domingo, 26 de febrero de 2012

LA RESPUESTA VALENCIANA A LA REPRESIÓN


Lo acontecido ayer en tierras valencianas es de una importancia capital para todos los ciudadano demócratas, de España y de todas partes donde la agresión política esté a la orden del día. 

La presión que los políticos gobernantes están ejerciendo contra los ciudadanos, para intentar defender a los estafadores financieros, que son los que nos han llevado a la situación actual, aliándose con ellos en lugar de llevarlos ante los tribunales, alcanza la más absoluta de las inmoralidades, dentro del ya de por sí inmoral sistema capitalista, basado en el expolio de unos cuantos contra la inmensa mayoría, que cada día se empobrece  más, en la época precisamente en que el desarrollo productivo de la sociedad es más arrollador que nunca en la historia de la Humanidad. Todo el mundo sabe, que el poder de los medios productivos hoy, pueden dar de comer a seis planetas. Sin embargo nunca hubo más hambre en el mundo por estar esa capacidad productiva en manos de unos cuantos, en manos privadas, contra todo sentido racional.

Los gobiernos, servidores del poder financiero, y ya liquidada en la práctica todo viso o disimulo democrático, saben perfectamente que el saqueo al ciudadano de sus principales medios para una vida medianamente aceptable, para el presente y para el futuro, como la sanidad y la enseñanza públicas, el derecho a la vivienda, entre otros patrimonios,  serán cada vez más contestadas a medida que se va tomando conciencia de la situación catastrófica en la que nos han  sumido; y ven que los culpables, que contrariamente a salir escaldados de sus ambiciosas  malas practicas, incrementan sus ganancias escandalosamente, paralelo al expolio de lo público. 

Y es por eso que el poder políticos, servidor descarado del financiero, se ha impuesto la misión de defender esas ganancias de los  millonarios y grandes empresarios, ahora ya desbocados y eufóricos por el golpe dado a los trabajadores con la liquidación de prácticamente todos los derechos conquistados a lo largo de muchos años y mucha sangre derramada. 

Sin embargo, y a pesar de que las leyes laborales del PP y CiU, son el frontispicio de una esclavitud cada vez menos disimulada, la gran patronal pide apretar los grilletes todavía más.  No tiene límite. El jefe de la organización ultra de los grandes empresarios, se ha quitado la careta del disimulo  y pide que se dé una vuelta más  de tuerca, a los ya casi inexistentes  derechos de los trabajadores, eliminado el derecho de huelga, aunque él ha utilizado el sutil e hipócrita "regulación". El esclavismo moderno ya está planificado en las mentes de los poderosos. Y los políticos gobernantes quieren servírselo en bandeja.

Ante este panorama tan catastrófico para los trabajadores y para el 99% de los ciudadanos, al final de un sistema que ya en lugar de ser un motor de desarrollo es un freno, y que está llamado a desaparecer, salvo que la Humanidad desaparezca con él por el egoísmo de los amos del mundo, es obvio que la respuesta ciudadana es el único camino que le queda para evitar el salvajismo depredador del los amos y servidores del sistema. 

Por eso engrasan los instrumentos represivos contra los ciudadanos que no aceptan sumisos las expoliaciones de lo público. Y ese instrumento represivo–la única partida que no se ve afectada por los recorte, sino todo lo contrario–trata de acallar las protestas de forma salvaje, propio de tiempos que muchos ingenuamente creían pasados; y que más ingenuamente todavía, que pensaban vivir en algo parecido a una democracia, por el mero hecho de acudir cada cuatro años a depositar una papeleta en una urna, la misma que de inmediato es utilizada para defender y maquinar todo aquello que nada tiene que ver con los intereses de la mayoría, como estamos viendo: para ponerse al lado de los poderosos. 

La agresión que la casta político–finaciera está llevando a cabo, acompañada de la brutal  represión, como cabía esperar por mera supervivencia, ha tenido una respuesta masiva y contundente de la ciudadanía en Valencia. Es muy importante. Porque en la medida que los atropellos que los políticos desde el poder llevan a cabo, son respondidos contra el saqueo de lo público, cada vez se verán en peores condiciones para ejercer la violencia contra los ciudadanos.

Y, como se ha visto en Valencia y otras ciudades de la Comunidad;  como se vio en Barcelona cuando miles de personas salieron a la calle en solidaridad con los agredidos en Plaza Cataluña, de nada ha servido el intento de manipulación de los portavoces del poder para desacreditar a los chavales vapuleados, tildándolos de violentos. Porque todos hemos podido ver a través de las imágenes tomadas  por cientos de personas, participantes, o que simplemente estaban allí, lo que de verdad había pasado; y que de no haber intervenido las fuerzas enviadas por la delegada del gobierno para reprimir, nada habría pasado. 

Pero el poder político quiso dar un escarmiento para que los ciudadanos se acobardaran y no salieran a la calle a protestar por el desmantelamiento de los servicios públicos en favor de los privados, fuente de negocios.

Pero la toma de conciencia cada vez alcanza niveles más altos entre la ciudadanía de todos los estamentos sociales, porque todos, la inmensa mayoría son los agredidos por el poder.

Es muy importante que  decisiones políticas brutales para acallar las protestas, no queden impunes y, como han hecho los valencianos, y como se viene haciendo en Grecia y otros lugares vapuleados por la Gran Estafa finaciero–política, la respuesta sea inmediata, masiva y democrática. Sólo así lograremos que los grandes estafadores no logren sus métodos de llevarnos de nuevo a la esclavitud que sin duda satisfaría sus maquiavélicos proyectos. 

