es otra cosa que el PUC (Partido Único Catalán)–¿el Movimiento Nacional?–, han seguido el guión que marcaba la derecha liquidadora de CiU, de los servicios públicos.  Y hasta los que se llaman de izquierda, que cada vez lo cree menos gente, se han apuntado al evento patriotero de Mas, olvidándose, si es que en algún momento lo han tenido presente, de que ese partido es el artífice, la clase social que nos esta dejando sin derechos en Cataluña, sin sanidad y sin enseñanza públicas. 

Pero esos partidos llamarán a acudir al aquelarre del día 11,  a esa especie de Plaza de Oriente catalana, para ayudar a que la derecha saqueadora pueda tapar sus vergüenzas con ese velo patriotero, y para que la gente se olvide de que el mal gobernante los está llevando a la miseria. 

Aquellos trabajadores, que por decisión de sus dirigentes sindicales o políticos que enarbolan los mismos símbolos de la derecha, y que acudan a su llamamiento, deben pensar que desfilarán junto a los mismos que les están llevando a que cada día se tengan que manifestar en protesta contra sus decisiones políticas, del expolio de lo público. 


Que los esclavos desfilen junto a los amos, no es precisamente muy emancipador, aunque haya dirigentes que se sientan en la necesidad de unirse al amo, ¡vaya usted a saber por qué!, aunque se pueda adivinar. Los trabajadores debes saber quiénes son sus enemigos, por más patrioterismo con el que adornen sus cadenas en forma de decretos, y sean endulcoradas  por consejos desde pretendidas posiciones de izquierdas, que abandonaron hace mucho tiempo.

U. Plaza

sábado, 25 de agosto de 2012

EL TÚNEL DEL TIEMPO DEL SEÑOR WERT



El antiguo tertuliano de la tv basura y hoy ministro, José Ignacio Wert se supera así mismo cada día que pasa.  Y sobre todo nos confirma a los españoles en la idea ilógica de que en España cualquiera puede se ministro.

Cuando supimos la decisión del primer ministro Rajoy de nombrar a tan pintoresco personaje, nada menos que ministro Educación, y otros añadidos, nos pareció un chiste de mal gusto, que sería desmentido de inmediato por el sentido común; no nos lo podíamos creer. Sabíamos de sobra la disparatada ocupación de la política por personajes que, en una situación de  normalidad democrática, no ocuparían, ni de lejos, no un ministerio, sino  ni siquiera plazas de porteros o ujieres, para cuyo cometido hay que tener méritos y habilidades. 

Ahora, el señor Wert, en lugar de morderse la lengua y aceptar la sentencia del Tribunal Supremo, que rechaza que los colegios segregacionistas sean subvencionados con dinero público–no que no existan colegios privados que separen a niños y niñas, como la propaganda del régimen trata de hacer creer–, dice que como no le gusta lo que ha decidido el máximo tribunal, cambiará la ley para que la aberración segregacionista, que favorece sobre todo a colegios religiosos fundamentalistas, anclados en el pasado, sea pagada con dinero público.

Y lo curioso es que recurre para justificar sus delirios, sumergiéndose en el túnel del tiempo, a los años 60, cuando en España los ciudadanos eran súbditos sin derechos, y la mujeres para qué hablar, pues ni existían como sujetos de los derechos que, aunque los hombres tampoco los tenían, al menos figuraban en el papel. Era la época del catolicofascismo, donde todavía se fusilaba a los demócratas; y lo que era peor, ¡quedaban todavía muchos por fusilar! Y las cárceles estaban llenas de presos políticos. 

Era la época en que a la Santa Madre Iglesia le preocupaban más los diez centímetros de falda de las mujeres, y hasta de las niñas; los escotes pecaminosos y los incipientes bikinis de las turistas extrajeras que empezaban a llegar, que contaminaban a nuestras "puras" beatas tan "protegidas" por los "decretos" episcopales; cuando les preocupaba más todos los peligros modernos que las penas de muerte y las torturas en las comisarías; y más que el hambre que arrasaba todavía en muchas zonas de España, ¡más de veinte años después de que dijeran que la guerra se había acabado!

