viernes, 22 de julio de 2011

BONO EQUIPARA A LAS VÍCTIMAS DEL FASCISMO CON SUS VERDUGOS

Si en España hubiera una democracia en lugar de un sistema al servicio de las grandes fortunas, de los banqueros; y si hubiera en el gobierno, no ya un partido socialista, sino simplemente un partido con el sentido ético de la lógica y la razón, a estas alturas el señor José Bono habría sido fulminantemente destituido. Y habría sido destituido por equiparar a una serie de felones y bandidos sin honor, que dieron un golpe de Estado, provocaron una guerra civil que llevó a España a una dictadura fascista durante cerca de cuarenta años, un exilio de cientos de miles de españoles y un regreso a las tinieblas de la Inquisición, en este caso fascista, con sus víctimas, con los fusilados durante toda la dictadura; por equiparar a aquellos golpistas que planificaron el exterminio de todos aquellos que no estaban de acuerdo con la España bárbara que proyectaron y llevaron a cabo hasta las últimas consecuencias criminales.

Pero es que en una España democrática sería impensable que un señor de la vieja escuela del pensamiento de la derecha más rancia– el mismo que le recriminó a un luchador  y resistente al fascismo, un demócrata, en un forzado homenaje rendido a las víctimas del fascismo,  que ondeara su bandera, de España, es decir la republicana–, fuera el presidente del Congreso de los Diputados. Y mucho menos que lo fuera por un partido que,   retorciendo el   lenguaje hasta la incomprensión,   y modificando la realidad política y práctica,  se sigue llamando "socialista.

Pero nada de eso sucederá. Más bien todo lo contrario, tendrá apoyos de su partido.  El mismo que ni tan siquiera, tras casi 22 años de gobiernos, han promovido una lógica condena del golpe de Estado, la dictadura y todos los crímenes de esta, al tiempo que promover una  verdadera limpieza de todo lo que huela al régimen dictatorial, resultado de aquella traición. No se ha hecho lo debido, dilatando hasta la exasperación el hacer justicia a la víctimas hasta que prácticamente no quede apenas algunos vivo.  

Y sigue siendo una afrenta para todos los demócratas, que tras la ocurrencia de Bono de equiparar a las víctimas con sus verdugos, para contentar a aquellos con los que se siente más identificado, los herederos de la dictadura, siga presidiendo lo que debiera ser el indiscutible foro de libertad,  justicia y democracia.

Como  proclaman los Indignados, "no nos representan, que no";  y "le llaman democracia y no lo es". Y la postura incomprensiblemente torticerera de Bono, lo demuestra. 

U. Plaza

jueves, 21 de julio de 2011

LA ESTÉTICA DEL TERROR





Todo poder es una dictadura. Y es una dictadura de una oligarquía, de una minoría muy minoritaria. La dictadura puede estar revestida de formas aparentemente democráticas, con rituales electorales y otras parafernalias,  que en realidad  ayudan al poder a mostrar una cara amable, y hasta a presentarse como el paradigma de la democracia; eso si la situación la controlan y no están en peligro los intereses políticos, ideológicos, mediáticos y sobre todo económicos, fin único de toda la arquitectura de los anteriores anteriores. 

Es sabido que en las luchas sociales la violencia siempre parte desde el poder de esa oligarquía, que intentará, primero cortarla con argumentos de "preservar el orden público",  para poder mantener el desorden social de injusticia, que es la esencia de la existencia de ese poder oligárquico. Y lo hará con toda  mesura. Permitirá las protestar siempre que las controle, e incluso pondrá, en un alarde de aparente tolerancia democrática, a las fuerzas de orden publico a disposición del buen transcurrir de las manifestaciones, con policías perfectamente identificables, con sus uniformes reglamentarios "normales", por así decirlo, casi como ciudadanos, que parezcan estar formando parte del "servicio de orden" que toda concentración humana numerosa requiere.

Pero eso se acaba en cuanto el poder, la oligarquía, intuye por sus propias actuaciones expoliadoras, que las protestas irán a más cada día, que se multiplicarán por todas partes, y que pueden alcanzar tintes de peligrosidad para sostener sus especulaciones, manejos e intereses, que creen, o creían hasta entonces, sólidamente afianzados por todo el tejido legislativo, judicial y policial, elaborados para su defensa, y  que ellos llaman democracia, pero que todo aquel que se preocupe lo más mínimo de ver con atención, sabe que es falso: "lo llaman democracia y no lo es", gritan los ciudadanos.