La exigencia de la dimisión de los responsables de lo sucedido en Valencia o en cualquier otro lugar, y si procede, la puesta ante los tribunales de aquellos que hubieran utilizado la fuerza represiva contra ciudadanos pacíficos, es una condición a exigir en las movilizaciones democrática. 

U. Plaza

sábado, 18 de febrero de 2012

LOS RICOS (Y LAS PRINCESAS) TAMBIÉN LLORAN


La señora Cristina de Borbón, esposa de Iñaki Urdagarín,  por más señas, se ha lamentado, justamente,  del trato y del acoso que le están dando algunos medios de comunicación, que lo hacen, en lugar de hablar de princesas, yates viajes, vacaciones, y cosas así, que resulta mucho más agradable. 

De lo que se lamenta nuestra princesa, es de que, por unos hechos referentes a todo un rosario de irregularidades sobre algunas prácticas de desvíos de cuantiosas cantidades de dineros que pueden ser–presuntamente–delictivas, constantemente estén siendo objeto de una especie de persecución a todas luces intolerable.

La señora Cristina ha declarado justamente enfadada, algo así como: Ni se imagina nadie lo que estamos pasando. Y no es  para menos. Y por lo tanto como buenos ciudadanos–¿o se dice súbditos?– debemos sentirnos solidarios ante semejantes hechos lamentables por las supuestas, o ciertas, persecuciones que algunos medios poco agradecidos están llevando a cabo con la insana intención de que sepamos qué ha sido de tanto dinero desviado a paraísos fiscales, o prácticas de corrupción–presunta–que quede claro, en algunas comunidades autónomas, que han dado un trato de favor al muy espabilado señor Urdagarín.

Es indignante que tal cosa ocurra. Y que le ocurra a la princesa y al duque de Palma. Porque no estamos hablando de cualquiera. Porque vamos a ver: ¿Acaso los cientos de miles de familias expulsadas de sus casas– para favorecer a los banqueros, y por sus malas y ambiciosas prácticas hipotecarias–, porque se han quedado sin trabajo, porque el sistema es injusto, depredador y antidemocrático, y no pueden hacer frente a las hipotecas infladas por la especulación, acaso, repito, son acosadas por la prensa? Nada de nada. El anonimato está asegurado y sus calamidades las sufren sin interferencias mediáticas.

Cuando los trabajadores en paro– ya más de cinco millones–, son despedidos de sus empresas, debido a que a los que mandan–los financieros–nada les importa el hambre de los ciudadanos, y sólo les interesa sus pingües beneficios, ¿acaso la prensa los persigue y están apostados todos los días frente a sus casas para sacar en sus medios los más pequeños detalles de sus vidas privadas? Ni mucho menos. Sus hambres se las administran sin que ningún malvado periodista interrumpa el festín y la alegría de no tener nada que darle de comer a sus hijos. Sus intimidades están siempre a salvo

Y cuando los ciudadanos van a los hospitales, saqueados por los gobernantes para favorecer el negocio privado; y hay listas de espera de meses y meses, de años incluso, hasta que algunos no llegan a tiempo por la codicia de los que quieren desmantelarla para ganar más dinero con la salud pública, ¿hay fotógrafos y periodistas, cámaras y micrófonos en ristre, acosando a los que hacen cola para ver si llegan a tiempo de no morirse esta vez, y ser atendidos de su dolencia? ¿Verdad que no? Ni los  cientos de miles expulsados de sus viviendas, con el apoyo logístico de las fuerzas represivas, si lo estiman necesario para que los ciudadanos solidarios del 15-M no impidan que el banquero se salga con la suya. ¿Verdad que no son molestados con sus micrófonos y sus molestas cámaras? ¡Se respeta su intimidad para poder morirse sin ser molestados!

Entonces lo que hay aquí es un trato discriminatorio. ¿Por qué? Pues porque unos tiene un palacete, unos pisos por aquí y por allá; dinero presuntamente desviado. Total cosas sin importancia, pero que sí abundan en un trato discriminatorio para nuestra pareja de princesa y allegado. Y, claro, de favor para los millones de ciudadanos desahuciados de sus casas, o que hacen cola en los hospitales y ambulatorios, sin que sean molestados en sus largas   esperas. 

Es indiscutible que la princesa tiene razón: Porque ni nos imaginamos lo que están pasando. Todo lo contrario de lo que les pasa a los echados de sus casas, que tendrán que dormir al raso entre cartones, ir a rebuscar entre los contenedores para ver si encuentran algo que echarse a la boca. Tengan niños pequeños, ancianos, o enfermos, sin que en ningún momento ningún desaprensivo paparazzi los moleste. Sí, debe ser muy duro meterse en el hotel o en el palacete a templar los nervios y ver la manera de que no les roben la intimidad. 

Suerte tiene los desahuciados y parados que ya ni intimidad tienen que preservar. Lo mismo que los que se pasan muchas horas en los servicios de urgencias, en los pasillos, sin intimidad alguna. 

Tiene razón Pilar de Borbón, la tía de Cristina, muy en su papel borbónico al decirnos que nos callemos. 