La normalización en la enseñanza que supuso en su día que tanto niños como niñas fueran a las mismas aulas–como lo están en la sociedad–, es una conquista de todos y de la razón contra el fundamentalismo y el fanatismo de los que siempre han mantenido a la sociedad idiotizada. 

Es posible que el Señor Wert, ignore todo esto, y en sus beatífica sumisión crea que la separación de sexos en las aulas es lo mejor, como entonces decían que lo era, los vigilantes de nuestra moral–a los que nadie les pidió tal vigilancia–, y que a él le guste tal segregación de sexos. Y está en su derecho... si no fuera ministro. 

Lo que el Tribunal Supremo no impide que así sea para aquellos que lo deseen. Lo que dicho Tribunal dice–repitámoslo–, con toda la lógica, es que  sea subvencionado con dinero público. Y el señor Wert, desde el privilegio, que no servicio al ciudadano, que le otorga poder imponernos su cavernícolas criterios ideológicos  trasnochados, está dispuesto–dice–a cambiar la ley para que lo que no le gusta de la sentencia, cambiarlo, para favorecer los puntos de vista de los colegios religiosos. 

Cuando creíamos que España había avanzado algo, contra el atraso secular, resulta que regresamos por el túnel del tiempo de la ideología reaccionaria del señor Wert, al nacionalcatolicismo de tan triste memoria y sufrimiento para los españoles.

U. Plaza

jueves, 23 de agosto de 2012

MÉDICOS, NO CÓMPLICES


Médicos del Mundo, así como otros colectivos sanitarios, se están rebelando contra la inhumana intención de los gobiernos de desatender a los emigrantes "sin papeles". No podía ser de otra manera, toda vez que un profesional de la medicina ha de poner por delante de todo, su condición de  ciudadano y de  profesional de la medicina, certificando el milenario  Juramento Hipocrático.

Un profesional de la medicina, como cualquier ser humano, pero más en este caso, no puede convertirse en cómplice de los saqueos que los gobiernos están llevando a cabo contra los servicios públicos en general, y en particular la sanidad, para poder satisfacer las malas prácticas de banqueros y sus servidores de la casta política para sanear sus agujeros financieros, entregándoles  fondos públicos. La misma casta que en ningún momento, ni siquiera como un acto de disimulo, si no de vergüenza, se plantea reducir sus privilegios, sean de sus escandalosos sueldos y prebendas, sean por sus delirios de grandeza, o con la corrupción.

Como en ningún momento se han planteado liquidar el escandaloso y medieval  regalo de miles de millones que se le siguen dando a una Iglesia, de todos los españoles, seamos o no católicos, y que no se amolda, ni de lejos, a un sistema democrático y de respeto a todas los puntos de vista, Iglesia que trata de recuperar los pocos privilegios que los ciudadanos en materia de libertades habían logrado arrebatarle, por ínfimos que hayan sido.

La defensa de la sanidad para todos no pasa porque los más desfavorecidos, sean quienes sean, se abandonen–mientras las grandes fortuna cada día son más escandalosas e inmorales–, como pretenden los mercaderes del saqueo al servicio de los estafadores financieros. 

Incluso, aunque sólo fuera por un estricto sentido egoísta, no se puede hacer. Porque una sociedad que no atienda la salud de todos sus ciudadanos, de todo el mundo sin excepción, estará expuesta a contraer enfermedades que pueden desembocar en situaciones sanitarias de mayor gravedad a nivel general.

Por eso es tan importante que cada día se sumen más colectivos en defensa de la sanidad, y contra las aberrantes decisiones de los financieros estafadores y sus lacayos. Pero en esa lucha, los profesionales de la medicina no pueden estar solos. Ha de haber un movimiento solidario de los ciudadanos. Como lo ha de haber contra todo intento de los gobiernos de ultraderecha, del PP y de CiU en este caso, de recortar las libertades y derechos ciudadanos, como vienen haciendo. 

Todo colectivo agredido por parte de los poderes financieros llevados a cabo por sus gobiernos–como el escandaloso chantaje a la organización de consumidores FACUA–, debe ser respondido por los ciudadanos con nuestra solidaridad y apoyo; porque defendiéndolos nos defendemos a su vez todos los ciudadanos, ya que la agresión a esos colectivos es la agresión a todos y a la democracia, ya tan desvalijada. 