Esa minoría oligárquica, que en Cataluña la representa CiU, pero también la cúpula del PSC, unidos por razón de clase en el saqueo de los bienes públicos proyectados por el primero, pero apoyado sin disimulo por el segundo, ya no se pueden permitir la tolerancia supuestamente democrática. Y prescinden de ella a pasos agigantados. Ya no les sirven la presencia policial como tal servicio de orden y tranquilidad durante el decurso de la protesta. 

Mas, tampoco, debido a que la misma transcurre de forma pacífica, puede la oligarquía justificar, sin tener unos costes imprevisibles, incontrolables, la represión dura y pura que es en realidad en la que piensa en todo momento; incluso mucho antes de que aflore la más mínima protesta, ya los oligarcas,  han colocado a sus servidores a preparar la represión, dotándose de todo tipo de pertrechos represivos, porque saben que llegará el momento en que el pueblo tendrá que salir a la calle para hacerle frente al saqueo y la ruina en que tratarán de sumirlo. Lo saben muy bien y se preparan para reprimirla, contando para ello con todos los resortes pagados por los que, cuando llegue el momento,  serán reprimidos.

En ese intervalo de creciente tensión, pero aún sin la explosión generalizada, mas in crescendo –y lo sabe muy bien porque es ella, la oligarquía, quien lo provoca por sus medidas saqueadoras de los publico–, cuando se empieza a despojar de la cara amable, artificialmente utilizada,  y  a mostrar todo el aparato represivo, a pesar de la inutilidad práctica de su intervención; porque todo sigue igual de pacífico, aunque desearían justificar "algo" la presencia con algún atisbo de desmán por parte de los ciudadanos que justificara todo el enorme gasto que supone movilizar lo más selecto del aparato represivo, que nos cuesta mantener un dineral para que sea utilizado contra nosotros mismos. Y lo necesitarían porque así su aparato de propaganda–la inmensa mayoría de los medios en el pesebre o directamente de su propiedad–podrían explayarse, criminalizando al ciudadano que protesta, y justificar la represión  como  necesaria, para defender al propio ciudadano. 

Entonces,  ¿qué sentido tiene todo el espectacular despliegue  que tuvo lugar ayer en Barcelona, de policías especializados en reprimir al ciudadano descontento, salvajemente exprimido por la oligarquía, repetimos –con un costo carísimo que debieran dedicar en buena lógica a otros menesteres sociales–,  sin identificación, y con unos pertrechos como si fueran a enfrentarse a una legión de terroristas? ¿Cómo es posible que esas fuerzas represivas estuvieran en lugares alejados, pero visibles, siendo  innecesarias–salvo en la puerta de la Bolsa de Barcelona, que aunque tampoco las necesitaran, no hay que olvidar que para el Poder oligárquico y sus lacayos de los gobiernos,  la Bolsa es el Templo totémico de sus plegarias especulativas a los dioses del dinero, únicos en los que creen–;  porque estaban en lugares simplemente para que se les viera y se intuyera de lo que serán capaces de hacer para defender los intereses de la oligarquía cuando llegue el momento.

Sencillamente, se trata de ir creando las condiciones de miedo, de temor, de terror al ciudadano. De advertencia. De que sepamos que todo nuestro dinero, será utilizado contra nosotros, los ciudadanos. Se trata de desplegar una especie de "estética del terror", sutil todavía, perfectamente visible, para atemorizar a la población; no para  el momentos de ayer,  que sabían  mejor que nadie que era inútil, porque  aún lo controlan, sino para el futuro cercano que saben llegará por los terribles azotes que provocará el saqueo por esta oligarquía delincuente, insaciable, contra la mayoría de la población, que provocará desesperación y necesidad de defenderse de las agresiones, si no quiere regresar al siglo XIX, en cuanto a derechos sociales, e incluso a diversas formas de esclavitud, ya existentes en esta Europa teoricamente democrática. Esa es la única función del despliegue represivo de ayer: en terror al ciudadano. La estética del terror, que es tan vieja como el propio capitalismo.