U. Plaza

martes, 14 de febrero de 2012

HACIA UNA ESCLAVITUD PLANIFICADA

El hachazo que los amos del dineros y sus servidores, los gobiernos, acaban de asestar a los trabajadores, a las clases medias y a todo el que no está en la cúspide social, con la Contra Reforma Laboral, que elimina derechos conseguidos con mucho sufrimiento en la lucha, cárcel y vidas de los trabajadores, no es algo circunstancial, temporal, como dicen los  mercenarios de sus amos. Ya que  es el sistema el que está en crisis y no tiene salida; es imposible porque  ha agotado todas sus posibilidades, y ha de morir para que nazca otro sistema, como cualquier cuerpo vivo; como en su día las agotó el feudalismo, a la sazón sustituido por la burguesía, entonces revolucionaria, y hoy obsoleta y negativa no sólo como un cuerpo social injusto, que eso lo fue desde el principio, sino hasta para la propia supervivencia de la Humanidad. 

Pero intentan alargar su agonía. Y para lograrlo han de liquidar toda conquista, no sólo material de los trabajadores, de la mayoría de la sociedad, sino hasta cualquier atisbo de humanismo. Se ha acabado el disimulo y aparece la cara más reaccionaria–que siempre tuvo la derecha gobernante, pero que era frenada por las luchas de los trabajadores y sus organizaciones sindicales–, cuando éstas respondían a los intereses de los trabajadores y  no caían en los cantos de sirena, y, no sólo combatían, sino que los organizaban en la toma de conciencia para estar preparados para cualquier eventualidad de agresión, que es una acción permanente de los amos del poder, y mucho más  como la agresión de ahora.  

La lucha sindical, era la razón por la cual durante muchos años la derecha se tentaba la ropa antes de agredir de forma tan salvaje a los trabajadores, y no por falta de ganas ni por que se hubieran civilizado, humanizado; y ahora hasta a la inmensa mayoría de los ciudadanos que se creían libres de semejantes agresiones, ven cómo su status, que creían ascendente, queda hecho añicos y convertidos, no sólo en proletarios, desposeídos, sino que integran el ya insoportable ejercito de reserva de parados, igual que los millones de trabajadores, sin distinción.

Con la Contra Reforma Laboral salvaje de los insaciables depredadores sociales se ha liquidado de un plumazo la lucha de por lo menos 150 años de crímenes de la derecha, torturas y explotación. Ante semejante atropello de unas formas  de fascismo ya descarado–por ahora no es necesario el paso de la oca, pero ya veremos, porque el capitalismo es salvaje en toda su esencia y utiliza cualquier medio para sus fines–, sólo cabe luchar contra las mafias que han dado golpes de Estados financieros y han liquidado hasta la apariencia de democracia. Ya ni eso existe. La elecciones sólo sirven para que el teatro tenga todavía posibilidades de engaño, pero no responden los elegidos a los intereses de los electores. De inmediato se ponen al servicio de los amos financieros, e incluso dándoles nuestro dinero, al tiempo que nos liquidan nuestros hospitales, escuelas y patrimonios, porque son nuestros, porque los hemos pagado todos nosotros, incluso los escandalosos sueldos de los liquidadores, así como las fuerzas represivas que utilizan  contra los ciudadanos que se resisten a ser sumisos.

De no hacer nada, de aceptar la sumisión porque las agresiones son calculadas en sus efectos y el el tiempo, los depredadores sociales se envalentonarán más para seguir aplicando sus salvajes métodos; ya hoy, con la Contra Reforma Laboral, prácticamente nos pueden hacer a los trabajadores lo que se les antoje, desde echarnos a la calle sin ningún derecho, hasta, como quien dice, ponernos los grilletes junto a la máquina, que aunque todavía no son físicos, pero todo se andará, que calculadores lo son,  y echarnos la comida  en un cuenco, rápido y acelerado, para que no paremos, para que podamos seguir produciendo. 

Esto va camino de la esclavitud sin ninguna retórica. Es más, hay que preguntarse si ya han planificado, aunque seguro que pensarlo lo han pensado, por la inmoralidad que los guía, en la forma de quitarse de en medio a aquellos trabajadores que ya no les sean rentables. De esa manera no necesitaremos hospitales: del tajo a la tumba. Los únicos centros sanitarios que mantendrán serán los que necesiten ellos. Y así, sí serán rentables. Porque esa casta de depredadores todo lo contabiliza en rentabilidad económica, y de forma rápida. 

Un  servicio sanitario de lujo para las elites detentoras del poder, y quizá temporalmente para sus servidores–que también serán echados del paraíso  cuando dejen de  serles útiles–, será  suficiente; los demás cuando ya no sean rentables, y los amos  consideren que el cuenco de comida que les ponen junto a la máquina es demasiado caro para lo que ellos, en sus frías  mentes en cifras de mercaderes, los despedirán y que se mueran si no encuentran cómo vivir. 

Los esclavos de la antigüedad estaban más protegido que ahora, ya que el amo tenía la obligación de mantenerlos. Hoy, con la leyes que han aprobado, bastará que le quiten la cadena del cuello–física o de miedo–  y lo pongan en la calle para que se muera de hambre "por su cuenta". Así se crearán muchos empleos, ya que será trabajar por nada, por un poco de comida; Pero sólo porque si la gente no come se muere y no produce. 

