Los militantes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ese partido que lleva el nombre de esquerra, pero que en realidad es un representante de una pequeña burguesía indefinida, desnortada y sin peso, por su devaneos extemporáneos hacia no se sabe dónde, lleva bastante tiempo que están a la greña, más porque todos quieren ser cabeza de ratón, todos quieren mandar, para lo cual les importa muy poco descalificar a sus conmilitones, si eso les permite sacar la cabeza, hacerse notar y tener sus minutos de efímera gloria en la prensa afin.
Desde que Carod-Rovira empezó a ir por su cuenta, interesándole más por su muy bien remunerado cargo como vicepresidente del Govern de la taifa, que del asambleario partido del talibainismo catalán, en lucha abierta con su contrincante de partido, el que tiene pinta de bronquista de verbena, Puigcercós, no hay sosiego. Todo en esa formación es una jaula de grillos y son maestros en fagocitar dirigentes y dirigentillos de toda pelaje: en cuanto uno alcanza cierta relevancia, de inmediato aparece otro para discutirle su liderazgo, haciendo propuestas distintas, apareciendo en su seno todo tipo de "independentistas más independentistas que los anteriores independentista", con acusaciones mutuas, fraccionándose constantemente y apareciendo grupos que van sangrando al original, sin que los demás contrincantes se vean beneficiados, todo lo contrario.
Ahora ha tomado el relevo un oscuro desconocido –o conocido entre sus familiares y amigos–, Oriol Junqueras, al que han elevado al cargo por impulsión de los anteriores jefes, como único candidato, ante la imposibilidad de la presencia de otros, a los que se les exigía el seis por ciento de apoyo de los militantes para poder ser candidatos.
Sería comprensible, que ante la debacle centrifugadora sufrida por el grupo independentista a la deriva, de esta derecha vergonzante, no se hubieran puesto trabas a los aspirantes, abriendo la mano y que fueran los militantes mismos los que seleccionaran con su voto a los más idóneos. Pero lo que se ha visto es que, pese a todo, las estructuras de los partidos, aun en caída libre, son férreas y de cualquier manera los jefes tratan de evitar perder el control a la espera de tiempos más favorables para ellos.
¿Y cuál creen ustedes que ha sido la primera decisión de nuevo "líder", el iluminado Junqueras? ¿Hacer un frente común con las personas víctimas de saqueo sanitario y de la Enseñanza por parte de CiU, al que ahora se ha unido el otro partido de la derecha, el llamado "socialista", para consumar el saqueo apoyando la Ley Omnibus? ¿Oponerse frontalmente contra la aberrante situación de privilegio de los bancos, y evitar a que el intento de esclavizar a los ciudadanos hipotecados se consume, con propuestas a favor de las decenas de miles de desahuciados? ¿Poner freno a los escándalos de sueldos de los políticos, dando ejemplo, al tiempo que se los limitan a los que los pagan, a los ciudadanos? ¿Exigir responsabilidades al Govern por la actuación violenta del irascible Felip Puig, ultra derechista, y peligro público?
Pues no. Nada de eso parece estar en el centro de las preocupaciones del partido y de su nuevo jefe. Lo que realmente preocupa a lo que queda de la parte contratante de la última parte del sainete de este grupo, es que se haga una ley que permita tapar la E en las matrículas de los coches con el CAT. Eso es lo verdaderamente importante, con lo que está cayendo, para estos dirigentes de Esquerra. Lo raro es que todavía nadie se haya percatado, en este grupo a la deriva, por extemporáneo, si es necesaria su existencia, más allá de la satisfacción onírica de unos cuantos, más pensando en su propio futuro que en otra cosas, por más que todo el armazón ideológico esté cimentado en la patria catalana.
Sería comprensible, que ante la debacle centrifugadora sufrida por el grupo independentista a la deriva, de esta derecha vergonzante, no se hubieran puesto trabas a los aspirantes, abriendo la mano y que fueran los militantes mismos los que seleccionaran con su voto a los más idóneos. Pero lo que se ha visto es que, pese a todo, las estructuras de los partidos, aun en caída libre, son férreas y de cualquier manera los jefes tratan de evitar perder el control a la espera de tiempos más favorables para ellos.
¿Y cuál creen ustedes que ha sido la primera decisión de nuevo "líder", el iluminado Junqueras? ¿Hacer un frente común con las personas víctimas de saqueo sanitario y de la Enseñanza por parte de CiU, al que ahora se ha unido el otro partido de la derecha, el llamado "socialista", para consumar el saqueo apoyando la Ley Omnibus? ¿Oponerse frontalmente contra la aberrante situación de privilegio de los bancos, y evitar a que el intento de esclavizar a los ciudadanos hipotecados se consume, con propuestas a favor de las decenas de miles de desahuciados? ¿Poner freno a los escándalos de sueldos de los políticos, dando ejemplo, al tiempo que se los limitan a los que los pagan, a los ciudadanos? ¿Exigir responsabilidades al Govern por la actuación violenta del irascible Felip Puig, ultra derechista, y peligro público?
Pues no. Nada de eso parece estar en el centro de las preocupaciones del partido y de su nuevo jefe. Lo que realmente preocupa a lo que queda de la parte contratante de la última parte del sainete de este grupo, es que se haga una ley que permita tapar la E en las matrículas de los coches con el CAT. Eso es lo verdaderamente importante, con lo que está cayendo, para estos dirigentes de Esquerra. Lo raro es que todavía nadie se haya percatado, en este grupo a la deriva, por extemporáneo, si es necesaria su existencia, más allá de la satisfacción onírica de unos cuantos, más pensando en su propio futuro que en otra cosas, por más que todo el armazón ideológico esté cimentado en la patria catalana.
Seguramente el que mejor ha dibujado la actual situación caótica del ERC, ha sido el candidato rechazado por no alcanzar el número suficiente de avales, Carles Bonet, dicendo que ERC és un partit amb excés de mala llet (ERC es un partido con exceso de mala leche); naturalmente lo ha dicho, para afirmar su pronóstico, también, según el tono empleado, amb molta mala llet (con mucha mala leche).
U. Plaza
1 comentario:
Escribes muy bien, Ubaldo, y tus "chispazos" son la leche de buenos, de racionales y bien centrados.
Moltes felicitats
Angel
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