U. Plaza

miércoles, 20 de julio de 2011

LA ARTILLERÍA DE "EXPERTOS", LA SOCIALDEMOCRACIA Y EL FIN DE UNA ERA



Cada vez que los poderosos, a través de sus empleados los políticos gobernantes, urden algunas maldades contra los ciudadanos, tienen necesidad de enmascararlas,  contratando supuestos expertos, con la intención de que cuelen sus recetas, como medidas "absolutamente necesarias", y, de esa manera nos prometerán el paraíso futuro, si aceptamos jorobarnos  en el presente, para que ellos sigan engordando sus cuenta de resultados. Más o menos igual que la Iglesia lleva siglos haciendo.

Dichos mercenarios expertos, qué duda cabe, serán los más cualificados en la materia, según declararán los amos que los eligen, que curiosamente gozarán de toda su confianza y  solvencia, que validarán sus deseos de aplicar políticas salvajes, inmorales hasta para sus propios parámetros ya en sí muy elevados, y rayando la criminalidad,  insolidarias que sólo favorecerán a los  urdidores de las maldades que los han elegido para semejantes tareas, para que maquillen la trastada  en ciernes. 

Ahora, de nuevo han vuelto a poner en marcha la artillería con una nueva hornada de nuevos lacayos de la reserva pesebrista de expertos, para asegurar, que de no haberse tomado las medidas de saneo de la banca, y del saqueo  de lo público–naturalmente ellos dices "ajustes" que es un eufemismo más engañoso–,  era imposible salir de la crisis; por lo que las reivindicaciones del movimiento democrático de Indignados del 15-M, de Democracia Real Ya, en este terreno, que piden que la crisis la paguen los culpables de la misma, no es factible. Es evidente que con tanto experto económico al servicio de la gran delincuencia financiera, que siempre adivinan las catástrofes cuando ya han pasado, carecen de credibilidad, por ser parte de la artillería del régimen, para su vergüenza, la de ellos, claro, que se prestan a semejante bajeza.


Pero estos mismos expertos son incapaces de explicarnos las razones por la cuáles, a pesar del saqueo criminal ejercido contra el pueblo griego, irlandés y portugués, siguen estado cada vez en peor situación, y no se atisba en el horizonte ninguna mejora, sino todo lo contrario: los buitres financieros apuran hasta la última posibilidad de tragarse la carroña por ellos provocada, para hundir más y más a los pueblos, cuyos gobiernos obedecen todas la señales y órdenes que les dan, aun a costa de los mayores costes sociales.


Pero es que esos "expertos" son incapaces de dar soluciones sencillamente porque no las hay.  Y no las hay porque el sistema ya está agotado y lo que hace falta es un cambio del mismo. El capitalismo sólo tiene posibilidad de subsistir mientras tiene un horizonte de permanente crecimiento económico. Su propia dinámica productiva, acelerada y sin otro horizonte la mayor ganancia posible, la  le lleva a su tumba. Es una ley social. Todo en el sistema es contradictorio, pero hasta ahora se lograba tapar con el colonialismo o el neocolonialismo, haciendo que los países ricos pudieran tener unos niveles de vida aceptables gracias al expolio de los pueblos del llamado Tercer  Mundo. Y eso se ha acabado. Su propia dinámica expansiva e insolidaria ha globalizado todo el planeta, toda la economía, destruyendo grandes recursos naturales, que cualquier cambio en positivo del sistema no hace más que ahondar la propia crisis. 


El problema está en que, como bien decía Gramsci hace casi un siglo, cuando el sistema capitalista estaba en su máxima expansión, a pesar de las crisis cíclicas que siempre ha sufrido, crisis de crecimiento: "Crisis es cuando el poder  ya está obsoleto, y el que lo ha de sustituir no está en condiciones de hacerlo". De no ser así, no lo llamaríamos crisis. 


Y ese es el momento actual. Y esto es así porque durante muchos años los que debieron trabajar para cambiarlo, la izquierda, no lo logró por muchos factores, no siempre atribuibles al enemigo de clase. Pero sobre todo, porque la socialdemocracia casi desde su nacimiento, se pasó con armas y bagaje al capitalismo, y en los últimos treinta años al liberalismo salvaje, desmantelando las organizaciones populares para que semejantes traiciones tuvieran limitadas contestaciones. Y si las había fueran controladas por ellos, ya fuera desde los partidos o de los grandes sindicatos burocratizados, como correas de transmisión de los primeros.