Porque, cuando el trabajador ya esté agotado, no les será rentable.   Que nadie piense que es demagogia o exageración. Lo pude parecer todavía hoy. Pero basta echar la vista atrás y ver lo que hemos perdido en derechos en pocos años. E iremos a más si no lo impedimos con nuestra entera decisión de no dejarnos esclavizar. Las intenciones de los financieros y sus servidores están a la vista. Lo harán poco a poco, aunque están poniendo el pie en el acelerador, vista la escasa respuesta social, colándolo hasta convencer a muchas de sus víctimas de que son culpable de lo que pasa. El esclavo se va amoldando. De que son ellos, los ya semi, pero muy pronto esclavos, los que han vivido "por encima de sus posibilidades", sin parase a pensar–para eso ya tienen a la caja de las mentiras de TV, la radio y sus mercenarios tertulianos, que cada día, los que mandan, los financieros, se embolsan miles de millones de la forma más descarada. Con corrupciones o legalmente, porque la ley, como la Reforma Laboral, las hacen ellos para su uso y disfrute. Cada día en los últimos años de saqueo, a lo que llaman crisis, las diferencias entre los que no tienen nada y los que los tienen todo, se ha disparado a niveles de crimen. Mientras hay mucha gente hurgando en los contenedores por si encuentra algo que comer, los millonarios lo son más, y los artículos de lujo son lo único que que ha aumentado. Mientras, se siguen echando a la calle a cientos de miles de familias de sus viviendas, con leyes inmorales, expropiando de hecho a los pobres para enriquecer a los especuladores financieros. Y las leyes que permiten eso, las han hecho, como la Contra Reforma Laboral, los mismos que nos piden el voto, pero que están al servicio de los amos del dinero.


Es una aberración que los medios de producción estén en manos privadas, por lo que se produce en función, no de las necesidades sociales, sino  de los intereses egoístas y mercantiles de una minoría insaciable e inhumana. 


La agresión que el pueblo griego está recibiendo de los amos del mundo, es algo planificado para llevar el hambre a todos los rincones. Y sólo con la solidaridad de todos los ciudadanos, podremos impedir que los poderosos nos suman en la más absoluta miseria. Los trabajadores griegos debes sentirse respaldados por sus hermanos de Europa, tal víctimas como ellos del salvajismo financiero-político.


U. Plaza

lunes, 6 de febrero de 2012

PSC: O SOCIALISTAS, O NACIONALISTAS.


El PSC, esa cosa imposible inventada en los ditirambos de las loas al nacionalismo en los primeros años de la llamada transición, y para la  preservación de los intereses de la burguesía, en oscuras conversaciones entre sus relevantes personajes, que se etiquetaron de socialistas para copar el pastel electoral por la misma clase social, carece ya de sentido su existencia. Ni siquiera se alcanzó en ningún momento el deseo del reparto de cromos de la alternancia, y cuando lo hizo fue con la necesaria ayuda de los  dos partidos nacionalistas del panorama político–ERC e ICV–, y con movimientos y juegos de encaje de bolillos, que lo llevó al desastre por querer aparecer emulando al más trasnochado de los delirios identitarios. 

Nunca, en el sentido estricto, en tanto que PSC, pudo ganar unas elecciones, porque el ciudadano al que supuestamente se decía representar, no los tomaba en serio en las elecciones catalanas; siempre, ese ciudadano trabajador y de izquierdas, mayoritariamente consideraba que esas elecciones catalanas, no iban con él, porque sus dirigentes nacionalistas, se empeñaban continuamente en mostrar sus diferencias con el PSOE, al que sin embargo pedían ayuda en las elecciones, trayendo a sus dirigentes más representativos, pero que no colaba, para el votante medio,  aquello seguía sin ir con él. 

Sin embargo, y eso se ha demostrado hasta la saciedad, todas las elecciones  generales las ganaba por goleada–pemítaseme el  símil fotbolístico– porque en realidad al que verdaderamente votaban los ciudadanos en las generales, que se quedaban en casa en las catalanas, era al PSOE, no al PSC que se ufanaba de ser "otro partido diferente", según sus dirigentes, o algunos de ellos.

Pero ya se sabe, "cuando los hombres quieren suicidarse, los dioses los vuelven locos". Y en las dos últimas legislaturas en las que el PSC estuvo en el gobierno catalán, pero en particular la última, con Montilla a la cabeza, hizo todo lo posible para remar contra los intereses de esa masa de votantes que podía haber consolidado, pero que dilapidó, con políticas que ni siquiera los jefes de la derecha catalana se atrevieron a aplicar en toda su extensión, en sentido identitario y nacionalista–multas lingüística, imposiciones y otros desvaríos–, olvidándose, si alguna vez lo contemplaron, de que su cometido debiera haber tenido mayor contenido de clase, propio de la izquierda que nacional, más identificado de una derecha alicorta e insolidaria como CiU, que utiliza semejante discurso, que tampoco cree, para sus intereses políticos.

Sin embargo, tras el desastre en las elecciones catalanas, en lugar de reflexionar en sentido positivo y de rectificación, se multiplicaron las voces del sector nacionalista–en decir el más de derechas–, con declaraciones de soberanía con respecto al PSOE. Lo que hizo que por primera vez perdieran unas elecciones generales en Cataluña. Cierto que a esta situación local le ayudó ¡y de qué manera! las políticas neoliberales y lacayunas del Zapatero, que, pudiendo haber hecho otras más progresistas, como subida de impuestos a las grandes fortunas, prefirió no molestarlas, e hincar el diente sobre los más débiles. Ni al que asó la manteca, como diría el castizo, se le ocurre congelar las pensiones y bajar los sueldos de los funcionarios, meses antes de unas lecciones. 

Pero no era suficiente semejante deriva para recibir el varapalo, en forma de indiferencia, quedándose en casa, de sus votantes que recibió en Cataluña el PSC, de haber rectificado a tiempo. 

