Desde la Antigua Atenas sabemos que el término democracia, es tan elástico como lo desee quien la pronuncia o la escribe o lo prostituya. Se llamó democracia en Atenas cuando la mayoría de los atenienses, metecos (extranjeros) y esclavos, carecían de ella.
Le llaman democracia a que cada equis años se llame a los ciudadanos a una suerte de puesta en escena de un mercado de chalaneo, a echar una papeleta dentro de una urna para elegir a unos supuestos representantes, cuya elección como candidatos la han hecho otros, sin la menor participación de la población; los mismos que después harán, durante el periodo que dure la legislatura, de su capa un sayo; e incluso todo lo contrario a lo que prometieron, obedeciendo a intereses de poderes que no se presentan a elección alguna, sin que sea posible removerlos de sus cargos por fraude. Incluso con evidencias delictivas, por toda una serie de mecanismos fabricados para evitar ser expulsados del cargo.
El térmimo democracia es un comodín para todo. Y hasta su régimen de terror del golpista Franco se hizo llamar “democracia orgánica”. Así que democracia puede significar mucho, o nada. Hoy llaman democracia al régimen que expolia a los más expoliados y ayuda a los poderosos.
En un periódico de tirada nacional hecho en España, pero de clara y lacayuna obediencia yanqui –como casi todos los grandes medios, por otra parte– escribe un denominado historiados de clara obediencia al imperio, haciendo referencia a la decisión de Obama, tras el fracaso del bloqueo de Cuba, de iniciar negociaciones con la Isla, que “el reto es la democratización de Cuba”, considerando este término, tal como lo entiende el imperio y sus servidores.
Sin ninguna duda Cuba necesita modernizar sus estructuras para avanzar y mejorar; aunque pensamos que para que haya más democracia, no gansterismo de mercado, como el que arruina las vidas de millones de personas en el mundo, con sus mercenarios de postín a la cabeza.
El periódico no dice gran cosa de los 50 años de bloqueo, con pérdidas millonarias para el pueblo cubano, ni de los ataques de todo tipo a la isla, por parte de la “democracia” de los Estados Unidos, con la intención de derribar al gobierno cubano, incluso organizando atentados contra sus dirigentes y contra la economía cubana, con actos terrorista, al tiempo que con todo cinismo colocaban a Cuba, que nunca organizó ningún atentado contra los Estados Unidos ni ningún otro país, en la lista de “Estados Terroristas”. El mundo al revés. O sea que son los amos del imperio los que deciden qué es o qué no democracia.
Pero si democracia es que un niño muera en la puerta de un hospital, desatendido porque carece de un seguro médico; si democracia es que a una persona se le saque de un quirófano a punto de ser intervenido, porque su póliza de seguros no cubre todo lo necesario que requiere su enfermedad para recuperarlo, según los criterios de la Compañía de seguros; o, si democracia es que un trabajador, en un accidente laboral se seccione dos o más dedos, y sea llevado al hospital y sus dedos seccionados, técnicamente sea posible volvérselos a colocar en su sitio, y que le digan que el seguro sólo le cubre la colocación de un dedo, y que por lo tanto elija cuál de ellos desea que le arreglen. Y todos estos ejemplos son hechos reales, que seguramente suceden todos los día. Como que la policía yanqui, en su ligereza de gatillo en combinación con sus dotes racistas, dispare contra personas que le parezcan sospechosas y sean asesinadas. O que se aplique la pena muerte, que en sí misma ya retrata la barbarie de los legisladores, y se le aplique tras décadas esperando en el llamado corredor de la muerte tras una tortura permanente.
Si todo eso es a lo que llaman democracia, sin ninguna duda, y de lejos, bajo el punto de vista humano, es más democrática Cuba que Estados Unidos. Porque en toda América hay cientos de miles, millones de niños en las calles sin escolaridad y sin atención médica. Ninguno de ellos es cubano. Pero claro, nuestros papanatas mercenarios de cámara y tertulia aseguran que democracia es lo que llaman liberalismo económico, que no es más que el gansterismo y el expolio “globalizado”.
Ubaldo Plaza
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