El momento actual es la culminación de la traición de muchos años. Los partidos socialdemócratas, gobernantes en muchos países durante décadas, fueron convirtiéndose en "los otros partidos de la derecha", con mayor garantías para ésta, ya que  lograba la cuadratura del círculo: que la masa popular de izquierdas avalara las políticas reaccionarias, por ser dirigidas por partidos con orígenes, aunque fuera sólo de nombre, socialistas o socialdemócratas. Los que hoy podían haber dado el salto hacía un cambio controlado–según la propaganda de estos partidos–en realidad son parte del sistema, que cualquier modificación progresista los aterra en la misma medida que aterra a la derecha de siempre. En realidad, han venido disfrutando de las ventajas del corrupto sistema a la par.


Por eso vemos que, cuando sin freno de ninguna clase, los delincuentes financieros provocan lo que tenemos encima, en lugar de llevarlos a la cárcel, pedirle responsabilidades con sus patrimonios, se ponen a su servicio para resucitar un sistema finiquitado por el desarrollo y por la Historia. Y lo hacen con la inmoralidad de la única manera que saben, que es saqueando los recursos públicos y asestando golpes a sus ciudadanos, diciéndoles que han de apretarse el cinturón, robándoles  logros de luchas de siglos, mientras que los culpables siguen amasando fortunas. 


Por eso, aunque el camino sea largo, que lo será, nadie duda que estamos al principio de una nueva era de cambios sociales. Porque no hay otra salida; no es posible regenerar un cuerpo que ya es un cadáver, que ya ha cumplido su ciclo vital. Y lo que hacen  las fuerzas que otrora fueron  socialdemócratas, de consuno con el resto de las conservadores, es retrasar el devenir de lo nuevo, haciendo más doloroso el sufrimiento de los pueblos. Nunca, y eso lo hemos vistos en todos los procesos históricos, los poseedores del Poder, de las riquezas, han cedido nada por las buenas, sin resistirse; y han provocando desgracias a los pueblos, tratando de retrasar en lo posible su debacle. Va en los genes del que lo ostenta. Pero tampoco nunca el cambio ha sido de tal envergadura. Todos los cambios anteriores fueron pasando de una clase social explotadora a otra más explotadora, aunque más dinámica y productiva. Pero tampoco nunca los notables de la clase llamada a tomar el testigo, habían sido el principal obstáculo al cambio, por haberse convertido a la causa de lo social e históricamente liquidado.


U. Plaza

martes, 19 de julio de 2011

"EXCÉS DE MALA LLET (EXCESO DE MALA LECHE)

Los militantes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ese partido que lleva el nombre de esquerra, pero que en realidad es un representante de  una pequeña burguesía indefinida, desnortada  y sin peso, por su devaneos extemporáneos hacia no se sabe dónde,  lleva bastante tiempo que están a la greña, más porque todos quieren ser cabeza de ratón, todos quieren  mandar, para lo cual les importa muy poco descalificar a sus conmilitones, si eso les permite sacar la cabeza, hacerse notar y tener sus minutos de efímera gloria en la prensa afin. 

Desde que Carod-Rovira empezó a ir por su cuenta,  interesándole más por su muy bien remunerado cargo como vicepresidente del Govern de la taifa, que del asambleario partido del talibainismo  catalán, en lucha abierta con su contrincante de partido, el que tiene pinta de bronquista de verbena, Puigcercós, no hay sosiego.  Todo en esa formación es una jaula de grillos y son maestros en fagocitar  dirigentes y dirigentillos de toda pelaje: en cuanto uno alcanza cierta relevancia, de inmediato aparece otro para discutirle su liderazgo, haciendo propuestas distintas, apareciendo en su seno todo tipo de "independentistas más independentistas que los anteriores independentista", con acusaciones mutuas, fraccionándose constantemente y apareciendo grupos que van sangrando al original, sin que los demás contrincantes se vean beneficiados, todo lo contrario. 