Porque no hay que olvidarse de que la derecha en Cataluña–también en el resto de España–no  ganó las elecciones, las  perdió el parido socialista. Basta ver los números. La derecha catalana de CiU ha recibido el 22% de los votos, incluso por debajo del porcentaje "histórico" que estaba en torno al 25%. Y en las generales ni llega a eso, aunque se haya vendido la burra ciega como que CiU ha logrado un gran triunfo al sobrepasar al PSC por primera vez. 

Pero es que, además, tras el cataclismo seguido de las tres consultas electorales: catalanas, municipales y  generales, en lugar de plantearse el futuro como una catarsis de humildad, y comprender que el PSC ha de ser, con todos los variantes locales que sean necesarios, parte integrante del PSOE, en su congreso más bien aparecieron de nuevo las voces de independencia con respecto a éste; hasta tal punto que fue aprobado, aunque quedó en suspenso hasta ver los resultados del congreso del PSOE, a las que la perdedora de las elecciones se presentaban, aunque no fuera suya solamente la responsabilidad. 

Pensamos que, desde el punto  de mira de hoy, el malabarismo  de aquella derecha que se inventó el PSC en las prostrimerías de la dictadura, por las razones antes expuestas, ya ha llegado a su fin por agotamiento. Y que si de verdad quiere recuperar su electorado, no sólo para las elecciones generales, que eso lo hará el PSOE, sino aparecer ante los ciudadanos de izquierdas como socialistas o socialdemócratas, a la par que todo el partido–"decir en todas partes lo mismo", como ha dicho Rubalcaba, aunque está por ver que lo cumpla–, lo que debe hacer es no pretender competir con la derecha catalana–más incivilizada,  salvaje y depredadora que nunca, como estamos viendo con el saqueo a los servicios públicos, y alejarse de los saqueadores con pretendidas "políticas  responsables", que sólo ayudan a que el objetivo depredador de CiU y la derecha en general, se consolide. 

El PSC ha de dejar claro que no hay en su seno otro discurso que no sea el socialista o socialdemócrata, al tiempo que debe contemplar la importancia de los movimientos sociales de protesta contra la actual situación, en particular el Movimiento 15-M. De lo contrario perdurará en el tiempo el pecado original de un discurso a tiempo imitado, según convenga: de izquierdas cuando se acercan las elecciones, y de derecha, es decir nacionalistas y emulando a CiU, en el resto del tiempo. Esas políticas han servido a lo largo de los años para que el objetivo de los inventores de la cosa se lograra: que la burguesía mantuviera el poder como así ha sido.

Pero una vez otras fuerzas deciden en el partido, y la base social está determinada, le es necesario romper con el pasado y dirigirse a los únicos que pueden recuperarlo: los trabajadores y las clases populares. De lo contrario, tal vez sirva el partido como instrumento de colocación y ego de algunos, pero desde luego no como medio de modificar el sentido de la política de forma progresista. O se es socialista, o se va a remolque de los que, estando en el mismo partido mejor cabrían en el  de la derecha catalana. Y  cualquiera que lo conozca mínimamente, le vienen a la memoria los nombres de verdadero escándalo, vista sus actuación en el mundo de las finanzas. Alguno de estos convergentes camuflados, previendo el cataclismo,  puso sus armas a buen recaudo y regresó, por decirlo de alguna forma, a la "casa madre".

U. Plaza




jueves, 2 de febrero de 2012

LA DERECHA SÍ APLICA SU PROGRAMA REACCIONARIO


La derecha que consideramos como tal, aunque haya la otra que pasa por no serlo, pero que aplica políticas similares cuando llega al poder, no se anda con  dudas ni le tiembla el pulso a la hora de aplicar su programa de defensa de los intereses de las castas más favorecidas; eso es algo que nadie puede echarles en cara, es como un hachazo en la espina dorsal de la parte de la sociedad más desamparada y contra aquellas políticas que de alguna manera  tuvieran algunos rasgos sociales, de modernidad y progresismo. 

Apenas hace poco más de un mes que accedieron al poder político –el poder de verdad, los bancos, la Iglesia y el represivo, siempre lo han tenido desde que, del franquismo duro pasamos al posfranquismo monárquico, gracias a aquel juego de trileros y escamoteo de la decisión popular llamado Transición–, que ya aplican los aspectos más reaccionarios de sus políticas, algunos con verdadera saña, que incluso están mucho más a la derecha–siempre lo estuvo–europea, que normalmente tiene más tacto e inteligencia a la hora de modificar leyes, que otros gobiernos socialdemócratas llevaron a cabo, para que no apareciera el espectro vengativo de inmediato. 

En Europa, como se sabe, cuando parte de la derecha combatía al fascismo junto con la izquierda, esa misma derecha era fascista en España. También la derecha europea, hizo bandera del laicismo a principios del siglo XX, mientras en España era de un integrismo insultante, igual que lo es ahora la Conferencia episcopal, sólo que hoy es contestada por los católicos de base. 

Nuestra derecha ha cambiado algo el ropaje, pero no la obra a representar. Siguen igual porque sus objetivos no  cambian si no se les obliga. 

Pero quejarse de eso significa no entender que la derecha aplica su programa, como entiende la lógica de sus intereses de clase. Por eso, de inmediato, entre otras muchas cosas, lo primero que hace es cambiar la política de Educación para la Ciudadanía, timorata al fin y al cabo, pero excesiva para  ella;  y la ley del aborto, que son las que el integrista clero medieval  que manda en España, le exige como botín por su apoyo a la derecha sin el mejor disimulo. 