La dignidad del colectivo sanitario no es, no puede ser, una lucha sectorial, como no lo es cuando defienden el derecho a la sanidad pública. Porque no defienden intereses propios, sino públicos, de todos, aunque el poder intente criminalizarlos, para enfrentarlos con los ciudadanos. Es la lucha por la supervivencia y contra los depredadores del sistema de injusticia que es el capitalismo. Los médicos son médicos, no cómplices del poder.

U. Plaza

viernes, 17 de agosto de 2012

EL RUIDO TERTULIANO DE LOS "PESEBROTAS" CONTRA LOS TRABAJADORES




La desproporcionada precipitación del ministro de represión del gobierno de la ultraderecha del PP, ha convertido lo que en principio era una acción de protesta simbólica contra la política expoliadora de los  gobiernos, tanto del PP como de CiU, en un acto de resonancia mundial. Si alguien desconocía que en la España de PP–como en la de Franco en los primeros veinte años de su dictadura– ya se pasa hambre, se ha enterado con creces. 

Además de comprobar la desproporcionada reacción del ministro, en mandar la detención de los trabajadores, si se compara con la nula decisión de que sean detenidos los culpables del saqueo de sector financiero, así como toda la cantidad de políticos y especuladores que dicen ser industriales, que convierten a España en Eldorado de la corrupción, a sabiendas que poco o nada les pasará, en el caso hipotético de que sean pillados; e incluso en el improbable caso de ser declarados culpables, siempre estará el indulto con que tan generosamente, en estos casos, otorga el gobierno, como hemos visto con los delincuentes de CiU–de UD para ser exactos– condenados, y que ni siquiera pisaron la cárcel, así como al alcalde del PP, de la ciudad malagueña de Valle de Abdalajís, Tomás Gómez, condenado por 12 delitos.

En una España donde los gobiernos no dejan que nada se les escape; que dominan los medios que están casi al cien por cien en sus manos, los trabajadores del STA, le han metido un gol de proporciones incalculables al gobierno de la ultraderecha de Rajoy.

Tanto ha sido así, que hasta la legión de "pesebrotas" de la desinfrmación, en tertuluias y basureros televisvos, se han puesto manos a la obra, para hacerse simpáticos al poder,  tratando de desacreditar la acción solidaria de los trabajadores, con todo tipo de epítetos, el más sueve el de ladrones. ¡Lo que entenderán estos por robar!

Pero resulta que en su afán por servir lacayunamente a sus amos, han logrado el resultado contrario al que pretendía: extener al conocimiento público la acción solidaria, mostrando así a los ciudanos víctimas del gobierno y su amos los banqueros, el camino de la lucha; y que la única manera para defenderse del gobierno y de los poderes financieros que les hacen pagar sus deudas, los que no tienen nada, es luchar, y solidarizarse con los que peor están, porque pronto les puede tocar a ellos. 

Toda la "infantería mediática" movilizada contra los trabajadores, ha fracasado en sus intentos, ya que la inmensa mayoría vislumbra el camino de la defensa, contra unos gobenantes mentirosos, que no nos representan porque han mentido en sus programas electorales.

Porque, además, unas acciones simbólicas, circunscritas a una zona limitada, que a lo sumo hubiera despertado el interés en la misma, gracias a la agresiva actuación del ministro, y coreado de inmediato por sus medios de manipulación, ha adquirido categoría universal, apareciendo en la prensa, radio y TV  de medio mundo. 

Y eso sucede porque personajes que no entienden la democracia más que cuando la pueden controlar, porque les queda lejos de sus pensamiento ideológico, pierden los nervios en el deseo de ocultar las protestas "como sea". Que la información real no llegue al conocimiento público es lo único que buscan, como si con la represión los problemas se solucionaran. Como si el caballo, desbocado ya en España del hambre en muchas familias, desapareciera por reprimir las protestas y negar la realidad. 

No es nuevo, es la actuación que siempre utiliza el poder...hasta que es derrotado por los ciudadanos. El ruido tertuliano favorable al poder, no siempre logra sus objetivos. 

U. Plaza