Ahora ha tomado el relevo  un oscuro desconocido –o conocido entre sus familiares y amigos–,  Oriol Junqueras, al que han elevado al cargo por impulsión de los anteriores jefes, como único candidato, ante la imposibilidad de la presencia de otros, a los que se les exigía el seis por ciento de apoyo de los militantes para poder ser candidatos. 


Sería comprensible, que ante la debacle centrifugadora   sufrida por el grupo independentista a la deriva, de esta  derecha vergonzante, no se hubieran puesto trabas a los aspirantes, abriendo la mano y que fueran los militantes mismos los que seleccionaran con su voto a los más idóneos. Pero lo que se ha visto es que, pese a todo, las estructuras de los partidos, aun en caída libre,  son férreas y de cualquier manera los jefes tratan de evitar perder el control a la espera de tiempos más favorables para ellos. 


¿Y cuál creen ustedes que ha sido  la primera decisión de nuevo "líder", el iluminado Junqueras?  ¿Hacer un frente común con las personas víctimas de saqueo sanitario y de la Enseñanza por parte de CiU, al que ahora se ha unido  el otro partido de la derecha, el llamado "socialista", para consumar el saqueo apoyando la Ley Omnibus?  ¿Oponerse frontalmente contra la aberrante situación de privilegio de los bancos, y evitar a que el intento de esclavizar a los ciudadanos hipotecados se consume, con propuestas a favor de las decenas de miles de desahuciados? ¿Poner freno a los escándalos de sueldos de los políticos, dando ejemplo, al tiempo que se los limitan a los que los pagan, a los ciudadanos? ¿Exigir responsabilidades al Govern por la actuación violenta del irascible Felip Puig, ultra derechista, y peligro público?  


Pues no. Nada de eso parece estar en el centro de las preocupaciones del partido y de su nuevo jefe. Lo que realmente preocupa a lo que queda de la parte contratante de la última parte del sainete de este grupo, es que se haga una ley que permita tapar la E en las matrículas de los coches con el CAT.  Eso es lo verdaderamente  importante, con lo que está cayendo, para estos dirigentes de Esquerra. Lo raro es que todavía nadie se haya percatado, en este grupo a la deriva, por extemporáneo, si es necesaria su existencia, más allá de la satisfacción onírica de unos cuantos, más pensando en su propio futuro que en otra cosas, por más que todo el armazón  ideológico esté cimentado en la patria catalana.

Seguramente el que mejor ha dibujado la actual situación caótica del ERC, ha sido el candidato rechazado por no alcanzar el número suficiente de avales, Carles Bonet, dicendo que ERC és un partit amb excés de mala llet (ERC es un partido con exceso de mala leche); naturalmente lo ha dicho, para afirmar su pronóstico, también, según el tono empleado, amb molta mala llet (con mucha mala leche).

U. Plaza

lunes, 18 de julio de 2011

18 DE JULIO, RECUPERAR LA HISTORIA, FALSEADA, EN LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA



Hoy se cumplen 75 años de la culminación del golpe de Estado fraguado desde el mismo 14 de abril de 1931, día de la proclamación de la IIª República, el primer intento serio de modernizar España,  a destiempo, un siglo después de que las burguesías europeas hicieran su revolución,  de que liquidara las viejas estructuras medievales, que se resistían a dejar paso a la modernidad.  

La derecha española–toda  la derecha española, incluida la catalana y vasca, que en eso son todo una–siempre ha sido cavernícola y resistente a la modernidad; prefirió sus alianzas con la aristocracia caduca y con la Iglesia reaccionaria, que jugar su papel histórico y romper las ataduras  con los que sumían a España en el negro túnel de la ignorancia, papel tan efectivamente  jugado por la Iglesia católica, siempre al servicio de los intereses de las castas que sesteaban a las sombras del hambre y la ignorancia del pueblo español. En lugar de ver en la llegada de la República una oportunidad para modernizar al país, situándose a la par de los otros países de Europa, los dueños desde siempre de todas las riquezas de España viraron la vista hacia los que en buena lógica histórica, eran sus enemigos: la aristocracia, y se aliaron con ellos. 