La primera es fundamental para la Iglesia, ya que la educación ha sido secularmente el deseo de la secta católica de mantenerla en sus manos o bajo su control, porque controlando la educación de los niños controla el resto de las personas, proyectando su ideología sumisa hacia las futuras generaciones que seguirán enejenadas. Ese fue su principal caballo de batalla cuando decidieron acabar con la República–burguesa, no se olvide, pero progresista–, que aseguraba a sus ciudadanos  una enseñanza moderna, laica y con la razón como instrumento, libre de supersticiones y manipulaciones místicas medievales.

Naturalmente la ley del aborto es otra de las que más intromisión ha tenido por parte del clero, ya que la libertad de la mujer para decidir como persona sobre su propio cuerpo, no es digerible por una organización misógina y reaccionaria  donde las haya–el temor a la mujer se comprende porque la libertad de ésta pone en peligro el tinglado–, que no tolera que la, desde siempre sumisa mujer, a su entera disposición para expandir sus mensajes reaccionarios, pase de ser sierva a  ciudadana. Saben muy bien que la libertad de la mujer, ya menos manipulable desde los púlpitos, por reaccionarios intereses, rompe el esquema que les permite la enajenación de gran parte de la población femenina. 

Pero insistimos, eso entra dentro de lo que se puede esperar de una clase social  depredadora. La burguesía, que defiende con uñas y dientes, ya sin careta, sus intereses de clase, e incluso, como ocurre ahora, para recuperar lo que las clases populares conquistaron durante siglos con dura lucha y mucha sangre derramada,  muchos años de prisión de los trabajadores; hasta intentar llevarnos a situaciones propias del siglo XIX, que es en lo que están empeñados.

Lo lamentable es que, la todavía llamada izquierda, la socialdemocracia principalmente, cuando accede al poder, a parte de algunos retoques de adecentamiento de la cara más negra del capitalismo–a veces ni eso como hemos visto con Zapatero con su sumisión de mejor alumno del bestial liberalismo–no hace lo que se espera de ella, sino que es timorata e incluso descaradamente colaboradora con la derecha que anda al acecho, marcando el  terreno y condicionando políticas que debieran ser de índole avanzado. 

Por ejemplo: el PSOE llevaba en su programa entre otras muchas, una ley de libertad religiosa que Zapatero metió en el cajón olvidándose de ella, con la que debiera haber puesto en su lugar a la muy reaccionaria institución eclesiástica, la Iglesia católica, retirándole la escandalosa subvención que recibe de todos los ciudadanos, seamos o no católicos; y hacer que, como corresponde, a toda  organización,  pague sus impuestos y deje de gozar de los privilegios que le otorgó la dictadura por sus apoyos al sostén de la misma, validando o "bendiciendo" todas sus tropelías.

Tampoco hizo nada Zapatero por llevar a cabo una verdadera Ley de la Memoria Histórica que devolviera la dignidad a los miles y miles de asesinados por la dictadura, poniendo los medios técnicos y económicos para que  fueran dignificadas aquellas personas que perdieron la vida por defender la legalidad democrática republicana, truncada por los delincuentes que se alzaron contra ella. De haberlo hecho el gobierno socialista, no asistiríamos al vergonzoso espectáculo de ver cómo una organización de extrema derecha, que en buena lid debiera ser ilegal en un país que dice ser una democrácia, lleva a los tribunales al único juez que se atrevió a tener en cuenta la demanda de los familiares de los asesinados, y que ésta encontrara aceptación en los tribunales.

En más de 22 años de gobiernos supuestamente socialistas, no sólo no se ha avanzado un ápice en la normalidad democrática, sino que estamos retrocediendo a pasos agigantados hacia las posiciones claramente defendidas por lo más negro de la dictadura, en lo que a derechos democráticos se refiere. 

Si bien es cierto que el hachazo contra las libertades y derechos ciudadanos los asesta la derecha, no es menos cierto que aplican el programa que le han puesto en bandeja los que impúdicamente se siguen llamando de izquierdas, olvidándose éstos de cumplir con su obligación de aplicar  programas que ilusionen a la ciudadanía, en lugar de defraudarla, con sus políticas de no molestar a la derecha en su más extenso sentido, Iglesia y banqueros incluidos. 

Porque no es causal que hayan habido miles y miles de desahucios de gentes sin recursos, que favorecen a los banqueros, sin que en ningún momento el gobierno de Zapatero se le haya ocurrido poner coto a semejante injusticia de los depredadores financieros, los mismos que son rescatados con  nuestro dinero, en lugar de llevarlos a la cárcel por su actuaciones. Con lo que muchos votantes, trabajadores  y clases populares, piensan que para votar a una izquierda como esta, mejor quedarse en casa. 

Y como durante muchos años en lugar de dedicarse a desarrollar políticas de concienciación ciudadana han preferido el secuestro del votante, la mayoría de ellos, defraudados no han considerado otra opción de izquierdas, con los que la derecha, sin aumentar sus votantes, se haya convertido en hegemónica. Ya se sabe: "si la izquierda hace políticas de derechas o contemporizadoras con éstas, acaba sentando en el Consejo de Ministros a la derecha pura y dura". Y en eso es en lo que estamos. Ahora Rubalcaba, tímidamente saca a colación "la revisión de los acuerdos con la Iglesia", algo poco o nada creíble, si tenemos en cuenta que jamás pasó por su cabeza en 22 años de disfrute del poder. 