Y, ni una República burguesa, mandada y gestionada por su clase, por una parte de la burguesía más avanzada, que miraba hacia adelante, las viejas castas podían tolerar. Y prefirieron recurrir a unos generales  parásitos, mediocres y traidores, incapaces de ganar ninguna guerra que no fuera contra su propio pueblo, ahogar en sangre a España, antes que recurrir aceptar el curso de los tiempos.  El golpe de Estado de un grupo de felones, en los que el pueblo había depositado las armas en sus manos, fue la salida, su proyecto criminal. 

Hoy, tras 75 años de aquella traición, a la que se prestaron aquellos   bandidos con uniforme militar, sin honor y sin principios, para derribar  un Estado que, a pesar de todo, en el poco tiempo que tuvo, alcanzó las mayores cotas de modernidad en la cultura y el arte, y la ciencia se situó a la par de otros países modernos, y en algunos casos los superó; la juventud de España sigue desconociendo en toda su profundidad y dimensión aquella barbarie de las clases dominantes y su Iglesia, principal activo de los golpistas, en un pueblo dominado por su fanatismo, que comenzaba a desprenderse de ella. 

La Transición que nos llevó del fascismo franquista al posfranquismo actual, que no a la democracia, como está quedando claro estos últimos tiempos, por mucho ritual electoral con que la adornen, no sólo no ha abierto las páginas de la Historia a sus jóvenes generaciones, sino que incluso la siguen falseando. Los causantes o beneficiarios de la dictadura, que nos hizo retroceder a épocas  negras, siguen ocupando grandes espacios institucionales, que están recuperando el discurso de la dictadura, como vemos en ese hagiografía del dictador por los manipuladores de la historia. Y se persigue a los jueces que quieren ayudar a los familiares de miles de asesinados, cuando debiera ser delito, como lo es en otros países con regímenes similares, la apología del fascismo franquista.

Durante estos últimos 36 años de posfranquismo, y 33  de supuesta democracia, los que se arrogaron el nombre de "socialistas", como quien se hace con una marca de un periódico, recuperando la cabecera, el antiguo PSOE, ausente en la lucha contra la dictadura, 22 de estos años ha estado gobernando la marca PSOE. Este simple dato es suficiente para saber la génesis del actual PSOE. En todo este tiempo no han estado interesados–y se comprende sólo con averiguar los orígenes de muchos de sus dirigentes– en avanzar hacia una verdadera democracia. Entre otras muchas, no han hecho una ley de separación de la Iglesia y el Estado, sino que seguimos pagándole a  aquella ingentes cantidades de dinero, a pesar de lo cual, siguen desafiando a Estado, amenazando no cumplir las leyes del parlamento. No se ha hecho una verdadera Ley de la Memoria Histórica, con el compromiso de darle dignidad a los decenas de miles de asesinados que siguen bajo tierra en las cunetas o en las fosas comunes de los cementerios. Ni tampoco se ha hecho lo propio para avanzar hacia una  explicación en las escuelas a las nuevas generaciones, de los orígenes del golpe de Estado y sus razones de clase y consecuencias; y lo que ha significó la dictadura para España, no sólo en cuanto a las masacres y asesinatos, bendecidos por una prepotente Iglesia católica, sino en cuando a la orfandad de la inmensa mayoría de nuestros intelectuales, artistas y científicos que tuvieron que exilarse. Y muchos de los que no lo hicieron, se acogieron al silencio del exilio interior. Nada se ha hecho para el conocimiento por parte de la juventud, sin chalaneos, para no enfadar a los que de verdad ganaron la guerra y también la transición, los fascistas que se tornaron de la noche a la mañana en "demócratas de toda la vida", por profundizar en el conocimiento de nuestra historia reciente.

Así que no es extraño que hoy, tras los salvajes ataques que la derecha financiera, con los supuestos "socialistas" como sus servidores,  tras la aparición del movimiento  de los indignados del 15-M, que piden Democracia Real Ya, se hagan muchas preguntas y culpen a esta casta de políticos que los han mantenido en una  interesada ignorancia. Y que no se consideren representados por ellos, ni por una Constitución bordada para defender los intereses de los de siempre;  tutelada por los sables de unos militares defensores de la dictadura;  a pesar de lo cual, ni siquiera esta Constitución se cumplen, como todos sabemos. Basta echarle una simple ojeada al texto y ver en qué situación están los ciudadanos ante los poderes: desamparados. De nada sirve que en la Carta Magna se hable de derechos.

Es normal que los millones de jóvenes que no participaron en aquel cambalache constitucional no se sientan representados en ella. Y que no comprendan la razón de la existencia de una monarquía, decidida por el golpista sanguinario dictador, cuando lo más lógico hubiera sido–se dicen muchos de estos jóvenes– el restablecimiento de la República traicionada, si en realidad se trataba de recuperar la democracia. Para que, una vez existentes los controles democráticos, pedirle al pueblo su opinión sobre el tipo de Estado que éste deseaba, en un referéndum, tras cerca de cuarenta años, con varias generaciones, sin participación política.

Los jóvenes de hoy están armados de razón cuando se sienten al margen del sistema que les niega su futuro y se plantean cambiarlo. Y se niegan a reconocer como sus representantes a una casta que más se ha dedicado a sus asuntos, prebendas, sueldos y chalaneos de políticos incluidos en la escena, que a resolver los problemas. 

Hoy, tras 75 años de aquel golpe de Estado fascista de las clases que lo poseían todo y lo siguen poseyendo, conviene recordarlo, estudiarlo y mirar hacia adelante con la sana intención de conquistar de nuevo, y esta vez sin mentiras, la democracia, donde el ciudadano sea el centro de todas las preocupaciones y no los negocios de los políticos corruptos y sus amos.  Y hoy, en cualquier mente democrática que quiera proyectarse hacia el futuro, ha de tener en su proyecto democrático, la República como forma de Estado, que acabe con el trágico y largo paréntesis de barbarie y falsedad de 75 años desde aquella felonía del 18 de julio de 1936.

U. Plaza

sábado, 16 de julio de 2011

VIOLENCIA LA DEL PODER

El jueves, 14, en Gerona, el responsable del saqueo sanitario catalán, Baudilio Ruiz (Boi como converso), fue increpado  por los  ciudadanos víctimas de sus decisiones políticas, al servicio de la sanidad privada y avanzadilla para la privatización definitiva de la misma, para convertirla en negocio de unos pocos. Vaya por delante que es rechazable todo tipo de violencia, y ni tan siquiera a un personaje tan odiado por la ciudadanía, como el saqueador de la sanidad, ni nadie, merece ningún tipo de agresión física, aunque sólo fuera por el hecho de que de esa manera se colocan a su altura, violenta.  

Pero hay que comprender que ante la soberbia que exhiben los miembros de la banda de CiU, de saqueadores de lo público, la gente se indigne, y haya comportamientos  a veces nada deseables, y por supuesto que no están en el ánimo de los indignados ciudadanos mayoritariamente. Pero una vez más se magnifican unos actos mientras se ocultan o minimizan otros, como ha hecho el alcalde de Gerona, de la misma banda que el saqueador, que  ha dicho que ha habido violencia contra el tío Baudilio. Y uno se pregunta: ¿Qué entiende este hombre por violencia? Porque violencia es que nos despojen de  la sanidad y lo hagan con criterios mercantiles para hacer  negocios privados con la salud ciudadana. 

Violencia es que se apalee a ciudadanos pacíficos,  como  hizo en  la Plaza de Cataluña, el ultraderechista Felip Puig,  otro compinche del sorprendido alcalde de Gerona, y que ha sido hasta denunciado por Amnistía Internacional, pero que en su violenta soberbia irascible de la derecha más extrema, el jefe de la porra se ha mantenido en sus trece, sin siquiera reconocer que se pasó en su celo represor, incluso dentro de los parámetros violentos utilizados por la derecha, dentro de una  democracia formal, con la que a veces, tratan de guardar las formas.

Y semejantes palabras del alcalde derechista  de Gerona han tenido un amplio eco en la prensa del pesebre, como ya ha sucedido tantas veces.  Pero, sin embargo, no resaltan que la verdadera violencia no parte de los ciudadanos, sino de los que tienen el poder y lo utilizan; y lo hacen no para defender al ciudadano, que para eso ha puesto en sus manos los instrumentos, sino para defender sus privilegios, a pesar de que sólo han sido votados por un 22% de del electorado, cosa que  ocultan todos los mercenarios pesebristas de su prensa. Y que con ese exiguo apoyo, están saqueando el patrimonio de todos, sea la Sanidad o la Enseñanza, así como  la venta de hospitales públicos, y todo cuanto  se les antoja si les sirve para el negocio. Eso sí es violencia. Eso es verdadera violencia, porque muchas personas morirán por falta de asistencia médica, por las decisiones mercantiles de este sujeto y sus recortes, al que el alcalde gerundense, dice que se le agredió. 