U. Plaza

viernes, 27 de enero de 2012

LAS VOCES DE SUS AMOS


Uno de los ejemplos de servilismo al que asistimos en los últimos tiempos lo tenemos en esa pléyade de economistas, supuestos o ciertos, que día sí, día también, a todas horas y en tiempo de máxima audiencia, aparecen en los estercoleros televisivos, aunque también en los grandes medios desinformativos, escritos o radiofónicos.

Constantemente intentan explicarnos el por qué de la situación actual, desvelarnos los arcanos por los que estamos en la situación presente, que lo saben y que nosotros, pobrecitos, ignoramos. Todos ellos tienen formulas mágicas que siempre, mira por donde, coinciden con los intereses de los amos del mundo, es decir con los intereses de los que nos han llevado al desastre. 

En realidad esos grandes profesionales del obscuro mundo de la economía, no son más que un ejercito de mercenarios que sirve a sus amos igual que los soldados que se ponen a las órdenes de un aventurero para un plan de invasión en un país con materias primas, de las que quieren que apoderarse; y no importa con qué métodos, siempre que el resultado sea el deseado.  A lo más que llegan algunos de esos insignes cerebros de la economía capitalista es a reconocer que no tienen nada claro que las cosas se vayan a solucionar en tiempo prudencial, como había ocurrido a lo largo de la historia del capitalismo, en las constantes y periódicas crisis del sistema, que en realidad está en crisis permanente porque eso es lo propio del mismo. 

Se esfuerzan, más que en aclarar nada que lleve luz al desesperado ciudadano víctima del capitalismo depredador, en confundirlo. Y sobre todo en procurar que ese indefenso ciudadano se  convenza de que es él, no el gansterismo político financiero, que es en lo que se ha convertido el sistema capitalista globalizado, el culpable de todos los males; de que por lo tanto no hay más remedio que apretarse el cinturón para poder salir de la crisis, que aseguran, será larga, pero que saldemos de ellos con el esfuerzo de todos.

Naturalmente, cuando dicen todos, esos sabios opinadores, repitiendo el mandato de sus amos los gobiernos, y de los amos de los gobiernos, los grandes financieros, se refieren a los más desfavorecidos, a las clases populares; a los trabajadores y pensionistas; a los funcionarios que por todos los medios tratan de culpabilizar de ser privilegiados, y ganar a la opinión pública contra ellos; a las clases medias y a los profesionales, intelectuales que hace tiempo dejaron de gozar de una posición privilegiada, y que cada vez están  más proletarizadas.

En ningún momento dicen la verdad, de la que presumimos están enterados, porque de otra manera sería muy difícil que semejantes mentiras las pudieran intentar hacer pasar por las verdades absolutas como pretenden, como intermediarios de los poderosos. No dicen, por ejemplo, que la distancia entre ricos y pobres ya es abismal. Que los medios productivos son hoy tan eficaces por el desarrollo técnico-científico, que lo que un trabajador producía, hace 30 ó 40 años, se ha multiplicado varias veces, sin que de ese aumento se haya beneficiado en igual medida el trabajador, todo lo contrario. 

No dicen, porque ese es el quid de a cuestión, que el paro no tiene solución con el sistema actual. Porque si hoy un trabajador es capaz de multiplicar la producción varias veces con respecto a hace unos años, lo lógico es que se redujera la jornada laboral para que el aumento productivo fuera en beneficio de la sociedad repartiendo el trabajo, y no en el de unos cuantos–se dice que el uno por ciento de la población– que se han apoderado de todo y despojado a la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo de lo que ellos mismos producen. El reparto del trabajo como aconsejaría la lógica es la salida al paro, en beneficio de todos.Y esto es evidente que no cuadra con un sistema, que siempre cabalgó sobre la injusticia más absoluta, por ser esta su esencia, pero que ahora lo hace mucho más que nunca, porque la acumulación de riqueza es insultante como nunca antes lo fue.

Ninguno de esos mercenarios de cámara del gran capital dice, por ejemplo,  que lo que está enfermo y caduco es el sistema capitalista; que la antaño clase burguesa revolucionaria, que dio fin al feudalismo y puso en marcha la mayor revolución productiva de la historia, ya ha llegado a su fin. Que, aunque pueda seguir durante mucho tiempo todavía en retirada, utilizando sus medios manipuladores y represivos, ya es un obstáculo para el desarrollo de la sociedad como lo fuera el feudalismo cuando lo sustituyó la burguesía, entonces naciente. 

Y tanto es así, que si persiste el sistema caótico, lo que de verdad está en peligro es la propia existencia de la raza humana. Es la barbarie futura lo que puede sustituir a la actual.  Porque el sistema capitalista hoy, en su afán por lograr beneficios cada vez más rápidos y cuantiosos, no le importa destrozar el medio ambiente, por lograr las materias primas, estén donde estén, a costa de liquidarlo todo lo que sea un obstáculo: selvas y recursos naturales, o convertir el litoral en el amasijo de cemento que ya en parte es. Ya hoy el nivel de utilización de los recursos del planeta están muy por encima del sostenimiento, que garantice su futuro. Lo que parece no  importarles.  


Como  dice Marx, una sociedad no cambia hasta que no ha agotado todos sus recursos de desarrollo. Y el sistema capitalista ya los ha agotado, aunque la clase social que debe sustituirla lo esté en condiciones de hacerlo todavía. Las contradicciones seguirán agudizándose, porque es imposible, ni siquiera lograr una mejora del paro significativa, sin ir liquidando las viejas estructuras de dominación que hoy ejerce el capitalismo,  como lo hiciera con la aristocracia.

Pero ninguna clase social dominante cede su puesto, por caótica que sea la situación,  sin que se le obligue a ello. Y es obvio qué es lo que hay que hacer: organizarse para luchar a todos los niveles por el futuro que ya incumbe a la inmensa mayoría, hoy incierto si persiste el caos capitalista. Y que es una ardua tarea de las clase populares, de la inmensa mayoría de los ciudadanos convertidos cada vez más en súbditos, cuando no esclavos, de los financieros y sus servidores los gobiernos, que en la práctica han liquidado la poca democracia, ni siquiera formal, que se había conquistado con largas luchas.

Y hay que vencer muchos obstáculos, porque hay que recuperar los instrumentos de lucha contra el sistema,  y crear  otros, en función de las condiciones de cada lugar. 

La cultura y el discurso que predomina en una sociedad, es el reflejo de la cultura y el discurso de la clase dominante, como dice Marx. Y los instrumentos ideológicos para la defensa de los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos han sido absorbidos por el discurso dominante. Hoy los partidos y sindicatos que impropiamente se siguen llamando de izquierdas, carecen de un discurso ideológico que no sea el de la clase dominante. Han abandonado todos sus principios. Hace años que metieron en el cajón, si es que  la tuvieron, la cultura de la lucha de clases, por incómoda para los que mandan, y por considerarla políticamente incorrecta; y sobre todo, la base fundamental del propio sistema capitalista: la propiedad privada de los medios de producción. 

Hay que recuperar el discurso ideológico que interesa objetivamente a la mayoría, contraponiéndolo al  conformista  discurso de la derecha expoliadora, llámese como se llame el partido que lo exprese, y aunque parezca venir del bando de la izquierda. Los cantos de sirena de que podremos salir de la crisis con ajustes, no son más que los instrumentos para ir liquidando, poco a poco, aunque cada vez más acelerados, las conquistas logradas a lo largo de más de dos siglos de luchas desiguales. Cuanto antes comprendamos que no hay salida al sistema sin liquidarlo, antes empezaremos a poner los medios para lograrlo, aunque la lucha sea muy larga y dura.

 Toda la puesta en escena de los servidores del sistema para convencernos de sus bondades, sólo reflejan lo contrario de los que afirman. Y hasta ellos, los mercenarios y defensores de lo caduco, incluso como instrumentos represivos del sistema, más pronto que tarde, caerán en la cuenta de que son tan víctimas como la inmensa mayoría, de una clase social depredadora, en decadencia que utiliza todo su poder para seguir dominado, y que no hay otra salida que luchar contra ella y establecer una sociedad más justa. Pero esto no será en modo alguno gratuito; no lo ha sido a lo largo de la historia, y no lo será tampoco ahora.

U. Plaza


viernes, 6 de enero de 2012

SIN CRISIS EN LAS FINANZAS DE LA IGLESIA


Para la Iglesia, esa organización bimilenaria y que empezó a tener poder gracias al emperador romano, Constantino, y que lo fue aumentado exponencialmente desde entonces gracias  su firme alianza con los poderosos a través de los siglos, nunca hay crisis; da igual que gobiernen los nacionales, que no son nacionales, porque no defienden a todos los de la nación, sino a los de su clase, la de los poderosos, como que gobiernen los socialistas, que tampoco  defienden a la que dicen es su clase, como debiera desprenderse del pomposo nombre, toda vez que no han puesto coto a esta injusticia en 22 años de gobierno, sino todo lo contrario. 

Gane quien gane, sea en las circunstancias que sea, la Iglesia siempre sabe sacar provecho del momento. Lo han hecho tratando de poner palos en la ruedas del progreso a través de la historia; e incluso cuando parecía que le iban mal dadas, se han alzado como mártires para sacar rendimiento de ello;  aunque en esas circunstancias adversas haya habido muchos más mártires en el lado contrario que en el propio; porque con una sabia tergiversación  histórica, todo quedaba arreglado.

Ahora estamos en una situación en la que, debido a la enorme estafa  financiera, y la connivencia de los gobiernos con los estafadores, están, no sólo recortando derechos sociales impunemente, sino que los recortes a lo conquistado durante décadas de lucha por mejores condiciones de bienestar, están en boca de todo político con poder y sin escrúpulos, que naturalmente no afectan sustancialmente a sus sueldos y prebendas. Tampoco a la Iglesia que sale  indemne, y hasta favorecida del saqueo social. 

Mientras todo cacique político, sea a nivel de toda España o de las taifas, donde  hacen y deshacen a su capricho, esgrime las tijeras contra lo más esencial para el normal desarrollo de las personas, sea enseñanza o sanidad u otras ayudas sociales necesarias sin el menor escrúpulo,  la Iglesia es intocable. Una Iglesia que debiera financiarse por sus propios medios, por sus adeptos, y pagar impuestos como todo el mundo debiera hacer, en función de sus ingresos y patrimonio.

Pues bien resulta que la franquicia del Vaticano en España no sólo no será afectada por subida de impuestos de los que incomprensiblemente está exenta, sino que saldrá favorecida por los mismos, toda vez que el dinero que  le entrega el Estado–el dinero de todos, seamos católico o no, no se olvide–, se verá incrementado por ser referencia  el IRPF la cantidad a entregarle; y al haber aumentado esa cuantía, los ingresos de la Iglesia también aumentarán. Sin ninguna duda la Iglesia tendrá crisis de vocaciones, pero no económica. Podrán gritar: ¡Viva la virgen! y ¡viva la crisis!

U. Plaza