Una vez más asistiremos al ritual de todos los partidos, que en lugar de limitarse a un rechazo de la violencia, si la hubo, volverán a hacer piña con el responsable del saqueo sanitario, como antes lo hicieron con el agresor de Interior,  en lugar de pedir la dimisión de ambos y unirse con los que protestan, si es que de verdad están contra el expolio.


Una vez más aprovecharán un acto no deseado de una minoría, para solidarizarse con su casta, en lugar de hacerlo con los verdaderamente agredidos: los ciudadanos. Y una vez más quedará clara la postura de los privilegiados, que en realidad defiende sus intereses, sus posaderas, contra los que piden democracia y  pueden  poner en peligro sus prebendas, los ciudadanos indignados. Los mismos que están hartos de tanto ritual de guante blanco, teatral, viendo cómo se "oponen" al saqueo, cuando en realidad todos, mientras no den un paso efectivo en otra dirección, están en el mismo lado de la barrera: junto a los saqueadores. Ya vemos cómo el PSC se presta a apoyar las leyes expoliadoras, con la engañifa de "mejorarlas", en lugar de hacer un frente único para que se retiren. Y eso, también es a parte de engañar al ciudadano, violencia contra él.

U. Plaza

viernes, 15 de julio de 2011

LA VIRILIDAD DE LOS ESPAÑOLES

Conocido es que los españoles somos los más y mejores machos del mundo, desde le Cid, por lo menos. Y que de entre los españoles, los que más, la derecha, y si es extrema, está todo dicho. Esto es algo que ni nuestros mayores enemigos lo niegan, y si lo hacen, peor para ellos. Nuestra testosterona siempre la tenemos presente, nunca se sabe si es para afirmarla, o porque, a pesar de todo dudamos y tenemos que recordarlo constantemente para que no se nos olvide. 

Cuando Franco dio el golpe de Estado, lo hizo "por cojones"–y porque tenían las armas que el pueblo les puso en sus manos para todo lo contrario, y a la Iglesia, y a los grandes capitales, que todo hay que decirlo–; y muchos de sus compañeros, la mayor preparación que exhibían, como la acémila Millán Astray, eran sus inigualables testículos, según él, y claro, sus escasas luces. 


Y cuando los falangista, que se consideraban los más machos entre los machos, detenían, torturaban y fusilaban en las cunetas a los rojos,  como se sabe,  poco o nada machos, lo hacían en bien de una raza de machostes capaces de conquistar un imperio. Cuando se perseguía a homosexuales se hacía porque esos degenerados no podían tener espacio en un país con aspiraciones tan excelsas de llevar tal alto pabellón. Tanto era así que en todos los círculos del régimen corría el convencimiento de que los ingleses, a los que el régimen enviaba manifestantes falangistas a su embajada, para mantenerlos ocupados y distraídos, eran "poco viriles", según le lenguaje fascista.   

Tan apegados estamos a la alta calidad de nuestra virilidad, que ya hace años el ministro del PP, y miembro de la secta del OPUS-DEI, y del Yakovlev 42, para  más señas, Federico Trillo, soltó en el Congreso, como la cosa más natural del mundo, aquel "manda huevos", que nos devolvió a los españoles nuestro orgullo, algo decaído.  Y ahora, otro que, aunque hoce en distinta pileta, es de parecida cuerda, José Bono, ha soltado en el mismo escenario un, sin duda también viril: "estoy hasta los huevos". 


Quizá tanta exhibición de boquilla de nuestros atributos, por los que dicen representarnos, en realidad, lo que de verdad esconda,  sea  que lo tenemos siempre en los labios, por uebos. Porque en  nuestro subconsciente, lo hacemos "por necesidad". Que, aunque fonéticamente se parezca, son cosas muy diferentes, como sabemos.


U. Plaza